¿Qué tal? Se me ocurrió esta historia mientras veía videos de parkour. Espero que les guste :D

ALFA: son bastante fuertes, tienen habilidades sorprendentes y pueden realizar cualquier tarea con facilidad. Su agresividad y sentido de protección sale a flote cuando su omega se ve amenazado. Tienen un olor que los distingue como alfas, si se encuentran con su pareja destinada desprenden un olor que solo el omega puede percibir y logran formar un lazo que los conecta hasta que uno de ellos muera o el mismo alfa rompa ese lazo. No pueden procrear con los betas, tampoco pueden marcarlos.

BETA: Son humanos normales. No tienen características especiales.

OMEGA: algunas de sus habilidades están por debajo del promedio, tanto hombres como mujeres tienen la capacidad de dar a luz. Al igual que los alfas, tienen un olor que los distingue como omegas, si se encuentran con su pareja destinada desprenden un olor que solo el alfa puede percibir. Si se sienten amenazados, tienden a llamar involuntariamente a su alfa generando un sonido que solo su pareja puede reconocer.

Shingeki no Kyojin le pertenece a Hajime Isayama

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-Prólogo-

Ese día había mucho movimiento en Hölkeskampring, justamente se cumplían 15 años de la validación de la Carta Gleichheit donde se estipulaban los derechos igualitarios ente alfas, betas y omegas. La historia había cambiado, los omegas ya no eran vistos como simple mascota sexual, ahora eran tratados como los seres humanos que eran, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que aún existían alfas empeñados en tratarlos como basura.

Por otro lado los betas finalmente se hicieron de altos puestos, que anteriormente solo un alfa puro podía adquirir. La única ley que no pudo ser modificada, fue la de la marca, ley que establecía que una vez que el omega fuera marcado por su alfa, le debía fidelidad absoluta y su trabajo únicamente consistiría en cuidar de las crías cuando llegase el momento. Ciertamente era algo a lo que muchos omegas se habían opuesto, pero al menos ya no eran maltratados como antes.

-Bienvenidos damas y caballeros, esta es la segunda llamada para los corredores que darán inicio al décimo quinto aniversario de la Carta Gleichheit- una potente voz se escuchó a través de las bocinas estratégicamente colocadas alrededor del lugar. Un joven moreno, de cabello castaño y mirada heterocromática, realizaba algunos estiramientos. -Eren, puede ser peligroso- una muchacha de cabello azabache y ojos grises lo veía preocupada. El chico chasqueó la lengua y frunció el ceño mientras detenía sus movimientos. -¿A qué te refieres Mikasa?- la chica desvió levemente su mirada mordiendo su labio, aparentemente nerviosa. -Bueno, desde aquel día… -¡Basta!, claro que puedo, hemos practicado parkour desde hace ocho años- relajó su expresión y le dedicó una sonrisa a la chica- confía en mí por favor. Ambos jóvenes llevaban una cinta de color azul atada en sus cabezas, vestían el uniforme deportivo perteneciente a la Universidad de Shiganshina el cual consistía en una playera blanca sencilla y un short a la rodilla azul marino con una línea blanca en los costados y el logo de la institución en la parte posterior de la pierna izquierda.

Mikasa suspiró, presentía que algo malo pasaría y no quería que Eren resultara lastimado. Era como un hermano para ella y deseaba protegerlo de todo. Confiar. Claro que confiaba en él, pero no en los alfas que aún se sentían dueños del mundo.

-Vamos, debemos ir al pase de lista- el muchacho dio media vuelta y se encaminó hasta la mesa de inscripción para corroborar datos y asegurar su lugar. Al llegar se encontró con un par de muchachas revisando las formas de los participantes, una omega rubia de enormes ojos azules y a su lado una alfa mal encarada, morena con pecas en sus mejillas. El aroma que desprendían daba a entender que eran pareja.

-Buenos días, su nombre por favor- pidió amablemente la rubia a lo que la morena rodó los ojos celosa.

-Eren Jaeger- la muchacha asintió y lo buscó rápidamente, al leer la hoja del participante sus cejas se arquearon y su boca formó una "o".

-¿Qué pasa Historia?- la pareja de la rubia se le acercó y leyó los datos del joven. Solo atinó a mirarlo sin emitir sonido alguno. Historia recobró la compostura y con una sonrisa le entregó un papel con un número impreso al muchacho. Eren no dijo nada, tomó la hoja y se retiró del lugar.

-Tal vez se equivocaron con los papeles, no sería raro y más si Hannes estaba borracho cuando hizo los trámites.

-No lo creo, pude percatarme de que su ojo izquierdo presentaba cierta anomalía y además…

-Era escalofriante- la muchacha morena soltó una carcajada, su pareja la miró mal.

-¡Ymir!, no te rías- dejó de reírse y su rostro se tornó más serio.

-Esto se volverá interesante.

Media hora después todos los participantes se encontraban en posición para dar inicio a la carrera de parkour cuyo recorrido sería por las calles principales de Herne, empezando en el parque de Hölkeskampring. En la línea de partida se encontraban cinco jóvenes, tres hombres y dos mujeres.

-Aquí Armin, prueba final de sonido, ¿Me escuchan?- Mikasa se acomodó el pequeño aparato que residía en su oído, presionó un botón y contestó. Al obtener la respuesta de la chica, un muchacho rubio de ojos azules suspiró aliviado- ¿Eren?

-Fuerte y claro, en posición- Armin revisó una vez más el equipo de rastreo de sus amigos, no podía perderlos de vista ya que el los guiaría en parte de la competencia. A decir verdad, no estaba del todo convencido de participar en esto, no obstante, después de muchos ruegos por parte de su castaño amigo, accedió.

-Última llamada, daremos inicio a la décimo quinta competencia de parkour de la sección universitaria- nuevamente la voz se hizo presente en las bocinas de aquel sitio.

Un hombre calvo y barbón se situó frente a los muchachos que estaban en la línea de partida.

-Escuchen con atención, correrán mil metros antes de que su compañero los releve-hizo una pausa, evaluando a cada uno de los chicos frente a él.

Connie Springer, 21 años, beta- un jovencito rapado, brincaba ansioso de un lado a otro.

Bertold Hoover, 21 años, beta- un chico alto, miraba hacia todos lados.

Marco Bott, 19 años, omega- de apariencia carismática, siempre sonriendo.

Mina Carolina, 20 años, omega- una jovencita muy linda, escuchaba las indicaciones del hombre al frente.

Mikasa Ackerman, 21 años, alfa- una muchacha prodigio, se mostraba escéptica a lo que pasaba a su alrededor.

Carraspeó la garganta y prosiguió- el circuito está compuesto por una serie de obstáculos donde se evaluarán sus habilidades, si no los superan de manera satisfactoria perderán puntos, si se los saltan quedarán automáticamente descalificados. Están siendo monitoreados, así que si se les ocurre tomar un pequeño atajo, igual quedan fuera. ¿Queda claro?

Nadie respondió, únicamente asentían.

-He dicho, ¡¿Quedó claro?!

-Sí, señor- sonrió complacido y se hizo a un lado, sacó una pistola de bengalas y apuntó al cielo. Disparó.

Y la carrera dio inicio.

El primero en salir corriendo fue Connie, en cuanto escuchó el disparo emprendió camino, siendo seguido de cerca por Bertold y Mikasa. Unos metros más atrás venían Marco y Mina.

Pronto visualizaron el valle de obstáculos, había barras y paredes improvisadas a lo largo de la calle, además de diversos objetos que les obstruían el paso. Por otra lado pasarían a través otro gran parque donde había puentes y fuentes en la ruta que debían seguir. . Mikasa no tuvo problema alguno. Saltaba y giraba en el aire, parecía que estaba en una especie de baile, hipnótico e impresionante. Dando un cat leap seguido de un salto de precisión, se colocó a la cabeza en pocos minutos.

Bertold le pisaba los talones, a pesar de que en una de las barras casi pierde el equilibrio, su altura le dio una gran ventaja en el momento de escalar los muros. Connie también les pisaba los talones, la destreza que tenía el chico era increíble. A pesar de que había muchas personas vitoreándolos, no se detenían.

Atrás, Mina se había torcido el tobillo al aterrizar mal, por lo que quedó fuera de la competencia. Thomas Wagner, su compañero, también quedó fuera. Marco de a poco los iba alcanzando, sin embargo, aún le quedaba un buen tramo.

-Hey, bastardo suicida, no vayas a perder el ojo por ahí- un chico de cabello castaño con un corte peculiar, se reía del chico a su lado.

-Ja, eso quisieras garañón de mierda- respondió con burla- lo único que vas a ver será mi espalda.

-Chicos, no es momento de pelear- otro tipo alto, fornido y rubio se metió en la conversación. Eren se alejó del cara de caballo y se estiró una vez más.

-Tranquilo, Reiner, que es broma y Erencito lo sabe- Eren solo lo miró mal.

-Jean, compórtate…

-¿No tienen hambre?- una chica de ojos color ámbar y cabello castaño, se llevó a la boca un trozo de pan. Los demás chicos la observaron sorprendidos.

-¿De dónde carajos sacaste el pan?- Jean la escudriño con la mirada. La muchacha se encogió de hombros y siguió comiendo. Reiner también se acercó a Sasha estupefacto.

-En serio, ¿Dónde lo guardabas?- Eren arqueó una ceja, mentiría si dijese que no tenía esa duda también. La castaña terminó de comer y les hizo una seña con la mano para que se acercaran a ella. Los muchachos, intrigados, hicieron un semicírculo a su alrededor. Sasha miró hacia ambos lados, los observó seriamente. Los tres chicos creían que les revelaría algo importante.

-Es…el secreto de las chicas- guiñó el ojo y se alejó de los muchachos.

-"Esta loca"- pensaron al mismo tiempo y regresaron a sus posiciones iniciales. Eren tragó saliva y secó el sudor que comenzaba a hacer acto de presencia en su frente.

Cerró los ojos, concentrándose totalmente, abriendo sus sentidos. No porque fuera un omega era débil, para nada, en realidad destacaba casi tanto como sus otros compañeros alfas y betas. Claro había excepciones, como su amiga Mikasa. Jamás había visto a alguien tan hábil como ella. De pronto un sentimiento de desconcierto se instaló en su pecho, se sintió confundido y por un leve instante, su vista se nubló. Sintió una mano en su hombro y se topó con la mirada de Reiner.

-¿Estas bien? Te has puesto pálido- asintió siendo incapaz de emitir algún sonido. Definitivamente eso no era normal, no podía ser su celo, ya que aún faltaba un mes y tomaba los supresores al pie de la letra. Por otro lado, lo que sentía no tenía nada que ver con los síntomas del celo.

Después vino un ataque de ansiedad. Sintió unas enormes ganas de salir corriendo y buscar… ¿Buscar qué? Ni él mismo lo sabía. Estaba perdido en sus pensamientos cuando la voz de Armin lo devolvió a la realidad.

-Prepárate Eren, en aproximadamente veinte segundos, empiezas a correr, Mikasa debe aparecer por la derecha- el muchacho sonrió y por un momento se olvidó de todo. Ahora debía enfocarse en ganar y demostrar que los de su raza también eran fuertes. No por nada se había creado la carta de derechos igualitarios.

Uno, dos, tres latidos…su corazón parecía querer salir de su pecho. Emoción. Exhaló, tomó un pequeño impulso y salió corriendo. En efecto como dijo su rubio amigo, Mikasa había llegado por su flanco derecho, contempló como se dirigía hacia él a toda velocidad, unos saltos más y chocarían manos. La muchacha estiró sus brazos, llevando su cuerpo hacia delante, pasó el último obstáculo para ella cayendo primero con las manos para posteriormente rodar sobre su omóplato, levantarse y seguir corriendo.

Eren bajó la velocidad y en un parpadeo chocaron las manos. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Mikasa al ver a su preciado amigo alejarse. Negó con la cabeza y se encaminó hacia la meta, donde seguramente estaba Armin.

El chico castaño apresuró el paso al sentir la presencia de alguien tras él, por el sonido de sus pasos debía tratarse de Reiner. Pronto les dieron alcance Jean y Sasha.

Los cuatro jóvenes realizaban complicados saltos y volteretas, proporcionando un gran espectáculo a las personas que se encontraban pegadas a las barreras del circuito.

Reiner se hizo con la delantera en un descuido de Eren, quien frunció el ceño y trató de rebasarlo nuevamente. A sus espaldas escuchó un grito, estuvo tentado a voltear. Ese grito salió de la boca del caballón, no había duda. Pero girar en eso momento, significaba darle una gran ventaja a Reiner y eso no lo iba a permitir.

-Eren, más adelante está la entrada al subterráneo, una vez que saltes sobre las escaleras solo tendrás que llegar al segundo piso del Stohess, no puedes entrar al edifcio, tienes que escalar la pared, ahí te estaremos esperando- tomaba grandes bocanadas de aire, ya casi alcanzaba a Reiner.

-Entendido, los veo en un momento- nuevamente la ansiedad se hizo presente en él, una opresión se instaló en su pecho. Adrenalina, sufrió de una descarga de adrenalina. Su ojo izquierdo comenzó a arder, no le prestó atención y sintió como aumentaba la velocidad en sus piernas.

Dejó atrás a Reiner. Sonrió con sorna, iba a ganar.

Hizo un excelente grimpeo y luego un salto de precisión de 360°. La estación subterránea quedó atrás. Ya lograba ver el edificio Stohess. La ansiedad aumentó, el ardor en su ojo también. Negó con la cabeza, estaba a nada de llegar.

Distensión. Para llegar al punto de apoyo necesitaba de un gran impulso. Un gran árbol.

-Perfecto- ignorando el repentino malestar de su cuerpo se dirigió a ese gran árbol. Brincado se aferró a una de las ramas más bajas del árbol y se balanceo. Subió un poco más, si calculaba bien, de un salto llegaría al balcón. Inhaló una gran cantidad de aire.

Café.

Un fuerte aroma a café y naranja inundó sus fosas nasales. Era simplemente delicioso. Sus sentidos se vieron afectados y por poco resbaló de la rama en la que estaba parado.

A lo lejos escuchaba los gritos de sus compañeros que yacían en el balcón por el cual se suponía debía entrar Eren. Mikasa entrecerró los ojos, algo andaba mal, el castaño casi se resbalaba, Reiner estaba a nada de llegar a él y Eren parecía distraído.

El aroma se intensificó cuando los gritos de sus amigos se hicieron más fuertes. Dolor. Un dolor agudo en su vientre lo hizo perder el equilibrio. Pronto las voces se oían tan lejanas, se fue hacia atrás, todo se volvía oscuro. Cayó del árbol.

-¡EREN!

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-Lo lamento señor Ackerman, no puede hacerse nada.

Lo tomó de las solapas de la camisa y lo azotó contra la pared.

-Y una mierda, haz bien tu trabajo y sálvalos- estaba furioso y asustado, no podía estarle pasando esto. El doctor se removió inquieto y perturbado.

-No se puede hacer nada- emitió un quejido cuando Levi hizo presión comenzando a asfixiarlo- en-entienda…el feto y la chica no son compatibles. Se generó una sustancia en el cuerpo de la chica para "combatir" esa anomalía. Ipso facto el feto también segregó una sustancia para contrarrestar las toxinas. Ambos se hicieron daño inconscientemente.

Salió iracundo del hospital, necesitaba distraerse. Sacó un cigarro del bolsillo de su pantalón.

Se lo habían dicho antes, no quiso escuchar. Quiso creer que tendría esperanza, que era un error. Qué equivocado estaba, de no ser por su necedad, la muchacha estaría feliz, revoloteando a su lado llena de vida.

Chasqueó la lengua molesto, terminó de fumar e ingresó al edificio de nuevo. Caminó a través de los blancos pasillos, detestaba el olor a enfermedad y medicinas que bañaba al lugar. Entró en una de las habitaciones, ahí se encontraba una muchacha pelirroja, bastante delgada y con unas enormes ojeras adornando su rostro. Al verlo, le regaló una hermosa sonrisa, para luego ser reemplazada por una de burla.

-Todo esto es tu culpa

-Isabel-susurró al abrir los ojos. De nuevo esa pesadilla.

Se sentó en la cama, revolviéndose el cabello se puso de pie y se encaminó al baño. Pasó una mano por su frente, limpiándose el sudor, frunció el ceño y se metió a la ducha, al salir se observó en el espejo, se veía como la mierda.

-Tsk…- su celular comenzó a sonar, salió envuelto en una toalla y contestó.

-¿Te desperté?- soltó un ligero gruñido.

-No, ¿Qué sucede Erwin?- esperaba que no fuera importante, sinceramente ese día no tenía ganas de hacer nada.

-Verás, hoy es el décimo quinto aniversario de la Carta Gleichheit, sabes que soy uno de los que firmó para que se validara y...

-Al grano- detestaba que se fuera por las ramas, solo le hacía perder el tiempo.

-¿Quisieras acompañarme al evento de hoy?- el rubio al otro lado del teléfono de verdad esperaba que Levi aceptara. Sabía que hoy también era aniversario de la muerte de Isabel, lo más probable es que su amigo se encerrara en su casa para embriagarse hasta perder el conocimiento.

-No- rodó los ojos- hasta luego, Erwin- estaba por colgar.

Espera!, te invito a desayunar y te ayudaré con la limpieza de la oficina por una semana- tentador, muy tentador, ese desgraciado sabía cómo persuadirlo.

-Un mes o no salgo- escuchó un suspiro del otro lado de la línea.

-Hecho, ¿Paso por ti o te veo allá? – estaba por arrepentirse, de mandar al diablo a Erwin y colgarle, de verdad que no tenía humor para nada. Una extraña sensación se adueñó de su cuerpo, algo en su interior le decía que saliera, que lo encontrara...¿Encontrar? ¿A qué o quién? Debía estar volviéndose loco.

-Dame la dirección, te alcanzo allá- podría jurar que escuchó una risilla por parte de su amigo.

-Edificio Stohees, segundo piso, hay un restaurant muy bueno ahí, te veo a las 10:30 - el azabache cerró los ojos y pensó nuevamente en si era buena ideo o no. Hazlo. Abrió los ojos, esa voz...-nos vemos entonces.

-De acuerdo- colgó y se fue a cambiar, posteriormente ordenó un poco la casa y salió faltando cuarenta minutos antes de la hora acordada.

Lo que no esperaba era que varias de las calles estuviesen cerradas debido al dichoso evento de conmemoración.

Maldijo a Erwin y juró hacerlo pagar. Veinte minutos después, logró encontrar estacionamiento cerca del edificio, se tomó su tiempo para caminar atravesando el pequeño parque que lo separaba de su destino.

La opresión en su pecho hizo aparición nuevamente. Inquietud. Era eso lo que sentía, era extraño ya que ni siquiera tenía motivos para estar así.

Diez minutos más tarde, llegó a la segunda planta del edificio acordado encontrándose con la mirada azulada de Erwin, quien sonrió al verlo.

-Creí que no vendrías- le saludo con un gesto.

-También yo- Levi se percató de que más atrás se encontraban varios jóvenes, alfas, betas y uno que otro omega. Vestían distintos uniformes y había uno que otro chico con una computadora en mano hablando a través de un pequeño micrófono finamente colocado en el cuello de sus camisetas- ¿Y todo esto?

Erwin arqueó la cejas, no pensó que Levi se interesara por eso.

-Una carrera de obstáculos fue el evento de apertura de este año, los jóvenes le dicen parkour- es verdad, por eso había estado enfrascado en medio del tráfico hace un rato.

-Eso me recuerda, gracias por avisarme que las calles estarían cerradas- el tono de voz que utilizó logró que Erwin se pusiera ligeramente nervioso. Normalmente un beta como Erwin no se dejaba amedrentar por un alfa como él, pero a veces, su instinto de alfa lo orillaba a provocar esas sensaciones en los demás.

-Lo olvidé- trató de sonreír- te lo compensaré.

-Claro que me compensarás, pero aun no me dices por qué están todos estos mocosos aquí- se cruzó de brazos esperando una buena explicación.

-Aquí es el punto final de la carrera, se acordó que...

Dejó de escuchar el palabrerío del rubio cuando un olor a vainilla y un ligero toque de canela captó su atención por completo. Cerró los ojos disfrutando de aquel atrayente aroma.

-Levi, ¿Me escuchas?- no contestó, cuando abrió los ojos sus pupilas estaban levemente dilatadas. Un calor abrumador se hizo presente en su cuerpo y la sensación de inquietud se hizo presente una vez más.

Erwin estaba por abrir nuevamente la boca y preguntarle a su amigo si estaba todo bien, cuando los chicos tras ellos empezaron a armar un alboroto cerca de uno de los balcones.

-¡Se va a caer!- ese grito disparó todos los sentidos de Levi, con paso apresurado se dirigió a aquel balcón, abriéndose paso entre la bola de chiquillos que se amontonaban en ese sitio. Tenía que verlo, el aroma a vainilla se intensificó, la cabeza empezó a dolerle.

-¡EREN!- gritaron al unisono una muchacha de cabello negro y otro chico rubio. Enfocó su vista hacia donde los mocosos gritaban y lo vio.

Un joven moreno y castaño caía de un árbol. Algo se removió en su interior, repentinamente una gran angustia se presentó en su cuerpo.

Afortunadamente un chico fornido y alto que se encontraba cerca del castaño logró tomarlo del brazo. No obstante la rama donde se encontraban cedió ante el peso de ambos chicos arrojándolos al suelo.

Ambos cuerpos quedaron inmóviles en el pavimento. Nadie se atrevió a moverse. La primera en reaccionar fue la jovencita de cabello negro que se encontraba a su lado, seguida del chico rubio.

Soprendentemente, él los siguió de cerca. No sabía por qué lo hacía, simplemente seguía a su instinto.

Al llegar a donde se encontraban los muchachos, se encontró con una escena que inexplicablemente lo puso algo molesto. El castaño estaba inconsciente entre los brazos de otro alfa que no era él. ¿Qué? Ese pensamiento no tenía lugar, ni siquiera conocía al mocoso, aun así, continuó acercándose, percibiendo ese agradable olor a vainilla. Tan atrayente, pronto se percató de que el dueño de tan delicioso aroma era ese muchacho castaño.

-Eren- el simple nombre de ese muchacho entre sus labios logró estremecerlo. Dio un paso más y el olor se hizo tan fuerte que todos sus sentidos quedaron adormecidos. La vista se le nubló, el calor en su cuerpo le dificultó la capacidad de respirar.

Se desmayó.

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¿Qué opinan? Dudas, sugerencias, comentarios :D

Disculpen si el capítulo es muy corto D: y también si encontraron algún horror ortográfico.

Cat Leap: Se trata de un salto con el fin de agarrarse a una pared o valla, o cualquier sitio donde no se pueda llegar sin los brazos.

Salto de precisión 360º: Es lo mismo que un salto de precisión, pero al brincar el cuerpo hace un giro de 360º y después se cae en el punto deseado.

Distensión: Es un salto de precisión en el que el punto de recepción está a nivel distinto del punto de salida.

Grimpeo: Grimpear en parkour, es una escalada rápida, bien de un muro con una inclinación pronunciada, un árbol, etc.