huracan
Abecés se pregunta por qué demonios tenía que ser así. Odiaba su debilidad ante aquella piel blanca y cálida, odiaba sentirse atraído por los labios finos y bien delineados, por querer acariciar aquella melena oscura y perderse en el mar verde toxico de su mirada. Lo odiaba. O no?
_sabes que te conozco muy bien_ susurro con suavidad dejando que su aliento cálido erizara la piel del castaño.
_sabes que lo se_ dijo en un tono travieso mientras abrasaba su cuello.
Afuera el viento huracanado golpeaba con vehemencia los árboles y azotaba las casa y edificios, adentro de aquella aviación una tormenta más frenética estaba dando inicios.
Toothles removió sin pudor el ultimo botón de la camisa, dejando al descubierto la piel del castaño, beso con delicadeza asiendo pequeñas chupetones sobre la delicada piel, jugando con uno de sus pezones mientras el castaño se estremecía bajo su cuerpo.
Hipo dejo escapar un ligero quejido al sentir la lengua suave y húmeda del azabache sobre su piel, era tan delicioso que no podía pensar en nada, toothles se estremeció aun más al escuchar tan delicioso sonido, sus instintos enloquecieron, sin pudor arranco la última prenda del frágil cuerpo lanzando aquel molesto pantalón lejos de el, quería poseer ya aquel cuerpo, quería sentirlo suyo, quería amarlo.
Hipo sintió un escalofrió repentino al ser tomado con rudeza por el pelinegro pero eso no lo detuvo para continuar, contrario a eso lo excitaba mas, amaba ese lado salvaje y alocado de su pareja.
Toothles se quedó petrificado por un momento contemplando el cuerpo desnudo del pequeño, era tan frágil y delicado, sintió temor de dañarlo, de lastimarlo. Hipo abrió los ojos encontrándose con un pelinegro dudoso.
_no te detengas_ llamo el castaño_
_no quiero lastimarte_ replico tooth
_ no lo aras, ven_ llamo extendiendo su brazos invitándolo a continuar.
Toothles no se resistió al encanto del chico, atraído por los rojos labios comenzó a besarlos, primero suave, después de forma más frenética, hipo abrió la boca permitiendo que la lengua del azabache ingresara libremente, se deleitaban con cada rose entre sus lenguas, era delicioso.
Sus manos comenzaron a bajar de forma lenta y suave por la piel de hipo, descendiendo hasta su entrepierna, este se erguía al sentir los finos y suaves dedos del chico, toothles dio con aquella zona que tentativamente estaba buscando, deslizo sus dedos suavemente desde el la base hasta la punta sintiendo el efecto inmediato. Las piernas del castaño se levantaron permitiendo que el moreno se posicionara en medio.
Un gemido se escapó de los labios de hipo al sentir aquel bulto restregarse contra su piel sensible, el castaño sonrió sínicamente al escucharlo. Bajo por su cuello besando cada parte que sus labios tocaban, hasta llegar al erecto pene del castaño que exigía una atención mas especial.
_ooooooohhhhmmmm!_ murmuro el castaño presa de la excitación y sus uñas se encajaron en la espalda del azabache.
Si aquella noche se liberaría un huracán dentro de aquella aviación _ pensó toothles
