Este pequeño fic se me ocurrió porque cumplí años y debía publicar algo ¿no?, en fin espero les guste. También puede que me haya inspirado por el treinta aniversario de la saga Zelda, aunque ya pasaron meses. Por cierto, los personajes dlc no los incluí.
Smash bros no me pertenecen, esta historia fue creada sólo para entretener y no por otros motivos.
En una gran mansión vivían todos los smashers, quienes participan en torneos para mostrar sus habilidades en combate. Tres rubias, una joven castaña, Lucina y Daraen (versión femenina de Robin) se encontraban en la cocina de la mansión smash preparando los alimentos de ese gran día. Se habían levantado muy temprano, a las seis de la mañana los más madrugadores, para festejar el cumpleaños de dos personas queridas por niños, jóvenes y adultos; Link y Toon Link. A muchos les había causado mucha confusión descubrir que ambos cumplían años el mismo día, pues ambos nunca hablaban de su cumpleaños. Master Hand decía que se debía a la profunda conexión que existía entre los dos por ser la reencarnación del mismo héroe, pero no le tomaron importancia, más bien decidieron hacer de aquella fiesta la más grande en la mansión. La Princesa de Hyrule, una joven castaña y de lindos ojos azul cielo, estuvo todas las semanas anteriores insistiendo en guardar el secreto de la fiesta a ambos, quería que fuera una gran sorpresa, incluso suplicó a las demás de encargarse ella misma de hacer el pastel de cumpleaños, el cual estaba preparando esa misma mañana. La cazarrecompenzas Samus Aran, rubia, de buen cuerpo y con ojos azules, decidió encargarse de algunos postres, la verdad cocinar no era lo suyo. La princesa Peach, también rubia, no muy alta y de ojos azul, quería ayudar con el pastel, pero Zelda negó a su ayuda, por lo que decidió encargarse del "plato fuerte", como ella decía, que consistía en la comida en general. Rosalina, Lucina, y Daraen, le ayudaba a la princesa del reino champiñón con lo que podía, pero sobre todo se encargaban de las bebidas, mientras que la entrenadora de Wii Fit y Palutena, a quienes no se les daba nada bien la preparación de alimentos, organizaban las cosas que usarían para la fiesta sorpresa. Zelda era quien dio la idea a todos, había pedido ayuda a todos sus amigos y a los de los "Links", quienes sin duda aceptaron. Los chicos, Marth, Ike, Robin, Mario, Luigi, Shulk, Pit, Ness, los aldeanos, Sonic, Fox, Falco, Pikachu, Kirby, Gigglipuff y Yoshi decidieron ayudar con los adornos, mesas, sillas y comprar lo necesario, además de poner todo y hacer los preparativos.
Lo que a las chicas más extraño les resultó fue que el mismo Ganondorf se hubiera ofrecido, cosa que a la princesa Zelda no le pareció nada normal, hasta creyó que tenía fiebre o estaba enfermo, pero no.
-Sin ese duende jamás hubiera mostrado todo mi poder.
Dijo una vez, pero a Zelda le parecía que más bien planeaba su "venganza" o algo así, por lo que lo estuvo vigilando toda la semana.
Será la mejor de las fiestas, pensaba la castaña mientras preparaba el pastel alegremente. Lo que a la chica le causó realmente muchos problemas fueron los regalos de cumpleaños, sin embargo lo consiguió, los dos eran perfectos, al menos eso pensaba y los guardó en unos lindas cajas de regalo rojo y azul, el primero para Link y el segundo para el pequeño.
Samus también tuvo algunas dificultades a la hora de buscar que regalarles, de suerte los conocía a ambos como para saber qué les gusta y que no. Sus regalos no eran lo que se decía una maravilla, ni tampoco sus envoltorios, pero estaba segura que les gustaría. Ella decidió envolverlos con papel de regalos amarillo y verde.
Peach, quien era muy entusiasta a la hora de las fiestas, escogió lo que le para ella era lo mejor, siempre de calidad, guardado en dos cajas de regalo bicolores.
Lucina y las demás chicas no se tomaron problemas con eso, sólo escogieron lo que quedaba mejor con los dos Links, tampoco se tomaron muchas molestias con las cajas de regalo.
Y por último los chicos... Ellos sólo compraron lo primero que encontraron o les gustó, los únicos que se esforzaron más eran los amigos más cercanos de los dos rubios; Mario, Marth, Ike, Pit, Ness y los aldeanos.
Master Hand les había dado un permiso especial para no realizar ninguna pelea ese día, pero con la condición de limpiar y acomodar todo cuando terminaran. La princesa de Hyrule era quien estaba más emocionada con la fiesta, sentía que sería la perfecta ocasión para que Link, el mayor, se diera cuenta de sus sentimientos por él, a veces era tan despistado que no se había percatado de la razón de todos los regalos que le había dado e incluso de sus invitaciones para salir. Pero como toda princesa que era no iba a decirle directamente "me gustas" ni hacer nada indebido, por lo que esperaba pacientemente a que el chico por fin descubriera el motivo de tantos chocolates.
Por otro lado los chicos sólo querían divertirse ese día, sobre todo los niños que ya hasta querían romper la piñata, idea que se les ocurrió a los chiquillos pues querían muchos dulces.
-Necesitamos algo que golpear.
Ness dijo, y como nadie quería a un chico con poderes síquicos molesto y con ganas de pelear consiguieron una piñata de algo que sin duda todos querrían golpear; un monstruo. Sí, eso es a lo que más miedo le tenía.
Todos sabían que los Links no eran madrugadores, sobre todo Toon, él adoraba la hora de dormir, cosa rara en los niños.
-Me gusta.
Siempre decía cuando le preguntaban, no respondía como ellos querían igual no podían hacer hablar a alguien que no es muy hablador que digamos, ¿o sí?
Los chicos se encontraban a las afueras de la mansión, donde nadie solía ir, perfecto para la fiesta. Ya habían puesto las mesas y sillas, la mayoría de los adornos y faltaba sólo la comida, que se traería en la tarde. Mario, de bigote, algo gordito y que siempre usaba su gorro rojo con una "M",comprobaba que todo estuviera en orden, Marth, un joven príncipe peli azul, a veces confundido con una mujer por su personalidad, vigilaba a los pocos niños que se encontraban ahí, ya que no era muy temprano, un poco más de las siete, por lo que algunos chiquillos ya rondaban en la zona. Ike, peli azul y fuerte, fue quien se dio cuenta de que no todos estaban allí esa mañana, pues faltaban Sonic, Pikachu, Gigglipuff, Yoshi y Luigi, quienes sólo habían venido los días pasados, supuso que no querían levantarse de la cama.
-Vaya que cuando se trata de fiestas las chicas se vuelven locas- dijo Shulk, un joven rubio, a Robin, quie es albino, mientras ambos cargaban una caja enorme.
-Bueno, creo que sólo quieren divertirse.- contestó el albino. Luego dejaron la caja en una de las mesas –¿Crees que son muchos dulces?
-Son DEMASIADOS en mi opinión. Sólo no espero tener que lidiar con un montón de chiquillos corriendo y jugando por toda la mansión- respondió el rubio. Luego de ver durante un buen rato la caja se le ocurrió algo –No creo que haga daño a nadie que tomemos unos cuantos dulces...- se aproximó a la caja y la abrió.
-Cierto, son muchos.- y Robin también se acercó a la caja. Ambos sintieron un pequeño jalón de sus manos. Al voltear se encontraron con los pocos niños que habían ahí, Ness, uno de los aldeanos y Pit, quien ya no era tan niño, mirándolos con ternura.
-Qué quieren- dijo un poco molesto Shulk, quien trató de ocultar el contenido de la caja.
-¡DULCES!- gritaron todos juntos.
-Perdonen pero son para la piñata, así que tendrán que esperar- contestó Shulk.
-Pero...
-Sin peros, ahora vayan a ver si ya puso la marrana- Shulk empezaba a molestarse, no soportaba a los niños.
-¿Los cerdos ponen huevos?- preguntó Pit, un niño de unos aparentes trece años, castaño, de ojos azules y con lo más característico en él, una alas blancas.
-¡Claro que no tonto!, lo que quiere decir es que nos vayamos de aquí. Pero no no iremos hasta que nos den al menos un dulce.- le contestó Ness, un chico de unos doce años y con cachucha que cubría su cabello oscuro.
-Olvídenlo, no les daremos nada.- Shulk no quería darles
-No seas tan malo, dales unos pocos dulces, igual hay muchos- intervino Robin.
-Pero sabes lo que nos dijeron los chicos, "ningún dulce debe faltar o las chicas furiosas se pondrán"- contestó el chico con una pequeña mentira.
-No creo que noten la diferencia.- el albino le dijo a Shulk.
-No, reglas son reglas.- finalizó el rubio.
-Perdónenos, no queríamos llegar a esto- intervinieron los niños. Ness sacó su bate, el aldeano su hacha y Pit su arco. Sus rostros ya no eran amigables, ahora era la de un niño furioso, un niño furioso porque no le daban lo que quería, peor todavía, un niño furioso que quería un dulce y que participaba en los torneos Smash. Y todavía peor, 3 niños que querían dulces y harían cualquier cosa para conseguirlo. Hasta les podían ver fuego a su alrededor y los cuernos y colas de diablo en los chiquillos.
-Ok, sólo uno, ¿entendieron?- Shulk les dio unos caramelos con temor, no quería imaginarse de que serían capaces por un simple dulce.
-¡SÍ!- gritaron los niños con una enorme sonrisa. Les entregaron unos dulces y se fueron contentos.
-Uf, eso dio miedo...- dijo el albino. -Bueno creo que ya podemos tomar unos cuantos...- Robin agarró caramelos.
-Tienes razón.- Shulk dijo aliviado y también cogió unos cuantos caramelos. –Sabes, creo que estos dulces no están seguros aquí.
-Conociendo a esos niños creo que debemos guardarlos en un lugar muy difícil de encontrar.
-Eso es Robin, pero con su instinto para encontrar cualquier dulce creo que será imposible...- dijo Shulk. Luego de pensar durante varios minutos se le ocurrió algo –Creo saber el lugar perfecto. Las chicas siempre tienen dulces ¿verdad?
-Oh, es cierto.
-¡Que mejor opción que pedirles que nos ayuden!- el rubio dio la solución.
-Creo que funcionará, pero ¿y si no quieren ayudarnos?- preguntó Robin.
-De eso no te preocupes, tengo mis trucos.- le dijo frotándose las manos -Ayúdame a llevarme esta caja.- el albino tomó la caja de un lado y juntos entraron a la mansión con cuidado de no encontrarse con ningún niño.
Mientras tanto los demás empezaron a irse, pues ya sólo faltaba lo último; los regalos y la comida.
Los smashers estaban seguros de que ese día sería muy divertido, pero nadie sabía qué era lo que en realidad querían los cumpleañeros... Sin duda sería un problema.
Hasta aquí, espero le haya gustado, aunque creo que para ser el comienzo está un poco corto y tal vez les aburra. En fin de todos formas me gustaría que me dieran su opinión, acepto consejos y sugerencias.
