CAPÍTULO 1- CHANTAJE
-Quiero romper.
La sangre de Kagome se congeló, ninguno de sus músculos pudo moverse. La chica miró a su novio a través de la cortina húmeda que le dificultaba la vista, quien había comunicado su decisión sin mirarla. La chica balbuceó palabras sin sentido, intentando decir algo.
- Qué?- consiguió articular, apretando los puños en un intento de no llorar.
- Digo que quiero dejarlo.
Inuyasha se mordió el labio, cerrando los ojos con fuerza y siguió evitando el contacto visual. El radiador que tenía al lado parecía haberse vuelto muy interesante de repente.
- Por qué?- el dolor reflejado en el tono de voz de la joven tenía el poder de hacer sentir a Inuyasha como si su alma se partiera en dos.
Él no respondió. Sabía que tenía que decirle la razón, ella tenía derecho a saber por qué estaba poniendo fin a su relación pero…. Maldición, no podía!
- Te… te gusta otra?- el labio inferior de Kagome empezó a temblar, y sus ojos ya se hallaban humedecidos.
"No!", pensó el chico.
- Sí- pronunció, casi en un susurro. Sentía sus ojos arder, pero no podía echarse atrás ahora, el mal ya estaba hecho- Lo siento, Kagome. Hemos terminado.
Inuyasha bajó la cabeza y pasó por su lado. Kagome se giró soltando un jadeo. Sus ojos empezaron a descargar las lágrimas contenidas mientras contemplaba como el chico del que estaba locamente enamorada se alejaba de ella a paso rápido, con la cabeza gacha y giraba la esquina, perdiéndolo así de vista.
- Kagome!
Volvió a girarse. Era Sango, contenta al ser ése su segundo día de noviazgo con Miroku. Al ver la cara de su amiga, la castaña borró la sonrisa automáticamente para dar paso a la preocupación.
- Kagome… estás bien?- le preguntó, posando ambas manos sobre sus hombros.
Kagome no aguantó más. Se deshizo en llanto, abrazando a su amiga como si le fuera la vida en ello. Sorprendida, Sango la recibió en sus brazos, acariciándole el pelo y susurrándole palabras de apoyo.
- Maldita seas!!!
Inuyasha pegó una patada al armario de su habitación, sentándose después en la cama. Su amigo Miroku lo miró sorprendido y se sentó a su lado.
- Pensaba que me habías llamado para ver el partido de esta noche, tío- dijo, bastante confuso.
Al ver que su medio chiste no había animado al moreno, suspiró y le puso una mano en el hombro. Inuyasha tenía la cabeza gacha entre sus manos, con sus brazos apoyados en las rodillas.
- Qué ha pasado?- le preguntó Miroku, sin comprender el estado de ánimo del joven.
No pudo evitar abrir la boca de la impresión al ver como una lágrima se deslizaba por la mejilla de Inuyasha e iba a parar al suelo. Alarmado, se arrodilló delante de él y le puso las manos en las rodillas, para ver su expresión. Efectivamente, estaba llorando.
- Joder, Inu, qué diablos ha pasado? Tú nunca lloras, tiene que haber sido algo muy gordo!- exclamó, preocupado- Cuéntamelo, qué ocurre?
Inuyasha respiró hondo, luchando por tranquilizarse. Se sentía estúpido, cobarde y sobretodo vulnerable. Muy vulnerable. Aunque… cómo no llorar al haber perdido a quien más quería, a su más preciado tesoro?
- He roto… con Kagome…- consiguió decir, entre sollozos.
- Que qué?! Cómo ha pasado?- Miroku no cabía en la piel de desconcierto- Quién ha dejado a quién?
El chico cerró los puños de la rabia que sentía antes de contestar:
- Yo la he dejado a ella.
- Esto no tiene sentido… Inu, creía que la querías.
- Sigo enamorado hasta la médula, Mir- dijo, llorando cada vez menos.
- Entonces?
Inuyasha lo miró a través de la cortina de lágrimas que empañaba sus ojos. Miroku era su mejor amigo, a él podía contárselo.
- Kikyo- susurró.
- Qué tiene que ver la fulana del instituto con esto, Inu?- preguntó, haciendo una mueca.
El aludido se dispuso a contestar…
***FLASH-BACK***
Inuyasha miró esas fotos tan terriblemente comprometedoras que la chica le enseñaba y su expresión se desfiguró por el miedo.
- De dónde diantres has sacado esto?- preguntó bruscamente.
Kikyo sonrió maliciosamente y dio otra calada a su cigarrillo, arrojando el humo en el rostro de su ex novio al expirar. Inuyasha odiaba el tabaco, y con ello su olor, pero no hizo ni una mueca que pudiera mostrar debilidad a la joven, ni siquiera se apartó.
- No lo recuerdas, cariño?- preguntó, con un tono de voz terriblemente dulce.
Inuyasha frunció el ceño ante la mención del apodo, pero no se quejó: sabía perfectamente que no debía buscarle las cosquillas a Kikyo.
- Veo que se te da bien la manipulación de fotos, Kikyo. Al menos en informática no eres un caso perdido.
- Crees que me afecta que te metas con mis estudios? Cállate y escucha lo que voy a decirte- hizo una pausa porque un camión grande pasó por el lado del parque donde se encontraban, haciendo mucho ruido, luego siguió hablando- Esta foto es real.
- No me lo creo, lo recordaría- replicó seguro, sonriendo arrogantemente.
- Eso crees? Bueno, estoy segura de que sí recuerdas ese día en gimnasia… Tus amiguitos Sango y Miroku y la mocosa de tu novia…
- Llámala por su nombre- dijo, con tono de voz amenazante.
- Tus amiguitos Sango y Miroku y la mocosa de Kagome estaban de excursión, recuerdas?- Inuyasha gruñó, al haber sido ignorada su orden con tal burla- Eso es lo que tiene de malo no hacer el mismo bachillerato que tus amigos, no crees? Ellos estaban de excursión de Biología, y nosotros estábamos en gimnasia. No recuerdas haber acabado en la enfermería, cariño?
- Deja de llamarme cariño- no pudo contenerse, temblaba de rabia cada vez que ese apodo le recordaba su pasado noviazgo con Kikyo- Acabé en la enfermería porque el desgraciado de Bankotsu me golpeó en la cabeza con el bate de beisbol y me dejó incon…
Se interrumpió a sí mismo cuando se le encendió la bombilla. Miró a Kikyo con una mueca de asco.
- Esa rata traidora estaba compinchada contigo…
- Pues claro- dio otra calada a su cigarrillo- Mi querido novio…
- …querrás decir sirviente- interrumpió Inuyasha, burlonamente.
-… te dejó inconsciente.- continuó, sin inmutarse- Me ofrecí voluntaria para ayudar al profesor a llevarte a la enfermería. Mientras él hablaba con la encargada sobre tu estado, ella me dio un sobre con aspirina y un vaso de agua, y me dijo que te la preparara. No fue nada difícil meterlo en el vaso. Fue muy fácil… simulé que abría la aspirina pero en realidad tiré lo otro- soltó una carcajada divertida.
Inuyasha abrió mucho los ojos, sin demostrar aún que estaba asustado.
- Qué metiste en el agua?- preguntó, casi susurrando.
Kikyo dio la última calada y tiró el cigarrillo al suelo, aplastándolo con el tacón de su zapato. Miró a su ex novio de forma maliciosa.
- Vamos a jugar, amor… empieza por E y acaba por S.
Inuyasha se puso en pie en un nanosegundo, como si la chica le diera alergia.
- Pusiste éxtasis en mi vaso?!- gritó, alarmado. Si Kikyo lo había drogado, entonces esa foto….
- Ajá. Al despertar, supongo que la encargada te dijo que aquello era aspirina y te la bebiste.
- Y?- preguntó, temeroso de la respuesta.
- Pues que a la hora de comer, apenas media hora después… ya estabas dispuesto a todo, cariño.
El chico empalideció y volvió a mirar las fotos. Entonces lo comprendió. Maldita fulana…
- Qué quieres de mí?- le preguntó, cruzándose de brazos y alzando la barbilla.
Ella lo miró fijamente, el deseo ardiente de venganza se veía reflejado en sus ojos castaños oscuros.
- Quiero que rompas con Kagome. Si no lo haces tú…- jugó con las fotos que tenía entre sus manos- lo provocaré yo. No crees que sería muy doloroso para ella enterarse de que ese hombre al que tanto quiere, en su ausencia se dedicó a…?
- Fuera de aquí- ordenó, temblando de rabia. Sus ojos de color ámbar brillaban por la furia- Largo!
Kikyo no pareció asustarse por su tono de voz amenazante. Se levantó con una encantadora sonrisa en la cara y, mientras encendía otro cigarrillo, dijo:
- Tienes de plazo hasta pasado mañana. Si antes de que se acaben las clases del lunes aún estáis juntos, romperéis igualmente pero…- le enseñó las fotos de nuevo- … de muy mal rollo, no crees?
Le envió un beso coquetamente y se fue, meneando el trasero descaradamente.
- Esa desgraciada te hizo chantaje?!- exclamó Miroku, poniéndose en pie de golpe.
Inuyasha sólo asintió, abatido. Ya había dejado de llorar, pero se le veía extremadamente dolido y triste.
- Tienes que contárselo a Kagome, Inu! Ella lo entenderá!
- Qué entenderá? Que aproveché cuando ella no estaba para…?
- Inuyasha, estabas drogado!
- Sí, claro. Esa es la excusa perfecta que ponemos todos cuando nos pillan in fraganti. No me creerá, Kagome no es de las que perdonan ese tipo de errores.
- Qué le has dicho? Qué motivo le has dado?
- He dicho que sí a lo primero que me ha preguntado. Le he dicho que me gustaba otra.
-Pero no tendrías que haber dicho eso, tío! Habéis cortado de mal rollo, entonces. Si le hubieras dicho que necesitabas tiempo para pensar…
- No podía! Es que no te das cuenta? Muchos chicos ponen esta excusa cuando quieren darle el bote a una chica después de haberse acostado con ella!
Miroku se mordió el labio. Su amigo tenía razón. Hacía apenas una semana que Inuyasha y Kagome habían perdido la virginidad juntos. Si Inuyasha le ponía esa excusa tan típica… ella pensaría que sólo había querido aprovecharse por sexo.
- Prefiero tenerla como amiga a que me odie.
Inuyasha dio por zanjada la conversación. Se levantó de la cama y apoyó la espalda en el armario, cerrando los ojos y aspirando fuertemente. Frunció el ceño. Esa desgraciada de Kikyo se las pagaría, lo juró por la tumba de su madre. Pero parecía que Miroku aún no sabía todo lo que quería:
- Inu, qué había en esas fotos? Qué hiciste mientras estabas drogado?
Se estremeció ante la profunda mirada de su amigo. Nunca había visto tanto arrepentimiento en los ojos de alguien.
- Digamos que… hizo lo que mejor se le da. Piensa un poco, se trata de Kikyo.
Miroku abrió mucho los ojos.
- Te acostaste con ella?!- no pudo evitar gritar.
- Claro que no, idiota! Bueno… eso era lo que ella quería, pero no lo consiguió.
- Escupe. Qué pasó?
- Maldición, Mir! Quieres que te haga un informe detallado y te lo mande al correo electrónico?- protestó, malhumorado. No necesitó ni cinco segundos para darse cuenta de que estaba descargando injustamente su mala racha con él- Perdóname, no quería…
- No te preocupes, estás alterado. No debería haberte forzado- dijo, medio sonriendo y meneando negando con la cabeza sin mirarlo, como reprochándose a sí mismo.
- No me importa contártelo, pero por otro lado no me gusta hablar de ello. Pero en fin… verás, esa fulana me llevó al lavabo, y nos encerró en un compartimento. No me acuerdo exactamente, supongo que fue así porque en las fotos se ve que estábamos en el baño. Había puesto una cámara- tragó saliva, bajando la vista como si se considerara indigno a sí mismo- Me besó. Y colocado como estaba yo… no me resistí. Como un idiota hijo de perra accedí y empezamos a liarnos. La cámara… iba tomando fotos en intervalos de cinco segundos.
- Como un idiota hijo de perra, no- lo corrigió el chico- No sabías lo que hacías, estabas drogado. Para alguien que está colocado con éxtasis lo más importante es el sexo, y si alguien se le ofrece en bandeja de plata… quiero decir que fue normal haberle correspondido, no fue culpa tuya.
- Siempre se puede elegir- replicó, sin poder evitar echarse la culpa de todo.
- Se puede elegir mientras se tenga uso de razón. Y tú no la tenías. En fin, sigue.
- No hay mucho más que contar. Kikyo me enseñó cinco fotos. En la primera…
Un ruidito proveniente del ordenador lo interrumpió. Echó un vistazo a la pantalla y vio que había recibido un mensaje. Forzó un poco la vista y vio que el remitente era precisamente…
- Hablando del rey de Roma…- dijo, con una mueca de asco- Espera un segundo.
Se acercó al ordenador y abrió el mensaje.
Hola, cariño. Verás, te he adjuntado un regalito a este mensaje que te gustará. Vamos, no me odies por haberte forzado a dejar a Kagome. Te envío las fotos que, por cierto, no crees que quedaron genial? Así cuando estés triste porque echas de menos a esa criaja, podrás mirar las fotos para acordarte que te liaste con una mujer de verdad. Besos, Kikyo.
Miroku había leído el mensaje por encima del hombro de su amigo. Percibió el temblor que la rabia provocaba en Inuyasha y decidió apartarse un poco.
- Kikyo da asco- fue lo único que salió de los labios de Inuyasha, con un tono de voz temiblemente ronco- No querías saber qué hay en las fotos? Pues aquí lo tienes.
Miroku se acercó de nuevo mientras el moreno abría el primer archivo adjunto. Tragó saliva. En la foto se veía a Kikyo y a Inuyasha fundidos en un apasionante beso francés. Una mano masculina estaba sobre el muslo de ella, descubierto por la minifalda. La otra mano reposaba en la nuca de la joven, como apretándola más contra sí.
El novio de Sango jadeó. Fue entonces cuando comprendió por qué Inuyasha no se había atrevido a confesarle su infidelidad a Kagome. Era demasiado comprometedor, aquello no era precisamente un besito suave.
Vio como Inuyasha se disponía a abrir el segundo archivo, pero le puso la mano en el hombro al ver que estaba temblando y que sus ojos del color del ámbar volvían a humedecerse.
- Ve a la cocina y bebe un vaso de agua, piensa en otra cosa. Si no te importa, yo las miraré.
Él asintió, agradecido, y se levantó. Salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Miroku se sentó en la silla que Inuyasha había dejado libre y abrió el segundo archivo.
- Joder…- fue lo único que acertó a decir cuando vio la foto.
En la imagen, Inuyasha estaba sentado encima del retrete. Kikyo estaba sentada sobre las rodillas de él, de frente, de modo que sus propias piernas se hallaban a ambos costados del joven. Inuyasha le besaba el cuello con una pasión arrebatadora, y sus manos se hallaban debajo de la camiseta de ella. Apretó los puños al ver la expresión de la chica: sonreía a la cámara, con un ojo entreabierto y levantando el dedo pulgar en señal de triunfo.
La tercera foto era parecida a la primera, pero en vez de besarse apasionadamente en pie, lo hacían en la misma postura que en la segunda imagen. Aunque… Miroku se pasó una mano por el pelo, en un gesto de ansiedad al ver que ella no llevaba ya su blusa, estaba en sujetador, y que Inuyasha tenía la camiseta con la mitad de los botones desabrochados.
En la cuarta volvían a estar de pie. Esta vez, era Kikyo quien besaba el cuello del joven. Éste miraba la cámara con curiosidad, seguramente se había dado cuenta de que el aparato estaba allí, aunque en el estado de colocación en el que se encontraba, tampoco parecía importarle, ya que medio sonreía.
Había una quinta foto, en la que Inuyasha ya no llevaba camiseta. Tenía a Kikyo presionada contra la pared y estaban estrechamente abrazados. Una pierna de Kikyo estaba alrededor de la cintura de él, sobre la cual Inuyasha tenía una mano. Sin embargo, no se besaban, sino que mientras él lamía el cuello femenino, ella miraba con pánico en dirección a la puerta. Seguramente alguien los estaba llamando, un profesor era lo más posible.
Por último, en la sexta foto se habían separado. Él estaba sentado de nuevo en el retrete, y ella se ponía su blusa mientras exclamaba algo. Miroku medio sonrió porque, a juzgar por la expresión fastidiada de Kikyo, la jugada le había quedado incompleta.
Se acomodó en la silla de escritorio, tomando sus propias conclusiones. Según parecía, Kikyo había querido llegar hasta el final, hacer de aquellas fotos lo más comprometedoras posibles, pero le había salido mal. Aun así, su jugada incompleta había sido suficiente. Esas fotos eran terribles, no podían mostrarse de ninguna manera a Kagome.
Las borró de la bandeja de entrada del correo, y luego entró en la carpeta de mensajes eliminados para borrarlos también de allí, deshaciéndose de ellos por completo. Lo último que le convenía a Inuyasha para su estado de ánimo era torturándose viéndolas.
FIN DEL CAP 1!
