Hola, personitas.
Bueno, esta historia nació gracias a un torneo, por si acaso hay alguien aquí leyendo que no lo sepa xD
Por eso antes que nada, no olviden comentar, porque los comentarios son los votos.
¡Ahora! A lo importante. Espero que todas las otras personas que han leído los oneshots que tengo de Mai-Hime vean esto porque quiero darles mil gracias por los lindos comentarios que dejaron allá.
Este fic constará de cinco capítulos, independientemente de que gane o pierda lo pienso terminar porque, a fin de cuentas, me gusta la historia y ya tenía rato queriendo hacer un long fic de Mai-Hime, con algo había que empezar.
Sin más preámbulo los dejo leer. Cuídense muchos y nos leemos la próxima semana.
—N-Natsuki...
Escuché su voz ahogada susurrando en mi oído y pude sentir cómo se me erizaba la piel. Tenía que admitir un hecho irremediable y embarazoso: estaba excitada. A estas alturas, seguramente mi rostro competiría en tonalidad con un tomate, pero eso no iba a detenerme de mis actividades, en especial cuando tenía a Shizuru a horcajadas sobre mi regazo abrazada con fuerza a mi cuello y gimiendo mí nombre. ¿Acaso podría yo ignorar tal imagen? Era imposible no prestar atención a la suavidad de su espalda que mis manos se encargaban de recorrer en estos momentos, al sonrojo de sus mejillas o la forma en la que me miraba pidiendo más. Tal vez eso fue lo que me gustó desde un principio, quizá fue la razón de que no pudiera resistirme a sus incesantes esfuerzos por seducirme. Creo que sobra decir que al final lo terminó consiguiendo.
Comencé a besar y morder su hombro, ya con el vestido a mitad del abdomen nada me impedía una vista perfecta de su figura. ¿Cuánto llevábamos en este juego de caricias? Probablemente algunos diez minutos, ni siquiera nos importó ya la película que seguía reproduciéndose en el televisor, pero servía como ruido de fondo y así la posibilidad de que los vecinos nos escucharan era casi nula, sin contar que ni Shizuru ni yo somos personas ruidosas.
Atrapé sus labios en un beso lleno de pasión y comencé a deslizar mi mano por sus piernas, permitiéndome el tentarla un poco más como tantas veces ha hecho ella conmigo. Y pensar que no tenía ni idea que algún día terminaríamos en una posición tan vergonzosa, después de todo, nuestra relación no era precisamente color de rosa, incluso ahora teniéndola en mis brazos y sintiendo eterno el momento, sabía que no era una apuesta segura. Nadie podía garantizarme que no se aburriera de mí el día de mañana y decidiera dejarme por alguien mejor, pero mientras esa posibilidad no se presentara, aprovecharía su presencia todo lo que pudiese.
Sonreí al notar la desesperación que Shizuru comenzaba a exteriorizar. Claramente ya no quería soportar tanto rodeo de mi parte, y honestamente, yo tampoco.
— ¡Bubusuke! —gritó alguien fuera del departamento.
Conocía esa voz perfectamente y los golpes insistentes en la puerta sólo me confirmaron que se trataba de ella. Fue inevitable no hacer una mueca de fastidio cuando mi mano había quedado tan cerca de tocar su parte más íntima.
Maldita sea, Haruka.
Shizuru ya se había levantado, evidentemente de mal humor, y se acomodaba el vestido de camino a la puerta. Por suerte, yo sólo tuve que tomar mi blusa del suelo y me la abotoné sin detenerme a ver porque Haruka estaba aquí. Decidí esconderme en la cocina desde dónde podía escuchar bastante bien la conversación.
— ¿Pero por qué yo? —oí preguntar a Shizuru.
No parecía feliz y una sonrisa escapó de mis labios al recordar que ella odiaba dejar las cosas a medias, en especial si se trataba de asuntos como en los que acabábamos de ser interrumpidas.
— ¡Eres la encargada de esto!
Esa chica sí que tiene tremenda voz, no estoy segura de cómo han podido ser amigas por tanto tiempo considerando lo tranquila que es Shizuru.
— ¿Por qué no te encargas tú esta vez?
—Mira, ya lo intenté, ¿de acuerdo? Esa chica preguntó por ti específicamente, así que toma los estúpidos papeles y acompáñame —dijo subiendo cada vez más la voz.
Vaya. Creo tener una idea de a qué se refieren con todo este asunto, pero tampoco es que pueda salir a preguntar, tendré que esperar a que me cuente todo en cuanto Haruka se marche, si es que no la convence de ir con ella.
Escuché como salían ambas de la casa y la puerta se cerraba con llave, menos mal tengo una copia previendo situaciones como ésta, se repiten más a menudo de lo uno creería. Suspiré y salí de ahí sin muchos ánimos y un tanto molesta, yo también me había quedado con las ganas.
Mai me recibió en su casa con los brazos abiertos, como siempre, aunque no sin antes dirigirme esa mirada de reproche que bien merecida tenía. Ella es quien menos está de acuerdo con mi actual situación amorosa, y le doy toda la razón, pero es algo que no he podido cambiar, al menos de momento.
Me dejé caer en el sillón y tomé un trago del refresco que Mai me ofreció antes de acompañarme a ver la televisión. Si lo vemos por el lado positivo, al menos ahora podría terminar de ver esa película.
— ¿Simplemente vas a quedarte ahí fingiendo que todo está bien?
Sabía que no tardaría en darme la reprimenda. Mai es tan maternal a veces, por no decir siempre.
— ¿Qué más quieres que haga? Las cosas no están mal.
— ¿Ah no? —Preguntó y vi de reojo como alzaba una ceja—. Tal vez fue mi error, supongo que tener un amante es la cosa más normal del mundo.
—Ya hemos hablado de esto un millón de veces, Mai. Tú sabes por experiencia que terminar una relación tan larga no es tan fácil, además, Nao está teniendo algunos problemas últimamente, no puedo dejarla sola justo ahora.
Mai rechinó los dientes e hizo un sonido de disgusto antes de beber de su refresco y cruzar las piernas. Era en momentos así que recordaba porque llegué a sentirme confundida por su culpa, aunque eso fue hace mucho, quedó en el pasado para dar pie a la mejor amistad que he tenido en mi vida.
—Siempre el mismo cuento, ¿no? ¿Has pensado en lo que hará Nao cuando se entere que le estás poniendo el cuerno?
Volteé a verla casi de manera automática.
—Ella no va a enterarse.
—En el mejor de los casos no, pero deberías darte prisa y hacer las cosas bien, esta clase de secretos no duran toda la vida escondidos.
Abrí la boca para replicar, pero volví a cerrarla casi enseguida al no encontrar palabras para defenderme. Mai tenía razón, Nao no es la persona más comprensiva del mundo y si por casualidad se llegara a dar cuenta de algo… Bueno, prefiero no pensarlo.
— ¿Me vas a delatar?
Ella me miró y me dedicó una sonrisa conciliadora.
—Por supuesto que no, Natsuki, sólo trato de cuidarte para que no te metas en líos. Tienes suficiente con el colegio.
Solté un resoplido, con todos mis problemas personales casi me había olvidado de que los exámenes estaban por llegar y no obtendría buenos resultados a menos de que me esforzara por sacar notas perfectas y con ello compensar mi inasistencia y falta de trabajos.
No es que a mí no me guste la escuela o algo por el estilo, sólo tengo un ligero problema de puntualidad, es mayormente lo que ha terminado afectando mi promedio y dejándome casi en pos de repetir el curso. Shizuru me había estado ayudando con eso, pero imaginarán que hemos estado un poco… Distraídas.
—Ni me lo recuerdes, hay mucho qué hacer y tan poco tiempo —dije recargándome en el respaldo—. Cambiando de tema, ¿cómo te va con ya-sabes-quién?
—Puedes mencionarla —rio—. Yo no estoy escondiendo nada.
—Lo siento, hasta hace poco todavía era tema tabú su nombre.
—Lo es en presencia de Yuuichi, pero él no está aquí ahora.
Mai había tenido una larga y hermosa relación con Tate hasta que de pronto decidió terminar con él porque los hombres no eran lo suyo, algo que a él todavía le cuesta asimilar. Supongo que cualquier hombre sufre un gran golpe a su virilidad si de pronto su novia, con la que planeaba tener una familia, dice que prefiere estar soltera que quedarse con alguien que no ama. Admito que su forma de decirlo fue un poco más agresiva, y quizá hasta sonó algo cruel.
Hace poco comenzó a salir con una muchacha y, como Tate sigue siendo parte de nuestro círculo de amigos, se terminó enterando. Todavía le cuesta digerir la noticia.
—Entonces cuéntame cómo te va con Mikoto.
—Bien, ella es muy linda y divertida, viene a comer de vez en cuando y se queda a dormir aquí. Ama mi cocina —dijo de forma risueña.
Creo que alguien se está enamorando.
—Todos aman tu cocina, Mai.
Mi teléfono vibró en mi bolsillo y lo saqué para ver el número de Nao en la pantalla. Me levanté y salí a la terraza para contestar, seguir viendo a Mai mientras hablaba con ella me hacía sentir culpable al recordar lo que le estoy haciendo.
— ¿Qué pasa?
—Hola, yo también te extrañé.
—Lo siento —dije sinceramente—. ¿Cómo estás?
—Bien, ¿vas a venir?
Me reí falsamente. No tenía las más mínimas ganas de verla, en especial después de mi conversación con Mai, pero llevaba días rechazándola y si continuaba de ese modo, comenzaría a sospechar algo y eso no era conveniente.
—Claro, ¿estás en casa?
— ¿Dónde más iba a estar?
—No lo sé, tú nunca me lo dices, Nao.
Una risa al otro lado de la línea me respondió.
—Sabes que no me gusta dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer.
—No tienes que repetírmelo. Te veo en media hora.
Aquí vamos de nuevo, a repetir la farsa bien ensayada.
Prácticamente me saltó encima cuando llegué y tuve que sostenerla de los muslos. Anteriormente habría disfrutado esto porque yo de verdad la quería, no era un amor pasajero, o al menos cuando todo inició esperaba que se tratara de algo duradero, incluso di por hecho que terminaríamos pasando la vida juntas ya que nuestra relación parecía ir para largo, pero claro, todo eso cambió hace un par de meses, cuando Shizuru entró a mi vida. Yo pensaba que estas cosas no pasan en la vida real, y vaya fiasco que me llevé.
La cargué hasta la sala donde finalmente me liberó sólo para abrazarse a mi cuello y comenzar a succionar mis labios. Y pensar que hace unas horas estuve a punto de hacer el amor con Shizuru.
Me separé un poco, tenía que inventarme una excusa si quería salir de esta sin levantar sospechas. Nao no era nada tonta y cualquier pista en falso le serviría para descubrir la verdad.
Me separé con cuidado y le di una sonrisa de disculpa que pareció fastidiarla.
—No ahora, estoy verdaderamente cansada.
— ¿Cansada de qué? —Preguntó con reproche—. ¡No hemos hecho nada en meses!
—Lo lamento.
No tenía mucho más que decir, al menos no por ahora. Decirle la verdad estaba fuera de cuestión, a veces es más fácil continuar con algo que ya no te llena que salir a buscar algo bueno. Mejor malo conocido que bueno por conocer, ¿no?
Mi silencio la enfureció aún más y se encerró en su habitación cerrando con seguro por dentro. Suspiré y me recosté en el sillón, estaba claro que pasaría la noche ahí, a pesar de que esté molesta sé que si me voy a mi apartamento lo voy a empeorar, al menos de este modo es probable que me perdone a mitad de la noche como ha hecho tantas otras veces.
Sé que era un mal momento para ponerme a pensar en ella, pero recordé a Shizuru y la situación en la que estábamos esa misma tarde, mis mejillas se encendieron y me di la vuelta ocultando el rostro en el cojín.
Ella anula por completo mi vergüenza, cuando estamos juntas no me importa si estoy haciendo el ridículo. Me da la valentía para hacer cosas que nunca habría pensado, entre ellas el tomar el mando en nuestras actividades, por ejemplo. Aunque en estos momentos, cuando no la tengo presente, mi rostro arde por el recuerdo.
Un mensaje llegó a mi teléfono distrayendo mis pensamientos, no pude hacer algo más que sonreír cuando vi que se trataba de ella.
"Buenas noches, te veo mañana". Decía. Algo tan simple me hizo dormir tan feliz. Juraría que incluso se coló en mis sueños.
— ¡Nat!
Nao estaba sobre mí y me dio un beso en los labios cuando me vio abrir los ojos. Yo ni siquiera supe en qué momento me quedé dormida.
Una vez que se hubo quitado de encima me acomodé y estiré los brazos soltando un bostezo. Mientras ella pedía el desayuno a un restaurante cercano yo me encerré en la ducha tratando de despejar mi mente del cansancio. No se duerme de forma muy cómoda en el sofá.
Me froté el cuello con una mueca de dolor. Cuando salí Nao ya estaba comiendo y me uní a ella en silencio, ninguna trató de entablar conversación, incluso cuando nos subimos a mi moto permaneció callada. Entró a clase sin haberse despedido siquiera, probablemente siguiera molesta por lo de ayer.
Mai me interceptó de camino al aula y se sentó a mi lado aprovechando que todavía no llegaba el profesor comenzó a hablarme.
—No te imaginas lo que pasó ayer —dijo.
—Ayer estuve contigo, ¿qué pudo haber pasado? —comenté casi sin interés al tiempo que sacaba mi libro de la mochila.
—En cuanto te fuiste, llegó Mikoto.
La observé con una sonrisa burlona y alcé la ceja. ¿Por qué necesitaba yo saber esos detalles? Aunque bueno, ya, ella me escucha cuando le cuento de mis encuentros con Shizuru, yo también podía hacer lo mismo.
—Hasta ahí todo normal —exclamé.
—Tú sabes que Mikoto y Nao son muy amigas, ¿verdad?
—Claro. La conociste gracias a ella, cómo no saberlo.
—Pues resulta que Mikoto conoce a Shizuru también, salió el tema a colación cuando hablábamos de…
— ¿Qué? —la interrumpí—. ¿Conoce a Shizuru?
Había bajado la voz hasta hacerla casi un susurro. No quería que oídos indiscretos fueran a escuchar, si esto se trataba sobre ella, entonces prefería mantenerlo en secreto. Mai se inclinó más hasta mi asiento imitando mi tono de voz.
—Sí, yo también estaba muy sorprendida cuando me enteré, pero eso no es lo más importante…
No pudo seguirme contando cuando llegó el profesor, ¿qué sería eso tan impactante? No pude sacarme la idea de que Nao y Shizuru estaban más cerca de lo que yo pensé y tamborileaba con los dedos sobre el pupitre una y otra vez. No paré hasta que la clase hubo terminado. Quería quedarme a escuchar el resto de su historia, pero había prometido a Shizuru verla hoy y debía ordenar prioridades.
—Iré a tu casa sobre las seis y seguimos hablando.
—Pero…
— ¡Te veo luego, Mai! —le dije al alejarme.
Tal vez debería haberla escuchado, pero la necesidad de ver a Shizuru pudo más en mí y llegué casi corriendo al salón donde daba sus tutorías, a fin de cuentas, mientras tuviera el día libre nadie se asomaba por ahí.
Abrí la puerta y la encontré sentada en el escritorio, me sonrió y me invitó a pasar, yo no dude y cerré la puerta al entrar antes de detenerme a su lado, de pronto me sentí un poco avergonzada por parecer tan ansiosa.
Ella tomó mi mejilla y separó la distancia, con apenas un roce de sus labios yo ya me sentía feliz, casi eufórica y no era capaz de entender porque Shizuru tenía ese efecto en mí. Era como un subidón de adrenalina.
—Vas a tener que esperarme, tengo tutoría hoy —dijo.
No pude evitar desanimarme un poco ante esto, pareció notarlo, pero antes de que pudiera decir algo la puerta se abrió, menos mal que no estábamos haciendo nada porque entre en pánico al ver a Nao ahí, sonreía tranquilamente, aunque no pasé por alto la confusión en su mirada al verme.
— ¿Natsuki? ¿Te tocaba tutoría hoy?
Retrocedí unos pasos para alejarme de Shizuru, estaba justo en medio de ambas. Supongo que en cualquier momento esto tenía que pasar, ¿no? Verán, es decir, Fujino sabe de mi relación, aunque no conoce a Nao… O no lo hacía, hasta hoy. Por eso ahora la vista de ambas fija en mí exigiendo respuestas sin palabras me pone la piel de gallina.
—Eh… No, no, nada de eso. Sólo pasaba para… Bueno, ves que vienen los exámenes, pero… ¿Qué haces tú aquí de todos modos?
Shizuru lo entendió enseguida. Lo sé porque su expresión ya no es amable, finge muy bien, no lo niego, pero después de este tiempo juntas es incapaz de engañarme a mí y estoy convencida de que la presencia de Nao no le ha caído en gracia.
—Hablaste tanto de lo buena tutora que es Fujino que pensé en pedirle asesoría también.
— ¿Eres Yuuki Nao? —le preguntó Shizuru.
¿Han tenido esa sensación en la que saben que han metido la pata hasta el fondo y lo único que pueden pensar es "trágame tierra"? Así me sentía yo en estos momentos. Tenía ganas de salir huyendo y evitar las preguntas incómodas.
—Exactamente.
— ¿Comenzamos? —Me miró y sentí frío. Su mirada fue tan afilada como un cuchillo—. Hablamos después, Natsuki.
—P-Pero… Esto es… Importante. No puede esperar.
—No quieras acapararla, Nat.
Nao se acercó a mí depositando un inocente beso en mis labios dejándome inmóvil, no podía apartar la vista de Shizuru.
Por favor perdóname. Le rogué sin palabras.
Definitivamente no era mi intención que se conocieran y mucho menos de esta forma, al parecer dejé pasar demasiado tiempo y ahora las cosas sólo podían empeorar.
Se alejó unos pasos de mí. Ambas esperaban que yo me marchara, pero me moría de nervios pensando lo que podía pasar si lo hacía.
—Yo… N-No puedo. De verdad debo hablar con Shizuru.
— ¿Acaso es tan importante que no puede esperar?
Genial. Ahora Nao también estaba molesta.
—Es que… —Tragué. Me sentía pequeña frente a las dos—. Supongo que no.
—Entonces anda, sal de aquí. Nos veremos en casa esta noche —dijo dándome una de esas sonrisas que decían más que las palabras.
Shizuru estaba al pendiente, probablemente le interesaba escuchar mi respuesta y por ello no se había molestado en decir nada.
—… Sí, por supuesto.
¿Qué más podía yo decir?
—Creo que tu novia tiene razón, Natsuki, es hora de irte.
No me gustó la forma en la que dijo "tu novia", sentí que lo dijo para recalcarlo, pero es absurdo, Shizuru ya sabía sobre mi relación, nunca le oculté ese detalle, ¿Entonces por…?
Al ver que no me movía Nao se encargó de sacarme y quedé de pie fuera del salón mirando la puerta por un rato hasta que decidí salir de ahí. ¿Qué era esto? ¿Una mala broma? Ahora me odia, maldición, ella está muy enojada. ¿Será que Shizuru me perdonará?
Caminé con las manos en los bolsillos un buen tramo y me encontré con Mai esperando en el portón, no pude hacer más que lanzarme a abrazarla.
— ¿Natsuki? —preguntó sosteniéndome en sus brazos. Parecía preocupada.
— ¡Se conocieron! Ellas dos… —Volteé a ver el interior del edificio antes de mirarla de vuelta—. Están en un salón juntas… Cualquier cosa podría pasar.
—Ah… Te enteraste de mala manera.
— ¿Eh? —Me separé—. ¿Tú sabías de esto?
— ¡Yo iba a decirte! —reclamó—. Apenas ayer me enteré cuando Mikoto lo comentó y quería decirte, pero claro, estabas demasiado apresurada por ir a ver a tu amante.
Le hice una seña con la mano para que bajara la voz.
—Sh… Por favor, Mai, no quiero que todo mundo se entere. Lamento no haberte escuchado antes, ¿de acuerdo?
— ¿Y cómo te fue? —Yo sólo la miré—. Está bien, mala pregunta. ¿Vamos a mi casa? Te haré un ramen.
Asentí.
¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Cómo llegué a esto, para empezar? Yo nunca tuve la idea de ser infiel, a decir verdad me parecía de los actos más deleznables del mundo y ahora, aquí estoy, teniendo un amorío a escondidas de mi novia… ¿Qué me hiciste Shizuru Fujino? ¿Por qué no pude decirte que no?
