Los personajes pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Ha pasado la guerra y Harry y Draco siguen peleándose. Ambos están repitiendo el 7º curso y la directora Mcgonagall ha llegado a la conclusión de que deberá imponerles un castigo a ambos.

N/A Bueno pues comenzamos con el segundo fanfiction que escribo, aunque éste lo empecé antes que el otro. Constará de varios capítulos, pero todavía no sé de cuántos y actualizaré cuando pueda. Espero que lo disfruten y aquí empieza.

Nota del 11/10/2016: He resubido el capítulo modificando un poco el vocabulario y algunos errores porque me parecía que tenía mucho que mejorar. Haré lo mismo con los siguientes capítulos y si estoy inspirada acabaré la historia de una vez por todas, (después de mil años). Añado que tiene spoilers del 7º libro de Harry Potter.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA

CAPÍTULO 1. De petrificados

Harry caminaba hacia el haya que se encontraba junto al lago. Siempre iba allí cuando necesitaba pensar. Y no era para menos teniendo en cuenta todos los increíbles acontecimientos que habían sucedido el año anterior: la búsqueda de los horrocruxes, el descubrimiento de las reliquias de la muerte y finalmente la destrucción del malvado Lord Voldemort.

Muchos de sus amigos habían muerto en aquella lucha, como Remus, Tonks y George; otros habían quedado con graves secuelas. A ello se sumaba el duro golpe que había supuesto la muerte de Dumbledore durante el sexto curso. Además Hogwarts había quedado parcialmente destruido después de la cruenta batalla. Por esta razón, durante el verano previo al curso, alumnos, profesores y voluntarios de la comunidad mágica habían ayudado a reconstruir el colegio.

Como Harry y sus amigos Ron y Hermione no habían cursado el último año de Hogwarts debido a su misión de encontrar y destruir los horrocruxes, actualmente estaban repitiendo el séptimo curso. Pero no solo ellos, la mayoría de los alumnos de su edad estaban cursando séptimo, ya sea porque no habían podido dar clases por ser hijos de muggles o por haber "traicionado a la sangre", es decir haberse relacionado con los, según calificaban los seguidores del Señor Tenebroso, sangre sucia. A pesar de que Harry salió vencedor, en general todos habían terminado bastante afectados tras la lucha.

Cuando finalizó la guerra, Ginny y Harry habían hablado sobre su relación. La pelirroja, le había confesado que no quería continuar su relación con él porque se había dado cuenta de que el cariño que sentía por Harry no iba más allá de un amor fraternal. Harry también reconoció que probablemente la presión de la batalla y el haber estado en un peligro constante, les había hecho creer que estaban enamorados. Así pues, una vez aclarados sus sentimientos decidieron quedar como buenos amigos.

Por otro lado, Hermione y Ron sí que habían proseguido con su noviazgo y, ahora que ya no se encontraban en peligro, estaban aprovechando su último curso en Hogwarts al máximo. Dedicaban su tiempo a estar juntos y acaramelados. Por esta razón Harry pasaba la mayor parte del tiempo solo y reflexionando sobre los hechos del pasado y el futuro.

Aquel día Harry había salido de la Sala Común de Gryffindor dejando allí a los dos tortolitos. Era domingo por lo que no tenían clases. Acababa de salir por la puerta principal de Hogwarts para dirigirse hacia el haya del lago cuando escuchó una voz.

—¿Qué pasa Potter?—dijo Malfoy arrastrando las palabras al hablar. Iba vestido con una camisa azul y unos pantalones de traje negro, que en comparación con la camiseta y los vaqueros viejos de Harry, le daban un aspecto muy elegante — ¿Otra vez lamentándote por ahí de haber sido el culpable de la muerte de tus amigos?

—Déjame en paz, Malfoy—le contestó Harry con enfado. Ya estaba harto de las tonterías del rubio, que ese año se estaba ensañando con él incluso más que en los cursos anteriores.

—Ya, claro. Yo te tengo que dejar en paz cuando mi padre está encerrado en Azkabán por tu maldita culpa.—El humor de Draco iba a peor y la ira de Harry también empezaba a ser visible.

-Que yo sepa—respondió Harry enojado—tu padre está en Azkabán por haber sido un asqueroso mortífago, así que no me vengas con estupideces. Y déjame decirte que además espero que no salga de allí nunca. Confórmate con que está en una celda y no le han dado el beso del dementor, que es lo que verdaderamente se merece por todas las barbaridades que ha hecho. —La cara del rubio se tornó roja de rabia.

—¡Espero que no se te ocurra volver a repetirme eso en tu vida!, ¡¿me oyes Potter?! —Respondió Malfoy. Las palabras de Harry fueron un golpe bajo contra el rubio, quien furiosamente sacó su varita y se dispuso a atacar—¡Desmaius!

Harry esquivó el hechizo de milagro, haciéndose a un lado y sacando su varita a la vez apuntando a Malfoy.

-¡Expelliarmus!— respondió el moreno con igual energía que Draco. Pero para desgracia de Harry, el hechizo no dio en el blanco y rebotó contra un árbol que había detrás del rubio.

—Vaya Potter, seguimos con los ridículos hechizos de aficionado, ¿eh?, A ver que tal con esto—Ambos caminaban en círculos desafiándose—¡Sectumsempra!

—¡Impedimenta —reaccionó Harry con eficacia—Malfoy me parece muy grave que utilices ese hechizo contra mí sabiendo sus efectos. Cuando yo te lo lancé en sexto curso no sabía las consecuencias que tenía.

—Tú nunca sabes nada, estúpido Potter. Precisamente por eso te lo he lanzado para ver si había suerte y daba en el blanco. Así el mundo ya no tendría que soportarte más.

—¡Expelliarmus!

Esta vez Harry dio en el blanco, pillando al Slytherin desprevenido y la varita de éste saltó por los aires.

—¡Bravo Potter!—dijo Malfoy mirando su varita que había ido a parar a unos metros de donde él se encontraba y aplaudiendo a la vez a modo de burla—A ver si te atreves a pelear sin varitas, cuerpo a cuerpo.

—Como quieras, veremos si así bajo un poquito tu ego—dijo el moreno tirando su varita al suelo. El rubio se sonrió por su brillante ocurrencia, de otra manera hubiera perdido ese duelo.— Por cierto Malfoy pensaba que las peleas al modo muggle no eran tu estilo.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí.

Malfoy comenzó a arremangarse la camisa para pelear más cómodamente mientras Harry se acercaba a él con los puños en guardia. El primero en atacar fue el rubio, que separando los brazos con los que Harry se protegía le dio un certero puñetazo en la boca. Pero el moreno no se quedó atrás y le respondió propinándole un puñetazo que le partió la ceja a Malfoy. Aquel golpe tenía aspecto de que iba a terminar transformándose en un moratón.

Siguieron enzarzados en la pelea dándose patadas en el estómago y más puñetazos a la vez que soltaban improperios por sus bocas. Pero de lo que Harry no se dio cuenta fue de que mientras se peleaban se estaban acercando cada vez más al lugar donde había caído la varita de Draco tras desarmarle. Con un movimiento rápido Malfoy se hizo con ella y apunto a Harry que se encontraba totalmente desprevenido.

—¡Petrificus totalus!—al instante Harry cayó al suelo como una roca resonando en el jardín del colegio— Vaya Potter ¿qué ha pasado?, si es que no se puede ser tan inocente. Cuando aprenderás que siempre hay que mantenerse alerta con un Slytherin. Ahora no están aquí tus amiguitos para ayudarte. Estás a mi total merced.

Harry estaba tirado sobre la hierba con los ojos abiertos y la mirada perdida. De sus labios caía un hilillo de sangre a consecuencia del puñetazo de Draco. El rubio aprovechó el estado del moreno y le dio una patada en las costillas al Gryffindor

—Espero, Potter—dijo Malfoy siseando las palabras y acercándose al moreno— que esto te sirva de lección para que no vuelvas a meterte con mi familia. El hecho de que tus padres estén muertos no te da derecho a arrebatarnos a los demás nuestros seres queridos, ya que al parecer tu hobby es hacer que la gente que te rodea muera.

Harry sentía una gran impotencia al no poder defenderse de las palabras del rubio. Le habían dolido más que una cruciatus del antiguo señor oscuro. Además al mismo tiempo sentía tal dolor físico que no pudo evitar, que a pesar de encontrarse inmóvil, de su ojo izquierdo se derramase una lágrima.

Malfoy se arrodilló al lado del cuerpo petrificado de Harry. Su respiración era fuerte e irregular debido a la pelea. Acercó su boca a la oreja del moreno y le susurró:

—Y a mí parecer el que debería de estar muerto eres tú— en ese momento la mejilla de Draco hizo contacto con la de Harry y el rubio se sorprendió por la humedad que había dejado la lágrima en el rostro del moreno. Malfoy se apartó en un abrir y cerrar de ojos de él. Se levantó y con una última mirada de asco hacia el chico, se fue del lugar dejándolo tendido sobre el suelo.

Pasada media hora Draco se encontraba en la Sala Común de Slytherin cuando llegó un alumno de segundo corriendo agitado.

—¡Draco!—dijo el chiquillo con la voz entrecortada por la carrera que había echado buscando al rubio—La profesora McGonagall quiere verte.

—¿Y se puede saber qué narices quiere de mí esa vieja?—dijo Malfoy mirando al pobre niño con aires de superioridad.

—No lo sé—respondió el muchacho con miedo—lo único que ha dicho es que es urgente.

—Bueno, está bien—cedió Draco—Iré.

El rubio caminó por los pasillos del colegio hasta llegar al despacho de la profesora McGonagall, actual directora del colegio. Y pasando por la estatua accedió a la habitación. La bruja se encontraba sentada en una silla detrás de su mesa con un gesto de preocupación en la cara y abrió la boca para hablar en cuanto vio que Draco aparecía.

—Señor Malfoy, me gustaría preguntarle si ha visto usted al señor Potter. Resulta que desde esta tarde está desaparecido y sus amigos no lo encuentran por ningún sitio.

—Profesora no sé donde pueda estar Potter, tenga por seguro que ni siquiera me interesa—contestó Draco con altanería.

—Bueno, da la casualidad de que algunos alumnos me han informado de que hace unas horas vieron al señor Potter y a usted discutiendo, además—dijo la bruja escudriñando la cara de Draco—esa herida en la ceja me hace pensar que es probable que usted sepa dónde se encuentra. Así que no perdamos más el tiempo y lléveme hacia el señor Potter. Quizás así su castigo será más leve.

—Está bien—se resignó el rubio finalmente. Se dio cuenta de que ya no podía seguir mintiendo y temía su castigo— sígame profesora.

Draco y la bruja salieron del castillo, y éste la guió hacia el lugar donde había dejado abandonado al moreno. Cuando llegaron al sitio, encontraron a Harry aún petrificado y tendido sobre pequeñas gotas de sangre que emanaban de sus heridas.

—¡Oh, por Merlín! —se alarmó la profesora— ¡Qué le ha hecho al señor Potter! ¡Finite Incantatem! —dijo y Harry salió de su estado de inmovilidad. Intentó levantarse pero las costillas y el haber estado tanto tiempo petrificado le jugaron una mala pasada; lo único que consiguió fue que le doliese todo el cuerpo aún más.—Pero señor Malfoy, ¡¿En qué estaba pensando?! Tendré que imponerle un castigo adecuado a las circunstancias.

—Pero profesora,—saltó Draco—no es justo, también él me atacó y…

—No se adelante muchacho, —interrumpió la directora— el señor Potter también será castigado. Ambos cumplirán su castigo sin rechistar.

—¡Joder! Lo que me faltaba, encima de que llevo aquí tirado cien años inmóvil, usted me castiga. —se quejó el moreno.

—Señor Potter le ruego que modere su lenguaje —volvió a interrumpir McGonagall— y tenga por seguro que usted también merece el castigo tanto como el señor Malfoy. Ya llevan mucho tiempo con sus peleas, y no pienso tolerarlo más. Va siendo hora que dejen esas riñas entre ustedes. A ver cuándo se darán cuenta de que la guerra ya ha terminado y no tienen por qué seguir así. En vez de perder el tiempo peleándose podrían emplear su existencia en algo más provechoso.—La mujer parecía realmente enfadada.

—Está bien profesora. Pero por favor podría ayudarme a ir a la enfermería, es que no puedo ni levantarme.

—¡Levicorpus!—el cuerpo de Harry se elevó en el aire y la bruja lo llevó de esta manera hasta la enfermería.