La Historia del Santo Corrupto de Géminis – Saga

Prólogo – Últimos Momentos

Esa mirada, está ahí, llorosa y firme a la vez, hipnótica para mí, me pierdo en esas hermosas iris, en esas pupilas que intentan buscar la bondad de mi interior. Mala decisión, yo ya la he buscado, pero no la he podido encontrar, he ahí, la causa de mi desgracia, la causa de mi perdición. Un resplandor, cinco resplandores tras ella, una luz que me ciega por instantes, veo sus siluetas, sus miradas de odio y decepción. No los culpo. Me siento igual por dentro. ¿Porque no me rindo?, ¿Porque no cedo?, Simple, mi frio lado oscuro, mi cara maldita no cede, no ha cedido desde hace trece años, ¿Porque?, ¿Porque me atormenta son dejarme?, Soy débil, muy débil, el santo más grande de su generación no puede luchar contra sus impulsos, patético.

Intento soltarme de las garras oscuras que me impiden tomar las riendas, pero poco a poco, siento como ceden, lentamente, ceden poco a poco, pronto seré libre.

La mirada, ahí está de nuevo, no escucho lo que mi posesa garganta gruñe orgullosa ante ella. Oh Dios, cuanto espere para ver esa mirada, supe que la volvería a ver algún día, sabía que mi gran amigo no me defraudaría, yo he defraudado a todos, a mis amigos, a mis discípulos, a mi propio cargo, incluso... a ella, ella que ahora me mira, la razón de mi causa, de mi lucha, de mi mero existir ha sido golpeada por mis oscuros deseos, por la otra cara de esta armadura que porto. Mi última voluntad ha sido cumplida, siento su calor, a pesar de su mirada dura y desafiante, es bondadosa, su calor, me atrapa... ahora... tengo el control, lo siento, el golpe del santo ha surtido efecto, vuelvo... vuelvo a ser... yo... ahora... ahora al fin puedo... al fin puedo morir...