Tomo su pequeño libro entre sus manos con mucho anhelo, lo había estado leyendo varias horas ya y aun no estaba cansada, pero quien lo estaría cuando la lectura es tan interesante. Sonrio para sus adentros y se encamino con paso lento pero firme hacia la ventana, aun el sol no asomaba su esplendor, aun era de madrugada, la neblina y el verde natural del bosque hacían que dos colores tan diferentes entre si, dieran su mejor cara e hicieran de su vista la más hermosa que pudiera imaginar.

Aferro su libro contra su corazón y con un audible suspiro, se imagino así misma siendo rescatada por su príncipe particular, imagino que esa hermosa sonrisa era solo para ella, que los ojos negros la miraban solo a ella. Cerro sus brillantes ojos cafés y se sintió envuelta entre sus cálidos y fuertes brazos, sintió su esencia llenar la estancia y sus labios rozar los rojos, carnosos e incomparables labios de el... Pero había dos problemas, el no estaba ahí y aunque estuviese, el no la amaba para el ella siempre sería su niñita.

Abrió los ojos de golpe ante la fría y cruda realidad y una única lágrima brotó de su ojo derecho "No importa" se dijo así misma "Siempre estará a mi lado por que somos amigos y eso es más que suficiente para mi" pero eso no era sino la más grande de las mentiras que había dicho. Ella se lo habría dicho si al menos tuviera la certeza que el sintiera la mitad de lo que ella, pero era demasiado cobarde como para arriesgarse a perder lo poco que tenía de el. Suspiro nuevamente volviendo la vista a su libro, soñar un poco más no le haría ningún mal, nadie a excepción de ella (e inevitablemente su padre) lo sabrían.

Pero nadie sabe que depara el destino y si mañana puede ser mejor que ayer y eso ella lo sabía mejor que nadie. Afuera un crujido llamo su atención, miro el reloj que descansaba en su mesita de noche, eran las 5:am aun no era hora de estar despietos, penso con el entrecejo fruncido y un resoplido proveniente de la planta baja se lo confirmo, con ansias volvió su mirada hacia el bosque segura de saber de quien se trataba.

Un hermoso lobo café rojizo asomo su cabeza de entre los arbustos y como conectado por una misteriosa conexión, alzo la mirada para encontrarse con los ojos que más deseaba ver desde que nació, allí esperandolo sin saber se encontraba su razón de vida, la luz que iluminaba sus días, su pequeña. No había conseguido pegar un ojo en toda la noche, ya no podía vivir otro día mas sin saber si ella le amaba tanto como el, había hecho una promesa lo tenía presente, pero todo esto era más fuerte que su voluntad. Unos segundos y esa poderosa mirada basto para decirse todo, ella sin saberlo le dio valor para al fin enfrentarse a sus padres, no era tarea fácil pero por su princesa estaria dispuesto a enfrentarse el solo a ésos que consideraban la realeza de los vampiros.