Todos los personajes pertenecen a JKR
N/T: AnneM. Oliver es la autora de este fic. Yo, Ariadi Potter, sólo lo traduzco del inglés con su permiso.
N/T: aviso: me he cambiado el nombre de Ariadi Potter a The Story Writer Fairy (TSWF)
Resumen:
Ambientada en la época de la Regencia, Hermione Granger desconoce el sistema de clases del mundo mágico. Se crió como una nacida de muggles en el mundo muggle y nunca le hicieron sentir inferior, es decir, hasta que se mudó con su primo, Harry Potter, al Valle de Godric.
Aquí, en esta comunidad mágica, aprende rápido que los sangres pura y los nacidos de muggles no eran iguales para nada. Draco Malfoy era arrogante. Fue criado para creer que él estaba por encima de los demás por el simple hecho de haber nacido siendo un sangre pura. Entonces, una simple chica de campo, nada menos que una nacida de muggles, llega y pone su mundo patas arriba. ¿Cómo podía él sentirse atraído por alguien como ella? ¿Cómo podía pensar que ella era no sólo NO inferior al resto de las jóvenes señoritas que conocía, sino que quizás iba un paso mucho más por delante de ellas?
Cuando un roce de la mano puede conmover el alma y una simple mirada puede hacer latir el corazón, esas dos personas, por muy diferentes que sean, encontrarán el amor.
Con un poco de romance y la moralidad y estilo de una novela de Jane Austen, Draco Malfoy, arrogante y orgulloso, se enamorará de Hermione Granger.
Arrogancia e Ignorancia
por
AnneM.
Traducido por
Ariadi Potter.
Capítulo 1 – La chica en el espejo-
Miró fijamente a su reflejo en el espejo y no vio nada especial, nada trascendental y nada que la pudiera caracterizar. Por lo que ella sabía, era completamente normal, quizás pasable, pero nada que la llevara a un futuro favorable. Frunció el ceño. Ella no tenía dinero, posición social, pureza de sangre o un título, nada que la llevara a un buen matrimonio. Tenía cerebro, pero en este mundo regido por hombres, la inteligencia en una mujer era cercana a nada. Si tenía que abrirse su propio camino en el mundo, tenía miedo de que no fuera capaz, y ese único pensamiento en particular la tenía muerta de miedo. Estaba sola ahora que su madre había fallecido. Total y completamente sola. A pesar del sentido romántico que tenía en las fábulas y en los cuentos de hadas, ser huérfana no tenía connotaciones románticas. Una mujer sola sin fortuna o futuro no equivalía a una circunstancia feliz.
Guardó sus mundanas posesiones en dos baúles y una bolsa de viaje. Qué triste que su vida pudiera reducirse a unos bultos tan pequeños. Puso su varita en el bolsillo, pero no antes de hacer levitar sus maletas escaleras abajo. Se puso su sombrero en la cabeza y se preparó para su futuro.
Se paró en el porche de la casita de piedra para esperar el carruaje. El sol empezó a descender lentamente del cielo mientras el día se transformaba en noche. Tenía un largo camino por delante. Ella se habría aparecido con su primo, pero su padrastro no sabía nada acerca de sus "habilidades", así que tenía que mantenerlo en secreto una última vez. Los sonidos del campo, el ruiseñor y los grillos entonando su canción nocturna normalmente eran un consuelo para ella. Ahora sólo le causaban dolor, ya que servían de recuerdo constante de lo que perdería.
Ya no había vuelta atrás. Se habían tomado decisiones, se habían cambiado vidas y ella no era quién para jugar con el destino. El destino ya era bastante caprichoso tal y como estaba. La vida se desequilibra apenas se tambaleara a un lado o a otro y frecuentemente a su propia voluntad. No, ella no dejaría a otros decidir su destino. Ella no dejaría que otros le dijeran qué estaba bien y qué estaba mal. Decidiría estas cosas por sí misma. Tenía que hacerlo y, como había concluido, no había vuelta atrás.
Caminó fuera del porche y miró arriba hacia la casa en la que había vivido desde que nació. Parecía muy vacía desde que su madre murió. Intentó recordar el aspecto que había tenido una vez: un cuadro que colgaba sobre la chimenea, a su lado una alfombra de nudo y la pequeña mecedora blanca de su abuela con su pintura desgastada en la esquina. Se fue, todo se fue. Ahora la casa estaba vacía y abandonada, igual que su corazón se sentía vacío y abandonado.
Sentía que se había ganado el derecho de sentir melancolía. Volvió a la puerta principal para asegurarse de que no había olvidado nada, aunque ya sabía que no. Lo único que dejaba eran dos perchas en el armario y algo de polvo bajo la cama. Se mordió su labio inferior mientras recordaba la razón verdadera por la que se marchaba y nunca iba a volver. Estaba sola. Sola.
Las cosas nunca serían lo mismo. De alguna manera, ella siempre supo que este día llegaría.
Su madre se casó con Ernest Simpson cuando tenía catorce años. Fue un buen marido para su madre y un buen padrastro. Sin embargo, el nunca supo nada sobre su magia y su madre le pidió que nunca se lo dijera. Ella sólo había ido al colegio dos años y luego la obligaron a volver cuando su madre se puso enferma. De hecho, vivía en un pueblo enteramente Muggle, donde a veces se hablaba de magia, pero sólo en voz muy baja y con miedo. La hermana de su madre también era una bruja que tenía un hijo, Harry. Ella solamente se había encontrado con su primo dos veces, aunque se habían escrito el uno al otro durante la mayor parte de sus vidas. Sus padres murieron cuando era un niño y su padrino lo crió. Su padrino murió cuando él tenía quince años. Hermione y su madre hicieron el viaje hasta el Valle de Godric para mostrar sus respetos cuando Sirius Black murió. Ella encontró de inmediato un alma gemela en el mayor de sus primos. La única otra ocasión que le vio fue el mes pasado cuando su propia madre murió. Harry vino e insistió en que se fuera con él al Valle de Godric y le contó que era una comunidad plenamente mágica. Le dijo que tenía dinero y quería contratar a un tutor para ella para que pudiera continuar con la educación que fue forzada a abandonar. Le dijo que podría aprender más sobre pociones, su pasión. Le contó que estaba solo en su gran casa y que quería encargarse de ella. Ella no tenía ningún lugar más al que ir, así que accedió a vivir con Harry y su antiguo tutor, un hombre llamado Remus Lupin. Harry ya era mayor de edad y acababa de tomar posesión de su fortuna. Hermione no tenía ni idea de cuánto dinero tenía Harry o cómo de grande era su casa, pero sabía que cualquier cosa era mejor que quedarse aquí.
Su padrastro ya había vuelto a casarse. Se casó con su ama de llaves una semana después de que su madre muriera. Se mudaron a una casa más grande y vendieron esta casa. Su casa. Suya con toda justicia, pero sólo en su corazón. Él sí la había heredado, así que tenía el derecho de hacer lo que deseara. Le dijo a ella que podía vivir con ellos, pero su nueva esposa no pensaba que eso fuera prudente.
Qué razón tenía la mujer.
Su padrastro atravesó la entrada principal y dijo:
-Vine a despedirme, Hermione. ¿Aún no está aquí el carruaje?
-No, Harry dijo que enviaría el carruaje antes de las 6:30, así que no estoy segura de dónde está -dijo Hermione con voz ansiosa.
-Iba a ayudarte con tus baúles, pero veo que ya te las has arreglado con ellos. ¿Cómo conseguiste bajarlos tú sola? -preguntó.
Antes de que ella tuviera que pensar en una respuesta, vio el carruaje virando en la curva de la pequeña carretera de tierra hacia la casita de piedra.
-Bueno, adiós, Ernest -dijo Hermione. Se inclinó y besó su mejilla-. Espero que estés feliz
-Siento no haber podido cuidarte mejor -le dijo. Él le dio un apretón de manos-. ¿Tienes todo?
-Eso creo -respondió.
-¿Volveré a verte alguna vez? -preguntó él.
-No sé cómo responder eso -dijo ella.
-Tu madre te quería, ¿sabes? -él sonrió.
-A ti también -dijo Hermione.
El lacayo bajó de la parte de atrás del carruaje y cargó los baúles, cogió su mano y la ayudó a entrar. Ella se asomó a la ventana y miró la casita de piedra una vez más. Había acabado. Esta parte de su vida había acabado y un nuevo capítulo había empezado. Era el orden natural de las cosas. No lo hacía más fácil saber que estaba predestinado a ocurrir así; simplemente era lo que era.
El mundo yacía a sus pies y todo lo que podía hacer era ir a donde éstos le guiaran. Donde fuera que el viento la llevara era donde debía estar. No vivir más del tiempo prestado. Su vida era ahora y para siempre suya. Le dijo adiós a su padrastro con la mano una última vez. Se sintió extraña marchándose, pero bien.
Viajaron toda la noche. Intentó dormir en el carruaje lo mejor que pudo, pero era incómodo. Pararon en una posada cerca de su destino para que pudiera darse un baño y cambiarse de ropa. El lacayo le dijo que el Vizconde lo había concertado. Al principio, no supo a quién se refería. "Oh, Harry", pensó. Qué amable de su parte.
Se limpió y se puso un vestido más bonito. Era verde azulado con lazos blancos y encaje. Realmente era su vestido más bonito, pero sabía que no sería considerado nada especial por los señores y señoritas del Valle de Godric. Ella era una muchachita de campo y las cosas que estaban bien para ella, estaba segura de que ellos las considerarían comunes.
Finalmente, el carruaje se paró en la plaza del pueblo. El lacayo se bajó de él y abrió la puerta.
-El señor Potter nos dijo que la dejáramos aquí en el pueblo y que él la recogería personalmente en su carruaje privado para llevarla a la Mansión Potter.
-¿La Mansión Potter? -preguntó ella.
-Su mansión, señorita -dijo el hombre.
Miró el reloj que llevaba en una pequeña cadena alrededor de su cuello. Había llegado veinte minutos antes, así que tendría que buscar algo para pasar el rato mientras esperaba a Harry. Aunque ésta era una comunidad mágica, todavía se amoldaba a las morales de la época y, siendo la Inglaterra de 1800, 1818 para ser exactos, sería indecoroso para una mujer pasear alrededor de la plaza del pueblo sin la compañía de un pariente masculino mayor, un tutor, una doncella u otras mujeres. Aún cuando la comunidad mágica tenía a las mujeres en una más alta consideración, educándolas, dejando que heredaran la propiedad, estaba todavía atrasada en muchos sentidos. Ella no quería hacer nada indecoroso o que pudiera avergonzar a su primo, pues él era un miembro muy respetado de esta comunidad. Por lo tanto, como una mujer soltera de su edad no podía andar por sí misma por el mercado, se sentó en un banco a esperar.
Tras esperar otros veinte minutos, en el cálido sol del mediodía, decidió entrar en la pequeña tienda. El carruaje se había llevado sus baúles y equipaje, y la había dejado sólo con su monedero, su parasol y su bolso de mano. Dejó su bolso fuera y entró en la tienda. El hombre que estaba detrás del mostrador le sonrió.
-¿Puedo ayudarle en algo, muchacha?
-Estoy esperando a mi primo Harry Potter -dijo ella.
-Madre mía, ¿eres la prima del señor Potter? Debo decir que todos hemos estado aguardando pacientemente su llegada -el hombre sonrió abiertamente-. Siéntase libre de esperar aquí dentro, lejos del sol.
Hermione sonrió agradecida y empezó a mirar alrededor de la limpia tiendecita.
Dos hombres entraron en la tienda y Hermione levantó la vista del libro que estaba mirando para observarles mientras se tambaleaban, riendo y armando escándalo.
-Te lo juro, Malfoy -dijo un hombre alto de pelo castaño claro-. Eres un canalla. Retar al hombre a un duelo de magos justo delante de su hermana, a la que supuestamente blasfemaste.
El apuesto hombre rubio rió y dijo:
-Bueno, él insultó mis botas. Éstas son botas de Yute hechas por elfos y cuestan mucho dinero. Más dinero del que el zoquete ése y la estúpida de su hermana verían en cien años. ¡Se lo merece!
-¡Pero hacerlo en frente de tantos miembros de su familia! Tienes suerte de que llegara cuando lo hice -el otro hombre rió-. Y, sinceramente, insultaste a su hermana ¡y todo lo que hizo él fue insultar tus botas!
Hermione echó un vistazo a sus botas. A ella no le parecieron especiales. Volvió a mirar su libro. El gesto no pasó desapercibido para el hombre rubio.
-Bueno, Nott, ¡él insultó la cara de mi acompañante! -dijo Malfoy, cuando miró de nuevo a su amigo.
-Vamos, vamos, Malfoy, decir que Pansy tiene cara de dogo es la verdad, no un insulto -el otro hombre se carcajeó. Malfoy rió también.
Hermione alcanzó la parte alta de la estantería para colocar el libro y su sombrero de paja, atado con un lazo y colgando en su espalda, se deslizó por sus hombros y cayó al suelo. Los dos hombres de ropas llamativas se volvieron a mirarle. Sus largos rizos de tonos marrones miel y dorado se liberaron de su cubierta cuando su sombrero cayó y su pelo se esparció en cascada por su espalda y sus hombros. Se dio la vuelta rápidamente para intentar coger el sombrero y, en la vuelta, tiró su libro también. Se dobló por la cintura para recogerlo y, cuando lo tuvo seguro en sus manos, se giró para coger el sombrero. El hombre rubio ya lo tenía en la suya. Él se irguió y ella también. Ella hizo una reverencia y ladeó la cabeza. Él hizo una inclinación y le devolvió el sombrero. Sin un caballero allí que conociera a ambos de antes para presentarlos, ellos no podían intercambiar palabras. Cuando le pasó su sombrero, las puntas de sus dedos se tocaron brevemente. Se puso roja y su mano retrocedió a su costado por la impropiedad del roce. Él la miró a través de ojos insondables y ella intentó averiguar en qué estaba pensando.
Ambos se mantuvieron quietos, simplemente mirándose el uno al otro. Finalmente, él se inclinó otra vez, como forma de despedida, y ella hizo una reverencia una vez más. Sabía que sería impropio hablarle a un caballero que no conocía. Él se puso su sombrero en la cabeza, lo ladeó una vez y volvió con su amigo.
-¿Quién crees que es? -dijo Nott.
-Ni idea -contestó Malfoy-, pero aparentemente es alguien con educación y posición. Me pregunto por qué está sola y no con una doncella o algún acompañante -se giró hacia el dueño de la tienda y dijo-: Oiga, usted, ¿quién es la mujer joven de la esquina?
-Esa es la prima del señor Potter. Vino para quedarse y vivir con él -dijo el hombre.
-Muy mal, Draco -rió Nott, golpeando el brazo del hombre-. Incluso si es algo trascendental, es pariente del hombre al que más odias. Aún así, es atractiva y ciertamente no tiene cara de dogo.
Hermione oyó la conversación entera y se dio la vuelta. Draco la miró, otra vez con una expresión que ella no podía descifrar, pero esta vez creyó ver arrogancia por alguna razón.
-Sí -dijo él-, es muy atractiva, incluso si es pariente de Potter.
Hermione pensó que el hombre no era sólo arrogante, sino también ignorante.
Él la observó mientras ella enrojecía otra vez y se daba la vuelta. Esta vez, él sonrió. También era modesta. Lo encontró reconfortante.
En ese momento, Harry Potter entró en la tienda. Harry se dio cuenta de la presencia de Nott y Malfoy y simplemente asintió con su cabeza y dijo:
-Nott, Malfoy.
-Potter -lo reconoció Draco, con una rápida inclinación de la cintura. Nott hizo lo mismo. No era algo por lo que Draco estuviera feliz, pero Harry Potter era un Vizconde, incluso si era de sangre mestiza, el título lo mantenía ligeramente por encima de los otros barones del país en la comunidad. Potter era de la clase alta y bien querido por la mayoría de la gente del pueblo y, aunque a Draco le doliera admitirlo, su mundo le debía un gran servicio, pues él libero a su mundo de una gran amenaza cuando mató al Señor Oscuro y, por ello, incluso Draco estaría agradecido.
Además, su recientemente fallecido padrino era primo de Draco por parte de su madre. Draco creció con Potter, pero, aún así, nunca le gustó y nunca lo haría. El pensamiento de que la chica más guapa que había venido al pueblo en posiblemente un siglo fuera pariente de ese gran bufón no era algo que Draco pudiera olvidar fácilmente. Aunque sí se preguntó si el parentesco sería por parte de los Potter o por parte de la madre de Harry. Podría ser diferente si ella era sangre pura o no.
La verdadera razón de que Draco odiara a Harry Potter era, aunque le doliera admitirlo, que estaba celoso de él y, ahora, con el añadido de esta preciosa jovencita viviendo en la casa de Potter, Draco estaba incluso más celoso. Él no estaba celoso de su riqueza porque, de hecho, él era rico; su fortuna no podía igualar la de Draco. Más aún, Draco siempre tendría algo que Potter nunca tendría: posición de sangre. Draco era un sangre pura y Harry no, y ni todo el dinero, fama y títulos del mundo podría cambiar nunca ese hecho. Draco era superior a causa de su sangre. Sí, él era mejor que el hombre y lo sabía, incluso si nadie más lo hacía. Ahora, si solamente pudiera superar el sentimiento de envidia.
Harry se precipitó hacia la mujer, que estaba de espaldas a la puerta, y dijo:
-¿Hermione?
Hermione giró y sonrió. Draco se perdió en su belleza. Su deseo por la mujer se convirtió rápidamente en consternación cuando se dio cuenta, otra vez, que su sonrisa estaba reservada para Harry Potter. La mujer más atractiva que se cruzaba en el camino de Draco en una década y era pariente de Harry Potter. Ella tendió su mano y dijo:
-Hola, primo.
-¡Un apretón de manos, creo que no! -Harry la agarró y tiró de ella en un apretado abrazo. Eso la avergonzó hasta cierto punto, especialmente porque los hombres de antes todavía estaban allí.
Draco sintió que acababa de desaprovechar los últimos diez minutos de su vida pensando en la tez brillante y la bonita sonrisa de la mujer, sólo para descubrir que era pariente del hombre al que más odiaba. El pensamiento de que era familia de Potter le hacía dar arcadas.
-¿Va a presentarnos, Potter? -dijo Nott.
Antes de que Draco oyera otra palabra, se excusó y se fue, resuelto a no oír el nombre de la mujer y también a no malgastar otro precioso momento pensando en su largo pelo rizado, sus cálidos ojos marrones, el arco perfecto de sus cejas, su postura perfecta, su… ¡maldita sea! Estaba perdiendo el tiempo pensando en ella otra vez. Cogió su caballo del poste para atar a los corceles, determinado a montar hasta casa y nunca volver a pensar en la maldita mujer otra vez, cuando se dio cuenta de que lo que seguramente tenía que ser el equipaje de ella estaba siendo robado por el ladrón local. Él era un caballero, así que cabalgó tras el hombre para recuperar las pertenencias de la mujer.
Sí, parecía que el destino tenía otros planes para Draco Malfoy y Hermione Granger.
N/A: (Próximo capítulo: Draco es presentado a Hermione y, al principio, no se causan buena impresión)
N/T: Les agradecería que me avisaran si opinan que algo no está bien traducido o cometo alguna incoherencia.
Si a alguien le interesa leer la historia en inglés (Arrogance and Ignorance), dejar un review directamente en el original para que la autora lo reciba de forma directa o ver el profile de la autora (AnneM. Oliver) puede hacerlo a través de My Favourites en mi profile. Yo le haré llegar algunos de los reviews, de todas formas.
