Hola qué tal xD

Aquí Orchid, con otro fic nuevo (Es que pareciera que mi musa no se cansa de sacar ideas nuevas), que en realidad es un regalo de cumpleaños super adelantado para Sakura Zala-sama!

Este en específico, por el momento es un One-shot. Lo más probable es que en un futuro se vuelva una colección de One-shots Kazulica (Kazuki x Silica), los cuáles, o por lo menos la mayoría, espero que vayan guiados por la línea canónica de White Butterfly, fic de Sakura-sama (¿Shout out? ¿Donde? XD)

En fin. Si no han leído White, no van a entender ésta historia. La primera parte de la misma se sitúa, si no me equivoco, tres meses antes de el inicio de White.

Si no les gusta el Kazulica (Repito, Kazuki x Silica, no Kazuto x Silica), simplemente no la lean.

¡Disfruten!


14 de Marzo, 2029

Hacía un hermoso día soleado y despejado. Era algo caluroso, pero la brisa compensaba por ello con creces. Las calles se encontraban rebosando de gente que casi seguramente había salido para disfrutar del agradable clima, y entre ellos resaltaba un joven de piel trigueña y largo cabello negro cuyos mechones más largos cubrían su mirada grisácea y casi alcanzaban a rozar la punta de su nariz.

Se encontraba recostado de la pared de un local cualquiera mientras miraba atentamente su teléfono celular, que estaba sosteniendo con una de sus manos, mientras que la otra se encontraba apoyada sobre un bastón de metal.

Su mirada plateada escaneó sus alrededores en búsqueda de quien estaba esperando, pero al fallar en encontrar la joven de baja estatura y coletas, soltó un suspiro.

-Diez minutos...- Murmuró, pensando en que podría estar la atrasando tanto. Después de dirigir una última mirada alrededor de la calle, volvió a observar el aparato que sostenía en su mano -Díez minutos tarde, y ni un mísero mensaje- Continuó, fulminando el teléfono con su mirada, como si eso fuera a elicitar una notificación de mensaje de texto proveniente del teléfono de aquella muchacha.

Sin embargo, la pantalla del celular permaneció completamente en blanco, mientras proyectaba la hora y otra información irrelevante, casi como burlándose cruelmente de su preocupado dueño.

-¡Kazuki-san, de verdad lamento la demora, es que-...!- Escuchó desde su derecha, por lo que instantáneamente volteó en dirección a la aguda y desesperada voz que había vociferado aquellas palabras.

Allí, de pie, se hallaba una jovencita de complexión física bastante pequeña a pesar de su edad, cabello de color castaño claro y ojos del color de la miel. Sus cabellos se hallaban atados en una cola semi-suelta de lado, en lugar de sus dos coletas de siempre, y un vestido de color índigo que le cubría desde los hombros hasta la mitad de las rodillas.

Su rostro ligeramente sonrosado en conjunto con las escasas y pequeñas perlas de sudor que se habían comenzado a formar en su frente denotaban que la menor había corrido a su encuentro al verlo, mientras el había estado tan concentrado en su móvil. Guardó el mismo para evitar distraerse.

Con una sonrisa un tanto débil, saludó a la joven -Buenos días, Silica.

El sonrojo que adornaba sus mejillas profundizó en color, aunque no precisamente por el cansancio -Y-ya te he dicho que no utilices mi nombre de usuario en el mundo real...- Le reprochó, aunque no logró soñar muy convincente.

Sin embargo, la sonrisa tierna que le regaló, y su asentimiento en acuerdo dijeron lo contrario.

-...Buenos días, Kazuki-san- Le saludó, finalmente, antes de añadir -¿Como te sientes? Escuché que tu programa de rehabilitación actual es bastante estricto...

El rió ligeramente, desordenado los otoñales cabellos de la menor con su mano libre -Pues si, es bastante exhaustivo la mayoría de las veces, pero no es algo por lo que preocuparse. Además, me encuentro muy bien. Ya casi puedo caminar sólo con este bastón como apoyo- Respondió, dejando que su mano bajara de encima de la cabeza de la joven, hasta su sonrojada mejilla, la cual acarició tiernamente con su pulgar. -Pero gracias por preocuparte por alguien como yo...

Ella salio del pequeño trance al cual había ingresado, y negó con la cabeza efusivamente -Kazuki-san es una muy buena persona; es tan sólo natural preocuparse por alguien que en su lugar haría lo mismo- Justificó, tomando la mano que acariciaba suavemente su mejilla, y entrelazandola con la contraria suya, en tanto comenzaba a caminar, consecuentemente arrastrándolo consigo.

El sonrió, aunque ligeramente contrariado. Esa mujer con apariencia de chiquilla se había convertido en algo muy importante para el de una manera sorprendentemente rápida; Y todo lo que tenía que hacer para darle rienda suelta a aquel camino que casi le aseguraba felicidad total, era olvidar a aquella otra mujer que le pesaba tanto en la consciencia. Olvidar aquella dulce esencia que desprendía su piel, y el aroma casi cítrico que emanaba de su largo cabello. Solo tenía que olvidar aquellos hipnotizantes ojos color ámbar, que brillaron fuertemente con profundo deseo y lujuria aquella única vez que ella fue solo suya, mientras ambos se dejaban llevar por sus más profundos instintos. Sonaba tan condenadamente simple, que casi quiso reír, pues a la vez era la cosa más complicada que podría pedirse de el.

Y es que aquel asfixiante sufrimiento nunca hubiera existido ni en su imaginación si tan solo se hubiese enamorado de Keiko en primer lugar. Y deseaba hacerlo. Lo deseaba con todo su ser y su alma; Pero el destino seguía jugando con el como lo hizo desde el momento que nació, condenándole a estar profunda e imposiblemente enamorado de la mujer de su hermano gemelo.

Y hasta llegó a pensar que después de su repentina muerte lograría olvidarla, pero amarga fue su sorpresa cuando sus sentimientos seguían ardiendo con la misma fuerza que cuando estaba viva y presente.

Inconscientemente y ante aquel pensamiento, dio un apretón con la mano que sostenía su joven novia, haciendo que ella frunciera el ceño, preocupada.

-¿Estás seguro de que te encuentras bien? Te noto algo distraído.- Le comentó ella al transcurrir un momento, sacándolo de sus pensamientos.

El respiró profundamente. No podía hacerle eso a Keiko; Ella era demasiado preciada para el, y lo menos que podía hacer por aquella joven que le había demostrado su cariño incondicional mil y una veces, era evitar preocuparle mucho.

Una vez que se hubo calmado a sí mismo, le ofreció una sonrisa débil -Solo estoy algo cansado.

Sus cejas se presionaron entre ellas con mucha más fuerza, mientras ella detenía su caminar -No deberías forzarte mucho, Kazuki-san, si estás muy agotado podríamos- Comenzó, pero fue interrumpida de golpe cuando el le beso la frente.

-No vamos a posponer esta cita por ninguna razón. Ya te dije que no hay razón para preocuparse, ¿no es así?

Ella titubeó por un instante, antes de asentir, aunque algo insegura mientras desviaba su mirada -Si tu lo dices...

Luego, el levantó sus manos entrelazadas, y rozó sus labios contra el reverso de la mano de Keiko, elicitando un escalofrío que recorrió su cuerpo, haciéndole estremecer ligeramente -Además, ya dije que no hay necesidad de utilizar un honorífico tan formal conmigo- Añadió, guiñándole un ojo, mientras disfrutaba secretamente el notar que el color de sus mejillas profundizaba notablemente.

Ella comprendió lo que estaba haciendo, por lo que forzosamente bajó sus manos entrelazadas, mientras le fulminaba con su mirada -Mou, Kazuki-san, no es divertido...- Se quejó, haciendo un pequeño puchero. Sin embargo, no soltó la mano del muchacho por ninguna razón.

-Bueno, bueno- Rió -Como tu quieras, Keiko. Después de todo, hoy es White day- Finalizó, dándole paso al silencio.

Recordaba a la perfección como había sido aquel día de San Valentín, exactamente un mes atrás. El cómico nerviosismo de Keiko, la adorable manera en la que tartamudeó "Feliz día de San Valentín", y el precioso tono rosa que tiñó sus mejillas mientras le ofrecía una caja forrada de similar color, con un lazo rojo de adorno. Como agradecimiento por aquellos chocolates, el mismo le había invitado a una cita para el White Day.

Con una risita discreta ante el recuerdo, se adentró a un local de apariencia ligeramente elegante. Los ojos de Keiko parecieron iluminarse en cuanto vio el interior de la tienda.

Y solo por aquel líchigo instante en el que los ojos de la menor brillaron cual joyas, el no pudo evitar observarle embelesado. Y es que a sus dieciocho años de edad, Keiko, a pesar de aún conservar facciones infantiles en la totalidad de su apariencia, también había cambiado un tanto, demostrando su crecimiento. Fuera por el ligero aumento en su estatura; o tal vez el arreglo en su postura que ahora se enderazaba un poco más, que en conjunto con aquel vestido azulado resaltaba la más notable curva de su cintura y caderas, que, cabía agregar, también se habían ensanchado un poco. O tal vez sencillamente tratarse de aquellos brillantes ojos café claro, que con solo una mirada le traían a la mente mil recuerdos de los instantes que compartió a su lado, siempre observándolos cual si se fueran a desvanecer si separara su mirada de ellos.

Había visto ya un millar de emociones reflejadas en aquellos ojos que en aquel momento le miraron extrañados. Tristeza, alegría, emoción, nerviosismo, decisión... Estaba hasta secretamente orgulloso de ser quien presenciara cada faceta de su joven novia, y hasta se sentía extrañamente emocionado por descubrir aquellas que aún no conocía.

Y aunque su tosco y testarudo corazón le jugará y perjurara fuertes sentimientos a otra mujer, no podía evitar sentir aquella agridulce limerencia cada vez que se encontraba con ella; De la misma manera que no pudo evitar robar sus rosados labios en un efímero pero dulce roce con los suyos propios.

Y por lo que pareció la enésima vez aquel día, por no decir aquella mismísima mañana, las mejillas de la castaña se tornaron de una profunda tonalidad de carmesí solo comparable al arreból del atardecer.

~Every Lord Needs his Lady~

En un cómodo silencio que solo era interrumpido para ocasionales comentarios sin significado alguno, la joven pareja disfrutaba de lo que habían pedido, compartiendo la dulzura del momento que les rodeaba en aquel café.

-Nee, Kazuki-san- Intentó la muchacha, jugueteando con la falda de su atuendo, y sin dirigirle la mirada, a lo que recibió su atención -¿Puedo hacerte una pequeña pregunta?- Finalizó, tratando de dejar de lado su permanente nerviosismo por un momento.

-Pero, ¿Esa no es ya una...?- Comenzó a burlarse el mayor, pero al ver que su receptora le fulminaba con su amielada mirada, dejó su broma pendiendo en el aire -A-adelante Keiko- Respondió, aparentemente derrotado.

-¿Ésta cita es tan sólo en obligación por los chocolates, o hay algún significado escondido que no estoy captando?- Inquirió, mirándole con igual intensidad que antes, pero sin ningún sentimiento negativo a transmitirle.

El rascó su mejilla, rompiendo el contacto visual por una fracción de segundo en indecisión, que para su mala suerte, su novia notó, por lo que arrugó sus facciones faciales. -Supongo que nada puede escapar el perceptivo instinto de la Beast Tamer Silica-sama, ¿eh?...- Rió nerviosamente, pero ella no suavizó su expresión en lo más mínimo ante su intento de alivianar el ambiente.

Al notar ésto, suspiró -Bueno, en parte si es en agradecimiento por las galletas de chocolate, que por cierto, estaban muy deliciosas; Pero creo que necesitaba un buen descanso. La rutina de rehabilitación es sencilla pero extenuante, los terrores nocturnos consistentes de recuerdos desagradables me generan más estrés del que deberían, pero...- Comenzó, mirándole fijamente antes de apartar la mirada con repentina timidez -Estar contigo me relaja muchísimo. Además de que te extrañaba un poco...

Ella rió, mientras permitía que su expresión se relajara, y extendió su mano hacia el rostro de su amado, envolviendo una de sus mejillas con su mano y sonriendole dulcemente, mientras la utilizaba para mimarle -Sabes que si necesitas apoyo, todos nuestros amigos están ahí, y también Kazuto-san y Suguha-san. Pero quiero recordarte que está bien confiar en mi de vez en cuando con tus inquietudes, y aunque a veces pueda que mis consejo no ayuden de mucho, haré mi mayor esfuerzo para ayudarte a cargar con tus penas... ¿Si?

En respuesta, el dejo que sus párpados se cerraran, y se inclinó ligeramente hacia la cálida y suave extremidad. -A veces me pregunto si toda mi suerte la gaste en encontrarte... Y no son pocas las veces que pienso que de ser así, realmente valió la pena vivir tanto sufrimiento y dolor solo por un instante de ésta envolvente calidez...- Abriendo sus ojos para asomar su plateado mirar por debajo de sus oscuros mechones, le sonrió radiantemente, mientras rompía el contacto que tenia con la joven. -Aunque,- Profirió -No estaría nada mal si terminaramos de comer antes de seguir con los sentimentalismos. Estoy hambriento.

Al oír éstas palabras, ella retiró su mano, ligeramente ofendida, mientras regresaba su atención al plato que apenas y había tocado. -Vaya manera de arruinar el momento, ¿no?- Le regaño, dándole un suave puntapié por debajo de la mesa, que fue recibido con un pequeño quejido. Luego, ambos estallaron en risa.

Y al finalizar sus carcajadas, una vez más fueron inundados por la bella música del silencio, dejando preguntas no formuladas dispersadas por el aire; Preguntándose así, si se daría alguna otra oportunidad para realizarlas.

Keiko decidió arriesgarse a elegir la negativa.

-Nee, Kazuki-san- Intentó de nuevo; Una vez más desistiendo de probar el postre que reposaba frente a ella, que aún se extendía a un poco más de la mitad del plato, como burlándose de su incapacidad de elegir entre finalizarlo o vociferarle correctamente sus pensamientos y opiniones al pelinegro que se hallaba sentado frente a ella.

-¿Hm?- Y una vez más, recibió su atención en respuesta, sin la más mísera muestra de indecisión previa al hacerlo.

Por un momento, se sintió culpable por su acción. Siendo aquella oportunidad la única que tenía Kazuki para relajarse después de un largo tiempo de cansancio y estrés; Justamente era la que había elegido para molestarle repetidas veces con, en opinión propia por lo menos, su infantil y repetida insistencia. Pero, por otro lado, sabía que no se lo perdonaría nunca si dejaba que aquel chance se le escapara de entre las manos. Y así, decidió en su mente cual de los dos sería prioridad en aquella ocasión, disculpándose con el en su mente por su egoísta elección.

-He estado pensándolo bastante, …este "Llamado de los dragones" que mencionaste el otro día... ¿Solo puede ser realizado específicamente por un Dragon Lord?

El lo pensó por un momento, tomando un sorbo de aquel té de avellanas que había ordenado -La verdad, si. Pero casi podría decirse que ser un "Dragon Lord" es un título otorgado por esa Skill más que un pre-requisito para la misma...- Razonó, viéndose un poco incómodo en torno al tema. -Pero es algo psicológicamente exhaustivo para el susodicho Señor de Los Dragones. En el mejor de los casos, usualmente pierden la consciencia tras el transcurrir de unos minutos. Alguna vez escuché una leyenda sobre el Lord mejor entrenado, que logró mantenerse consciente por casi media hora; Pero las consecuencias a su hazaña fueron sumamente fatales... Por razones como esas no quedan muchos con la capacidad de invocar un dragón y vivir para contarlo. Supongo que esa es la clase de persona que realmente podría llamarse "Dragon Lord". Sería hasta extraño toparse con más de uno de ellos en un lapso de vida promedio.

Ella permaneció callada por unos instantes, procesando la información que se le había proveído, antes de captar en algo sobre aquel discurso -¿Cómo sabes tanto al respecto?- Preguntó, con genuina curiosidad. Y cuando él desvió su mirar, algo hizo *click* dentro de su cabeza, por lo que ella inhaló en sorpresa, antes de también apartar la mirada. -Tu eres uno, ¿no es así? Eres un Señor de Los Dragones.

El asintió, pero al notar que ella no le estaba observando, vociferó su respuesta -Si. Aparentemente es una afinidad de nacimiento, pero, con una constitución tan física y mentalmente frágil como la mía, dudo seriamente de mi capacidad para invocar un dragón, y mucho menos para mantenerme consciente por suficiente tiempo para verlo.

Ella permaneció en silencio antes de levantar la voz, en una manera extrañamente temblorosa -¿Dijiste que hasta aquellos sin la predisposición de nacimiento podían intentarlo, no?

-Si, pero...- Las pupilas del ojiplateado se escogieron hasta su límite en alerta, al darse cuenta de lo que la castaña estaba insinuando -De ninguna manera, no lo permitiré. ¿No escuchaste? Es demasiado peligroso, no soportaría perder- Sus palabras de advertencia fueron repentinamente interrumpidas cuando su novia se levantó de su asiento, inclinándose ligeramente sobre la mesa, mientras tomaba sus manos entre las suyas propias y le miraba con decisión pura reflejándose sobre sus irises.

-De la misma manera que yo no soportaría perder a Kazuki-san- Dijo, sin el menor nerviosismo ni desesperación característicos de su hablar. -Si llegase el momento en el que tuvieras que hacer uso de tu afinidad con aquellas criaturas, estaré dispuesta a prestar mis fuerzas para ayudarte... No debes soportar esta carga solo. Ya te he prometido que te ayudaré cargar tus pesares, ¿no es así?- Finalizó, sonriendo con ternura.

El rió ligeramente -Bueno, supongo que este es el momento adecuado para darte esto, entonces- Comentó, tan ligero como siempre a pesar de la conversación presente. Al terminar de decirlo, sacó un curioso accesorio de su bolsillo. Tenía la forma básica de un aro, aunque ésta no era obvia a simple vista puesto a las detalladas decoraciones que ostentaba. Sus intrincados diseños le hacían parecer un dragón color ónice enrrollado sobre sí mismo, y con sus ojos abiertos y alertas, brillando del color de los rubíes.

Ella miró el objeto, curiosa, mientras parpadeaba para espantar las pequeñas perlas húmedas que se habían empezado a formar en sus lagrimales. El le extendió el objeto, a lo que ella lo tomó, y se sorprendió ante su extraña y tenue calidez. -Iba a ser un simple regalo para nuestro aniversario, pero ahora será un anillo de promesa- Le contó, impulsandole a que se lo pusiera. -Verás, escuché una peculiar leyenda. Dice que cuando cae un Señor de los Dragones, su dragón correspondiente entra en un estado similar a la hibernación, hasta casi parecer un cadáver, para no despertar hasta el momento que encuentra un nuevo individuo digno y capaz de invocarle.

Ella miró el anillo, extrañada, mientras trataba de hallar la conexión entre el regalo y la historia que se le había contado hacía unos instantes. Pero el momento que el silencio los envolvió, sintió lo que parecía un leve y difícil de percibir latido provenir del pequeño accesorio. Al notar esto, lo inspeccionó, sorprendida ante la sensación. Y cuando levantó la mirada para obtener respuestas al respecto, se sorprendió aun más ante la visión de Kazuki, levantando su brazo derecho, cuya muñeca ya no estaba cubierta por su suéter oscuro, y mostraba un brazalete que combinaba en sobremanera con su anillo, aunque sólo en lo que concernía a los colores.

-Es una promesa. Si llega el caso de que necesites tu ayuda de aquella manera, prestarás tu talento de Dragon Tamer para contribuir a invocar a un dragón; Pero de otra manera no arriesgaras tu vida así. ¿Me lo prometes?

Ella estuvo a punto de asentir, pero antes profirió -Si tu prometes no arriesgarte a menos que la situación lo requiera con urgencia.

El rió -Es lo justo. Está bien, lo prometo. Ahora, Ayano Keiko, ¿Prometes tu ser mi Dragon Lady si la situación lo necesita?- Preguntó, parcialmente en broma, mirándole con especial atención.

Ella se sonrojó ante la mínima insinuación que ello conllevaba; Pero poco después asintió, con una pequeña sonrisa tímida.

Y así, se levantaron de sus asientos, pronto encontrándose entre los brazos del otro mientras sellaban su promesa con un dulce y significativo beso. Las pequeñas lágrimas de felicidad que Keiko había intentado aguantar pronto hallaron su camino fuera de sus lagrimales, rodando por sus mejillas. Los pocos espectadores, al no haber oído la conversación, malentendieron el significado, y aplaudieron ante la escena, lo que solo sirvió para apenar un poco a la joven pareja.

Al final, tuvieron que pedir sus postres para llevar, puesto a que su conversación lamentablemente no les permitió finalizar su merienda ni mucho menos. Pero valió la pena por cada segundo.

Y antes de que la misma Keiko se diera cuenta, aquel hermoso anillo se había vuelto su más preciada pertenencia, lo que le propiciaba una horrible afugia cada vez que consideraba lo que sucedería si las condiciones de su promesa se cumplieran...

26 de Octubre de 2029

Con el corazón en la garganta y los recuerdos frescos en la memoria, se halló a sí misma corriendo a la mayor velocidad que podía entre la densa vegetación junto con sus viejos amigos, y sus nuevos conocidos, mientras se arrepentía de haberse quedado atrás mientras Kazuki se aventuraba adelante, poniendo su vida en peligro.

El pensamiento le llevó a recordar la impotencia que sintió cuando le vio invocar a Pyrios, mientras sacrificaba aquella pequeña flor, que aunque se hallaba marchita, se notaba que portaba consigo fuertes e inmarcesibles sentimientos y recuerdos.

Y así le llevo a aquel susto mortal que sintió cuando aquel latido se aceleraba, como solo lo hacía cuando el se hallaba en mitad de un combate.

Titubeó por segundo mientras aún se hallaba en carrera, antes de remover el cálido accesorio y apretarlo en una mano contra su pecho. Se permitió cerrar los ojos por un instante, antes de volver a abrirlos, esta vez mirando al frente con decisión.

-Si ésto es lo único que puedo hacer para ayudar a todos...- Habló en voz alta, a sabiendas de que debía ser totalmente sincera, no sólo consigo misma, sino con todos los que presenciaban la invocación. Pero luego negó con la cabeza -No. Si utilizar esta Skill es lo único que puedo hacer para salvar a Kazuki-san, estoy dispuesta a sacrificar mi nexo más fuerte con el. La promesa que nos unió por poco más de medio año, pero que para mi significó el mundo...- Al dejar que su oración finalizara allí y se perdiera en el viento, el anillo de dragón flotó sobre la palma de su mano, emitiendo una brillante luz.

Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas al observarlo transformarse en aquel instrumento musical alargado que podría invocar a la criatura que buscaba llamar.

Al tomarla entre sus manos, el brillo que le rodeaba se expandió en una onda brillante que la rodeó cual torbellino de luz.

Sus labios rozaron la fina boquilla de la flauta de invocación, en lo que ella soplaba, a su vez moviendo sus dedos con la inexperiencia de alguien que no estaba acostumbrada a tocar tal instrumento. La dulce música que la flauta emitió tomo forma física, transformándose así en runas de invocación que se adhirieron al torbellino de luz que le rodeaba.

Para ese momento, cada mínimo gesto le parecía un enorme esfuerzo. Cada movimiento era una fuerte carga, cual una presión fuerte en su cabeza.

Se sentía ligeramente mareada, mientras presenciaba las corrientes de aire volverse cada vez más fuertes. Sus irises escarlata notaron que finalmente había llegado a aquel claro donde se llevaba a cabo la batalla

Procesando la escena frente a ella, no gastó tiempo alguno en separar el instrumento musical de su boca, y utilizar lo que quedaba de fuerzas para gritar a viva voz el nombre de aquella magnífica criatura que había invocado, profiriéndole así una orden no verbal que éste pareció entender.

Y cuando Pyrios descendió en picada para cumplir sus órdenes, la presión en sus sienes aumentó, propiciandole un horrible dolor de cabeza, y el mareo se tornó insoportable en tanto sentía que las fuerzas le abandonaban. Cayó de rodillas sobre el suelo, al no poder mantenerse de pie. Sabía que tampoco lograría durar mucho más tiempo consciente.

Con su último aliento murmuró el nombre de aquel ser que prioritizaba hasta sobre ella misma, antes de caer completamente inconsciente, con una flauta rota entre sus manos, y frescas lágrimas aún deslizándose por sus mejillas, aunque éstas no hubieran sido a causa del dolor.


Espero que les haya gustado, eso ha sido todo por este primer capítulo. El título significa "Todo lord necesita su lady" o "Todo señor necesita a su señora" haciéndole alusión a lo que serían Kazuki y Silica, un Dragon Lord y una Dragon Lady.

Como pueden ver, la segunda parte se sitúa alrededor del capítulo 22 de White Butterfly. Solo para aclarar.

De nuevo, este fic va a dedicado a Sakura Zala, quien cumple años el mes que viene, el día 27! Feliz cumple adelantado xD Y como parece que esto se está volviendo costumbre, también va dedicado a tu mini-trauma por algunos eventos que sucedieron en los capítulos finales de tu propia historia xD

Eso es todo, por favor dejen un review acá abajo con sus quejas/opiniones/comentarios. Nos leemos luego!

~Orchid