Disclaimer: Fanfiction escrito por y para fans. No posee ningún fin lucrativo, pero es de mi autoría el drama. Derechos sobre los personajes a sus correspondientes autores originales.
Géneros: Drama, angustia, romance, crimen, tragedia.
Advertencias: World!travel, AR, EWE, crossover, slash, línea de tiempo alterada.
Pairing: Harry/Loki.
TRAVESURA REALIZADA
Parte I
①
—¡Yo también puedo hacerlo, padre! ¡Yo también puedo! —repetía no por primera vez Loki ante su padre, quien canoso, pero lleno de vigor, se alzaba con todo su poder de todo padre sosteniendo al que él sabía era su heredero original.
Lo miró suplicante, pidiendo por lo menos la renuente muestra de cariño «Sí, Loki, lo hiciste» o por lo menos un «Hiciste lo que pudiste». Él nunca fue el típico príncipe como Thor, tampoco tan poderoso, musculoso o rubio.
No era bueno en la pelea cuerpo a cuerpo, ni mucho menos en jugar a ser valiente, él era astuto como solo podían algunos —mentiroso decían unos pocos, él solo valoraba los sinónimos de las palabras—. No por nada fue apodado lengua de plata, ni mucho menos travieso cuando quería serlo, estaba en su ser tratar de hacer todo para llamar la atención, aunque sea durante unos segundos, que la mirada de su padre descansara en él por lo menos para reprenderlo antes de girarse al prodigio y alabarlo por la barbarie que estaba haciendo; Loki estaba acostumbrado a no pedir mucho, y su rostro lo demostraba como nunca antes lo había hecho.
Quería algo.
—No, Loki—y siempre recibía la misma respuesta.
No, porque lo hiciste mal.
No, porque le corresponde a tu hermano.
No, porque no posees las habilidades.
No, porque escogiste la magia, algo que es solo dedicado a las mujeres.
Y ahora últimamente se agregó el motivo de su ira profunda con Ásgard.
No, porque no eres realmente mi hijo.
Prefería estar muerto cien centenos antes de volverlo a escuchar, no quería más pena ni compasión por parte de este pueblo, no quería que tras sus espaldas siempre renegaran de él por no ser como ellos, no quería más abusos que tenía que soportar callado ni palabras malintencionadas a sus espaldas.
Y por eso cuando se soltó pese al grito doloroso de Thor, lo único que Loki le pidió a la madre magia era que donde sea que fuese enviado, anhelaba una familia o alguien que lo amara por ser quien era, todo él. Incluida su magia, su fortalezas y debilidades, que lo protegieran del dolor... Ante todo, él quería una familia.
②
Sirius Black miró orgulloso al fruto de un dolor de cabezas, un buffet de abogados y tres peticiones de honorables Lords ante sus manos, su mejor amigo James miró no sin orgullo su propio bulto y juntos compartían un don que solo un Lord y mago podría saber.
—Es hermoso, ¿no? —farfulló Sirius con sus ojos azules y rizos cabellos cayendo por su rostro—, ¡como todo un Black!
—Ája —replicaba de buena gana James, mientras que su inquieto prongslet se removía entre las mantas que cómodo lo albergaban—, será tú orgullo —le sonrió sabiendo que, aunque su propio hijo no hubiera dicho siquiera dos palabras, bastaba con que lo mirara con esos ojos verdes para tenerlo feliz y orgulloso.
—¡Ya lo es! —la pequeña criatura resguardaba entre las mejores y mullidas mantas de tela suave color púrpura característicos de la más noble y antigua familia Black. Su piel pálida y cabello oscuro era en lo absoluto heredable de su más alta y condecorada estirpe y estaba seguro que incluso la pécora de su madre admitía que había hecho algo por fin bien.
—Ahora nuestros hijos realmente serán amigos, Prongs —dijo entusiasmado el joven padre.
—No puedo esperar... No sí puedo, no quiero que crezcan tan pronto.
Lily, quien venía lentamente a través del pasillo de San Mungo ocultó su sonrisa amigable, no le sorprendía en lo absoluto que ambos merodeadores estuvieran absolutamente orgullosos de lo que ellos proclamaban su más grande logro y bromas: tener hijos. Y pese a que Sirius no tenía en lo absoluto planeado tener una pequeña bola de energía que lo siguiera a todas partes no veía cómo podría ser un mal padre.
La situación con Lady Pandora no había sido la adecuada, Sirius evidentemente siempre fue coqueto y nunca inició un proceso de cortejo con cualquier bruja por lo mismo y es por ello además que tampoco osó nunca a tocar a una bruja sangre pura que pudiera amarrarlo, fue por eso mismo que cuando Lady Pandora decidió hacer usos de sus artimañas y se quedó embarazada a propósito Sirius empleó todo su armamento de contactos y el nombre de los Black para quedarse con su hijo bajo la demanda de robo de línea.
Decir que la mujer quedó sorprendida por el hecho de que a Sirius le costó poco hacerse cargo de un niño que supuestamente no quería la dejó más que sorprendida y recluida en San Mungo hasta que diera a luz y luego fuese extraditada a Grecia donde sería motivo de juicio.
Algunos consideraban trágica la situación, pero para Lily quien miraba a ambos idiotas tratando de saber cuál de sus herederos era más guapo no dejó admitir que probablemente fue lo mejor ya que ambos dejaron de perseguir esos estúpidos sueños de ser aurores y tomar más activos en la política de mundo mágico.
Realmente no le gustaba interrumpir aquel «momento masculino» lleno de idioteces pero aclaró un poco su voz para llamar la atención y cuando ambos la miraron dudosos ella habló:
—¿Haz decidido qué nombre ponerle a tu hijo, Sirius? Dudo mucho que quieras que le sigan llamando «Black Junior» o en su defecto un nombre tan ridículo como «Heredero de las Estrellas».
Lily sonrió ante el descaro que tenía el Profeta para poner nombres tan ridículos sobre los herederos de casas nobles y antiguas y eso se debía exclusivamente a lo tradicionalista que podían llegar a ser.
Vio cómo su amigo frunció los labios con disgusto antes de mirar a su hijo con amor, acarició su apenas perceptible cabellera oscura y piel pálida, sus mejillas suaves y rosas, labios carmín y pequeños dedos que se enrollaban en la manta con una sonrisa.
—Es todo un Black —murmuró más para sí que para ellos y cortésmente guardaron silencio ante la revelación que tuvo Sirius, sonriendo amables y esperando su decisión—... Pero también es mi hijo —y ante eso una sonrisa brillante se formó en el atractivo rostro que poseía.
—Oh, no, conozco esa mirada —exclamaba Lily con disgusto, ¡era la misma que ponía...!
—Será un nombre que ni el mismísimo y jodido mural de la familia tendrá problemas.
—... Sirius, piensa bien en el nombre, una vez dicho...
—¡Como mi estrella!
—¡Sirius!
—Loki Black —y la magia ancestral y antigua atestiguando el nombre de un nuevo heredero se formó en su hijo quien se agitó levemente antes de suspirar contenido al poseer un nombre.
—Por Merlín, lo hizo —Lily se frotó las sienes con disgusto.
—Sirius, mi amigo —James interrumpió serio—, ¡eso es lejos lo mejor que se te ha ocurrido en esa cabeza llena de pulgas que posees!
—Sí, tengo mis momen- ¡Oi!
—¿Qué sucedió ahora? —la suave voz de Remus interrumpió su momento de recriminación por parte de la pelirroja antes de negar.
—Tu amigo hizo otra idiotez.
—¿Y James?
—Lo secunda, como siempre. A veces dudo que estuviera cuerda cuando me case.
—Lo mismo pienso yo—le sonrió suavemente antes de unirse a la algarabía de James y Sirius.
③
Gran Bretaña era como todo país de Europa central: una horda de producción y diversidad civil que sorprendería a los pequeños países alejados de un país desarrollado. Por el contrario, Gran Bretaña mágica era lo que se conocía como una horda de subnormales con problemas de aceptación de Lord Oscuro, corrupción y sobre todo progreso.
Como toda familia bendecida por la magia antigua, encontraban que ideas radicales estaban alejadas de sus deseos, pero tampoco querían quedarse estancados en el siglo XVII, fue por eso que el partido neoconservador nació y adherentes comenzaron a formarse tras las innovadoras o reconstructivas ideas de una mejor sociedad, o por lo menos una sustentable.
Los Black y los Potter nunca fueron conocidos por trabajar juntos, pero desde que los últimos herederos y ahora jefes de familia formaron un lazo indisoluble en Hogwarts esperaban más de esas ideas en conjunto.
James, teniendo una esposa nacida de muggles, podría aceptar con más libertad algunas ideas de su esposa que creía serían buenas para la sociedad, pero Sirius siendo criado al estilo conservador las arreglaba para que funcionaran con la magia ancestral para así no tener problemas con las barreras o que la misma magia quisiera esfumarse.
El partido apodado "Radical Ancestral" (otra broma más, y de muy mal gusto, por parte de Black) no era del todo utópico y también llevaba sobre sus espaldas a cierto mago Oscuro que se lanzó con profecías y ciertos inadaptados a la lucha por el control de mundo mágico. Y es en esta situación en la cual se encontraban.
—Dumbledore lo dijo en serio, hay una profecía en el Departamento de Misterios y mucho más concreto, en el Salón de las Profecías —estaban en el estudio, bajo fuertes salas de privacidad y el flu interrumpido. James estaba más que asustado bajo la posibilidad que su hijo y familia estuvieran bajo ataque por un desquiciado Lord Oscuro, pero por otra parte ellos no se quedarían sin hacer nada en Potter Manor.
—Si es así lo mejor será tomarla antes de que el Lord Oscuro lo haga.
—No se sabe a qué niño va dirigido, es magia antigua, Sirius, deberías saberlo.
—Pero el vejete con certeza apuntó a Harry y Neville.
—Alice y Frank están, por decirlo de alguna manera, desconcertados y asustados que Neville podría hacer eso. No le digas a nadie más pero él no ha dado muchas muestras de ser mágico.
—Oh... —era de mal augurio y gusto hablar de las incapacidades mágicas de un niño con padres mágicos, sobre todo reconociendo que Harry ya había comenzado levitando cosas, estrellándolas o en su defecto, llamándolas.
—Este es un consejo que solo te puedo dar como conocedor mi amigo —declaró serio Sirius—. Si un Lord Oscuro ve como presumible peligro a un niño lo matará con sus propias manos, sino, mandará a uno de sus lacayos a hacerlo. En el caso de que venga él en persona, y que alce su propia varita como ofensa contra un niño de la magia... Déjalo —declaró en voz a bajo nivel y rotundamente—. Un Lord Oscuro no vendrá por querer a matar a un niño, James, mucho menos mágico.
» Sin embargo la profecía dejó bastante claro que aquel bebé tendrá un "poder que el mago Oscuro no conoce
", eso significa que, si tú hijo en defecto es, saldrá impune ya que su magia responde a sus necesidades.
James lo miró sorprendido por unos momentos antes de estallar.
—¡No puedes esperar que deje a mi hijo SOLO con un jodido Lord Oscuro para que lo enfrente! ¡ES UN BEBÉ! —espetó furioso.
—No lo hago mi amigo, pero recuerda lo que te estoy diciendo. Si ese es el caso, solo ese, tú hijo ha sido bendecido por magia que ni tú ni yo podremos manejar. Un niño bendecido por la misma magia, James —Sirius sabía que era difícil, imaginar que su propio retoño estuviera en esa posición... No quería siquiera pensarlo, pero también conocía las viejas costumbres, y la magia era caprichosa, creando profecías y oportunidades... Si Harry fuese el elegido tenía incluso más posibilidades de vivir que Neville.
—... Sirius… Tú... —los ojos llenos de dolor de su amigo bajaron su postura rígida y con pesar apretó los hombros del menor.
—Lo juro por mi magia, James, que si ese fuese el caso... De que si tu hijo viniera a ser atacado por un Lord Oscuro y él, solo él, alza su varita sobre él para apagar su vida, solo en ese caso tú hijo tendría más probabilidades de vivir. No hagas oídos sordos a una profecía, mi amigo.
—Lily me matará si se entera...
—Ella no tiene que ver —susurró siquiera para que los cuadros escucharan y el sollozo amargo de James salió de sus labios antes de asentir.
Esperaba ciertamente no estar equivocado.
—Componte, los niños estarán pronto aquí y...
—¡Harry, Loki, no!
Una explosión mágica sacudió un poco la mansión antes de que —de mala gana— ambos padres se alzaran recomponiéndose poco a poco. Con un floreo de su varita James limpió su rostro y bajó la rojez de sus ojos, las arrugas de su ropa y trató de sonreír o por lo menos no parecer tan deprimido.
—Vamos, antes de que Lily y Remus nos maten por tratar de corrernos con ser niñeras.
—Son nuestros hijos, Sirius, es imposible ser niñeras de ellos.
—Eso lo crees tú, a veces me pregunto si él mío siquiera me reconoce.
—Debo admitir que tu último look quedaba bastante bien.
—¡El mocoso escogió verde! ¡VERDE!
—Hacía juego con el color de tu piel—se carcajeó suavemente.
—Sí, pues veremos cómo le dices a Lily el por qué debajo de la cuna de su inocente y pequeño bebé hay una escoba que se alza cuatro metros sobre el aire y es...
—¡No te atrevas!
—¡James, Sirius!
—Oh, veremos quién se atreve.
④
No había sido sorpresivo que como dos hijos únicos y herederos de lo que quedaban de sus «familias nobles» Harry y Loki fueran considerablemente mimados y muy por sobre todo felices. Sirius era todo lo que podía esperarse de un padre sangre pura, siempre sobre la protección de su heredero, siempre pendiente que tuviera lo mejor y sobre todo siempre dándole una sonrisa grande cuando el pequeño duende hacía magia accidental celebrando como buen padre sobre aquellos jarrones rotos o muebles inexplicablemente perdidos.
—¿Dónde está mi pequeño merodeador?
—¡Papa! —torpes pasos rápidos chocaron con sus piernas y sonrió cuando la pequeña cabeza de su hijo se alzó para mirarlo. Cabello negro y semiondulado, ojos azules y piel de bebé. Loki apenas tenía un año, pero era el bebé más lindo y travieso que pudo haber tenido.
—¿Te has divertido con tío Moony, tía Lily y Harry? —preguntó suavemente mientras se inclinaba para recoger a su hijo quien estiraba los brazos pidiendo ser cargado.
—Harry mío, mío—respondía con el ceño fruncido removiéndose inquieto pidiendo ser bajado ante las palabras de Sirius, y este lo observaba dudoso con sus torpes pasos dirigiéndose donde Harry estaba sentado mirándolo desde el suelo al costado de Lily—, Harry mío, mío—replicó más fuerte esta vez antes de sentarse a su lado y abrazarlo con fuerza con sus brazos regordetes y dirigir su rostro al de Harry—, beso, beso.
—¿Beso? —ahora estaba aún más intrigado cuando sin siquiera quejarse su ahijado le dio un topón de labios y su pobre Loki sonrió ahora arrullado y definitivamente no pudo evitar gritar indignamente mientras un recién llegado (y más compuesto) James se carcajeaba.
—¡¿Qué significa esto?! ¿Qué le han estado enseñando a mi hijo? —chillaba indignamente mientras paseaba su mirada a Lily quien sonreía levemente y a Remus quien de plano renunció a controlar su carcajada.
—Oh, no te espantes, Padfoot. Tú hijo ama al mío —anunciaba burlón Lord Potter.
—Tú hijo está quitando la inocencia del mío. ¡Exijo recompensa!
—No seas quejica, Sirius —interrumpía Remus—. Cuando lo llevamos a la fiesta de Neville había más niños en ella. Como Harry aquí recibió toda la innegable belleza de sus padres atrajo la atención de pequeñas doncellas y digamos que a Loki no le cayó muy bien oír que Harry no estaría con él para siempre y que se casaría con otra persona; obviamente no sabe lo que significa casarse ni lo que siguió después, pero él decidió que Harry debía estar con él toda la vida porque él sería su, ergh, esposa.
Y allí fue donde el grito de Sirius se hizo más escandaloso, James se rio aún más fuerte y Lily miraba soñadora a su hijo.
—¿Puedes creerlo, James? Nuestro hijo es todo un conquistador.
James, quien por un momento se permitió olvidar la estúpida profecía asintió. Palmeando la espalda de su amigo y habló:
—Creo que tenemos un compromiso que firmar, mi estimado Lord Padfoot.
—Loki —se quejó su padre atrayendo la atención de los niños quien estaban de lo mejor jugando cualquier cosa que significaba mover las manos de manera rara—, Loki, tú no eres una niña. Las niñas se casan con niños como Harry, tú te casarás con una niña, una niña —explicaba haciendo énfasis en la palabra niña. Loki hizo un mohín con sus ojos llenos de lágrimas a punto de caer antes de intentar hablar de nuevo.
—¿Loki no nina? ¿Loki no Haddy sempe? —dijo ahora llorando con ganas, Harry a su lado frunció el ceño mirando a su compañero de juegos. Se paró torpemente caminando a su padre atrayendo su atención a él mientras Sirius trataba de consolar a su hijo quien seguía sollozando escandalosamente. Cuando Harry llegó a su padre empujando sus manos a la túnica del mayor, quien al mirarlo no tomó tiempo en preguntar mientras su padre se inclinaba a cargarlo también.
—¿Loki no Hawy 'posa? —indagaba claramente perturbado por todo el jaleo formado, entre que su madre y Remus le decían que sí y luego sus padres no, eso no le gustaba, Loki era muy simpático, siempre compartía sus juguetes con él y también le gustaba jugar bromas a sus padres con Harry, le gustaba y no entendía por qué no podían estar juntos como su mami con su papá.
James le sonrió mientras trataba de ordenar el bien conocido cabello Potter logrando solo alborotarlo más, sus ojos verdes esperaban respuesta y James pensó en qué decirle a su hijo pronto a cumplir un año, esperaba no tener estas discusiones tan pronto, pero era bien sabido que los niños mágicos maduraban más temprano por lo cual no podría decir que no le sorprendía la situación. Él bien sabía que si fueran adolescentes sus padres no tendrían problemas con que salieran juntos pero otra cosa era predisponer que fuera así, merecían su individualidad y aunque no le sorprendía que a su hijo el daba lo mismo si Loki era niño o niña tendrían que trazar cuidadosamente la línea a seguir de aquí en adelante.
—No, no es tu esposa Harry, porque si no tendría que ser como tu madre, ¿entiendes? —interrumpió Sirius atrayendo ahora la atención de todos, era claro que Sirius no estaba muy contento con la situación y ellos sabían que estaba exagerando.
—Vamos Sirius, no seas tan duro, son solo niños.
—No—cortó él a Remus—. Loki no es una niña como Lily así que no puede casarse con Harry... O con cualquier persona —murmuró lo último para sí más que su compañía, pero todos pudieron escucharlo, James rodó los ojos mientras que Lily solo sonrió claramente sorprendida por el ataque de posesividad que presentaba el merodeador.
—¿Loki no nina? —preguntó de nuevo el menor con sus grandes ojos azules llorosos a su padre claramente pidiendo decir otra cosa.
—No, no niña como tía Lily—y como si fuera una epifanía por parte del menor este miró fijamente a Lady Potter, quien sorprendida solo pudo sonreírle con ánimo ante el joven corazón destrozado, el pequeño la miró fijamente claramente observando las diferencias entre ella y su padre y luego frunció el ceño cerrando los ojos y todos pensaron que estaba deseando, claro, eso hasta que su cabello se puso rojo, sus facciones infantiles se hicieron más de niña y las pestañas más profundas y ella no pudo más que abrir la boca sorprendida sin poder decir nada junto con Remus, acompañándola en aquel sorprendente giro.
Harry rio ante el cambio de su amigo y se removió inquieto tratando de llegar a Loki y su padre quien no pudo más que salir de su shock se largó a reír caminando rápidamente sin soltar a Harry, pero acercándolo a Loki quien miraba a todos lados tratando de saber si se había o no convertido en una niña.
—Oh por el amor de Merlín, Sirius. ¡Es un metamorfomago!
—¡No!
—¡Sí!
—¡Loki nina! —gritaba Harry cerca del niño ahora con cabello rojo—, Loki mamá —haciendo énfasis en su pelo con una gran sonrisa y pocos dientes.
—¡No!
—Ahora no podrás decirle que no —replicaba James.
—Mi hijo, mi hijo acaba de... Oh por Merlín.
—Beso, beso —pequeños dedos extendiéndose a los brazos de James y sin que nadie pudiera evitarlo Harry se inclinó y besó torpemente a Loki con labios llenos de baba haciendo reír al menor quien ahora tenía un largo cabello rojo fuego tal y como Lily, con mejillas sonrosadas y largas pestañas.
James y Lily disfrutaron el momento, su hijo era un niño sano quien tenía un mejor amigo que suponían cuando fuera grande se convertiría en algo más, hubo algo parecido a la decepción cuando James pensó en eso sobre todo considerando que quería nietos, pero al ver la sonrisa igual de imperfecta de Harry... Hay mucho camino por recorrer y ningún destino está decidido hasta que suceda lo contrario.
—Acéptalo Sirius, es imposible negarle algo a tu hijo.
No pasó mucho tiempo cuando los Potter pasaron a la clandestinidad.
Octubre 31 llegó en un ambiente denso para la familia Potter. Estaban escondidos en Valle Godric, en una pequeña casa que tenía Albus y que amablemente se las prestó para producir el encantamiento Fidelius, Sirius se había ofrecido en primera instancia, pero debido a las inminentes sospechas de que sería él quien ayudaría a pasar a los Potter en clandestinidad, decidieron optar por utilizar al eslabón más débil de su círculo con el fin de despistar a los mortífagos.
Samhain estaba en todo su esplendor, James quizás no seguía rigurosamente las viejas costumbres, consideró que para este día si bien no requería de un sacrificio, sí esperaba hacer un ritual para celebrar el ascenso de la magia, por lo cual con Lily realizarían un ritual más amable y que permitiera a Harry divertirse con la sensación noble de la magia y que no provocara daños en el núcleo mágico en desarrollo de su hijo quien aún era muy joven. Por otra parte, Lily disfrutaba experimentar magia ancestral desde que nunca pudo hacerlo cuando era pequeña.
—No quiero que Harry pierda su herencia. —Susurró en la noche cuando machacaba granada y pintaba a Harry con ella con símbolos rúnicos en su frente y pecho.
—Frío. —Murmuró Harry antes de perseguir cosas que solo su mente infantil podría descifrar.
—Vamos, hay que darnos prisa o nuestro pequeño león se pondrá bastante enojón por no estar durmiendo a la hora que corresponde.
Fueron pequeños cánticos y pasos de baile alrededor de una horda que olía a sándalo. Harry disfrutó intentando seguir los pasos lo mejor que pudo, expresado en su rubor que tenía sus mejillas.
—Me gustaría que estuvieran aquí —murmuró a su esposa mientras escuchaba. Todos los años celebraban Samhain juntos; Remus, Sirius (ahora con Loki), ellos y Peter, si no estaba demasiado ocupado con su madre. Disfrutaban esos días tranquilos, pero ahora con la guerra en pleno apogeo, y su red flu cortada, no había mucho que hacer.
—Espero que el próximo año sea mejor —susurró su esposa con su hijo en brazos en dirección a la escalera, Harry ya parecía aletargado por la acción vivida.
En su cuna, James le dio un beso antes de ir con su esposa al comedor, siquiera se habían sentado para tener su momento a solas cuando las salas de su casa avisaron visitas.
Visitas no programadas.
—¡Oh no, es él!
Siendo el primer instinto de Lily correr por su hijo, James alzó su varita desmayándola en las escaleras.
—Perdóname, perdóname —repetía como mantra antes de tomarla en sus brazos y correr al sofá cubriéndola con su capa de invisibilidad, agradeciendo los consejos de Sirius en tenerla a mano y pedírsela a Dumbledore.
James miró por la ventana cómo la figura se acercaba a su propio paso y se lanzó por las escaleras seguro de que —pasara lo que pasara—, Harry por lo menos tendría a su madre para cuidarlo.
Sin duda Voldemort pensaría que habría algo extraño si no encontraba a ninguno de los padres protegiendo a su pequeño hijo, la puerta de la casa se abrió y James erigió barreras protectoras alrededor de Harry y en él, y pidió a la madre magia por un favor.
—No tengas miedo, hijo, papá te protegerá. —murmuró James con una sonrisa inestable mientras que Harry se agitaba en la cuna.
—James Potter —escupió con su lengua bífida y ojos rojos. Ante él, Lord Voldemort se alzaba con su magia oscura, rostro serpentino y magia corrosiva—, gusto de verte —sonrió macabramente antes de alzar su varita hacía él. Lo siguiente que sintió fue un mar de dolor.
⑤
Cuando James abrió sus ojos, lo primero que vio fue a Lily, quien con una mezcla de alivio y furia que le daba más miedo que Voldemort.
—¡¿Cómo te atreves?! —declaró sin siquiera esperar a que James dijera algo— ¡Dormirme, y esperar a que estuviera viva para encontrar a toda mi familia muerta! ¡Estás en problemas, James Charlus Potter!
En su mente, viendo a su esposa viva, se pasó a su otra preocupación.
—¿Dónde está Harry? —cortó abruptamente mientras miraba el rostro triste de su esposa—... Lily, ¿dónde está Harry?
—¡Oh, James! —se rompió sin siquiera pensar en lo iracunda que estaba con su esposo—, no me dejan verlo. Está vivo hasta donde yo sé, pero cuando lo revisaron encontraron que había sobrevivido al Avada Kedavra. Dumbledore llegó, pero no me deja tener a mi hijo, ¡James! Nos quitaron a Harry —su sollozo fue descorazonador.
Y él... Él vio rojo.
Los días que siguieron a eso fueron incluso peores, una familia completa había sobrevivido y de alguna manera su hijo había derrotado a un señor Oscuro y vivir para contarlo.
James intentó por vías legales hacerse cargo de la tutela de Harry, pero el actual ministro (Fudge) se negaba a dar acceso a los padres diciendo que un niño tan peligroso debía por ende criarse según las normativas del ministerio, ley aprobada mientras James dormía con la mitad del Wizengamot en sesión y un amplio apoyo de Mortífagos sin capturar.
Dumbledore, por otra parte, insistía que él había podido colocar a Harry en un ambiente seguro, en el cual no peligrara y él mismo había alzado las barreras, pero criarlo en un ambiente mágico era peligroso incluso siendo ellos sus propios padres. Todo por la seguridad, dijo con voz senil.
Para James, Dumbledore solo estaba mostrando sus verdaderos colores y no dudó en salirse de la Orden del Fénix y quitar su inversión mensual.
—Nos quedamos sin recursos —susurró ya en abril. Sirius había intentado con sus contactos intentar sacar la información de la ubicación de Harry, pero Cornelius la tenía resguardada en su oficina en un lugar el cual solo él podría acceder.
—Tiene que haber algo, ¡alguien tiene que tener a Harry! Es imposible que lo hayan pasado por debajo del radar. Dumblendore tiene planes para él, es imposible que mi hijo esté muerto, Gringotts lo confirma.
James miró descorazonado como cada vez que la palabra 'Harry' y 'muerte' estaban relacionadas, su esposa se estremecía con fuerza mientras abrazaba aún más a Loki. Ninguno de ellos se sentía mucho mejor, después de todo las horas sin dormir se transformaron en días y pronto cada uno cargaba con más ojeras que las que podían soportar.
Remus estaba en un rincón completamente desolado, su última luna llena había sido lejos la más difícil y ni siquiera la ayuda de sus amigos había podido cambiar el sentimiento de desazón y pérdida que Moony poseía ante la ausencia de Harry. Lily había dejado de dormir hace algunos días, siempre despertando con pesadillas y gritando el nombre de su hijo mientras que él se encerraba en el despacho buscando en libro tras libro una solución, cualquier cosa para obtener a su hijo de vuelta.
Ni el pequeño Loki se salvaba. Los primeros días llorando y llorando por Harry, buscándolo por toda su casa para luego comportarse aún más caprichoso y terminar como ahora lo estaban viendo: tranquilo, mañoso y triste. Sirius lo tenía aún más difícil en hacerlo dormir.
—Siento que estamos pasando algo por alto. —susurro James mirando a sus amigos y esposa.
—Es obvio que algo no estamos viendo. ¿Qué vamos a hacer cuando tengamos a Harry en nuestras manos? El ministerio no nos apoyará, Dumblendore se pondrá de su parte para poder tener acceso a Harry… Incluso si apareciera de la nada no podríamos protegerlo, él ya no es tu custodia, James —murmuraba Remus mientras se levantaba de la silla para caminar a la ventana, hasta ahora ninguno se había parado a pensar qué pasaría una vez que tuvieran a Harry, su hijo al cual no podía cuidar.
—La Confederación Internacional de Magos —espetó Sirius con nuevas esperanzas—, según la Confederación, ningún padre puede ser separado de su hijo a menos que se demuestren causales de maltrato o no sustento del niño.
—¿Conoces a alguien en la Confederación?
—¡Todos lo hacemos!
—No me refiero a Dumbledore, Sirus—masculló James odioso.
—¡No él! ¡Amelia!
—Tenemos que escribir...
—¡Esperen! —habló Lily por primera vez en días.
—¿Lily?
—Tenemos que ser astutos —dijo paseando a Loki en sus brazos mientras se acercaba a Sirius quien aceptó a su hijo sin quejarse.
—¿A qué te refieres?
—En el momento en que sepan que tenemos el poder para criar a Harry, no dudo que lo intenten hacer pasar por muerto, o desaparecerlo de los registros. Tenemos que encontrarlo primero, hablar con Amelia para que todo esto estalle en el momento en el que tengamos a Harry en nuestros brazos o seguro de donde está.
—¡Ese es el primer problema, Lily! ¡No sabemos dónde demonios tienen a nuestro hijo!
—... He estado pensando en eso —contestó omitiendo lo gritos de su esposo, después de todo la tensión tendía a subir a cada minuto y ya habían desperdiciado todo un día discutiendo los unos con los otros, echándose la culpa como cualquier prescolar.
—¿Y? —esta vez fue Remus quien interrumpió, sentándose nuevamente, pero esta vez en la silla del comedor.
—Dumbledore dijo claramente que Harry no podía criarse en un lugar con magia, que era debido a su propia seguridad, por lo tanto, ninguna familia mágica lo tiene ya que sin duda si alguien lo tuviera estaría en las portadas por ahora.
» Ninguno de los Mortífagos lo tiene tampoco, o sino ya estaría muerto y su cadáver dispuesto para que nosotros lo veamos —seguía hablando mientras movía sus manos nerviosamente, había estado pensando en esta posibilidad hace un tiempo, Dumbledore no tenía conocidos muggles, pero sí conexiones.
—¿Qué estás tratando de decir?
—La única manera de que Harry haya desaparecido tan fácilmente es que Dumbledore lo haya entregado a muggles, pero él no tiene mucho conocimiento y no muchas personas van a aceptar criar a un niño que no es de ellos y mucho menos si es mágico, los squib reaccionan mal ante los niños mágicos y muchos tienden a dárselos a familiares cercanos o distantes con magia para que los críen, es algo que está arraigado en su mente.
—¡Lily! —gritó su esposo cada vez más estresado con su monologo.
—Petunia —fue lo que contestó a la pregunta no formulada—, ella es muggle, es incapaz de contactarse con nosotros, aunque quisiera, y Dumbledore probablemente le dijo que estamos muertos. Tiene lazos de sangre con Harry así que la magia los protege.
—¡Petunia odia todo lo que tenga magia! —masculló James irritado.
—¡No es como si fuera mi opción, James!
—¡Cálmense los dos! —gritó Remus, golpeando la mesa mientras Sirius miraba todo desde una esquina, la situación no era la mejor.
—Lo mejor será primero que confirmemos lo que dice Lily, si es así, Petunia tendrá en su cuidado a Harry, con suerte estará allí, James, y lo podremos rescatar. Nos dividiremos. Sirius y James irán con Amelia lo más discretos posible y le harán saber la situación, Lily y yo buscaremos en dónde están viviendo sus familiares, con suerte no nos tomará tanto tiempo.
⑥
Harry miró curioso a su alrededor, esta no era su casa, hace tiempo que no estaba en su casa ni veía a su mami, papi o Loki. En la cuna al costado de su cama había un bebé como él, pero era más regordete, había intentado jugar con él, pero le pasaba pegando y tirando de su pelo, y cada vez que él intentaba hacer lo mismo la mujer que parecía escoba le gritaba y hacía que sus orejas dolieran.
No le gustaban muchos esos gritos, eran agudos y para nada felices como los gritos de su papi y Pafoo. Harry quería irse a su casa. Las noches eran frías en esta casa, nada comparado con lo calentito que se sentía cuando su madre le ponía su manta favorita o se quedaba algunas noches en la casa de Pafoo jugando con Loki... Además, el niño regordete no quería que tocara sus juguetes y cuando era la hora de la cena le quitaba la poca comida que la escoba le daba. Otra cosa que no comprendía era cómo una persona podía ser tan grande, sobre todo la persona que el niño gordo llamaba papá.
—¿Mamá? —preguntó por enésima vez ese día a la mujer largirucha.
—¡Está muerta, bicho! —gritó su respuesta por enésima vez la mujer —, ¡y no quiero oírte hablar más! ¡Bastaba más, hacerme cargo del hijo raro de la rara de mi hermana y su porquería de esposo! ¡No te quieren y nosotros tenemos que cargar contigo, bestia! —seguía gritando sin parar. Harry, por todo lo que comprendía hasta el momento, era que sus padres no volverían por ahora y que ya no lo amaban, cosa que lo hacía llorar.
—¿No Harry?
—¡Te han dicho que te calles, monstruo! —gritó el papá gordo. Harry, con toda su fuerza, trató de callarse y no llorar, pero sentía sus mejillas calientes y la sensación de no poder respirar.
Sus padres no estaban, no lo querían, no lo amaban.
—¡No llores!
Lo siguiente que Harry supo fue de un sonido fuerte en la habitación y luego la sensación de ardor en su mejilla, más sorprendido por ser golpeado que el dolor.
—¡Aaahhh! —su grito resonó por toda la casa, de dolor por sus padres, de su perdida, de que ahora estaba solo y de que esta gente no lo quería.
Harry conoció el odio.
Las cosas a su alrededor comenzaron a agitarse, su cuerpo a temblar, pero incluso cuando las personas en la cocina gritaron asustados ante la muestra de su magia, incluso cuando dejó salir su dolor rompiendo todo a su alrededor, e incluso tras no tener más lágrimas que botar, Harry se quedó sentado en la silla, solo y sin sus padres.
La mujer lo tiró en un cuarto oscuro con olor a encierro gritándole que se quedaría allí hasta que aprendiera a ser agradecido.
Harry ya no tenía padres.
⑦
Cuando Lily y Remus llegaron a Privet Drive por medios muggles se dieron cuenta de cuán insípido era el lugar donde Petunia vivía. Los seres mágicos tenían la costumbre de crear y construir un lugar único para vivir, no gustándole las producciones en masa ya que quitaban totalmente la identidad de los magos y brujas. Era por eso que cuando alguien se casaba, o se buscaba una casa nueva o redecoraba el interior de la propiedad a vivir para que adquiriera los gustos e identidad de la familia que albergaba.
Casas similares daba la sensación de conformidad y no creatividad, cosa que había quedado grabado en Lily cuando Sirius destruyó por completo Grimmauld Place y dejó solo algunos colores básicos de su casa para pasar a colores más vibrantes.
Caminaron tranquilamente por las calles a media tarde, había niños corriendo, madres mirándolos desde el jardín y personas que espiaban a otras por la cortina. Todo era deprimente.
Casas blancas y zonas grises, había un parque que si bien daba un poco de color se perdía ante la producción en masa de paredes blancas, techos oscuros y el piso gris.
—¿En qué número viven? —preguntó Remus en voz baja mientras sonreía amablemente a una persona adulta que acababa de pasar, una sonrisa completamente fingida, por supuesto.
—Cuatro. —Fue todo lo que dijo por el resto del camino, mirando el lugar aprehensivamente, después de todo algo dentro de sí le decía que Harry estaba mal.
—Bueno, aquí estamos.
Tan perdida estaba en sus cavilaciones que Lily no se dio cuenta cuando llegaron a la casa parecida al número uno, dos, tres, cinco, y todas las que seguían.
—Menos mal que traje la capa de James, hay unas barreras que detectan magia dentro de esta casa —susurró Lily sacándola de su bolso extensible—. Vamos, Remus.
Sin ninguna otra palabra más, Lily y Remus hicieron como si no hubieran llegado y doblaron ante la primera oportunidad en unos arbustos para cubrirse con la capa y devolverse para poder ingresar al patio trasero de la casa.
Petunia tenía todo en perfecto orden, lo cual demostraba que su TOC no tenía ninguna mejora desde que se le diagnosticó. Podían escuchar el bullicio de la televisión y el sonido de una risa infantil que no era Harry. Lily de inmediato pensó en Dudley, el hijo de Petunia que era mayor por dos meses a Harry.
Petunia, por otra parte, la pudieron ver en la cocina mirando de vez en cuando al patio en dirección a la cerca del vecino, probablemente tratando de ver qué estaban haciendo ya que escuchaban el ruido de una discusión, al parecer Petunia seguía siendo la misma entrometida y chismosa de siempre.
—Duddy, es hora de comer cariño.
El grito de Dudley les hizo entender que el niño no estaba predispuesto a abandonar la televisión para ir a comer, pero aun así quería hacerlo.
—Oh, mi pequeño Duddy, desde chiquitito sabe lo que quiere.
Remus, a sus espaldas, se removió inquiero y susurró algo muy similar a «caprichoso», no que Lily opinara otra cosa.
—No veo a Harry —susurró Lily a su amigo—, tal vez no esté aquí.
Remus no dijo nada por unos segundos y Lily miró con decepción la casa de su hermana, no había ningún indicio que Harry se encontrara allí, ninguna otra risa, niño o incluso juguetes que pudieran servir para entretener a otro niño.
—Creo que es mejor que nos vaya...
—Lo huelo —susurro Remus—, está aquí, solo que no sé dónde.
Eso atrajo la atención de Lily. Pocas veces Remus utilizaba conscientemente su olfato de hombre lobo, trataba de omitir todo lo más posible ya que sabía que era molesto para algunas personas saber que Remus los podía oler perfectamente y decir que habían hecho hace unas horas si no eran cuidadosos. Su hijo estaba aquí, mas no a la vista.
—¿Tal vez lo llevaron a una sala cuna? —susurró esperanzada Lily. Remus no dijo nada, ya que solo podía olerlo dentro de la casa.
—Tendremos que esperar.
Ambos se sentaron por lo que fueron horas en Privet Drive. Lily se negaba a irse sabiendo que su hijo podría llegar en cualquier momento, mientras que Remus tenía una extraña sensación que lo dejaba inquieto, algo en esa casa no le olía bien. Ninguno dijo mucho tras llegar al consenso de esperar y vieron las horas perderse en el cielo hasta que se hizo tarde y todavía no había señas de Harry.
Un auto se escuchó a lo lejos y pronto el grito excitado de Dudley resonó en la sala y Petunia le hizo monerías mientras iba a abrir la puerta.
—Mira quien llegó, Duddy, es papá.
—¡Pa'! —gritó el niño feliz.
—Pet, Dudley, ¿cómo está mi campeón? —unos gritos más, saludos, la cena que estaba a punto de ser servida y todavía no había rastros de Harry.
—¿Remus? —susurró Lily exasperada. Ya habían pasado más de siete horas desde que estaban allí.
—No lo sé, Lily, algo me huele mal —respondió igual de bajo.
La luz se había ido por completo, el frío comenzó a calar sus huesos por la temporada en la cual estaban y ellos no podían hacer hechizos para calentarse. Estaban a punto de darse por vencidos, ya de pie para irse caminando en dirección a la puerta principal por el patio cuando lo escucharon, un sonido bajo, lastimero, rendido y melancólico.
Sus corazones se detuvieron.
—¡Silencio, monstruo! —chistó Vernon, el esposo de Petunia, quien abrió y cerró una puerta en un tris y el grito de Harry se hizo escuchar.
—¡Silencio, vas a espantar a los vecinos!
—Hambre —susurró.
—¡Ja! Como si perdiera mi preciada comida en un monstruo como tú, bicho —espetó Petunia tirando las migajas de pan al suelo—. Come eso...
Remus se quedó escuchando sorprendido desde la puerta principal sin saber qué hacer, su cerebro le acababa de decir que el hijo de James y Lily quien con suerte tenía dos años estaba siendo abusado, que no había comido en todo el día, no había jugado, no había reído ni tampoco caminado encerrado quién sabe dónde y de repente, sorprendido como estaba vio la puerta abierta de un momento a otro en un gran estruendo y Lily, furiosa Lily, con su cabello meciéndose producto de la magia, entró a Privet Drive número cuatro como una banshee.
—¡PETUNIA! —un chillido que sin duda lo hizo espabilar no solo a él, sino a Petunia que estaba sorprendida adentro y a los vecinos de dos casas más allá quienes acaban de llegar y comenzaron a asomarse por los arbustos, acercándose poco a poco para ver cuál era el problema.
—L-Lily —susurro el nombre como si fuera un fantasma—, e-estás m-muerta...
Aquello fue lo primero que le dijo Petunia con su rostro pálido, ojos salones y claramente se podía ver lo acelerado que estaba su corazón al jadear ante la visión que hacía su hermana.
—¡¿Y crees que eso te da el derecho a tratar a mi hijo así, monstruo?!
Harry se estremeció ante los gritos, pero Lily estaba muy ocupada gritándole no solo a su hermana, sino a la ballena de su esposo quien había osado a pegarle a su hijo para siquiera mirar a Harry por ahora, su hijo que se encontraba en el suelo con ojos llorosos tratando de no hacer ruido y de escabullirse a la alacena, alacena que Remus podía ver tenía una cama.
Remus se acercó de a poco, sonriendo amablemente cuando Harry lo vio y se quiso esconder asustado de la presencia de otro adulto, pero él no se dejó ganar. Poco a poco estiró su mano y le sonrió aún más cálido, se sentía casi como tratar de apaciguar a un pequeño animal y su corazón sollozó cuando apreció los moretones que tenía Harry, cada uno de distinto color y forma.
—Vamos, Harry. —Susurró intentando que se acercara más a él, Lily, completamente embrutecida ante la visual de su hijo en harapos, se lanzó furiosa a Petunia y sin siquiera pensarlo la abofeteó, sonido que rompió el asombro de Vernon quien hasta hace poco se encontraba de pie en la entrada de la cocina mirando todo sin poder decir una palabra.
—¡No dejaré que toques a mi esposa, freak! —gritó iracundo Vernon Dursley.
—¡Freak serás tú, abusador! ¡MI HIJO NO TIENE NI DOS AÑOS Y LE ESTÁS PEGANDO! Y tú, Petunia —su nombre lo dijo de tal manera que se sentía como un mero insulto ante los vibrantes y odiosos ojos verdes que poseía Lily —, no creas que te has salvado de esta.
Remus cogió a Harry cuando la gente comenzó a mirar desde el patio tratando de ocultarlo ante los ojos curiosos de muggles. Harry se estremecía de vez en cuando, pero estaba demasiado cansado para separarse de Remus ya que no había comido quizás cuándo. James no estaría en lo absoluto feliz con esta situación, no cuando se enterara que Harry siquiera podía soportar ser tocado por adultos, estaba claro que las pocas semanas que había estado con sus familiares habían hecho mella en él.
—¡Ni siquiera lo quería aquí, igual de freak que tú! —espetó la rubia con desdén, y eso solo hizo las cosas empeorar.
—¡Ya está, ya está! —gritó aún más fuerte Lily —, James tenía razón al querer renegar de ti, pero no te preocupes, ahora lo haré —dijo con una voz perturbadora —, que Lily Potter, neé Evans, ya no tiene lazos con Petunia Dursley, neé Evans, y que tus alegrías y desgracias sean solo tuyas, y que tu familia sea solo tuya para cuidar.
Los muggles sintieron solo una brisa fría y estremecedora, pero Remus sabía muy bien cuando la magia de Lily llenó la sala revocando el lazo familiar que las unía. Petunia podría no haber sido mágica, pero era la hermana por sangre de Lily y eso era suficiente para que funcionara. Repudiar a alguien de la familia era solo algo que Lily podía hacer producto de su magia.
—¡Ja! —masculló Vernon no tomándole importancia a sus palabras —, como si eso significara algo.
—Lo hace —contestó sin miramientos Lily —, ¿o crees que esta casa era un regalo de mis padres? —el sonido de su risa malvada, una que Remus nunca había escuchado, resonó por el pequeño pasillo.
» Este lugar en el cual viven tan felices fue un favor que les hice a mis padres cuando Petunia decidió salir de la universidad para casarse contigo. James y yo la compramos con la intención de que vivieran aquí tranquillos ya que tú sueldo no alcanzaba en esos tiempos siquiera para arrendar una casa, pero Petunia tan orgullosa no aceptaría nada que yo le hubiera ofrecido así que hicimos como si mis padres se las hubieran comprado. Todo esto —dijo moviendo su mano a través de las paredes, botando las fotos que estuvieron colgadas allí— me pertenece, a mí, a James y a Harry —susurró vengativa.
» Tú puesto en Grunnings —dijo mirando a Vernon— fue algo que yo pedí y me pertenece. Tú fideicomiso que tan a la ligera gastas, Petunia, es mío; la casa de mis padres es mía porque renunciaste a ella cuando te enteraste que te "regalaban" esta; ¡Todo por lo cual te has estado pavoneando es mío! Y escúchame bien, Petunia Dursley, esta no será la última vez que oirás de mí, espera a que mi esposo se entere de lo que le has hecho a su heredero.
Remus, con su delicado sentido del oído, escuchó los susurros que se iban haciendo cada vez más presentes en la escena que se desenvolvía ante sus ojos.
—Abusando de un niño...
—Y la casa ni siquiera es suya, se la prestaron y ella ni siquiera sabía...
—... Ya decía yo que Vernon era muy tonto para ser jefe en esa empresa...
—... Al parecer el niño del cual abusaban es rico, rico te estoy diciendo...
—¡Qué familia más horrible!
Remus podía concordar con esas palabras, la furia yacía en su pecho, mas estaba haciendo todo lo posible para controlarla, Harry estaba enterrado en su hombro temblando como una hoja en otoño y no le sentaba para nada bien al licántropo ver al hijo de sus mejores amigos en esas condiciones. Harry olía mal, horrible si tenía que ser honesto, y no sabía lo que Lily y James harían una vez que tuvieran que bañarlo. Merlín, creía que lo mejor por el momento sería llevarlo al medimago porque le era imposible creer que estuviera completamente sano.
Lily seguía lanzando sandeces y las cosas no mejoraban, Remus sabía que la furia la había tomado por completo ya que su hijo se encontraba con él y no en las manos de Petunia, pero no podía dejar que las cosas escalaran más, necesitaba ir al medimago.
—Lily —llamaba Remus casi temeroso—, Lily necesitamos irnos, no creo que este sea el ambiente adecuado para tu hijo.
Mientras menos supieran los muggles de la procedencia de Harry mejor. Lily se olvidó por completo de los Dursley ante la mención de su hijo y tras una iracunda mirada y empujón al gran hombre que era Vernon, Lily se dirigió presta a su hijo quien solo temblaba.
—¿Harry? —susurró suavemente y tocando su pequeña espalda, pero lo único que produjo fue otra ola de estremecimientos.
—Creo que lo mejor sería llevarlo al hospital. —Susurró Remus mirando a Lily directamente a los ojos.
—¿Crees que puedo...? —Lily tenía toda la intención de tomar a Harry, mas Remus negó con la cabeza armándose de valor.
—No creo que sea lo más adecuado, entraste gritando y al parecer Harry ha desarrollado un pánico a los gritos y la violencia —respondía mientras dejaba que sus palabras llegaran a Lily. Ella asintió, mas sus ojos se llenaron de lágrimas, ella no lo había podido controlar, la furia alzándose desde el fondo de su corazón, tomando su pecho y estómago ante el trato que le había dado su hermana a su hijo, a su amado hijo.
—Vámonos —murmuró derrotada mientras caminaban sin siquiera mirar a las personas que les abrían el paso para mirar curiosos toda la escena. Caminaron hasta la parada de buses en completo silencio, Remus cubrió a Harry con su chaqueta y Lily sollozaba tranquilamente en el camino, las cosas no se veían bien en estos momentos, Remus solo esperaba que a James y a Sirius les haya ido mucho mejor.
⑧
HARRY POTTER ABUSADO POR SUS PARIENTES
LILY Y JAMES POTTER ENTABLAN UNA DEMANDA EN CONTRA DE SUS AGRESORES Y LOS QUE RESULTEN RESPONSABLES DE SU SITUACIÓN
—Rita Skeeter.
Así como lo leen, mis queridos lectores de El Profeta. Ha llegado a mi escritorio la triste historia de nuestro joven salvador, el niño-que-vivió, no estaba tan cuidado y a salvo como Albus Dumbledore nos los hacía creer. Por muchos meses creíamos que Lily y James Potter habían cedido voluntariamente la custodia de su hijo con el afán de protegerlo de los mortífagos debido a que ambos son un blanco del caído señor Oscuro, mas hace unos días llegó a San Mungo un muy enfermizo y herido Harry Potter, y nosotros nos preguntamos ¿Cómo sucedió eso?
Es horrible, ¡horrible les digo, mis queridos lectores! Fuentes cercana a los Potter mencionan que Albus Dumbledore ocupó su poder como miembro del ICW y Jefe de Magos en el Wizengamot para quitarle la custodia y voz a los Potter de su hijo, no solo eso, sino que él fue ayudado por un muy contento Cornelius Fudge y la mitad del Wizengamot que estaba en sesión en esos momentos, miembros que los Potter han manifestado una y otra vez son seguidores fieles de ustedes-saben-quién.
Es así como el ministro Fudge encerró a los Potter en San Mungo mientras que Albus tomaba al pequeño Harry con sus tíos por parte materna, tíos muggles que no saben cómo cuidar a un joven mago, y ante sus muestras de increíble magia accidental comenzaron a abusar de él. Así es, mis queridos lectores, ¡abusaron de nuestro salvador!
«Fue una escena horrorosa», dijo un amigo muy cercado a los Potter, Remus Lupin, quien se encontraba con la señora Potter cuando fue a rescatar al pequeño Harry. «Habíamos estado buscando por semanas y ya se nos estaban acabando las pistas y recursos porque Dumbledore y Fudge nos estaban cortando el paso, fue por eso que a Lily se le ocurrió que tal vez Harry estaba con su hermana porque era extraño que una familia mágica no haya hecho alarde de que tenían a Harry a su cuidado». Ahora, esta reportera debe decir que las siguientes palabras del señor Lupin rompieron mi corazón, lean bajo su propio albedrío.
«Entonces fueron a buscarlo», pregunté esperanzada al señor Lupin, «Sí, y lo que vi no lo olvidaré jamás. Con Lily llegamos temprano por la mañana, no queríamos esperar demasiado mientras James y Sirius iban a hablar con Amelia (jefa del Departamento a la Aplicación de la Ley Mágica) quien ya se había hecho cargo del juicio injusto que los miembros del Wizengamot querían hacerle a Sirius por su supuesta traición (más sobre ese juicio, ver página 8).
» Estuvimos allí hasta que llegó el esposo de Petunia (hermana de Lily Potter, muggle) y pensamos que quizás Harry no estaba allí porque ningún niño puede quedarse callado por tantas horas, Dudley (hijo de Petunia) había estado todo el día alborotando la casa por lo cual pensamos que Harry no estaba allí. Fue cuando Vernon llegó (esposo de Petunia) que escuchamos el grito de Harry por comida, lo que vimos después deseo no haberlo hecho. Lo tenían escondido debajo de una oscura alacena, no comió ni salió durante todo el tiempo que estuvimos allí, ¡y fueron horas! Cuando Lily entró a recriminarle a su hermana me di cuenta que no solo no le habían dado de comer, sino que también lo golpeaban, tuvimos que llevarlo a San Mungo para ver qué había mal de él.
Así es, mis queridos lectores, sin comida y además golpeado fue el merecido premio que nuestras autoridades creyeron pertinentes al joven mago que salvó nuestras vidas. Ni el señor Lupin ni los Potter o Black quisieron decirnos cuáles fueron las consecuencias de lo que le sucedió a nuestro joven salvador, pero yo no me quedé tranquila y tras rebuscar en San Mungo llegué al siguiente parte de lesiones entre las cuales no solo se encontraban malnutrición, sino que dos costillas trizadas, núcleo mágico inestable, dos dedos rotos y tantas concusiones que sería imposible enlistarlas.
Solo nos queda saber si dejaremos que esto salga impune. Ni Cornelius Fudge ni Albus Dumbledore me han ofrecido respuestas ante esta escabrosa situación, y si me permiten opinar mis queridos y perturbados lectores, es que yo no querría a un hombre que deja a nuestros hijos ser maltratados sin siquiera visitarlos como Jefe del Wizengamot o educador de nuestros hijos, como tampoco a alguien con síndrome de héroe que no es y abusador como Cornelius Fudge. Haré todo lo posible para mantenerlos al tanto de esta increíble noticia que no solo estremece al Reino Unido, sino también a toda la comunidad mágica europea debido a la denuncia interpuesta por Lily y James Potter al Ministerio de Magia.
» Más sobre la denuncia que existe en el ICW en contra del Ministerio Mágico Británico, pág. 5.
» ¿Por qué Dumbledore quería sacar a nuestro salvador del mundo mágico?, pág. 15.
» Fudge, ¿realmente es el líder que necesitamos?, pág. 11.
¡Wow! Bien, se supone que esta historia también era un one-shot parte de Fuhen que se volvió increíblemente largo para tener en solo un capítulo (más largo que Hanakotoba). Estoy intentando terminarlo hace días, pero como es muy largo me es imposible concentrarme cuando pienso que tal vez debería mover algunas cosas así que, por sanidad mental, decidí subir la primera parte. Son solo dos y la otra ya la tengo media terminada, pero es para ver qué me falta y sus opiniones. Espero que os guste.
-Derwyd
