Título: Sonrisa de chocolate.
Fandom: D. Gray-man.
Personaje: Howard Link.
Palabras: 575.
Advertencias: pre-manga.
Notas: para hamtesa, que pidió en los Alphabet Drabbles Sonrisa con Link.
La familia Link vivía en un pueblecito rural escondido en mitad de la Selva Negra. Ajenos a los conflictos políticos y problemas del mundo exterior, allí los pocos habitantes que quedaban vivían para trabajar el campo y sobrevivir con lo poco que la tierra ofrecía. Era una vida dura, austera; pero la costumbre y el hábito a ese estilo de vida les proporcionaba cierta felicidad.
Los padres de Howard, como el resto de adultos, pasaban el día completo en el campo. Howard a veces se preguntaba cómo sería el estilo de vida urbanita, pues todo cuanto había visto se reducía a casitas pequeñas, calles adoquinadas y tierra. Si viviesen en una ciudad, sus padres podrían pasar más tiempo en casa porque no tendrían que arar los campos. Eso también lo pensaba a veces.
En realidad, a Howard no le gustaba mucho el pueblo. No había niños, sólo gente mayor y gruñona que insistía en decirle que los críos de hoy en día eran unos blandos y no servían para nada. Howard sólo tenía diez años, pero él se consideraba bastante útil en casa. Ayudaba a sus hermanas con la cocina, estudiaba con Herr Heinrich -el único maestro del pueblo-, y podía presumir de ser un chico muy inteligente. Sabía el nombre de todas las capitales de Europa y conocía los océanos y mares del mundo. Pero a los viejos del pueblo todo eso les parecía inútil. Incluso que la cocina se le diese bien les parecía prescindible porque, afirmaban, para eso tenían a sus mujeres.
Por todo esto, Howard nunca había sido un niño muy sonriente. Ni siquiera los regalos de Navidad le gustaban, ya que debajo del árbol siempre le esperaban calcetines y un jersey nuevo. Siempre tenía la misma expresión adusta pintada en el rostro, con el ceño ligeramente fruncido. Incluso reprendía a sus hermanas, que eran varios años más mayores que el pequeño Howard, cuando no se comportaban adecuadamente.
Sin embargo, un día eso cambió. Cuando Howard se despertó con escrupulosa puntualidad a las siete de la mañana, escuchó las risas de sus hermanas procedentes de la cocina. Al salir, percibió un olor dulzón que no supo distinguir. Con rapidez bajó las escaleras, dispuesto a regañar a sus hermanas por haber hecho experimentos en la cocina. No tenían comida de sobra y Howard estaba seguro de que lo habían dejado todo patas arriba.
Pero cuando entró en la habitación, el olor dulce se acentuó más y sus dos hermanas le esperaban con una sonrisa de oreja a oreja. Encima de la mesa, una pequeña tarta de chocolate recién hecha humeaba.
—¡Buenos días, Howard! —saludaron al unísono.
—¿Qué es eso? —replicó él, con seriedad.
—¡Una tarta de chocolate! Con lo que listo que se supone que eres…
—¿Y por qué habéis hecho una? ¡El chocolate es muy caro!
—Tienes diez años y gruñes más que los viejos. Tus queridas hermanitas te han preparado esta tarta para que estés un poco más alegre y sonrías, ¿vale?
Howard abrió la boca, con la mandíbula colgando estúpidamente.
—¿Para mí? ¡N-no me gusta el chocolate!
Ellas asintieron y le obligaron a sentarse y probar un trozo de la tarta. Cuando la lengua del niño saboreó el dulzor del chocolate y la suavidad del bizcocho, un lagrimón cayó por su mejilla. En verdad, le encantaba el chocolate.
Por primera vez en sus diez cortos años de vida, Howard Link esbozó una enorme sonrisa, salpicada de tarta de chocolate.
-fin-
Link es denial hasta de pequeño XD. Conste en acta que lo de las hermanas y el pueblo me lo he inventado (en verdad, es una pena que se sepa tan poquito de Link, sob); peeeero me apeteció hacer algo con él de chiquitín -es fan patética de Link-.
