Naruto y sus personajes no son míos.

Dedicado con cariño a Ino Leonhardt.

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Pequeño problema

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"Sasukeeeee, queridito. ¿Qué haces?".

Miró el móvil con una sonrisa boba. Podría tener mil pendientes y estar atrapado entre tanto papeleo, pero, aun así, siempre buscaba un minuto para leer sus mensajes.

"Trabajo".

Con el celular en las manos, esperó por la respuesta de su prometida

"Qué aburrido! Salgamos a divertirnos".

Lo leyó con media sonrisa. Sí quería, sobre todo porque sabía a qué tipo de diversión se refería ella, pero…

"No puedo. Tengo junta a las 9 p.m.".

Chasqueó la lengua. Diez minutos y aún no respondía. ¿Se habría enojado con él?

"Ino".

Frunció el ceño.

"Quiero verte. Te extraño. Huum".

Volvió a sonreír.

"¿Puedes reprogramar tu junta? Muero por abrazarte, queridito".

Lo pensó un segundo. Existía esa posibilidad, después se encargaría de explicarle a Naruto.

"¿Dónde te veo?"

"En el parque a las 8".

"¿Estás segura? ¿Por qué ahí?"

"No preguntes, queridito. Te espero".

Llegó muy puntual, tan galante y atractivo como siempre, incluso compró un ramo de rosas para Ino, ese tipo de detalles románticos que le encantaban a ella y que casi no tenía.

Esta vez, la quiso sorprender.

Dieron las 8:30 e Ino no daba señales de vida. El parque estaba solo y oscuro, Sasuke se impacientaba más conforme los minutos iban pasando. Cuando el reloj mostró las 9, arrugó el ramo de flores;y totalmente furioso, le marcó a Ino.

—¡Sasu…!

—¿Dónde rayos estás? —la interrumpió.

—¿Qué?, en casa. ¿Por qué tan alterado?

—¿Como que en tu casa? —perdió los estribos.

Escuchó a su futura esposa bufar, se la imaginó cruzándose de brazos.

—¿Dónde más tendría que estar?

Se jaló el pelo

—No lo sé —fue irónico—. Quizás en el parque, desde hace una hora, conmigo. ¿Te suena?

—¿De qué hablas?

Sasuke identificó la sorpresa desde la otra línea. La conocía tan bien como para saber que no mentía, que en realidad no sabía de qué hablaba. Se calmó.

—Ino, ¿qué estabas haciendo a las cuatro de la tarde?

—¿Eh?, ¿qué tiene que ver eso con…?

—Respóndeme por favor. Y no creas que es un nuevo ataque de celos.

—¿Qué? —suspiró—. Creo que estaba ayudando a Inojin con sus deberes de la escuela, luego me duché.

—¿Dejaste tu celular cerca de Inojin?

—¡Sasuke! —se quejó.

—¿Dejaste tu celular cerca del pequeño Inojin?

—Así está mejor —rió—. Sí, sabes que adora jugar.

—Y vaya que sí —crujió los dientes. Ahora todo tenía sentido.

—¿Dijiste algo? No alcancé a escucharte.

—Nada, que Inojin ya no es un pequeño.

—¡Será mi bebé hasta la eternidad!

—Sí, claro —sonrió—. ¿Puedo ir a verte?

—¿Sí? —se emocionó comenzando a balbucear—. ¿No tenías junta?

—Digamos que… un pequeño problema hizo que se cancelara.

—¡Cielos!, ¿algo por lo cual deba preocuparme?

—No. Llego a tu casa en quince minutos.

Colgó.

A Inojin le encantaba divertirse poniéndolo en aprietos como ese. Y aunque era un niño muy perspicaz, no era lo suficientemente inteligente para lograr separarlo de Ino.

Inojin adoraba jugar con él. Él adoraba a su madre.

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FIN

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NA:

Gracias por leer!

PD. Ino Leonhardt te lo dedico porque... porque sí. Jajaja, últimamente, esta personita ha apoyado cada una de mis historias, que a lo mejor no son las mejores, pero ella siempre está ahí leyéndolas. ¡Gracias!