Rose Weasley estaba en su habitación. Aquel verano tocaba la reunión familiar en su casa, por lo que podía descansar hasta que los Potter llegaran a su casa, ya que siempre eran los primeros. Y tal vez llevarían a Teddy. Sonrió maliciosamente. Realmente quería a Teddy en su cama, sino antes, después, pero lo quería. La puerta de su habitación sonó y por ella entró Hugo, con una sonrisa en el rostro.

-Prepárate, llegan en diez minutos...

Se levantó de la cama suspirando y se quitó el pijama sin pensárselo, quedando en ropa interior y poniéndose frente al espejo. No era una típica Weasley, ni mucho menos. Tenía unos pechos enormes que no cabían en sus propias manos, una figura delgada, de vientre plano y culo respingón, que resaltaba más con los tangas a juego que llevaba con el sujetador. Sonrió. Seguramente podría acabar con Teddy en la cama. Tenía dos semanas para conseguirlo.

Se vistió con una corta falda vaquera y una camiseta de tirantas muy ajustada al cuerpo, se dejó el pelo pelirrojo y liso suelto y sonrió levemente, mientras escuchaba cómo la puerta de a bajo se abría. Salió de la habitación y bajó por las escaleras, encontrándose con Teddy y James observando la nada. Cuando llegó a bajo abrazó a James, que sonrió y después a Teddy que al verla se sorprendió.

-Vaya Rose, qué... cambiada -dijo el chico, observándola atentamente. Ella sonrió levemente y fue a saludar al resto de la familia.

-Id al jardín si queréis, chicos -les dijo Hermione, sonriéndoles cariñosamente-. Al parecer este año sólo estaréis vosotros aquí.

Salieron al jardín los dos muchachos y se sentaron a esperar a que volvieran los demás. Mientras tanto comenzaron a hablar.

-¿De dónde ha sacado Rose esas tetas? -preguntó Teddy, aun impresionado. James soltó una enorme carcajada- De verdad, ha cambiado mucho, y eso que sólo está en sexto, cuando esté en séptimo, madre mía...

-Este año a tenido dos novios -le comunicó James, sonriendo aun-. Uno Scorpius Malfoy, el otro Lorcan Scamander. Pero dicen por ahí que se acostó también con el primo Fred, en una noche loca, pero no lo se seguro...

-¿No es virgen? -preguntó Teddy, más asombrado aun. James negó- Bueno, normal, porque tal y como está...

Por la puerta de la casa, la pelirroja comenzó a caminar hacia ellos. Teddy le observó con cara pícara. Se le ocurrían miles de cosas que hacer con ese cuerpo. Se recriminó a sí mismo al darse cuenta de que era como su hermana, como hacer incesto. Se agachó para darles las bebidas y no pudo evitar ver su bonito tanga negro. Sonrió. Se estaba volviendo muy atrevida.

-¿No vienen los demás Weasley? -preguntó Rose, sentándose en el cesped, junto a ellos. Ellos negaron- Bueno, mejor, más tranquilidad...

-Esta noche los padres salen -anunción James, sonriendo maliciosamente. Rose hizo lo mismo-. ¿Qué haremos? ¿Emborracharnos? ¿Salir? ¿Fumar? ¿O emborracharnos, salir y fumar? Los muggles se montan unas grandes juergas...

-Tendremos que quedarnos en casa -dijo Teddy, más razonablemente-. Están Lily y Hugo...

-Bueno, nos quedaremos, pero los dormimos compramos alcohol, cigarrillos y nos vamos al patio. ¿Qué os parece? -propuso Rose, mientras se sentaba de tal forma que sólo Teddy podía ver su ropa interior. Ella le guiñó el ojo.

-Perfecto, nos divertiremos a nuestra manera -dijo James, más sonriente aun-. Esperemos que no nos pillen.

-No lo harán -contestó Rose, segura-. Irán al Londres Mágico, y se quedarán en el Caldero Chorreante. Acabo de escucharles decir eso en la cocina. Y además dicen que: confían a Teddy la seguridad de los niños y la casa...

-Eso no puede ser bueno -dijo James, riendo.

Entraron a comer, junto a los demás, y en la mesa, Teddy se sentó junto a Rose, la cuál colocó su mano en la rodilla de Teddy, y comenzó a subirla y a bajarla jueguetonamente. Él tragaba grueso, rogando porque parara de una vez, pero sin decirle nada porque le gustaba lo que hacía.

Cuando acabaron de comer, Rose se levantó a recoger la mesa, lentamente, provocando a Teddy, el cuál estaba comenzando a cogerle tranquillo al juego. Cuando acabaron de recoger la mesa, Teddy acorraló a Rose en un pasillo.

-¿Qué intentas, Rosie? -preguntó, con mirada llena de lujuria.

-Nada, Teddy -le contestó ella, haciéndose la buena-. Sólo jugaba un rato, ¿no te gusta el juego?