HI! Amai sama con ustedes, de nuevo con un oneshot ewe espero que sea de su agrado y mayko. Nyandy, cojai y daf! Spero que les gusten ewe
TRITÓN
Mi nombre es Haruka Nanase, pero más me conocen con el nombre de TRITON. Mis padres son Poseidón y Anfitrite, deidades del mar; no pasé mucho tiempo al lado de mis padres, algunos decían que ellos nunca tuvieron un hijo. Siempre vague por el mundo, antes las personas me adoraban y mostraban su respeto hacia las deidades; pero ahora en este siglo; se creen tan autosuficientes que piensan hacerlo todo ellos, sin ayuda de los dioses.
Claro! Hasta que alguien malogre sus planes, ahí empiezan a clamar ayuda a los dioses. Me da igual si siguen adorándome o no, hasta me siento más libre ahora. Pero lo que nunca olvidaré es un rostro tan encantador que observé cuando estaba por el mar Mediterráneo.
Había sido uno noche intranquila, al parecer mi padre Poseidón ha tenido una pelea con Zeus ya que las aguas estaban muy agitadas. Solo fue unos minutos y vi algo que se hundía hasta lo profundo del mar.
Me acerqué con algo de temor, sujeté el cuerpo y salí a la superficie. Era un humano, un simple mortal. Decidí llevarle a la costa más cercana, no creo que Poseidón se moleste que ayude a un humano.
Al llegar a mi objetivo, solté al humano. No te mueras, o si no será en vano el sacrificio que hice traerte hasta aquí. Mientras le zarandeaba, el mortal abrió sus ojos mostrándome una vista que nunca había imaginado ver. Unos hermosos esmeraldas, eran más bellas comparándose a los que adornaba el trono de Poseidón o aquellas gemas que utilizaban las diosas en las reuniones.
Quedé impactado ante tanta hermosura y me acerque más a su rostro, la espalda del mortal estaba apoyada por una roca.
-Tritón?-preguntó muy confundido, su melodiosa voz hizo estremecer todo mi ser. Era como si escucharas a todas las musas cantando en el olimpo.
Posé mi dedo índice derecho sobre sus labios- mi nombre es Haruka Nanase- susurré mientras acariciaba aquellos labios. Las mejillas de aquel mortal se ruborizaron, al verlo sonreí.
-Makoto…- tartamudeo al principio pero al chocar nuestras miradas, sonrió- Tachibana Makoto; así me llamo, su deidad.
Han pasado tanto tiempo desde ese encuentro, ahora estoy vagando en un país que no conozco ni su cultura, religión, costumbres. Tanta gente moverse de un lado a otro me fastidiaba. Vi una fuente y mi instinto me guio a sumergir mi cuerpo en aquel líquido que tanto amo, hasta que un molesto policía con dientes de tiburón molestó mi gran momento.
Estábamos corriendo por varias cuadras hasta que llegué a un lugar que no reconocía. Vi un hermoso árbol de cerezo y la ventana abierta de un departamento.
-Perfecto!-susurré mientras entraba, escapando de aquel fastidioso policía
Era una hermosa tina que tenía aquel baño y decidí darme un relajante chapuzón. Alguien abrió la puerta y me encontré de nuevo con aquellos esmeraldas. Hades, te agradezco que lo hicieras volver a la vida.
-¿pero qué?!- exclamó aquel mortal, la misma expresión que hizo hace varios siglos atrás. Susurré un cállate y le mostré mi cola. Al parecer no me recordaba-una sir..¡¿SIRENA?!
No soy una sirena, todo eso no es más que leyenda. Soy mestizo. Soy producto de un pez y un humano-mentí, no quiero que al enterarse de la verdad empiece a tratarme diferente por ser un dios.
Una sonrisa apareció en sus labios y fue en ese entonces que decidí quedarme a su lado, para siempre.
