La vida de un marinero es dura: soportar las tormentas y los oleajes que las acompañan, que por cierto, son unas olas enormes, que hacen que todo lo que hay en el barco se mueva solo, como si estuviera vivo; aguantar el frío y el hambre cuando escasea la comida. Pero sin duda lo peor para Dinamarca es que se aburre. Sí, se aburre como una ostra. Al principio le preguntaba a su padre: ''Far, ¿falta mucho?'', pero cuando hizo la vez 25 que le preguntó, uno de los hombres más cercanos de Escandinavia (porque el propio Escandinavia ya es inmune a Dinamarca cuando se pone en modo pesado) lo tomó de los tobillos y amenazó con tirarlo al mar para que sirviera de aperitivo a los tiburones, (lo de los tiburones lo ha añadido Dinamarca, para nada exagerado). De modo, que el pequeño danés tuvo que resignarse a estarse quietecito y aburrido, sobre todo aburrido. Después de un largo y pesado viaje en barco, Dinamarca que se está recorriendo el barco por enésima vez (como si aún no se lo supiera de memoria) consigue ver la tierra a lo lejos, una isla con mucho, muchísimo verde. El danés comienza a dar gritos, señalando al lugar concreto, desconcentrando a varios vikingos que lo maldicen y lanzan una mirada asesina. Estos nórdicos, tan hechos al silencio y más cuando llevan nosecuántashoras ahí dale que te pego a los remos. El pequeño vikingo, que no aparenta más que unos 10 años abraza a un concentrado Noruega, que oscila entre lo está trazando algunas runas sobre un papiro bastante desgastado. Pero a Dinamarca le da igual, porque a él le aburren esas cosas de los diarios de abordo y le gusta muchísimo más explorar.
—¡Tierra a la vistaaaa!—chilla en el oído del noruego, que lo empuja intentando quitárselo de encima... Sin mucho éxito, todo hay que decirlo.
—Eres demasiado ruidoso—protesta poniéndole una manita en la cara.
Y Dinamarca se ríe y le lame la mano, consiguendo sacarle una mueca de asco y un gruñidito similar a los que suelta Escandinavia para comunicarse. Aunque el de Noruega es bastante más suave y tiene mucha menos rabia contenida, es algo así como un lindo gatito enfadado.
—Y tú eres muy delicadooo, Noru —le despeina un poco con una mano, mientras que con la otra lo achucha—. ¡Somos vikingos!¡Hacemos ruido, conquistamos, luchamos!—lo maneja un poco como si fuera un títere, simulando dar un puñetazo a un enemigo imaginario—. ¡Somos hombres de verdad!
Noruega forcejea para liberarse, pero su titiritero es algo más hábil que él y tiene más fuerza.
—¡Tú no eres ningún vikingo!¡Sólo eres un pesado!
—¡No soy pesado!
—¡Lo eres!
Y mientras discuten se mueven por el estrecho pasillo del Drakkar. El menor intentando huir de su secuestrador, que le sigue sujetando ambas muñecas. Casi parece que están bailando un vals, y son bastante monos. El resto de la tripulación, que está más que acostumbrada se limita a tratar no golpearlos con los remos sin perder el ritmo de las brazadas.
—¡Suéltameeee!
—¡Sólo si dices que soy el mejor vikingo del mundo!—tan modesto, Dinamarca.
Noruega rueda los ojos y se sopla el flequillo que le cubre un ojito.
—¡Que no eres un vikingo, sólo eres un niño tonto y pesado!—chilla el menor revolviéndose, pero es que su agresor tiene mucha más fuerza que él tanto en las piernas como en los brazos, y lo más probable es que le acabe haciendo más daño si forcejea.
—¡Soy el mejor vikingo del mundo y tú eres un aburrido y un miedica!
Lo suelta bruscamente, con el ceño fruncidito y lo empuja un poco.
Noruega abre la boca indignado y le devuelve el empujón, que es un empujocito algo más suave que el que él ha recibido.
—¡No me empujes!
Otro empujocito por parte del danés, un poco más bestia que el anterior. Y el noruego se tambalea, porque apesar de que lleva bastante tiempo en el barco aún le cuesta un poco mantener el equilibrio.
Es a partir de ahora cuando a cada intervención se le añade un empujoncito.
—¡Pues no me empujes tú!
—¡Pues no lo hagas tú primero!
—¡Lo he hecho porque tú has empezado!
—¡Porque tú me has dicho que no soy un vikingo de verdad!
—¡Porque eres muy molesto!
El niño del pelo rebelde titubea unos instantes, porque se ha quedado sin argumentos, y ya está viendo una sonrisa casi imperceptible (no olvidemos que se trata de Noruega y su complejo de Daniel Radcliffe) que determinan su derrota y él nunca pierde.
—¡Pues ya no soy más tu amigo!—le da un último empujón al noruego y éste acaba sentado de culo en el suelo con un par de lagrimones a puntito de salir por sus ojillos azules.
Dinamarca, el muy bestia mira de reojo cómo se soba el trasero mientras llora en silencio y no puede evitar hacer un puchero. Porque se siente culpable y no quería hacerle daño. Así que termina estallando en un llanto ruidoso, digno del danés que como era de esperar es un 80% berreos y un 20% lágrimas.
Un hombre alto, con la piel pálida nivel blanco de las camisas de los anuncios de Vanish, y el pelo rubio platino, largo y suelto (además de increíblemente sucio y despeinado), observa con sus ojos azules la gran isla verde que será su nueva conquista mientras se pasa la mano por la barbilla. Ese hombre, también conocido como Escandinavia es avisado por uno de los vikingos más jóvenes, que rondará los 15 años, del escándalo que están montando sus hijos (ejemDinamarcaejem).
El nórdico camina con un ritmo lento y sosegado, mirando distraídamente a sus hombres que se enderezan al sentir su mirada gélida en el cuello y comienzan a remar con más ímpetu. Aunque lo cierto es que el rubio no se percata de la reacción de los vikingos al notar su presencia. Así que ya sabemos de quién saca Suecia eso de ser imponente sin esforzarse demasiado.
Una vez llega al punto donde se encuentran sus hijos, es el danés el que corre, sin dejar de gritar, hasta las piernas del mayor, abrazándolas y restregando la carita contra ellas para que Noruega no le vea llorar.
—¿Qué ha pasado?—pregunta Escandinavia alzando una ceja, sin comprender qué está pasando y sin el más mínimo ápice de aflición en su voz ronca y grave.
—Norge me dijo que era molesto y que no era un vikingo de verdad. ¡Y eso es mentira!¡Porque yo soy el mejor vikingo del mundo! Entonces lo empujé flojito, y él me empujó a mí, y yo a él y él a mí, y yo a él y— se sorbe los mocos, hace un pucherro y berrea dramáticamente, digo, amargamente.
El nórdico parpadea perplejo, porque su gente y el resto de sus hijos no son muy dados a darle la lengua como lo es Dinamarca. Así que cuando el danés empieza a hablar atropelladamente a su cerebro le cuesta procesar toda esa información, así que capta aproximadamente la mitad de lo que dice.
Noruega ya está de pie, y se ha secado las lagrimillas pero el danés sigue con su llanto inconsolable. Escandinavia trata de consolarlo dándole palmaditas en la cabeza, y ni siquiera la mano enorme del nórdico puede domar la mata de pelo del crío, aunque afortunadamente logra calmarlo y que deje de llorar.
—¿Mejor?
—Ja... Digo, nej. Bueno, ja—se sorbe los mocos y se restriega el puño por los ojitos—. Nej... No lo sé— y suelta otro sollozo.
Escandinavia se pone de cuclillas hasta quedar a su altura y le seca las lágrimas con manos frías, como siempre.
—¿Por qué?
—Porque le he dicho que ya no soy su amigo, y porqueloquieromucho, y quiero seguir siendo su amigo.
Las mejillas del pequeño adquieren una tonalidad rojiza porque él sí está acostumbrado a los monólogos de Dinamarca y sí lo ha entendido todo. Pero hace como que no está prestando atención, porque en esta etapa ya pone como excusa que está ocupado hablando con un troll, etapa que le viene durando hasta el día de hoy.
El escandinavo lo pilla infraganti mirándolos de reojillo y le hace un gesto para que se acerque a donde están. Noruega obedece, con pies de plomo y los brazos cruzados. Su padre le acaricia el pelo, que a diferencia del de Dinamarca es suave y dócil. Se aclara la garganta, y los niños lo miran flipando, porque Escandinavia es un hombre de pocas palabras, en realidad dudo que sea un hombre de palabras, ya que hace lo que quiere, cuando quiere y el resto de los vikingos lo imitan porque como he dicho antes tiene esa facilidad de imponer y es muy bestia.
—Pídele perdón.
El noruego mira a su padre con ojitos suplicantes.
—¡¿Qué?!¡Pero far, él me ha empujado primero!
—¡Tú me dijiste que no era un vikingo de verdad!—mira como ya se le ha pasado la pena.
—Tú también, Danmark—sentencia el rubio.
—¡¿Yo?!—Manos al pecho en un gesto de indignación máxima.
El adulto se aprieta el puente de la nariz y suspira.
—Ja.
—Faaaar! Pero es queee...
—Pero es que nada—le riñe—. ¡Sois hermanos!¡Y ante todo sois vikingos!
Noruega abre la boca para protestar.
—Los tres, Norge. Tanto tú, como Danmark, como Sverige sois vikingos—dicta en tono severo—. Y tenéis que apoyaros el uno al otro, somos un clan, recordadlo siempre. Ante todo tenéis que permanecer unidos. ¿Y si he de irme porque los dioses lo requieren?¿Qué será de vosotros? ¿Acabaréis enfrentados los unos con los otros? Os lo he explicado cientos de veces... No tenéis que mirar sólo por vosotros, sois descendientes de los mismísimos dioses, vuestras acciones repercuten en vuestra gente. Tenéis que ser muy juiciosos y velar por el bien común porque...
—Somos un clan—completan los niños al unísono.
Escandinavia asiente satisfecho e hincha el pecho orgulloso.
—Exacto, somos un clan, y ahora...
Dinamarca mira al menor con carita de pena y éste pone los ojo en blanco.
—En realidad... Eres mi mejor amigo—el danés le toma de la mano, haciendo que se ruborice porque recordemos que son nórdicos y no son muy fanáticos del contacto físico, y mucho menos en esta época—. Y no quiero que dejes de serlo nunca. Quiero conquistar muchos territorios, y que tú vengas conmigo, y ser los reyes del norte juntos—le aprieta la manita, dedicándole una amplia sonrisa.
Carraspeo por parte de Escandinavia, que escucha todo lo que dice su hijo con atención.
—Y con Sverige tambiéeen—añade el niño, recibiendo una mirada de aprobación de su padre.
—No puede haber tres reyes a la vez en un mismo reino— murmura dejándose agarrar la mano.
—¡Pues nosotros crearemos una nueva ley que diga que sí!—le dedica otra sonrisa—. Además si se niegan siempre podremos usar a tus amigos los trolls, he visto los dibujos que haces, ¡y dan mucho miedo! Es decir, no es que a mí me den miedo, porque a mí no me asusta absolutamente nada, a lo mejor a Sverige sí le dan miedo, pero tú les ordenarás que sólo le hagan daño a los que se opongan a nuestras normas y...—sigue parloteando, como una cotorra.
Noruega le mira fijamente con algo de recelo y vuelve a ruborizarse un poco, imaginándose así mismo, como rey, sentado en un trono justo al ladito de Dinamarca y con sus amigos los trolls como subordinados. Pero para que eso pase tendría que perdonar primero al danés, y si no lo hace se pondrá a llorar y a gritar, y no parará hasta que acepte sus disculpas y encima le de la razón.
—Te perdono—dice por fin, apretándole la mano de vuelta y balanceándola un poquito.
El danés suelta una risotada, feliz de la vida y lo aplasta un poco contra sí.
Escandinavia gesticula lo más parecido a una sonrisa que su cara le permite (que por cierto es aterradora) y los despeina cariñosamente, bueno, a Dinamarca sólo le hace pat, pat en la cabeza, porque hay muchas cosas que han entrado en esa mata de pelo y rara vez han vuelto a salir.
Mientras el noruego se retuerce entre sus brazos tratando de liberarse, el danés mira al horizonte. Ahora están mucho más cerca de la isla que divisó a lo lejos. La observa fascinado.
Aprovechando el ensimismamiento de su secuestrador, Noruega aprovecha y se libera. Pero en un acto reflejo, el mayor toma de la muñeca a su presa y lo arrastra hasta el cuello del dragón que encabeza el Drakkar.
Jamás lo confesará, pero al menor también le parece que la isla es mucho más bonita que la que vive Inglaterra y percibe la presencia de criaturas mágicas.
Bienvenidos a la isla esmeralda, vikingos. Bienvenidos a Hibernia.
¡Hola!
Lo sé, llevo sin actualizar mi otra historia desde hace meses, soy horrible. Pero es que esta ya está casi lista porque no va a ser muy larga, y Dinamarca y Noruega son tan cuquis que no pude resistirme :3
Sólo deciros que gracias por leer y gracias a mininaespacial por animarme a continuar este fic que surgió durante las horas muertas de clase.
Espero que os haya gustado y si es así, reviews? :3
