Si, si... Ya lo sé... Los fics en los que Hermione viaja en el tiempo son horriblemente trillados... Pero este será original en otros aspectos. Cruzo el corazón por ello! Enjoy the reading!
DisclaimerYo no creé a Harry Potter... Y eso es algo que no me deja dormir por las noches... Sniff...
Time to love
Capítulo I: Más vale haber amado y perdido...
Hermione esquivó el Avada Kedabra que Bellatrix le había enviado segundos antes. Sintiendo su cara empapada con lágrimas, corrió tan velozmente como podía hasta el retrato de la Dama Gorda, pasando junto al cadáver de Ron que yacía cerca del sillón.
¡No podrás escaparte, sangre sucia! –le gritó la mortífaga pisándole los talones. Hermione bajó la escalera que conducía al cuarto piso salteando escalones, escuchando gritos en todos lados. Había cadáveres por doquier, sangre, varitas rotas, y el aire estaba lleno con maldiciones de seguidores del Innombrable.
Hermione entró en un aula y cerró la puerta rápidamente tras de sí. Se dejó caer hacia el suelo y sostuvo su cabeza entre sus manos. No podía ser verdad...
Sal de donde te escondes, sangre sucia... –llamó Bellatrix con aire juguetón desde el otro lado de la puerta. Hermione se contuvo de no lanzar un chillido- Vamos... Será divertido... Igual que lo fue con tus padres... No sé si lo sabes, pero yo me encargué de ellos en el verano... –la chica sintió su sangre subir a su cabeza. Sin nada que poder hacer, dejó que una silenciosas lágrimas se escurrieran hacia su cuello y más allàadentrándose bajo la remera que usaba de pijama- No entendían nada, malditos muggles... Murieron como unos cobardes... –la voz comenzaba a apagarse y Hermione comprendió que se estaba alejando. Sin hacer nada de ruido se levantó del suelo y abrió la puerta. Asomó su cabeza y vio que Bellatrix estaba el la otra punta del pasillo, así que salió del aula y comenzó a correr en dirección contraria, pero unos pasos detrás de ella le dieron a entender que la había visto. Entonces corrió con más fuerzas, sintiendo un terrible zumbido en sus oídos. Corrió hasta quedarse sin aliento, hasta que creyó haber perdido a la mortífaga.
Al doblar de súbito en una esquina, Hermione chocó contra alguien y cayó al suelo. Horrorizada levantó su varita apuntándolo, pero se alivió al ver quién era.
Hermione... –susurró Harry encantado al tiempo que se agachaba y abrazaba el cuerpo de su amiga. Ella le devolvió el abrazó y comenzó a llorar en su pecho.
Oh, Hermione... –continuó el acariciando su pelo- Menos mal que... Estaba aterrorizado de que algo te hubiera pasado... No sé qué hubiera hecho... –Hermione siguió llorando- ¿Estás bien? –preguntó él preocupado levantándole el rostro. Ella negó suavemente con la cabeza.
Ron... –susurró. Harry asintió tristemente.
Lo sé. –dijo limpiando algunas lágrimas de las mejillas de Hermione- También Dumbledore... –Hermione se tapó la boca consternada.
No... –balbuceó. Harry asintió angustiado.
Unos pasos se empezaron a escuchar desde el pasillo contiguo.
Bellatrix –susurró Hermione incorporándose. Harry la tomó de la mano y comenzaron a correr juntos.
Bajaron las escaleras hasta el Gran Comedor, donde el más grotesco de los espectáculos era visible. Pasaron junto a los cadáveres de muchos estudiantes que horas antes habían estado en ese mismo lugar disfrutando del banquete de bienvenida.
Por aquí –le indicó Harry a Hermione, y la hizo entrar a la sala de profesores.
Protego –recitó ella apuntando hacia a puerta, aunque ambos sabían que eso no serviría demasiado. Recuperando la respiración se apoyaron contra la pared, esperando. Hermione dejó escapar un suave lamento mientras se mordía el labio. No podía creer que eso estuviera pasando. Harry le tomó la mano fuertemente.
No dejaré que nada te pasé –le dijo con más seguridad de la que ella nunca le había visto usar. Ella asintió suavemente.
¡Parantus! –oyeron que Bellatrix gritaba fuera del cuarto, e inmediatamente la puerta tembló. Estaba tratando de entrar.
¡Oh, no! –chilló Hermione- Harry...
¡Parantus! –repitió la mortífaga. La puerta volvió a sacudirse. Harry contempló la puerta, ya lista a ceder, y luego a Hermione, con sus ojos rojos de tanto llorar, su pelo mucho más revuelto que de costumbre, y su expresión de terror.
Yo la detendré –sentenció recio. Los ojos de Hermione se dilataron.
No... –balbuceó.
-¡Parantus!
Yo la detendré –repitió Harry enfrentándosele. El rostro de Hermione se curvó en una mueca de espanto.
Por favor... No...
Si –impuso grave- La detendré, la venceré, y cuando todo esto termine encontrarás un excelente chico que te ame tanto como yo, y tu lo harás muy feliz y tu serás muy feliz con él.
No... Harry... –lloró ella sintiendo una horrible angustia y asfixia.
-¡Parantus!
Tu debes ser feliz por los dos.
No vayas, Harry... Por favor... –rogó Hermione. Harry tomó ambos manos de su amiga entre las suyas, las llevó hasta sus labios y las besó. Luego sacó de su dedo meñique un anillo de plata trenzada y lo depositó en una de las manos de Hermione, quien seguía llorando silenciosa.
¡Parantus!
Harry se dirigió hacia la puerta y colocó una mano en el pomo. Le dirigió una mirada a Hermione, y le sonrió dulcemente.
Te amo –dijo, y de inmediato abrió la puerta y salió de la habitación.
Hermione se llevó ambas manos a la boca y se dejó caer al suelo. Le faltaba el aire y el zumbido en sus oídos se hacía peor.
Avada Kedabra –escuchó recitar a Bellatrix tras la puerta, y a continuación el ruido de un cuerpo desplomándose. Un pesado silencio llenó el ambiente. Hermione contuvo la respiración y cerró sus ojos. No sabía qué esperar... ¿Qué había pasado?
La brutal y desalmada risa de la mortífaga la condujo a la cruel realidad. Harry estaba muerto.
¡NO! Gritó desgarradoramente- No, no no...
¡Si! –gritó Bellatrix victoriosa tras la puerta- Harry Potter está muerto... Yo lo maté... Seré bien recompensada por mi señor... –Hermione se tapó los oídos con ahínco. No la oiría...- Y tu serás mi premio extra... –añadió Bellatrix maniática- Siempre es reconfortante matar a un sangre sucia... Parantus.
La puerta tembló violentamente. Hermione se levantó veloz. Estaba asustada. Mucho más asustada que nunca. Ahora sabía bien que estaba sola. Ya no había esperanzas. No llegarían ni Harry ni Ron a salvarla. No le quedaba nada...
Pero no quiero morir... Pensó desesperada. Harry no habría muerto por nada...
Con una última chispa de lucidez, Hermione se obligó a pensar.
Parantus.
Piensa, piensa... No podría vencer a Bellatrix... Estaba allí... No podía salir, no podía aparecerse... No podía cambiar el espacio... No podía cambiar el espacio... Espacio... Espacio y tiempo... Tiempo... Si no podía cambiar el espacio, podría... ¡Cambiar el tiempo!
Como si la respuesta la hubiera abofeteado, Hermione escudriñó la habitación.
Parantus.
Rápidamente se acercó al armario de la profesora McGonagall y lo abrió. Que esté aquí... Por favor, que lo haya guardado... Luego de revolver frenéticamente entre todas sus cosas, se incorporó triunfante sosteniendo un Giratiempo en su mano.Un par de horas... Pensó mientras se colgaba el artefacto en su cuello. Un par de horas y podré prevenir a Dumbledore...
-¡PARANTUS! –gritó una última vez Bellatrix, y la puerta cayó. Hermione la vio levantar su varita hacia ella justo en el momento en que terminaba de darle cuerda al Giratiempo.
Crucio –oyó que la mortífaga decía, y sintió un insoportable dolor a lo largo de todo su cuerpo y luego... Oscuridad, frío, una extraña sensación de vacío, y un duro piso de mármol contra el que chocó con violencia.
Vamos a perdernos al Sombrero Seleccionador –dijo Remus tras James y Sirius, quienes cargaban entre los dos un barril de cerveza de manteca.
No seas tan aguafiestas, Lunático... –le espetó James divertido- Peter nos contará todo después.
Eso –convino Sirius- Además, la verdadera fiesta viene luego del banquete, en la Sala Común, y ninguna fiesta está completa si no hay cerveza.
Si, si... Lo sé... –reconoció Remus.
Y no nos olvidemos –dijo James- que este es nuestro último año.
Exacto –cuadró Sirius- Y debemos sacarle todo el jugo posible...
Y que mejor manera de empezar –apoyó Remus resignándose a que dos contra uno era una injusticia– que empezar en la primer noche¿verdad?
Cierto –afirmó James- Me encanta cuando te das cuenta que tenemos... -se interrumpió a sí mismo de súbito, al tiempo que paraba su marcha igual que sus dos amigos. Los tres fijaron su vista en el mismo lugar.
Una chica como de su edad yacía en el frío piso de mármol del corredor por el que andaban. No vestía nada más que una corta y ajustada remera sin mangas con el dibujo de lo que ellos reconocieron un personaje de cartoons muggles, Snoppy, y unas bragas celestes.
Los chicos intercambiaron curiosas miradas. Sirius y James bajaron el barril y los tres se acercaron. La chica tenía un extraño aspecto. Tenía un corte bastante profundo en uno de sus brazos, su pelo estaba totalmente desarreglado y parecía tener un sueño intranquilo. Pero más allá de eso, se podía decir que era muy bonita.
¿Quién es? –preguntó Sirius.
Jamás la vi... –dijo James. Remus se agachó a su lado y le tomó el pulso.
¡Merlín! Tiene el pulso por los cielos...
¿Qué habrá estado haciendo antes de dormirse...? –preguntó Sirius insinuante produciendo en James una pícara sonrisa.
Esto es grave –les reprochó Remus- Podría estar herida...
Pues preguntémosle –ajustó James agachándose. Sostuvo la cabeza de la chica entre sus manos y la sacudió suavemente.
Hey... –llamó sutil- Hey, preciosa...
Quizás un beso la despierte... –bromeó Sirius- ¿Quieres que pruebe?
No creo que sea necesario –dijo James- Oye... –volvió a llamar sacudiendo un poco más. La chica se movió un poco y susurró una ininteligibles palabras- Bien... –siguió James- Ahora me gustaría ver tus ojos, que estoy seguro serán tan lindos como el resto de ti...
Los ojos de la desconocida se abrieron, y luego parpadeó un par de veces.
¿No fue tan difícil, no? –preguntó James sonriendo. La chica lo miró intensamente por unos instantes, y sin que ninguno de los tres tuviera tiempo de darse cuenta, ella había lanzado sus brazos alrededor del cuello de James y lo había abrazado vigorosamente.
No sé cómo explicarte lo feliz que estoy de verte... –dijo la con voz ahogada desde el cuello de James. Sirius y Remus miraron a su amigo protestantes.
¿No que nunca la habías visto? –preguntó Sirius molesto.
Yo no... Yo no sé... –balbuceó James confundido. La chica se separó y lo miró a los ojos.
Creí que no te volvería a ver... –dijo llorando. James tardó unos instantes en reaccionar. Esos ojos eran muy bonitos...
Disculpa... –llamó Remus tratando de ganar la atención de la chica. Ella lo miró y pareció un tanto aturdida. Frunció el entrecejo y se mordió el labio- ¿Estás bien? –preguntó Remus- ¿No deberías ir a la enfermería? –agregó señalando su corte.
La muchacha desvió su mirada hacia James, quien todavía la miraba magnetizado a los ojos.
¿Quién es él? –le preguntó dulcemente arrugando su nariz. Ninguno de los chicos pudo evitar sonreír. Parecía una niñita.
Ehm... Él es... –balbuceó James sin poder armar una frase- Es...
¿Quién eres tu? –preguntó Sirius cada vez más sorprendido ante esta extraña. Ella lo miró, sus ojos se dilataron y se llevó ambas manos a la boca.
¡Merlín! –susurró atónita- Eres idéntico a... ¿No crees que es idéntico...? –preguntó luego mirando a James.
Yo no sé... Yo... –masculló él cada vez más confundido. Sirius y Remus intercambiaron una mirada preocupante.
Se acabó –dijo firme Remus levantando a la chica del suelo- Tú irás a la enfermería y nosotros buscaremos al profesor Dumbledore...
Los ojos de la desconocida se pusieron como platos al escuchar esto, como si hubiera recordado algo.
¡Es cierto! –dijo aterrada- Es cierto... ¿Qué hora es?
Acaba de empezar el banquete... –contestó Sirius. La chica sonrió aliviada.
Bien... –dijo- Bien... Hay tiempo... Pero debemos avisarle a Dumbledore... –y sin decir nada más comenzó a correr hacia el Gran Comedor. Los tres amigos se miraron anonadados, y luego fueron tras ella.
¿Por qué las chicas más lindas son las más locas? –preguntó Sirius.
Hermione continuó corriendo hacia el Gran Comedor. No cabía en sí de la felicidad que sentía de ver a Harry con vida. Los minutos que había pasado pensando que estaba muerto habían sido los más sufridos de toda su vida. No tenía idea de quiénes eran esos muchachos que estaban con él, ni por qué le recordaban tanto a esas personas, pero estaba con vida. Y si quería que eso continuara así, debía hablar con Dumbledore. Sabía que había viajado en el tiempo unas horas, y que en realidad no debería ser vista por nadie. Pero esto lo ameritaba.
Abrió la puerta del Gran Comedor y entró con paso raudo. De inmediato notó todas las miradas sobre ella, y se percató por primera vez desde que se había despertado, de que sólo llevaba, además de su ropa interior, una remera corta y sin mangas. Ni siquiera tenía calzado, y la frialdad del piso se le hizo más notoria.
Conciente de que tendría que soportar burlas de Malfoy en un futuro por su atrevido atuendo, se dirigió sin vacilar hacia la mesa de los profesores. Se colocó justo frente a Dumbledore, dándole apenas importancia al hecho de que el director se veía bastante raro. El mago la miraba muy interesado, apoyando su cabeza en una mano.
Tengo que hablar con usted –le dijo ella en un susurro. No quería que nadie la oyera, porque sólo los asustaría y armaría revuelo. Dumbledore la contempló unos instantes, evaluándola. La puerta del Gran Comedor volvió a abrirse dejando pasar a Harry y los otros dos muchachos. Los tres se acercaron con cautela.
Profesor... –dijo uno- La encontramos inconsciente en el suelo... Creo que debería ir a la enfermería.
Hermione se impacientó.
No –dijo molesta. ¿Es que no entendían? –Debo hablar con usted...
Es realmente importante –dijo urgida. Dumbledore la examinó unos instantes más, y luego miró a los tres muchachos.
Muy bien –aceptó el director levantándose- Acompáñeme, señorita... Y ustedes tres, vuelvan a su mesa.
Hermione siguió al director tras una puerta y luego un pasillo. El mago iba totalmente en silencio, cosa que volvía loca a la chica. Estaban perdiendo tiempo...
Profesor... –llamó deteniéndose- Escúcheme... Va a haber un ataque... Montones de aliados del...
Antes que nada... –la interrumpió Dumbledore gentilmente- Me gustaría saber su nombre.
Hermione se paró en seco. Parpadeó un par de veces, confundida.
Profesor... –balbuceó- Esto es serio... No hay tiempo para bromas... –el director la miró con el cejo fruncido.
El señor Lupin dijo que la encontraron desmayada en el suelo... –dijo. Hermione abrió sus ojos enormes.
¿Lupin está aquí? –preguntó sonriente.
Claro... –contestó Dumbledore- Él, junto a Potter y Black, según tengo entendido, la encontraron desmayada.
Hermione contuvo la respiración. Dumbledore no podía estar bromeando con algo como eso.
¿Qué está diciendo...? –preguntó alejándose un tanto -¿Quiénes eran los que estaban con Harry?
¿Harry? –repitió el mago sin entender.
Si... Harry, Harry Potter... –chillo ella comenzando a hartarse. Dumbledore sonrió.
Querrás decir James, James Potter... Él fue el que te encontró.
Y la verdad le llegó a Hermione como un baldazo de agua helada. Sintiendo que le faltaba el aire, le dio la espalda a Dumbledore, metió su mano en el cuello de su remera y sacó el Giratiempo.
Estaba roto.
Merlín... –susurró apoyándose contra la pared- No puede ser...
¿Sucede algo? –preguntó Dumbledore preocupado. El cerebro de Hermione comenzó a trabajar a toda máquina. Había viajado en el tiempo, si... Pero mucho más de lo que había deseado... Unos veinte años más. Se había topado con Sirius, el profesor Lupin y el padre de Harry... Harry... Eso quería decir que... Harry seguía muerto... No en ese momento, pero sí en su tiempo... Y el Giratiempo estaba roto... No podía volver...
¿Se encuentra bien? –volvió a preguntar Dumbledore acercándose. Hermione lo contempló unos instantes, respirando agitada. No tenía idea de qué hacer... Dumbledore sabría... No... No podría decirle. Si le dijese, sin duda la mandaría a su tiempo. Y ella no podía volver a su tiempo. No tenía nada allí. ¿Por qué querría estar en un mundo donde no tenía a nadie? Sus padres muertos, Ron muerto, Harry...
¿Qué le sucede? –preguntó una vez más el director sin perder la paciencia. Hermione tragó saliva tomando una rápida determinación.
Estoy bien. –afirmó. Debía hacer algo. Piensa... Piensa... Y entonces luego tomó aire para agregar- Mi nombre es Hermione Granger, y mis padres fueron matados por mortífagos.
Los ojos de Dumbledore tomaron un tono extraño.
¿Cuándo? –preguntó mucho más interesado que antes.
Hoy mismo –respondió ella, sorprendiéndose de su habilidad para improvisar, y deseando sonar convincente.
¿Cómo llegaste aquí? –preguntó nuevamente el director.
No lo recuerdo. Sólo sé que me desmayé, y cuado desperté estaba aquí.
Dumbledore la contempló detenidamente.
Eres bruja –dijo. No era una pregunta.
Si... –corroboró ella.
¿De qué colegio? –Hermione se mordió el labio inferior. Piensa, piensa...
De ninguno –aseguró. Dumbledore alzó una ceja- Estudiaba en mi casa, con mis padres.
El director asintió, aparentemente conforme.
¿Por qué mataron a tus padres?
¿Desde cuándo los mortífagos necesitan un motivo para matar?
Bien dicho... ¿Intentaron matarte a ti? –preguntó mirando su corte. Ella asintió. -¿Se te ocurre algún pariente con quién puedas quedarte? –ella negó -¿Nadie? –volvió a negar. Dumbledore suspiró.
Bien, señorita Granger, evidentemente su vida está en peligro, y no tiene donde quedarse... Si la hago marcharse, posiblemente la encuentren. No me quedará más opción que dejarla permanecer en Hogwarts.
Hermione suspiró aliviada. Se lo había creído todo... O eso parecía...
Hasta que averigüemos qué fue lo qué pasó... ¿Cree que pueda acostumbrarse a la vida de colegio?
Por supuesto...
Bien... Será mejor que ahora la lleve a la enfermería para que le curen sus heridas. Mañana arreglaremos todos los detalles.
Hermione asintió totalmente agradecida.
Diez minutos después estaba recostada en una cama de la enfermería, con su brazo vendado. Y al fin pudo llorar como es debido todo lo que había amado y en tan poco tiempo había perdido. Y finalmente se quedó dormida, sabiendo que el día siguiente sería extenuante.
Y así empieza este fic... Ta-dah! Espero que les guste!
Sé que no se ve mucho como un Hermione/Sirius, pero créanme que lo será... Time to time... Este capi fue algo corto, los siguientes prometo que serán mucho más largos, oks? Yay! Dejen muuuuuuuuuuuuchaaaaaaas reviews!
Luv always, miau, miau...
Kittyna
