TODOS LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA LE PERTENECEN EXCLUSIVAMENTE A STEPHENIE MEYER
MI PADRE… MI AMANTE… MI CARLISLE…
1.-Quemándome
El fuego era insoportable, corría por todas mis venas, por cada maldita célula de mi ser sin piedad alguna… quemándome… matándome… no, eso hubiese sido bueno, excelente, lo mejor que me podría haber pasado en ese momento, pero aquel infierno era demasiado cruel conmigo que no me permitía morir… para nada. El ardor se hacía más insoportable con cada segundo que pasaba, y para no ser suficiente, también aumentaba su temperatura, sobre todo en donde se suponía se encontraba mi corazón, el cual sonaba igual que un caballo desbocado. Éste era el momento en el que empezaba a desear que la gripe española me diera sus últimos golpes y me matara de una sola vez, no… la gripe española era el cielo comparado con este infierno furioso, peor que el sol.
Quería gritar, claro que quería, pero no ubicaba la voz ni los labios por ningún lugar, todo lo que sentía era fuego y más fuego, ya no podía pensar en nada más que fuera ese interminable fuego! Podría ya estar en mi punto de fusión y la temperatura seguiría subiendo sin piedad. Me resigné… no podía hacer nada para parar aquella quemazón… no podía acostumbrarme, pero por lo menos podría soportarlo con la vaga esperanza de que en algún momento llegara mi muerte… era todo lo que pedía.
Empecé a recuperar mi sentido del pensamiento, podía razonar sobre lo que me estaba pasando ahora, ya no estaba del todo sumido en aquel fuego infernal, por lo menos ahora algo se había librado. También empezaba a escuchar a mi alrededor, podía escuchar la respiración nerviosa de alguien a mi lado, un sollozo prácticamente, de alguien que se lamentaba a mi lado
-Lo siento…- decía aquella voz tan afligida –Realmente lo siento, pero era la única forma…
Sentí como la persona afligida tomaba mi mano y la apretaba fuertemente para tratar de infundirme valor. Era un roce que me debía ser familiar, claro que si, conocía muy bien esta mano, casi como si fuera mía, pero lo que debería estar frío no lo estaba, el fuego no me dejaba disfrutar de la que debería ser la fría mano del hombre afligido a mi lado, de hecho, ya no recordaba qué era sentir frío.
Por lo menos sabía que había que había alguien a mi lado, que no estaba pasando esta terrible agonía solo. De repente, entre todo el calor y las reflexiones que hacía escuché un leve eco, una voz apenas audible, la cual no pude reconocer
Cuándo acabará? Decía aquella voz tan dolida como la del hombre a mi lado el pobre esta sufriendo. Si tan solo pudiera parar sus gritos, su agonía de alguna forma…
"Sus gritos…" Estaba gritando? Solo hasta ese momento me percaté de que así era, y no sólo eso, si no que también me estaba arqueando la espalda del dolor, del ardor del infierno que tenía por dentro. Era como quemarse al revés, o sea, de adentro hacia fuera, solo que con una impresionante variación de temperatura.
Por fin empezaba a disiparse el fuego, de lo más lento posible, pero era una gran mejoría, un gran alivio. Ahora podía concentrarme mejor en mi entorno, ahora reconocía la voz de la persona a mi lado, lamentándose. Era amigo me mi madre, y tambien era mi mejor amigo y mi doctor. Era Carlisle... un rayo de esperanza llegó hasta mí, haciéndome sentir fuerte, con deseos de luchar por mi vida, y así lo iba a hacer.
