Personajes humanos, Francis para Francia y Arthur para Inglaterra.
Hetalia ©Hidez Himaruya.
N i c o t i a n a T a b a c u m.
Si alguna vez se ha detenido a pensar cómo coños terminó hasta el cuello en ese supuesto affaire con el francés, fue justamente la noche en que descubrió los beneficios que el Everclear brinda a los idiotas que tienen la maña de dejar que les despilfarren el corazón entre las suelas del zapato y el mármol del piso una y otra vez.
Justo en ese minuto ingrávido en que la lengua se le duerme y la cabeza le flota desde el sofá a la lámpara de mesa y a su corbata en el candelabro del techo se le da por pensar con cierto recelo que nadie le advierte a uno de las desventajas de un primer beso. No. Te miras meter la pata tantas veces que hasta pareciera rutina. Una rutina que te guía a ciegas por las calles buscando en todos los ojos azules su coqueteo pedante e implorar un beso profundo donde sólo tiene lugar un roce fugaz.
Si a alguien pudiese culpar, mandaría a la guillotina a esos infortunados cruces de miradas que parece que el resto del mundo toma con luz roja. El click conciso y franco que hace la pluma retraíble cuando él la malluga con el pulgar hasta sacarse ampolla y la gran burla que Francis le dedica por sus pestañas rubias. Rubias como el trigo. Rubias como el oro. Rubias como la cerveza. Rubias como el amanecer. Rubias como la manzana de Eris. Rubias como la misma cabeza del francés.
Posiblemente se quieren, vaya Dios a saber, pero lo cierto es que tienen el don de herirse. De domarse. De insultarse. Y de tener una relación llena de altibajos y te odios en voz de tenor que colisiona en el aliento del otro pero, aún tienen la ventaja de quererse sin querer, como la mano izquierda enamora de la derecha y la partida de Texas holdem que llevan jugando desde su segundo beso en medio del bar con la mesera en minifalda al lado, el tequila sunrise enfrente y la ironía rozándoles las narices. Y es que, madre mía, que se traían ganas.
Arthur a veces siente que ve a Francis de una forma vaporosa y poco precisa, que se le resbalan los aciertos por la barbilla y las mentirijillas le gorgotean como Champagne en una copa. Y es que le ha insultado tantas veces que ya no sabe cuántas de aquellas palabras iban con verdadero enfado. Y es que le ha engañado tantas veces que ya no sabe ni cuántas veces le ha visto llegar con la camisa mal puesta y susurros culpables.
—Como detesto que fumes. — Le dice el muy cabrón fumando él mismo desde el sillón individual, observándole desde que aquel circo obsceno de mira como pongo por tu culpa, cabrón colapsa junto con la botella en la pared y la infinita paciencia que le tiene el Francés se le adhiere en la garganta con el trago amargo de algo muy parecido a una canción de cuna con sabor a whisky barato.
Aquí Ácida reportándose, ya que parece que Amore se anda por la vida despreocupada de actualizar nuestra cuenta xD
Aunque, como bien dice, esto tiene mi sello por todas partes, God save the FrUK!
Gracias por leer.
