Joanne Rowling estaba ocupada examinando un nuevo guión que le habían enviado, una historia sobre un Magizoologista que había mencionado de pasada en la saga de libros que la había hecho famosa mundialmente. Mientras pensaba en ello empezó a reír al recordar las caras que los dueños de todas las editoriales que habían rechazado sus libros pusieron al descubrir que su gallina de huevos de oro había escapado.

Su risa murió cuando la chimenea de su despacho estallo en llamas verdes y un hombre salio de las mismas.

El hombre era alto, con el pelo negro y los ojos más verdes que jamas había visto en otra persona. De hecho, era la viva imagen, aunque mucho más envejecida, del personaje principal de sus libros.

Suspirando, Joanne dejo sus papeles sobre la mesa y miro fijamente al hombre antes de hablar"Como veo, el Ministerio todavía tarda en reaccionar a los problemas importantes"

"No, es que la Confederación Internacional de Magos ha ordenado que te dejásemos tranquila"respondió Harry Potter.

"¿En serio?"pregunto, confundida sobre lo que estaba pasando. ¿No la iban a encerrar por violar el Estatuto del Secreto?

"Como mi...biografía es más o menos exacta y los muggles creen que es un trabajo de ficción, nadie ha decidido impedirte continuar tu trabajo. De hecho, la Confederación cree que tus libros y todo lo que esta basado en ellos que te ha hecho rica servirá para evitar malentendidos una vez que los muggles inevitablemente nos descubran"explico Harry, haciendo que Joanne suspirase con alivio.

"Digamos que, gracias a tu...amiga y el trato que me vi forzada a hacer con ella, aprendí algo sobre ser humilde"admitió, procurando no pensar en la claustrofobia que le había provocado estar encerrada en ese tarro por meses sin poder salir de su forma de escarabajo"¿Eso es todo?"

"No. McGonagall deseaba decirte que esta contenta con la actitud de tus tres hijos en sus clases, pero al igual que tres cuartas partes del país no aprecia estar en tu presencia y aún esta molesta conmigo por haberla forzado a cambiar los horarios de las clases para incluir asignaturas muggles"respondió Harry, ganando una mirada sorprendida por parte de Joanne ya que no sabia que él había sido responsable de eso, aunque agradecía que lo hubiese hecho porque sus hijos no tendrían los mismos problemas que ella había tenido cuando decidió salir del Mundo Mágico.

A Joanne le había costado horrores recuperar la educación muggle que había perdido por vivir en el Mundo Mágico con su padre cuando este se divorcio. No solo eso, sino que para evitar sospechas había tenido que pagar sustancialmente a los duendes para que le creasen una nueva identidad y le diesen una poción que la rejuveneciera para recuperar el tiempo perdido.

"Se lo diré cuando vengan"replico, sabiendo que eran buenas noticias a diferencia de cuando les había revelado su antigua vida una vez que empezaron a mostrar signos de magia accidental. Había tardado semanas en convencerlos de que ya no era esa mujer"Si eso es todo, el teléfono es mucho más discreto a la hora de hablar de estos temas"

"Lo tendré en cuenta la próxima vez"con esto último dicho volvió a entrar en la chimenea y desapareció junto a las llamas verdes tras decir"Ministerio de Magia"

Dejando a un lado el manuscrito Joanne Rowling abrió un cajón y saco su varita. Siempre le había relajado tocarla, ya que la hacia sentir segura durante los últimos años cuando no sabia cuando iban a aparecer en su casa para detenerla y llevarse a sus hijos. Ahora, Rita Skeeter podía finalmente respirar tranquila.