Disclaimer: Ya lo sabéis. Lo que es mío, lo que es de Meyer, bleh.
Claim: Siobham/Liam.
Advertencias: Lo que vosotras queráis, muchachas.
Notas: Va para el reto ¡Aquí estamos! del foro LOL. Disfrutad :) Título y trozo de canción de The Gift - Seether.
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The Gift
`I'm so afraid of the gift you give me
I don't belong here and I'm not well
I'm so ashamed of the lie I'm living
Right on the wrong side of it all´
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Ella no creía en su don. No confiaba en que funcionase, por lo que nunca intentaba utilizarlo y comprobar si era o no de fiar. A Siobham simplemente no le gustaba, y ella prefería creer que no tenía habilidad especial más que las típicas de los vampiros.
En cierto modo, ella temía el don, el talento, que podría tener. No le gustaba, ya que se le parecía a 'controlar' las situaciones a su gusto, las personas, lo hechos; era algo egoísta para ella. Por eso no lo usaba.
Y por ello se sentía extraña. Como si todo el mundo supiese lo que ella era y hacía y no lo aceptaran. Sentía que no pertenecía a ningún lugar. Sentía que todo era una mentira. Todo estaba de cabezas y su existencia no era favorable. No tenía a nadie, no podía sentir a nadie y solamente se limitaba a cazar cuando la sed le venciera.
Hasta que conoció a Liam. Era un vampiro joven, de no más de seis meses de haber despertado a la nueva vida. Era lógica su reacción; miedo, desconfianza y violencia entremezcladas. Pero Siobham logró ganar su confianza y serle fiable (quizá con un poco más de intención de lo que quería, pero reprimía el pensamiento y decidía callarlo). Poco a poco él fue acercándosele, hasta terminar pegado a ella, agradeciéndole más de una vez el haberlo encontrado. Y ella sonreía, le decía que era su favorito y luego le besaba en la mejilla.
Y de la mejilla pasó a ser en los labios una noche particularmente cálida, luego de un año de vagar juntos por Irlanda. Los dos estaban fuera, volviendo de una cena rápida, cuando un silencio (no como los comunes, porque a ellos estaban acostumbrados) pesado y atronador cayó sobre ellos. Siobham sentía la incomodidad de Liam en el ambiente, y se decidió a, si supuestamente su don funcionaba, usarlo esta vez. Solamente sería esa vez y alguna otra que fuera importante. Pensó en que todo saldría bien y, para qué negarlo, en que Liam diera el primer paso. Y así fue; sin saber bien por qué, Liam había hecho desaparecer la distancia y había posado sus labios sobre los de ella, con gesto torpe y apresurado. Luego, por parte de ella, las manos de ambos fueron explorando el cuerpo del otro con cuidado, delicadeza y respeto. Porque ellos no eran de aquellos que solamente tenían una aventura y ya. No, ellos se querían más allá de cualquier don, o cualquier otra cosa.
Y Siobham se re-planteó aquella noche (mientras oía el respirar agitado de Liam en su nuca y oído, y sentía las manos de él en sus caderas, despertando calor, mientras sus piernas se enredaban en la cintura de él) que su don tal vez no fuera tan malo y que quizá, gracias a él, había conseguido a un compañero por la eternidad.
