Los personajes que se utilizaran aquí no son míos son de la mangaka Rumiko Takahashi, solo los uso con fines de entretenimiento.
Prologo.
La preparatoria Sengoku quedaba un poco lejos de su casa, pero podía llegar a tiempo si seguía así.
La joven de 17 años con cabello azabache caminaba tranquilamente por las afueras de su templo en dirección a su escuela. Le gustaba llegar temprano, pero siempre por algún motivo llegaba tarde, pero sería diferente esa mañana, pues había salido con buen tiempo, cualquier cosa que sucediera ella podría prevenirlo con el tiempo de sobra. La joven suspira de repente… Había olvidado por completo que justo esa tarde tenía que ir a su club: El de arco y flecha.
-¡Kagome! –la aludida gira su cabeza con una sonrisa cálida. –Buenos días.
-Buenos días Sango. –la saludo amablemente.
Ambas mientras hablaban de cosas variadas se dirigían a la escuela. A Kagome le gustaba hablar con Sango para ir a la escuela, la calmaba en cierta forma. ¿Podría ser que como su amiga era más fuerte que ella seguía en pie con esa gran sonrisa? Podría ser. A pesar de conocerla hace como dos años sabía muchas cosas de ella y una de ellas era que la joven castaña trabajaba de medio tiempo en una tienda y además tenía que sacar beca para mantener a flote a su hermano y a ella misma porque no tenía padres…
-¿Y el club de artes marciales? –pregunta Kagome mientras la miraba.
-Hoy tenemos entrenamiento… ¿Y tú? –a Sango le gustaba ese club, pro se le hacía muy pesado.
-Yo también… Creo que los dos clubs se pusieron de acuerdo. –ambos jóvenes rieron juguetonamente. Les gustaba molestarse mutuamente.
Kagome y Sango continuaron caminando un rato. La escuela ya no quedaba tan lejos y si seguían así, llegarían a tiempo a sus clases.
-¡Sanguito! –o quizá no…
-Miroku, buenos días. –ambas jóvenes lo saludaron
-Me alegro de alcanzarlas. –parecía que había corrido un poco pues estaba jadeando de cansancio.
-¡Ahhh! –Kagome se giro sorprendida a Sango, pero de inmediato cerró los ojos fuertemente al escuchar la bofetada. Suspiro divertida, Miroku no podía quitarse la maña de tocarle el trasero a Sango cada que podía.
A pesar de que Miroku era huérfano y solo vivía con su abuelo Mushin, era de lo más pervertido y mujeriego utilizando excusas para manosear a alguna mujer. De echo, la azabache le había apodado a su mano derecha "la mano maldita" y nunca se cansaría de decírselo.
El rostro de Sango reflejaba furia y vergüenza, pero en sus ojos solo había felicidad, la joven estaba muy enamorada de Miroku tanto que solo a él le dejaba tocarla tan íntimamente sin golpearlo, y si a Miroku s ele ocurría tocar a otra mujer, Sango con su aura puramente demoniaca ahuyentaba a la chica y le daba una paliza al pobre chico.
Miroku era del club de futbol, club donde estaba Koga quien era uno de los mejores por su rapidez y agilidad. Koga era un joven muy amable y él se le había confesado a Kagome hace algún tiempo… Tal vez si el joven se le hubiera confesado antes no hubiera dudado ni un segundo en responderle positivamente, pero pronto llego lo que sería el obstáculo del chico y el causante de que ella suspirara a cada segundo y estuviera como idiota…
-¡Inuyasha! –Miroku saludo observando una dirección específica.
Kagome se tenso al escuchar aquel nombre… Ese nombre… Ese hombre…
-Tarde como siempre, Taisho. –se burlo Sango mientras lo golpeaba ligeramente en el brazo.
El simplemente la ignoro y siguió caminando. Kagome no se había movido de su lugar, pero al sentir la gran mano sobre su cabeza sintió que podía morir en ese momento.
-Buenos días. –saludo esbozando su gran y encantadora sonrisa.
-B-buenos dese… ¡Digo! ¡Días! -¿Qué tenía ese hombre que la ponía tan nerviosa?
Inuyasha Taisho… Solo de pensar en él hacía que sus piernas temblaran y su corazón palpitara como loco. A pesar de tener una actitud que algunos considerarían insoportable, realmente los que lo conocían sabían que él era una persona amable, protectora, lindo, tierno… Sexy… ¡Diablos! Admitía que era un deleite visual ir a verlo mientras jugaba futbol…
-Despierta. –Kagome dio un respingo cuando sintió la cabeza masculina en su hombro. ¡¿CUÁNDO SE HABÍA PUESTO AHÍ?!
-¡N-no hagas eso! –grito avergonzada alejándose de él, sintiendo su rostro arder por sus pensamientos anteriores y además haber sentido su cabeza.
-Pues vamos… Olvídalo, las clases ya empezaron hace cinco minutos. –comento restándole importancia al asunto y caminando despreocupadamente en dirección a la escuela. –Miroku y Sango ya se adelantaron.
-¡Pues vamos, idiota! –Kagome tomo de la mano a Inuyasha y ambos corrieron a la escuela con la esperanza de que la maestra llegara tarde.
Continuara…
¡Holiwis muffins!
Créanme que me estoy muriendo de volver a leer "Listón" para mejorarlo… Creo que a comparación del anterior es una obra maestra esto… Todo es una obra maestra al lado de eso… No es un trabajo del que este muy orgullosa… Tampoco de "Un traje atrevido" pero ese se quedara así :v
¡Pues nos vemos!
¡ADIOS!
