Tras la quema de brujas en 1657, el número de mujeres brujas, vivas y fértiles era prácticamente nulo. En esa época se dio un repunte de niños que eran donceles. Solo un niño que poseía magia podría ser doncel. Con este hecho y sabiéndolo los grandes magos de aquella época. Estos se paseaban por los poblados para separar a esos niños de sus casas. De sacarlos del mundo muggel.
Al principio nadie vio mal este hecho, la población de magos era cada vez menor y temían que sus costumbres y conocimientos se perdieran. Fue una época prospera, los cien años siguientes subió el número de magos y brujas. Y por consiguiente de donceles.
En aquella época, 100 años después de la quema de brujas por parte de los muggels, en todas las comunidades mágicas se veneraban a los donceles. Eran seres especiales, y si nacía uno en la familia era muy bien recibido. Era lo mejor que les podrían pasar.
Pero muchas mujeres no estaban de acuerdo. Eran el segundo plato para aquellos hombres que no habían podido conseguir que el doncel de la familia se casara con ellos. Sin que nadie se diera cuenta, esas mujeres comenzaron a envenenar las mentes de sus hijos para ir en contra de los donceles. Diciéndoles que eran abominaciones, que tenían que estar todos muertos. Que no se merecían vivir, ni tener magia. Pero el descubrimiento que puso a favor de este grupo de mujeres la balanza fue el pequeño defecto de los donceles. Cuando más de un hombre, o cualquier hombre con malas intenciones profanaban sus cuerpos perdían la capacidad de concebir.
Tan solo 200 años más tarde, tras el término de la época de la quema de brujas, los donceles que una vez fueron los seres más especiales para la comunidad mágica, se veían amenazados, por aquellos hijos a los que habían envenenado su mente. Los querían erradicar, si no podían por lo menos que fueran de dominio público, que todo el mundo pudiera tener esos cuerpos.
Las familias sangre pura cerraron filas, sus donceles eran seres especiales, y daba igual lo que aquellos mestizos decían. Porque ellos nunca darían a sus hijos para que les trataran de esa manera. Los antidonceles aprobaron una ley mágica que obligaba a toda familia que poseyera un doncel a darlo al consejo de magos.
Como era normal las familias sangre pura se negaron. Pero muchas familias mestizas, y madres solteras, así como la mayoría de los niños nacidos de muggels fueron llevados al ministerio. Fue en ese momento, donde las familias sangre puras se levantaron en armas, y lucharon, fueron 30 años de guerra.
Treinta años donde ningún doncel estaba a salvo, los mestizos asaltaban casas y violaban a los donceles que había dentro. Era una guerra sin cuartel, que no gano nadie. Los sangres pura consiguieron que la ley que les obligaba a dar a sus hijos donceles al ministerio fue retirada. Los mestizos aceptaron que los donceles no fueran más que un mero objeto para dar a luz a los hijos de los sangre pura. Algunos intentaron usar esto para subir de estatus social. Algunos mestizos pedían casarse con donceles que estaban bajo la tutela de las grandes familias, pero muy pocos fueron aceptados.
Pero no todos los sangre pura pensaban igual, algunos prostituían a sus hijos donceles.
Nunca más estuvieron a salvo. Hasta que una rayo de esperanza se posó sobre ellos. Pero por desgracia un doncel fue el que les condenó al más oscuro de los infiernos.
