Notas sensuales: ¡Hola! Aoi les viene a presentar un Two-Shot -w- (O posible fanfic, dependiendo de como se reciba). Esto salió de mi loca imaginación, luego de ver tanto "Lo que callamos las mujeres". xD Y... Tengo inspiración para esto, pero no para continuar "Mi amada muñeca con vida", y así es. ;-; Me travé y nosé como continuar. Espero esto los compense por la posible tardía que tenga el otro fic. Nos leemos abajo.~
Diclaimer: Shingeki No Kyojin no me pertenece.
Datito caguaii: El titulo es una canción de The Gazette, por si la quieren escuchar mientras leen.
Advertencia: En este fic, Eren es mujer, y Mikasa es hombre. Fem!Eren x Levi. Y quizás Levi tenga algo de... O de lo poco que sé, no digo que lo vaya a hacer igual, pero que Levi tenga una actitud un tanto a los Christian Grey. *Q* Sdklfm. Y violencia.~
Capitulo 1: Nueva sensación.
Ya no lo soportaba más, estaba exhausto. Los moretones, marcas, rasguños, cortes que sufría cada día iban de mal en peor. Seguía preguntándose "¿Por qué?". No entendía como podría seguir en aquella situación tan drástica, aún que, antes no era así, al contrario.
Cuando comenzó su relación, todo era color de rosa. Hacía donde fuera habrían corazoncitos rodeándolos, plantas floreciendo, y un resplandeciente sol. Lamentablemente con el tiempo, ese sol se fue oscureciendo, ocultándose detrás de las nubes, hasta que las nubes hicieron presencia y hubo una tormenta. El rosa se transformo en negro, y así.
Eren Jaeger, era una linda chica adolescente de tan solo 15 años, que se había ido prácticamente escapado de la casa, para irse a vivir con su novio; Mikaso Ackerman, de 17 años.
Se conocieron por medio de Internet, más bien Facebook. Eren le había resultado bastante atractivo este chico, tanto así que lo agregó, y comenzando a hablar/chatear. Pasaban horas de chateo, intercambiando fotos, música, mensajes, y demás. Hasta que un día, se juntaron. Y formalizaron su relación. Luego de un tiempo, comenzó la tormenta...
Flashback.
Ya eran las doce de la noche y seguía en el trabajo. Estaba acomodando las mesas que habían sido usadas por los clientes de hace un rato, y mientras lo hacía, recibía llamadas constantes de su novio, pero no las podía responder, o sino el jefe la regañaría y de paso, despediría. Trabajaba como Maid en un Maid Café, ya que era el único trabajo que pudo encontrar para su edad. Por llegar atrasada ese día, su jefe la obligo a hacer horas extras, lo cual, no le molestó.
-Eren, ya es tarde, deberías volver a tu casa.- Su jefe se asomó tras el mostrador de pasteles, enseñando las llaves con las que cerraría el local.
-Esta bien, nos vemos mañana.- Hizo una leve reverencia, corriendo hacia el vestidor para cambiarse de ropa y marcharse. Cuando estuvo lista, salió por la entrada principal, seguida de su jefe.
-Si quieres te llevo a tu casa, es peligroso que vayas sola a estas horas por la calle.- No quería que una de sus empleadas resultara lastimada.
-Oh, sería un pla...- Fue interrumpida por una mano que se posó en la suya, llamándole la atención.
-No es necesario. Ella se va conmigo.- Esa tercera voz, era el novio de la castaña, que luego de darle una pseudo mirada asesina al viejo dueño del local, tomó a su novia y se la llevó consigo.
-Aah... Mikaso... ¡Me duele!- Zafó su muñeca algo lastimada, recibiendo a cambio una cachetada de parte de su pareja. Esto la dejo perpleja, nunca se imaginó a su novio como alguien agresivo, hasta ahora.
-¿Qué hacías ahí a solas con ese viejo de mierda? ¿Ahora te gustan los viejos verdes, eh? ¡Respondeme! ¿Sabes la hora que es? No, no lo sabes.- Luego de esa reprimenda hacia su novia, dio un largo suspiro. -Vamos a casa.- Caminó como si nada hubiera sucedido, esperando ser seguido por la castaña.
-...- Solo se mantuvo en silencio, con una mano posada donde recibió la cachetada. Durante el camino, pensaba en como no notó su nivel de agresividad cuando se ponía celoso, aún que nunca le dio razones para estarlo. Pero lo que no sabía, es que ese era el principio de todo un caos.
Fin Flashback.
Los días transcurrieron, pero un día viernes, Eren antes de salir preparada hacia su trabajo, fue detenida por el pelinegro.
-¿A donde vas?- Alzo una ceja, mientras dejaba la taza de té en la mesa, junto a lo que acompaño su desayuno.
-Al trabajo, cuando vuelva lavaré los platos. Te veo en la tarde.- Estaba a punto de retirarse cuando...
-Espera, no. Ya no trabajaras ahí. Te quedaras aquí, mientras yo voy a conseguir dinero para mantenernos, no hay problema en eso.- Se puso de pie, acercándose de manera amenazante hacía la castaña.
-No, Mikaso, sabes que me gusta trabajar para conseguir lo que quiera y mantenernos, ¿Qué es lo que te molesta?- Alzó una ceja, mostrándose confundida ante lo dicho por el pelinegro.
-Que vayas a terminar revolcándote con el viejo verde de tu jefe, ¿Crees que soy estúpido? Me di cuenta como te miraba.- Se detuvo frente a la castaña, teniendo a su favor que era más alto, haciéndolo ver intimidante.
-...No digas tonterías, ya me voy.- Tomó su mochila donde cargaba con su uniforme de trabajo. Estaba a punto de salir, cuando sintió un fuerte apretón en su muñeca, y un golpe resonó por todo el departamento.
Otra vez, ahí va otra vez...
Ni siquiera tuvo la desdicha de disculparse o algo, sentía que su novio la estaba comenzando a ver como una pequeña mascota que se podía perder y conseguir otro dueño. Y precisamente era así. Los golpes comenzaron a ser más recurrentes, usualmente cuando la castaña se ponía "rebelde". A pesar de eso, se mantuvo callada. No quería denunciar a su novio por maltrato, le apreciaba, se había enamorado de él, pero ese amor comenzó a marchitarse junto con los golpes. Aún así, siguió ahí, fingiendo como si nada pasara, los moretones los ocultaba con maquillaje, y los rasguños con parches, y los parches con abrigos. Hasta que, se dio cuenta de que era como un pájaro en una jaula.
Había llegado el día de su cumpleaños. Su novio estaba arduamente trabajando, ya que a ella la habían despedido por no ir a trabajar, sin ni siquiera presentar alguna excusa. Y como no tenía nada que haces, sintió ganas de pasar el cumpleaños con su mejor amigo, Armin Arlet. Cogió el teléfono y marco el número de su amigo.
-Armin, Hola, soy Eren...-
-¡Hola Eren! Feliz cumpleaños, perdón por no haberte llamado antes.-
Una leve curva se posó en sus labios enrojecidos; Anoche había discutido fuertemente con Mikaso. -No importa, gracias de todos modos... Por cierto, ¿Salimos a celebrar? Tengo ganas de beber café con algún pastel.- Se le hacía agua la boca de solo pensar en comida.
-Esta bien, nos vemos en media hora en el centro.-
-¿En la tienda de Sushi?-
-Si, esa misma, nos vemos.- Cortó. Sentía tantas ganas de contarle a su amigo sobre lo que pasaba en su relación con el pelinegro, pero tenía miedo de que este mismo se enterara y la encarara a solas. Prefería ahorrarse ese escándalo. Por otra parte, se sentía aliviada de poder compartir un poco con su amigo, no lo hacía desde que se fue a vivir con su novio.
Fue hacia su habitación, abrió su closet y observó la ropa que tenía disponible. Después de una quince minutos de mirar y mirar toda la ropa que tenía, eligió una prenda algo ligera; Una blusa blanca, junto a una falda negra que le cubría un poco más abajo de los muslos, y para complementar la tenida, unas calzas negras hasta/sobre las rodillas, finalizando con unas zapatillas "converse". El cabello de lo dejó tal cual, un poco desordenado pero acomodado. Tomó una cartera, sus llaves, y salió. Ni si quiera se fijó en la hora que era. Si no llegaba tarde, llegaría temprano; Aún mejor.
Ya estaba a pocos metros de llegar al punto donde se juntaría con su amigo, cuando sin darse cuenta, una de sus pulseras se le resbaló de la muñeca. No lo había notado hasta que sintió alguien tocar su hombro, llamándole la atención.
-Oi, se te cayó esto.- Un chico de cabellos negros, corte estilo militar, ojos indiferente y afilados, le estaba entregando su pulsera.
-Ah...- Quedó pasmada por unos segundos viendo al sujeto frente a ella. Se veía malditamente atractivo; Camiseta abierta por los botones de arriba, traje completo y ajustado a su cuerpo. Luego de ver como ese sujeto atractivo empezó a mover su pulsera en su dedo, salió de su "shock". -Oh... No me di cuenta.- Tomó la pulsera y la depositó en su cartera. -Gracias.- Curvó sus labios nuevamente, en una sonrisa.
-... ¿Estas enferma?- Su sonrisa desapareció, no entendía la pregunta del azabache. -Digo... Por tus labios. Están machacados y rojizos, ¿Estas bien?- Su cerebro hizo un click al entender a que se refería.
-No, no... Estoy bien... Si me disculpa, me retiro.- Pero antes de alejarse del otro tipo, una idea surcó su cabeza, con el mero pretexto de solo quedarse un poco más junto a él. -Usted... ¿Sabrá de una cafetería o pastelería cercana?- Al acercarse un poco más al azabache, notó la diferencia de tamaños, él era un poco más bajo que ella.
-Si.- Al girarse a ver a la castaña, se quedó sumergido en los grandes ojos verde agua que poseía. Eran preciosos. -...En la calle siguiente a la tienda de Sushi.- Apuntó hacia la dicha calle, que no tardó por ser reconocida por la castaña.
-Okey, gracias... Por cierto, ¿Cual es su nombre?- Luego de tanta charla, al menos debía saber su nombre.
-Levi Lance Rivaille, ¿Y el tuyo, linda?- Usó su arma letal para las mujeres; Su sonrisa pícara. Con eso, las mujeres caían rendidas a él.
-Eren Jaeger...- Sentía como le faltaba aire de solo mirar a ese hombre. Su sonrisa la había dejado "vuelta loca" por él.
-Un gusto, Eren. Espero encontrarnos en otra ocasión.- Le guiñó el ojo, y pasó junto a ella para dirigirse a su destino.
Mientras tanto, la castaña comenzaba a echarse viento al rostro, sentía que en cualquier momento explotaría del calor que sentía, tanto en su cuerpo como en su cara. Ya después de haber pasado un rato calmándose a si misma, recordó que su amigo debía estar esperándolo en la tienda. Y así era, su amigo ya estaba afuera de la tienda cuando ella recién hizo acto de presencia.
-¡Eren! Al fin llegas.- La miró algo preocupado. Le llamó la atención ese leve rubor que tenía en sus mejillas.
-Lo siento, me quedé meditando mucho sobre que ponerme, hahaha.- Soltó una leve risa apenada. Sabía perfectamente porque había llegado tarde, y obviamente no se lo diría a su amigo. -Bueno... Me recomendaron un buen lugar para comer cosas dulces, ¿Vamos?-
-Claro, vamos.- Ambos se pusieron en marcha hacía la cafetería/pastelería que le recomendaron a la castaña, ansiosos de llenar sus estómagos con pasteles y demás.
Después de haber recorrido unos cuantos pasos, llegaron al lugar indicado. Era una bonita cafetería, traía adornos de rosas por todos lados. No era de extrañar, el nombre de dicha cafetería era Rose; Alas de la libertad. La razón del nombre, era porque la rosa es una hermosa belleza pero peligrosa, y que cada uno portaba alas de la libertad. Era algo confuso, pero bueno, no era de gran importancia realmente. Lo único que querían ambos jóvenes era sentarse y comer. Cuando iban entrando, una joven chica de cabellos anaranjados y cortos les recibió, y acomodó una mesa. Tomaron asiento, y recibieron el menú por parte de la misma joven.
-¿Qué desean?- Sacó una libreta donde anotaba los pedidos de los clientes, y un bolígrafo.
La castaña miro a su amigo, quien le dio una mirada, dándole a entender que ella pidiera primero.
-Hum... Quiero un capuccino, y un pastel de frambuesa.-
-Okay...- Anotó la orden de la castaña, para después dirigirse hacia el rubio. -¿Y usted?-
-Café, y un pastel de chocolate.-
-Ahora les traigo su pedido, con permiso.- La chica que los atendía les sonrió, e hizo una reverencia para luego marcharse a buscar el pedido, dejándolos solos.
No tenían que de hablar, o más bien, no se les ocurría de qué. Estaban en un silencio muy incomodo, hasta que vio a un joven chico, dirigirse hacia su mesa con los pedidos. Cuando el moso estuvo más cerca de ellos, la castaña se percató de que lo conocía; Era Levi.
-Aquí tienen su pedido, espero lo disfruten.- Dejó sobre la mesa el pastel de chocolate junto al café, frente al rubio. Y el capuccino junto al pastel de frambuesa, de la castaña. En el momento en que sus miradas se cruzaron, el azabache de guiño el ojo discretamente, y se retiró para atender otros pedidos.
Su cerebro no podía asimilar lo que le estaba ocurriendo. Los colores se le subieron al rostro, todo por ese azabache atractivo.
-Eren... ¿Estas bien? ¿Tienes fiebre?- Miró a su amiga de reojo, luego de haberle dando una probada a su delicioso pastel.
-Si, si... Debe ser el calor, hahaha.- Otra vez con esa risa apenada y sonrisa fingida. -Mejor... Disfrutemos.- Le dedicó una sonrisa a su amigo, que lo dejó satisfecho y así, continuaron degustando de sus platos.
Su rubio amigo, estaba a punto de darse el último bocado de pastel, cuando su celular comenzó a sonar repentinamente.
-¿Hola? Dígame.- Era su jefe del trabajo. Trabajaba como secretario de un importante sujeto.
-Te necesito ahora, a quedado un desastre con unos documentos, es urgente.-
-Pfft... Okay, estaré allá ahora mismo.- Dio un suspiro fastidiado. Odiaba cuando su jefe lo llamaba tan inesperadamente, sobre todo cuando estaba ocupado. Colgó y guardó el celular.
-¿Tu jefe?- El rubio solo asintió, sacando un par de billetes, dejándolos en la mesa.
-Pide lo que quieras, lamento irme así.- Suspiró nuevamente, poniéndose de pie y despidiéndose de un beso en la mejilla de su amiga. -Nos vemos, y feliz cumpleaños.-
-Gracias... Nos vemos.- Se quedó sentada viendo como su amigo pasaba por la entrada principal del local y se alejaba. Esto la dejó un poco desconcertada y triste. Solo quería pasar su cumpleaños acompañada, y cuando lo logró, se le escapó de las manos. Tomó el tenedor para seguir alimentándose del pastel, y cuando estaba a segundos de hacerlo, sintió a alguien tomar el puesto de su amigo.
-¿Qué tal está el pastel? Lo hizo Petra.- Era el azabache de hace un rato, que apuntaba hacia la chica que los había atendido cuando recién llegó.
-Esta delicioso.- Otra vez los colores se le subieron a la cara, tanto así, que mantuvo el rostro y su mirada fija en el pastel.
-¿Te sientes bien? Estas algo roja.- Le encantaba ver las reacciones de la chica cuando él se le acercaba.
Maldición, lo notó...
-Uhm si, estoy bien, a de ser por el calor que hace.- Engulló el último trozo de pastel que quedaba en el plato, y el capuccino ya se lo había bebido hace un rato. Tomó el dinero que su amigo le había dejado antes de marcharse, y se lo tendió a Levi. -Aquí tiene, quédese con el vuelto.- Sintió como el azabache tomaba el dinero de su mano, y a cambio de ello, dejó una hoja, bien doblada. -¿Hm?- Tomó el papelito doblado y lo desenvolvió, leyendo su contenido.
¿Te gustaría salir esta noche, linda?
Fingió meditarlo unos segundos, cuando su interior pedía a gritos decirle que si, después de todo, Mikaso estaba todo el tiempo fuera de casa, y además, era su cumpleaños. No había nada de malo en que aceptara una noble invitación de un... Desconocido, prácticamente. Un desconocido que solo conocía su nombre y donde trabajaba. Para ella, ya no era un desconocido. Dobló el papelito y lo dejó en la mesa, bajo la atenta mirada de su contrario.
-Si... Acepto salir contigo.- Le dedicó una suave sonrisa, dejando a la vista otra vez, sus lastimados y rojizos labios.
-Genial. Mi turno termina en una hora, ¿Podrías esperar? A cambio de ello, te traeré lo que sea, correrá por cuenta mía.- Volvió a guiñarle el ojo de manera seductora. Le daba ternura ver como su rostro se sonrojaba cada vez que lo hacía. Definitivamente, le gustaba la chica, y si su instinto no era tan malo, ella también lo estaba de él.
-Esta bien, no hay problema.- Comenzó a jugar con sus dedos, luego de que se había sonrojado de sobre manera cuando este le volvió a guiñar el ojo.
Pasó la hora, y Leví ya estaba cambiado y arreglado. Con su traje con el que lo había visto antes; Simplemente perfecto. Ambos se dirigieron a la puerta del local, y antes de salir, el azabache tendió su mano hacía la castaña. Y esta, sin remordimiento ni culpa, tomó la mano ajena, y se dispusieron a caminar.
Esta será una larga noche...
Y el comienzo de una aventura.
Notas finales y sensuales: Loquilla Eren, ya quiere garchar. ewe Y quien no caería rendida ante los gestos de Levi, sldkfmsdf. u/u Well... Espero les haya gustado. Dejadme sus opiniones en un review, haber si lo continuo, y cualquier error o algo, hacerlo notar.
¡Nos vemos en el proximo capitulo de "Mi amada muñeca con vida"!
Hasta pront!
Aoi.
