Prólogo
La sensación del agua helada sobre su agotado y lacerado cuerpo le devolvió la conciencia perdida tras su reciente agonía. El frío la hacía temblar convulsivamente y sin parar ni un solo segundo. Sus muñecas, agotadas por la carga de su peso, estaban amoratadas y ella podría jurar que para ese punto ya estaban rotas. Sus cortes abdominales y la herida en la nuca competían por el puesto de la más agonizante, y su cabeza taladraba dolorosamente en su cerebro, dejando el rastro de un dolor punzante.
Otro chorro de agua la golpeó con fuerza, pero ella no levantaba la vista. Seguía viendo sus congelados y pálidos pies balancearse al ritmo del temblor de su cuerpo. No iba a levantar la vista, no permitiría que vieran el dolor en su rostro.
No lograrían romperla.
Tras el tercer chorro de agua helada que tampoco había captado su atención, sintió la invasión de su espacio personal. Aquellas manos toscas y desesperadas la hicieron abrir los ojos con pánico. Cerro los ojos con fuerza y dejo de escuchar todo a su alrededor, sabía lo que estaba por venir y deseaba con toda su alma morir en ese preciso momento.
El sonido de unos gritos y un disparo la hicieron volver a abrir los ojos, todo había sido tan rápido. Pudo ver el dolor en los ojos ajenos, escuchó los gritos de enojo, de dolor y de rabia, todos y cada uno de ellos, haciendo eco en su cabeza. Los miro a los ojos con las lágrimas deslizándose por sus mejillas.
Una tras otra, rostro tras rostro.
Unos la miraron con miedo, otros con el dolor latente. Su corazón le suplicaba que parara, que mirara a otro lado. Pero ella se negó, se forzó a si misma a mirarlos a todos, a cada uno, y se prometió a si misma no olvidar sus rostros nunca.
El olor de la sangre era tan fuerte, que casi podía sentirlo en su boca. Los gritos eran tan desgarradores que deseo arrancarse las orejas ella misma. El ruido de los disparos la hacía saltar y aceleraba su corazón.
Lo lograron, la habían roto por completo.
Incluso estando lejos, cuando podía sentir el calor humano, deseó que todo fuera un mal sueño, una pesadilla. No escuchaba nada ni a nadie, quiso voltear su mirada otra vez, pero su cuerpo no respondió. Ahora sólo miraba todo fijamente, en silencio. Se abrazó a si misma, todavía temblando y se quedó observando el fin de la escena sin parpadear.
De repente unas palabras hicieron eco en su cabeza.
"Esperamos sus órdenes"
Ella siguió contemplando la escena unos segundos, los rostros de todas las personas que había visto pasaron por su mente, del primero hasta el último. ¿Cómo se puede reparar a una persona rota?
Ya no sentía nada, el tiempo se detuvo en ese instante, justo cuando podía escuchar el sonido de su corazón acelerándose. Tomo aire suficiente, como si las palabras que estaba a punto de pronunciar fueran a robarle el aliento.
"Mátalos, mátalos a todos"
Un remake definitivo, bajo la misma idea. Es lo que acabáis de leer (siempre he querido usar esa palabra)
No me queda mas que agradecerles su tiempo empleado en leer esto y desear que haya sido de su agrado. Ya van al menos 5 capítulos en marcha, si los primeros lectores de mi versión "beta" siguen aquí, les agradezco infinitamente, les aseguro que esto les gustará. Comentarios y todo son bienvenidos, al igual que ustedes.
Saludos y abrazos infinitos.
