¡Hola!
Disfruten la lectura.
Sherlock Holmes es propiedad de Sir Arthur Conan Doyle y este fanfic utiliza los personajes de la serie Sherlock de la BBC. No gano nada con esto.
Aclaraciones: Mycroft al otro lado de la línea telefónica.
Pequeñas correcciones ortográficas: Lizie CoBlack
Habían cosas que Gregory Lestrade no podía entender, como el por qué después de tantos años seguían teniendo una monarquía (era algo que no decía en voz alta por supuesto) por qué Sherlock pensaba que gritarle a medio mundo era el mejor modo para que le prestaran atención (y tampoco entendía cómo seguía soportándolo después de tantos años), pero lo que realmente no comprendía, era cómo diablos permitía que él hiciera esto.
—2 a. m. —Murmuró contra su teléfono mientras trataba de no caer dormido de nuevo —2, jodida, a. m., Mycroft Holmes, ¿qué mierda quieres? —Lo escuchaste chistear del otro lado de la línea antes de responder.
—Le he pedido que cuide su lenguaje, Inspector.
—Te he pedido que no me llames a las 2, jodida, a. m. —Te giraste de nuevo, pero eso fue mala idea, estabas aún más cómodo, gemiste contra la almohada de puro placer.
—Estoy seguro que no me ha pedido tal cosa.
—Es lo suficientemente inteligente como para pensarlo por sí mismo —escuchaste como el sillón rechinaba del otro lado. — ¿Qué mierda quieres?
—La modulación de su lenguaje, pero creo que no será posible.
—Estoy a 2 segundos de colgarte y lanzar mi celular por la ventana, es una advertencia.
—Sherlock salió —gemiste más fuerte.
—Es todo, adiós.
—Está en riesgo —te levantaste casi como si hubieras recibido un shock eléctrico. —Fue con su antiguo distribuidor.
— ¿Drogas?
—Aparentemente —giraste sobre ti mismo y saliste de la cama.
—Tienes una horda de trabajadores; ¿Por qué no lo buscan ellos? —A pesar de lo que habías dicho, estabas vistiéndote tan rápido como podías sin tirar el teléfono.
—Porque a ellos no les interesa Sherlock.
Estabas casi seguro que algún día un ángel bajaría del cielo, se arrancaría las alas y te las daría diciendo algo como "¡oh! Gran señor Lestrade, usted es más digno de ellas que yo", entonces te las pondrías y podrías alejarte tanto como pudieras de los Holmes. Aunque pensándolo un poco, el pensamiento en sí era pecaminoso. Oh maldito Dios bipolar.
Encontraste a Sherlock totalmente drogado, tirado en una casa abandonada, donde no esperarías encontrar más que imbéciles incapaces de pensar en las consecuencias. Sherlock era un genio, por supuesto, pero en cuanto a su cuidado personal no podía ser más inepto.
—Sherlock, más vale que te levantes, no planeo cargarte —él viró su cabeza, sin quedarte duda de que estaba realmente drogado, no debían haber pasado más de media hora desde su última dosis. —Arriba.
La ventaja del Sherlock drogado, es que era más cooperativo, como si te permitiera pensar totalmente por él, sin importarle si le pedias saltar de la azotea de San Bart's. Lo odiabas.
— ¿Por qué estás aquí, Sherlock? —Se volvió muy despacio para verte.
—Estaba aburrido —suspiraste antes de tomar su brazo para evitar que rodara por las escaleras, —¿no me dejarás entrar en la escena del crimen?
—Tenemos un trato Sherlock, no entras a menos que estés limpio —él dejó caer su cabeza al otro lado.
—Lo estoy.
—No, no lo estas —escuchaste un quejido fuerte que venía de él, diciéndote que no sabías lo que decías; —Sé diferenciar a un rehabilitado de un drogadicto, los rehabilitados pueden bajar las escaleras sin ayuda —en repuesta únicamente rió un poco.
— ¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Mycroft —se carcajeó lo suficientemente fuerte moviéndose sin parar.
—Gordo entrometido.
—Lo es —Sherlock no paró de reírse hasta que lo dejaste en San Bart's.
Molly Hopper te recibió con una sonrisa aprensiva, ¿acaso todo aquel que tuviera algo que ver con Sherlock debía estar despierto a esta hora? Nadie te lo había dicho al principio, te hubieras negado de saberlo.
—Buenas noches, Inspector Lestrade—. Tiraste del brazo de Sherlock un poco más, quien no había parado de reírse.
—Son buenos días en realidad, Molly, ¿por qué estás aquí? —Ella solamente miró a Sherlock antes de responderte.
—Ya sabes, estaba con algunos informes.
— ¿Mycroft te despertó? —Asintió tímidamente, antes de ponerse del otro lado de Sherlock y ayudarte a llevarlo a una camilla.
Él volvió a tirarse y empezó a deducir todo sobre ti, cosas que sabías, cosas que ignorabas y otras que no te hubiera gustado saber.
—Tu esposa te engaña con una mujer Lestrade —suspiraste resignado antes de asentir, —más grande que ella —te reíste antes de cruzarte de brazos — ¡oh! No me mires así, lo sabes, está allí para quien quiera verlo—. Incluso drogado Sherlock veía las cosas que no querías ver.
—Sherlock, ¿puedes decirme las notas de la novena sinfonía de Bach? —Comenzó a tararear casi al instante y miraste al cielo, sinceramente odiabas a este Sherlock complaciente, pero al menos podías hacerlo callar cuando quisieras.
Te recargaste contra la pared dejándote caer despacio hasta tocar el piso, la novena sinfonía de Bach era demasiado lenta como para que hubiera sido buena idea, la voz grave de Sherlock murmurando las notas era de algún extraño modo muy relajante, cerraste los ojos sin darte cuenta.
Te despertó el movimiento brusco de tu cuerpo, seguido del seguro de tu arma, abriste los ojos para ver a Sherlock de pie apuntándote directamente entre los ojos… Vale, eso era nuevo.
—Sherlock, baja esa arma —pensaste que obedecería, pero en cambio únicamente te miró fijo.
— ¿Por qué estoy aquí? —Alzaste ambos brazos sin levantarte.
—Te encontré drogado en una casa abandonada.
— ¿Dónde está Myc? —Inclinaste la cabeza un poco.
—No lo sé, baja esa arma Sherlock, ahora —sus ojos comenzaron a vagar por la habitación antes de mirarte de nuevo e indicarte con la punta del arma que te levantaras. Obedeciste antes de sentir como tu cuerpo giraba para ser sometido por el de Sherlock, y el arma apuntándote directo en la sien.
Abrió la puerta y sin dejarte de apuntar caminó hasta donde estaba Molly, ella se cubrió la boca evitando gritar.
—Quiero que me dejes ir —la chica volteó a verte antes de que asintieras y le sonrieras tratando de tranquilizarla.
—Sherlock —él te apretó más fuerte e inhalaste antes de volver a hablar —tienes que tranquilizarte, este es un efecto de la cocaína —el otro hombre solo te empujó lo suficiente para hacerte tropezar, y volvió a apuntarte con el arma, Molly encontró el peor momento para soltar un quejido suave, porque también se volvió blanco de Sherlock.
Pensabas que siendo policía, esta era una opción para tu muerte, ser apuntado por un drogadicto y morir sin poder hacer nada para evitarlo. Pero nunca soñaste que sería Sherlock Holmes quien lo haría, y aunque fuera ridículo, aún en esta posición lo dudabas.
—Baja el arma hermano —él se giró rápido hacia el tercero, quien entró a paso lento levantando ambas manos en señal de paz. Sherlock lo observó y volvió a apuntarte.
—Ellos quieren llegar a ti, Myc —y fue donde lo entendiste, él pensaba que su hermano estaba en riesgo, —me secuestraron para llegar a ti, no debemos permitirlo —Mycroft se acercó con cautela hasta ti y se agacho a tu altura.
—No, Sherlock, él no quiere hacerme daño —te miró y luego frunció el ceño —el Inspector Lestrade es tu amigo —Sherlock negó rápido antes de mirarte fijamente.
—Es mi amigo para llegar a ti —te examinó antes de negar.
—Él es mi pareja Sherlock, ¿recuerdas? Como tú con Victor —Sherlock te contempló y negó —no vas a decirme que Victor era mi amigo para llegar a ti —solamente rebatió antes de relajarse un poco, —suelta esa arma, Sherlock —él afirmó soltándola, el ruido del metal chocando con el piso inundo el lugar. —Bien, ¿puedes ir a esa habitación y salir cuando te lo pida? —Asintió de nuevo y se encerró sin más.
Te dejaste caer de lleno en el piso y miraste el techo, eso había sido aterrador, no por el arma en sí, si no por el tirador.
—De nada.
—Esto es tu maldita culpa, si hubieras mandado a tu horda de gente, Molly no hubiera sufrido esto.
—Usted evitó que le disparara a cualquiera, eso es un logro —suspiraste cansado llevándote el antebrazo a los ojos.
— ¿Quién mierda es Victor? —Mycroft te observó un par de segundos antes de alzar la ceja.
—No sé si este sea el momento más indicado para hablar de esas cosas, Inspector.
—Tienes razón, justo ahora deberíamos estar discutiendo. ¿Dónde mierda te encontrabas? —El otro hombre giró su cabeza hacia Molly, quien asintiendo salió de la habitación, excusándose con traer cafés para todos, justo después escuchaste el ruido sordo que provocó Mycroft al sentarse en el piso junto a ti.
—En Rusia —fue lo único que dijo y tú solo lo miraste.
— ¿Y para eso tenías que sacar a Molly de la habitación? —No lo habías visto, pero estabas casi seguro que Molly había salido por la mirada Mycroft-Haz-Lo-Que-Te-Digo-O-Iras-A-Prisión-Holmes.
—Es un asunto de vital importancia para la reina, no es para que los civiles lo escuchen —aceptaste antes de levantarte con un quejido sordo, Mycroft se mantuvo unos minutos más en el piso del laboratorio.
—Iré a dormir —él alzó la ceja y asentiste —a menos claro que quiera contarme quién es ese tal Victor —sonrió de medio lado y casi pensaste que habías alucinado.
—Veo que tiene mucho interés en Victor —le sonreíste ante la obvia insinuación.
— ¡Por supuesto! Él salvo mi vida, debe ser una buena persona —la sonrisa en el rostro de Mycroft se hizo un poco más grande antes de levantarse y tenderte la mano.
—Salude a su esposa de mi parte, Inspector.
Sera hijo de puta…
Tratar con un Holmes era suficiente como para hacer que te salieran canas, pero tratar con dos, ambos igualmente infantiles y obsesivos en diferentes áreas, era algo que no podías soportar, y realmente no tenías ni siquiera una ventaja que sacar a esto. Sherlock estaba excluido de los casos hasta que aceptara ir por propia voluntad a rehabilitación y Mycroft era más un dolor de cabeza que otra cosa.
Pensaste en mudarte a América, pero estabas casi seguro que Mycroft Holmes sería capaz de anular tu pasaporte con tal de mantenerte como niñera de su hermano. Debiste haber dicho "no" la primera noche.
En medio de la ciudad, en pleno frente frío, alguien había decidido asesinar a una mujer y dejarla entre los callejones. Suspiraste antes de tomar un sorbo de tu café y sostenerlo con ambas manos para evitar que el frío te hiciera perder los dedos. Anderson se paseaba por la escena de crimen buscando los rastros que el asesino pudo haber dejado detrás de sí.
—Me alegra que decidiera deshacerse del freak, señor —miraste a Donovan, acababa de pararse junto a ti, te alejaste medio paso para poder verla sin torcerte el cuello.
—Teníamos un trato y no lo cumplió —ella solo se rió antes de comenzar su larga y penosa plática sobre lo bien que estaban sin él, te preguntaste por un segundo si diría lo mismo si es que tardaban más de lo normal en atrapar al asesino (si es que acaso lo lograban).
Tu teléfono comenzó a sonar justo cuando ella se reía de su propio chiste, metiste la bolsa en la chaqueta antes de contestar por inercia —Lestrade.
—Buenas tardes, Inspector —inhalaste antes de girarte y alejarte con la mirada de tu subordinada sobre ti.
— ¿Qué necesita, Sr. Holmes? —Maldijiste bajo cuando unos cuantos copos de nieve cayeron sobre ti, te giraste rápido, — ¡Donovan!, ¡cubre la escena! —La mujer asintió girándose un poco hacia sus compañeros; — ¡Ya!
— ¿Ocupado, Inspector? —Giraste de nuevo dándoles la espalda a los demás.
—Otro asesinato —pudiste escuchar un pequeño murmuro de entendimiento y suspiraste. — ¿Por qué me llama ahora Sr. Holmes? —Escuchaste como se levantaba y comenzaba a caminar, el maldito debía estar en su oficina con calefacción, lo odiabas justo en este instante.
—Sherlock ha aceptado la rehabilitación —sonreíste sin proponértelo.
— ¡Eso es excelente, Mycroft!—Una pequeña risa se escapó de ti, era un buen paso para que Sherlock pudiera ser funcional otra vez.
Hubo un silencio momentáneo después de eso, sorbiste unas cuantas veces de tu café antes de que fueras si quiera consciente de que realmente no estaban hablando, solo escuchando la respiración del otro en su oído. Eso había sonado asquerosamente íntimo en tu cabeza.
—Inspector —diste un pequeño brinco involuntario, y musitaste cualquier cosa que pudiera sonar positiva en ese momento, —gracias —y colgó.
Eran como dos niños caprichosos e infantiles.
¡Feliz aniversario para Isa!
Esto es parte de la celebración de Isabel, espero les guste el fic, así que comenten mucho, mucho, y gracias por leer.
Soy Lizie, su intento de beta, así que una disculpa si ven el formato distinto al que comunmente utiliza Isa. Quien les trae esta nueva historia, esperen de ella que tienes las características tan distintivas y propias de su escritura, en verdad les gustará, espero que ya les convenciera con este primer capítulo.
Seguro estará publicando pronto el próximo capítulo y creo que la espera no será mucha.
Vamos, comenten no se cohíban, digan que les pareció o cuánto les gustó.
Saludos de Tenshi y míos.
