Esta historia está basada en el libro de Arturo Pérez-Reverte "La reina del sur" y los personajes a usar son propiedad de SEGA. Las personalidades también se cambiarán para que la historia cobre su sentido.


Fumaba un ligero churro de marihuana mientras se llenaba de espuma su bello y firme cuerpo rosado, escuchaba en la grabadora el éxito romántico de trova más famoso hasta la fecha a través de la historia; ésa era su canción favorita, su historia de amor resumida en sólo unos versos que alegraban a la chiquilla rosada mientras recordaba la pasión con la que su novio le daba los besos que sentía merecer antes de salir a trabajar en la avioneta de su amigo de dos colas, Amy Rose era la chica más afortunada de todo el planeta, o al menos así se sentía cuando estaba junto a su adorado Sonic, aquel erizo que le quitaba el sueño, pero al que jamás le había mostrado ser "fácil", pues ella no era como las demás mujeres de la colonia en la que vivía, donde trabajaba como una simple vendedora de una tienda de abarrotes, a la que siempre llegaba su amado erizo a comprar "chilli dogs", claro, éste no perdía la oportunidad de verla a los ojos esmeralda, pero siempre era corrido por ésta, quien suspiraba por él hacia sus adentros y terminaba jadeando por las emociones fuertes que éste le creaba. El vapor de agua se pegaba a los azulejos del baño y la tina desbordaba la espuma de las sales para su jacuzzi, el que Sonic le había comprado para ellos, para esas noches oscuras en las que él regresaba de trabajar en su avioneta. Tomó un trago de vodka, su bebida favorita por excelencia, cuando escuchó timbrar un teléfono… "¡Cómo se dedican a fregar!" pensó de mala gana; se dirigió a su habitación… una cama matrimonial con sábanas blancas destendidas al centro y un tocador de madera de roble a un costado, la habitación, por excelencia era mitad azul y mitad rosa, para ambos sentirse cómodos en un terreno a compartir. Tomó su teléfono celular en cuanto lo sacó de la revoltura de cobijas en el que se veía envuelto y lo abrió para que dejara de sonar, pero su sorpresa fue que éste seguía sonando… como un golpe al tórax, se percató de la existencia del OTRO teléfono, aquel que estaba guardado en uno de los cajones del tocador por mera seguridad, pensando que jamás iba a sonar… "Si este celular suena, es porque estoy muerto" Recordó las palabras que Sonic le profirió en algún momento de su vida después de que se dejó querer por él y se la llevó a su casa en la zona más lujosa de "Emerald Town", tomó el teléfono cautelosamente abriendo el cajón poco a poco y lo respondió.

-¿Bueno? –dijo lentamente, con la voz a punto de quebrarse.

-¡Mataron a Sonic, Amy, Mataron a tu novio! –aquellas palabras hicieron que abriera los ojos como un par de platos verdes, las pupilas empezaron a brillar por las lágrimas pero no dejaba de sostener ese teléfono contra su oído –¡huye, Amy huye, que pronto te buscarán para matarte!

Sin pensarlo dos veces ni reparar en secarse el cuerpo, tomó una bolsa blanca y metió la ropa que le cupo, unas bragas, un brassière y una playera tan verde como sus ojos. Se vistió tan rápido como pudo sin revisar que sus prendas combinaran dado que normalmente le tomaría mucho tiempo vestirse si la situación no le demandara abandonar su casa; finalmente tomó una fotografía de una tímida ella con un alegre Sonic en un ambiente caluroso, al parecer, en la playa y le lloró por algunos segundos, después la metió a su bolso y salió como un silbido de la estructura que fue su hogar en algún momento de su vida.

Vestida con un pantalón de mezclilla ceñido al cuerpo y una blusa del mismo color que el vestido que usaba cuando conoció al erizo, caminó por la calle mientras volteaba a todos los lugares con un semblante temeroso, preocupado y con la guardia puesta en alto… nunca sabía quién o qué iba a llegarle por la espalda, pues tuvo experiencias muy malas en su juventud, cuando solía ser una niña de once o doce años de edad, pero eso le serviría en la actualidad, ya que no era más una niña y podía defenderse sola de, casi, cualquier cosa ¡Claro! Un disparo en la sien no estaba contemplado en sus planes cuando aprendió autodefensa con Sonic y otros chicos de la ciudad, como lo eran su amiga Cream, una coneja que se enamoró del mejor amigo de su novio: "Tails" así le decían por el atributo de las dos colas, él era quien le proporcionaba a Sonic su avioneta para hacer efectivo su trabajo, aunque ambos también eran compadres en los negocios por haber sido amigos desde sus días de juventud. Ella se sentó en un puesto de comida rápida del viejo barrio en el que solía trabajar como vendedora y se quitó los zapatos de tacón alto que resultaban ser muy incómodos para una escapatoria tan apresurada como la que ella estaba planeando efectuar, aunque eso llamó la atención de una de las trabajadoras del lugar, una mesera que le contempló los pequeños pies lastimados y los tacones a un lado de éstos, se le acercó a la rosada y le pidió la orden "Un jugo de limón" ordenó la chica quien volvió a sacar la foto de ella con su Sonic, un chico al que jamás volvería a ver. Recordó de inmediato lo que vivió con él como si fueran sólo una película de 30 segundos, guardó la fotografía y sacó su teléfono celular para llamar a Cream.


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