Mi héroe favorito

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No había sido la mejor semana de su vida.

Caminó por la ciudad en silencio. Como llevaba haciendo los últimos años, su día de descanso era completamente de su madre y el hecho de que no hubiese tenido los mejores resultados en su último trabajo, no debía hacer que su voluntad flaqueara. Sí… ahora más que nunca debía mantenerse firme y continuar con la decisión de hace unos años. No rompería una promesa. Saludó a las enfermeras, un tanto distraído, y se sorprendió al encontrarse frente a la habitación de su madre, sin recordar el trayecto en absoluto.

Deslizó la puerta con cuidado y la encontró a la ventana, tomando el sol como siempre y contemplando la ciudad que se extendía frente a ella. La única diferencia que había, si lo comparaba con la primera visita, era que ahora, al mirarlo, le sonreía y le daba la bienvenida.

Sonrió, como solo lo hacía con ella, y caminó a la silla que había dispuesta para él. Observó el rostro sonriente y las finas líneas que acompañaban ahora su piel, dándole a sus gestos una fragilidad que antes no habían tenido, además de una suave continuidad… como ecos de las emociones en la piel. Tuvo que prestar atención al ver que los labios se movían y llevó la conversación inicial como era habitual, sin dejar escapar ninguno de los sentimientos negativos que le atormentaban los últimos días.

—¿Estás bien?

—… sí.

Vio la mano acercarse a él y sintió la suavidad de la palma contra su mejilla.

—Escuché algo, Shōto —susurró, con suavidad —… la gente también habla en estos pasillos.

Vio a su madre a los ojos y se encontró con unos ojos grises, que le miraban con un amor que había creído imaginado al vagar por sus recuerdos. El tono en la voz lo regresó a aquellas tardes compartidas frente al televisor.

—Sigues siendo ese niño al que le limpiaba el rostro.

Bajó la mirada y asintió, sosteniendo con su mano la de su madre y apretándola un poco más a su mejilla. Las lágrimas de impotencia jamás se deslizaron por su rostro, aquel gesto le había devuelto las fuerzas perdidas.

—Un mal día no te define, no seas preso de tus errores, no importa lo que pase… —deslizó su mano, suavemente, hasta el hombro del muchacho.

Asintió una sola vez, agradecido.

—Eres mi héroe favorito… siempre serás mi héroe favorito.


Hola c:

Espero les guste. Si ya lo habían leído en Pinwik, lo siento lo borré y ahora lo traigo a esta cuenta, de donde debió salir, desde un principio.

Jueves, 06 de septiembre de 2018