Disclaimer: los personajes de este fic son propiedad de M. Kurumada y Toei. No hay ánimo de lucro en lo que hago.
Nota de autor: la canción "Will you still love me tomorrow?" es un clásico que ha sido y sigue siendo versionado por grandes artistas. Siempre me ha parecido una canción preciosa que contaba una historia con la que todos nos hemos sentido identificados, ese miedo que surge cuando te entregas a quien amas y no quieres que eso acabe, porque no sabes si es sólo un instante o durará pasado el mismo.
Nota de autor: respuesta al reto 9 de Unión F. puesto por Fuego y dedicada especialmente a sslove adoro tus reviews, tu apoyo en este viaje particular me es indispensable, así que lo prometido es deuda, este lemon es por dejarte en otras historias con ganas de más.
Dejo el enlace a la canción, recomiendo escucharla para ambientar el momento, cuando llegue, of ocurse ;-).
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Songfic - Will you still love me tomorrow? (1 de 2)
El relámpago iluminó la noche justo un breve instante, lo suficiente para descubrir a los dos jóvenes furtivos que forzaban la puerta de la vieja cabaña del jardinero.
Llovía intensamente, llovía tanto que los animales se agrupaban por parejas temerosos.
Ambos se reían sin parar por su infortunio, al fin y al cabo, todo había resultado digno de una sátira griega.
- Mira, hay una chimenea - le indicó ella echando un vistazo a su alrededor. Una modesta en ornamentos pero gran chimenea de piedra se coronaba como eje central de la estancia.
- Perfecto, intentaré encender un fuego.
El castaño se escapó por una puerta casi escondida a un lateral de la estancia en busca de algo con lo que hacer un fuego, mientras ella observaba el lugar ocupado sólo por un viejo sofá, una enorme piel de oso en el suelo, la vieja chimenea y una mínima cocina escondida en un rincón.
La luz de la luna bañaba el ambiente dotándolo de un encanto especial. La joven dejó la botella de champan que portaba en la mesita junto al sofá, pegada a la cesta de mimbre que minutos antes su acompañante había abandonado.
Seiya regresó cargado con maderos, velas y mantas.
- Mira lo que he encontrado. - Comentaba mientras dejaba las mantas a un lado y comenzaba a encender velas y colocarlas por la estancia para después, con asombrosa maestría, encender el fuego.
El joven castaño la tapó con una manta.
- Ponte esto estás tiritando - le dijo mientras frotaba sus brazos por encima de la manta. Un estornudo de la muchacha le preocupó. - Saori, quizás es mejor que regresemos a la mansión.
- No, por favor, Seiya - la joven alzó una mirada desesperada clavando sus profundos ojos azules en los avellana del muchacho - no quiero que acabe este día. - El muchacho la sonrió amoroso, la entendía. Era su 18 cumpleaños y por compromisos de la Fundación no había podido celebrarlo. Por eso él había decidido sorprenderla, preparó un picnic y se la llevó a escondidas esa noche, subieron hasta la colina más cercana a la mansión, su plan era pasar la noche en vela para ver amanecer, pero la tormenta les pilló de sorpresa y tuvieron que resguardarse en esa pequeña cabaña. - Mantengamos el plan, me encantaría ver el amanecer juntos.
Seiya no pudo negarse, él también estaba emocionado por pasar tiempo a solas con ella. A salvo de los momentos en las batallas y cuando ejercía como su fiel Caballero apenas tenían intimidad, siempre había otros caballeros o Tatsumi a su alrededor. Era agradable quitarse de encima toda la parafernalia y solemnidades que, por lo general, dominaban sus encuentros. En esos momentos no parecía que fuera la Diosa que era, si no la dulce y bondadosa chica que tanto le había impresionado.
Quizás esa noche por fin podía sincerarse con ella, necesitaba soltar el peso que cargaba en su pecho.
- De acuerdo, acomodémonos entonces. - Seiya colocó varias mantas en el suelo sobre la piel de oso, la invitó a que sentara lo más cerca posible de la chimenea. Acercó hacia él la cesta de mimbre y cogió dos copas, para servir el champan, entregando una a Saori. - Feliz cumpleaños princesa. - Acercó su copa para brindar. Ambos arrugaron el gesto al probar la espumosa bebida.
- Me hace cosquillas en el paladar - rió ella.- Nunca antes había probado el champan.
- Yo tampoco, pero hoy es un día especial. - Seiya metió nuevamente la mano en la cesta para sacar unas fresas. - En una película que vi la protagonista decía que el champan con fresas era lo que más le gustaba. ¿Quieres probar? - La joven cogió una fresa, mordió un trozo y dio otro pequeño trago. El joven hizo lo mismo.
- Esta rico. - Le sonrió un poco avergonzada.
Se miraban nerviosos mientras saboreaban la fruta, les era difícil comportarse normal, como dos jóvenes cualquiera.
El castaño continuó con el despliegue de viandas. Acercó hacia Saori una cupcake adornada con cobertura rosa, virutas de colores y una flor lila de azúcar que coronó con una pequeña vela que traía en su bolsillo.
- Creo que será mejor que no te cante cumpleaños feliz, pero puedes pedir tu deseo y soplar tu vela. - La muchacha rió a su comentario, lo cierto es que nunca había oído cantar a Seiya a pesar de que sabía que tocaba la guitarra.
- ¿No me vas a cantar? Sin música no es un cumpleaños de verdad. - Bromeo fingiendo tristeza y haciendo un infantil mohín.
- Espera un momento - se levantó decidido hacia la estancia contigua de donde había sacado las velas y mantas, trayendo una radio pequeña.- Ya que no voy a cantar, por mucho que me hagas pucheros, al menos cumpliré tu deseo de tener música. No sé si funcionará. - Comenzó a trastear con el aparato hasta encontrar una emisora que se oyera decente.
"Esta noche en Radio Melodía un homenaje a los clásicos de los 60-70s, comenzamos con Be my baby de las Ronettes"
- ¡Me encantan los clásicos! Deja esta emisora, por favor. - La joven estaba emocionada, lo que alegró a Seiya, aunque la lluvia chafó su plan inicial al menos la veía contenta.
- Bueno, pues ya no tienes excusa. Debes pedir tu deseo. - Nuevamente colocó el pastelito, con la vela ya consumida hasta la mitad, frente a la chica de ojos azules.
Saori lo miraba fijamente, dudaba. Nunca le había gustado pedir deseos, siempre se ilusionaba y al finar la cruda realidad se imponía. Sus deseos estaban prohibidos para ella.
- ¿Qué tal si pides tú un deseo mejor Seiya? - El joven abrió los ojos como platos.
- Pero es tu cumpleaños, - titubeó - yo no debo pedirlo.
- Pero yo te cedo mi deseo, no se qué pedir, mi vida es muy complicada... - dio un nuevo trago a su copa- además la vela está ya por consumirse. Venga, por favor, pide tú un deseo. - El joven no sabía muy bien como reaccionar, pero sabía que ella era muy cabezota cuando quería.
- ¡Argg, pero cómo eres! De acuerdo, pero pediré un deseo para ti. - Cogió un poco de aire y sopló, justo antes de que la vela estuviera a punto de consumirse por completo. - Ya está. - Una sonrisa de satisfacción recorría su rostro de extremo a extremo.
- ¿Qué has pedido? - le preguntó curiosa la joven.
- No, no, los deseos no se cuentan porque si no no se cumplen.
- Pero era un deseo para mi...- Insistió la muchacha.
- No, no. - Seiya cruzó sus brazos delante de su pecho y se irguió con orgullosa determinación. La joven ante su gesto, soltó un soplido molesta y, cruzando igualmente sus brazos, giró su cabeza hacia el lado contrario para evitarle.
Seiya reía para sus adentros, le encantaba picarla, seguía siendo una caprichosa, aunque no le gustara reconocerlo.
Se acercó a su oído y le susurró.
- Parece que ya se cumplió mi deseo. - La joven se giró con curiosidad ¿acaso había pedido que ella se enfadara? No tenía sentido...- Pedí que por esta noche pudieras ser una chica normal. Mi Diosa me hubiera lanzado un rayo hace un rato por mi desfachatez. - Saori no pudo aguantar más su farsa y rompió a reír.
- ¿De verdad te gustaría que fuese una chica normal? - Clavó su mirada en los ojos avellana del muchacho.
- Bueno, yo...- el castaño se ruborizó, rascaba su nuca nervioso - es lo que creía que tú deseabas Saori. Al fin y al cabo, si no es por ser una diosa es por ser la heredera de la fortuna Kido, pero al final parece como si nunca pudieras decidir. hoy es tu 18 cumpleaños, ya eres oficialmente una ... mujer. - Tembló un poco ante su propia afirmación, hacía tiempo que él había notado que ella ya no era una niña, al igual que él - Una mujer con capacidad para decidir sobre su propia vida como cualquier otra.
Ella no pudo más que sonreirle con emoción, ¡cuántas veces había sentido y anhelado esa realidad! saber que Seiya pensaba eso reforzaba su confianza en él, él, que siempre había dejado las etiquetas a un lado y creía en un mundo de iguales. Pero la joven no estaba dispuesta a dejarlo ahí, el objeto de su pregunta era otro. Al fin y al cabo todo lo que él había hecho por ella esa noche tendría que significar algo y estaba dispuesta a averiguarlo.
- Pero Seiya - volvió al ataque - si fuera tu deseo y no el mío, a ti te... ¿te gustaría que fuera una chica normal? - ya está, lo soltó.
Seiya trago saliva con tal fuerza que hasta Saori se percató de ello. Se quedo por un momento sin palabras ¿a qué venía ese interés por su parte? No parecía que estuviera bromeando ya que al preguntarlo se había ruborizado... ¿acaso era posible...? Quizás era buen momento para dar ese paso sobre el que tanto dudaba... cogió sus manos entre las suyas y se puso serio.
- Saori, ante todo, quiero que sepas que yo no cambiaría nada de lo que he vivido contigo, incluso las batallas y lo que hemos padecido en ellas. Si no hubieras descubierto que eras la Diosa Athenea, seguramente los chicos y yo no hubiéramos acabado siendo amigos, no hubiera vivido aventuras como las que hemos vivido juntos.
- Estarías feliz en el orfanato con Miho y los niños - le interrumpió la muchacha que miraba al suelo desde hacía rato, las palabras de Seiya le estaban cayendo como un jarro de agua fría, no eran exactamente lo que deseaba oír.
- Y seguramente sentiría que me faltaba algo. - Continuó dedicándole una tierna sonrisa. - No te hubiera conocido a ti, a la increíble mujer que eres: fuerte, valiente y bondadosa. Y no hablo de la diosa a la que venero, si no de la mujer, Saori Kido, capaz por si misma de enfrentar cualquier obstáculo. - Se adelantó a añadir el muchacho, sabía que ella veía su condición de diosa como una barrera para el mundo y que aquello sería lo primero que ella habría pensado. Pero para él nunca existieron barreras que no pudiera derribar. Ella alzó la vista hacia él con su último comentario, sus ojos brillaban de felicidad. - Pero si me preguntas por esta noche, sí, desearía que fueras una chica normal y también serlo yo, no ser el Caballero de Pegaso y la Diosa Athenea, ser simplemente, Saori y Seiya.
- Seiya... yo... no se que decir. - Aquellas palabras de su Caballero, su amigo, del hombre de su vida, le sonaban como un sueño del que no quería despertar.
- Solo dime una cosa ¿querrías olvidarte de todo esta noche? Solo tú y yo dos jóvenes normales.
Sin saber muy bien si era por el efecto del champan, por las palabras de su Caballero, que siempre eran capaces de azuzar su voluntad de lucha, o por qué razón, Saori decidió dejar de lado todas las prohibiciones que la agotaban cada vez que se permitía ser simplemente ella.
- Si Seiya, si, si y mil veces si. - La joven se lanzó a sus brazos con ilusión. Seiya la recibió sin dudar, el muro de hielo se estaba derritiendo entre sus brazos.
Aquellas palabras no eran una clara declaración de amor, pero ponían nombre a todos esos gestos velados que cruzaron batalla tras batalla, a cada grito ahogado cuando todo parecía estar perdido. Sí, había algo "más" y esa noche, quizás, podrían descubrirlo juntos.
Ya no hacía frío, el calor de la chimenea había caldeado toda la estancia. Una premonitoria canción sonaba en la radio.
Tonight you're mine, completely /ESTA NOCHE ERES COMPLETAMENTE MIO
You give your soul so sweetly/ TU ME DAS AMOR TAN DULCEMENTE
Tonight the light of love is in your eyes / ESTA NOCHE, LA LUZ DEL AMOR ESTÁ EN TUS OJOS
Will you love me tomorrow?.../ME AMARÁS MAÑANA?
- Saori ¿bailarías conmigo?
La muchacha, que seguía acurrucada en sus brazos, simplemente se levantó y le ofreció su mano sonriente.
Seiya se veía torpe, estaba claro que su osadía le había jugado una mala pasada.
- Nunca has hecho esto ¿verdad?
- Eh... la verdad es que no suelo bailar a menudo. - Rió al tiempo que sus mejillas se encendían.
- Entonces yo te guiaré. - Su tono, su mirada y su gesto pícaro le descolocaron, algo tramaba.
Cogió sus manos y las colocó al rededor de su cintura, recorrió lentamente sus fornidos brazos hasta rodear su cuello con sus manos. Sus cuerpos se sentían extremadamente cerca, a distancias inexploradas hasta entonces por ambos.
- Princesa...esto es... - en el fondo no sabía qué decir ¿incómodo? No, era cualquier cosa menos eso.
- Sshh - afortunadamente la joven le calló consciente de la tensión que había nacido en el cuerpo del muchacho con su cercanía - sólo Seiya y Saori ¿recuerdas? - le susurró al oído.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del guerrero cuando notó el aliento de la joven en su oído confirmando que aquello era un juego de dos.
La música les invitaba a seguir su ritmo, a dejarse llevar por la sensualidad de su melodía y su letra...
Is this a lasting treasure /ACASO ES ESTE UN TESORO DURADERO?
or just a moments pleasure? /O ES SOLO UN PLACER DEL MOMENTO?
can i believe the magic of your sighs? /PUEDO CREER EN LA MAGIA DE TUS MIRADAS?
will you still love me tomorrow?/ ME SEGUIRÁS AMANDO MAÑANA?
Saori había apoyado su cabeza sobre el hombro de Seiya hundiendo su rostro en su cuello. Su olor natural la embriagada, no sabía describir exactamente a qué le recordaba, simplemente a él, a hogar, a seguridad. Era el olor que anunciaba el triunfo sobre la batalla, su momento, aquel en que podían refugiarse el uno en el otro sin que nadie les pidiera explicaciones, ella en sus brazos o él en los suyos y, ese olor, su constante.
Respiró profundo sobre su cuello y una corriente eléctrica recorrió el cuerpo del castaño acelerando su pulso y desbocando los latidos de su corazón. Ella lo notó, empezaba a encontrar divertido ponerle nervioso.
Sin embargo, el muchacho la sorprendió, buscó su mano y, con una hábil maniobra, la separó de su cuerpo para volver a atraerla hacia sí. Con un giro de muñeca rápido la había lanzado y recogido nuevamente, de forma que ella se enroscó a lo largo de su brazo quedando de espaldas a él, rodeada por su abrazo. Ahora él tenía el dominio sobre la situación.
- ¿No se supone que no sabías bailar? - preguntó con un susurro en su oído. Temblaba, cada gesto la acompañaba de un hormigueo agradable, excesivamente agradable, alguna vez antes había notado una sensación similar cuando Seiya la tocaba o rozaba bajo cualquier excusa, pero nunca con esa intensidad.
- Te dije que no bailaba a menudo, no que no supiera - ahora era él quien susurraba en su oído. Las clases de Shun por fin le habían sido de utilidad. Notaba como la respiración de ella se aceleraba con su cercanía y sus palabras, guiado por su más natural instinto depositó un suave beso en su cuello, recreándose en él gesto, dejándola sentir el calor de su aliento en su piel. La estabilidad de la diosa flojeó, un escalofrío delatador recorrió su cuerpo antes de dar paso al calor, un calor que la asfixiaba.
Se giró quedando frente a él, sus manos se apoyaban sobre su fornido pecho, mientras su abrazo protector la atraía hacia él. Le miró fijamente a esos ojos castaños que brillantes suplicaban encontrarse con los suyos. La decían sin palabras que él también sentía ese calor, esa necesidad de quitarse su máscara sin reservas. Se deseaban mudos, temerosos de aquello que sentían.
Tonight with words unspoken / ESTA ES UNA NOCHE CON PALABRAS NO MENCIONADAS
You said that I'm the only one, the only one / Y TU DICES QUE YO SOY LA ÚNICA, LA ÚNICA, SI
But will my heart be broken / PERO ACASO MI CORAZÓN SE ROMPERÁ
When the night meets the morning star?/CUANDO LA NOCHE SE ENCUENTRE CON LA ESTRELLA DE LA MAÑANA?
Cogió su rostro entre sus manos y apoyó la frente en la de ella, cerró los ojos, ambos lo hicieron.
- Saori, yo... - una oleada de sentimientos se agolpaba en su pecho ahogando sus palabras.
Las manos de ella se enroscaron en los cabellos de su nuca, ella lo sabía, no necesitaba que lo verbalizara aunque durante mucho tiempo así lo creyó, le obligó a mirarla. Dos iris azul oscuro casi negro le atravesaron por un momento antes de posarse en sus labios, atrayéndolos hacía los de ella.
El beso ocurrió sin más, sin necesidad de anunciarlo previamente, tan sólo se encontraron y encajaron con naturalidad. Un leve roce siguió a otro, descubriéndose poco a poco.
I'd like to know that your love /ME GUSTÓ HABER CONOCIDO TU AMOR
Is a love I can be sure of /ES UN AMOR DEL CUAL PUEDO ESTAR SEGURA
So tell me now, 'cause I won't ask again /ASÍ QUE DIME COMO, PORQUE NO QUIERO PREGUNTAR DE NUEVO
Will you still love me tomorrow / ME SEGUIRÁS AMANDO MAÑANA?
Will you still love me tomorrow / ME SEGUIRÁS AMANDO MAÑANA?
Will you still love me tomorrow / ME SEGUIRÁS AMANDO MAÑANA?
La música acabó y sin ella ya no había excusa para mantenerse abrazados. Sin embargo, no les importó, separaron sus labios pero no sus cuerpos, se mantuvieron frente con frente. Nuevas sensaciones invadían sus cuerpos, era una necesidad vital no dejar de sentirse.
- Seiya yo... - la joven rompió el silencio - lo siento, no debí... .
El muchacho se separó ligeramente, sujetando su barbilla y levantando su rostro hacia él. Su mirada tenía ese particular reflejo rojizo, esa cercanía y confidencia que tantas suspicacias había despertado en el Santuario.
- ¿No debiste qué? - la sonrió - ¿Hacerme el hombre más feliz del mundo, aunque fuera por un momento? - La diosa abrió sus ojos ante su pregunta.
- No está bien Seiya, yo no debo...
- ¿Quién no debe, Saori o Athena? - la joven quedó callada ante su pregunta. - Hoy somos Saori y Seiya ¿recuerdas?. Y como Seiya sólo te puedo decir que me muero por besarte otra vez Saori. Yo... te amo.- Ahora era él el que, ruborizado, apartaba su mirada.
Algo se removió en su estómago, era como si todo aquello no fuera real, como si no le estuviera pasando a ella. ¿Acaso el destino se estaba burlando? El hombre que siempre estaba en su mente y en su corazón le acababa de decir que sentía lo mismo que ella. Sabía que eso no estaba permitido, que el destino de Athena era amar a todos sus caballeros por igual. Pero, por otro lado, no podía evitar pensar, sentir, que esa prohibición sólo eran palabras, tradiciones que carecían de sentido para ella en ese momento. ¿Acaso el amor no tenía muchas formas diferentes de expresarse? Amaba a todos sus caballeros, firmemente, y también amaba a Seiya, apasionadamente. Sabía cual era su cometido y no encontraba razones para que no fuera compatible con lo que sentía. Además, ¿acaso el ser humano, al que tanto amaba, no se había caracterizado por romper con las limitaciones impuestas? ¿No era precisamente su afán por vivir lo que hacía a los humanos tan especiales? Ella era tan humana como diosa, quería vivir, necesitaba sentirse viva, y ello significaba amar, amar sin condiciones, sin limitaciones, como una chica normal.
- Seiya...necesito saber algo, la canción decía algo que... necesito saber.- La atención del muchacho volvió a centrarse en sus ojos azules de mirada temerosa aunque embebida de una inusitada necesidad. - ¿Me seguirás amando mañana?
(Continuará)
