Puede escuchar el aceite hervir, lo cual le permite darse una idea de lo que ella hace. Ese delicioso olor inunda la planta baja de aquella pensión, y él se llena con aquel aroma, imaginándose la delicia que seguro desayunaría.
La pregunta que en la noche anterior ella le hizo invadió de golpe su mente, provocando que su corazón se acelerara bruscamente. "¿Qué piensas de mí?" preguntó la chica, y él no pudo responder en el instante, evadiéndola con un ademán despectivo…como siempre.
Las respuestas venían, se agolpaban en su pecho, y se atoraban en su garganta. Algo tan vergonzoso no podía decirse así, tan fácilmente ¿verdad?
Maldito el día en que te encontré
La hora en la que te miré
Entraste a mi vida, y ahora no hay salida.
Me equivoqué…
Reflexionó en lo que pensaba. Definitivamente, si respondía eso, la chica lo mandaría a volar con una de sus patadas. Ok…debía pensar en otra cosa.
Yo no quería y acepté.
Por un ratito te guardé.
Yo no soy adorable
¡Tú eres insoportable!
Otra respuesta merecedora de una golpiza, pero…era lo que sentía, y realmente no pensaba mentir, ese no era su estilo. Dirigió una discreta mirada hacia la cocina, encontrándola con los audífonos puestos mientras condimentaba un poco el pollo que freía. Sonrió. Al menos ya no era tan inútil para cocinar, como lo era apenas unas semanas atrás, ni tan molesta. Una nueva respuesta se formaba en su mente.
¡Insufrible amor!
¿Cómo me pude enamorar?
No te soporto, es la verdad.
Porque molestas y te pegas
como la goma de mascar
en mi zapato al caminar.
Somos un caso no ideal.
Pero…
Sintió su rostro arder, podría incluso jurar que estaba sonrojándose. ¡No! ¡Jamás le diría eso una cosa cómo esa! Tampoco era su estilo. Reflexionó nuevamente sus pensamientos. No supo cuando fue, pero se había enamorado de ella, pero por supuesto, no se lo había dado a entender, y ella por eso le preguntaba, pues tenía sus dudas acerca de los sentimientos del rubio.
Asakura en el momento no supo cómo confesarse, y aún no sabía cómo hacerlo. ¡Esa estúpida niña plana! Estaba haciendo de su cabeza un mar de emociones que él ya no podía controlar.
Automáticamente, y sin que él pusiera evitarlo, avanzó…justo hacia ella.
Yo estoy más loco cada mes…
Se estaba volviendo loco, pues su vida había cambiado tanto en solo cuatro semanas. Nuevos retos…nuevos amigos…un nuevo sentimiento…
¡Tú insufrible a la vez!
Sí. "Insufrible" era la palabra perfecta para describirla, pero había unas cuantas más que se ajustaban a ella.
Eres tan vulnerable, tan tierna…
Avanzó más, ahora estaba tras Niumbirch, quien aún no notaba su presencia ya que estaba concentrada en sus propios asuntos e inmersa en la música que escuchaba. Él joven sonrió, había encontrado otra palabra justo para ese demonio de azules ojos.
Tan besable…
Sin previo aviso la tomó por la cintura, acercándola hacia él y estrechando su cuerpo, cosa que en serio la sorprendió. Él ascendió una de sus manos hasta el mentón de la chica, obligándola a voltear hacia él. Una vez que los ojos de la jovencita entraron en contacto con los suyos eliminó la casi inexistente distancia entre ellos, besándola delicada, muy tiernamente. Tras separarse, le dedicó una sonrisa, que la hizo temblar.
-Siempre te amaré.
