Parte 1.- El nacimiento de una obsesión
-Papá ¿Cómo tú y papá Levi se enamoraron? – preguntó Erian curioso.
-…Como todos cariño, a primera vista.-
-¿Y cómo es eso?-
-Algún día lo entenderás.-
-¡Quiero que me lo expliques ahora!- El pequeño estaba a punto de hacer un berrinche.
-¡Y yo quiero que te vayas a dormir!-
-Pero…-
-¡Erian a dormir, tu hermana ya está arriba!- Inconforme el niño obedeció.
Eren se quedó solo analizando la situación tan desagradable en la que estaba, tenía un hijo demasiado curioso, por hoy se encontraba a salvo pero seguro mañana no lo dejaría en paz hasta que le dé una respuesta, no es que le molestara que su hijo le pregunte cosas, es bastante normal a su edad, el problema era el tema tan complicado de abordar, cómo contarle la verdad a una criatura de ocho años sin que se sienta decepcionado…lo que menos deseaba era mentir, destruir la confianza de tus hijos era el peor error que podías cometer como padre; después de unos segundos de análisis llegó a una respuesta que lo podría salvar: "Tu padre y yo iniciamos una relación a base de respeto (Obedecía ciegamente a Levi), cariño (Caricias forzadas a base de chantaje), tolerancia (No tenía permitido quejarse), confianza (Estaba prohibido hablar con otras personas) y unión (Completamente obligada)"…Bueno, omitir información de más no era del todo un engaño. Hoy era uno de esos días en el que su esposo llegaría tarde del trabajo, lo mejor era irse a descansar, eso intentó, pero luego de pasar un rato acostado, simplemente no pudo conciliar el sueño, la sensación de vacío junto a él, era algo a lo que no estaba muy acostumbrado; fastidiado de no poder dormir se profundizó en sus agridulces recuerdos, sobre cómo empezó todo 10 años atrás en la preparatoria…
Eren no era el típico nerd o cerebrito con el que nadie quería hablar, al contrario, un chico alegre, espontaneo y naturalmente atractivo, esa era la descripción más precisa de su persona, sin embargo, nadie se le acercaba, le rehuían peor que a las cucarachas, el constante rechazo a cabo con toda su autoestima. Lo más curioso era que había otros chicos solitarios que eran objetivos diario de bullying, les gritaban insultos o se metían con sus pertenencias, pero él no, llego a sentir envidia de ellos, era terrible ser ignorado, pero había una razón para su desgracia, una que tenía nombre y apellido, una que respiraba, comía, y cagaba como él…bueno de lo último no estaba tan seguro, el chiste es que era una persona ordinaria, la única diferencia es que el tipo llamado Levi Ackerman era todo un bravucón al que todos le temían, no podía pasar junto al director sin hacerlo cagarse de miedo, un chico bajito pero de mirada imponente, nadie se atrevía a meterse con él, si llegaba a tenerte en la mira, debías darte por muerto, pobre del diablo que se ganara ese "puesto especial", pobre de Eren que desde el primer día de clases, bastó con que chocaran hombros y cruzaran miradas en el pasillo, ese chico inocente cautivó la atención de la peor bestia y no sólo eso, incluso lo marcó con un sobrenombre: "mi zorrita". Después de eso creyó que todos se meterían con él, pero no fue así.
Sólo Levi tenía permitido llamarlo de esa forma y sólo él tenía permitido molestarlo; si no fuera por ese tipo, su vida estudiantil sería perfecta…Al principio fue el blanco de sus bromas pesadas e insultos, rayando su casillero, botando sus libros, hasta ese punto actuaba como el típico abusivo, de ahí pasó a los golpes, llego a pensar que de alguna forma la vida estaba en contra de él, y es que diario se lo topaba por los pasillos y cuando eso ocurría, le metía el pie para hacerlo caer o le tiraba un codazo; en todo ese tiempo trató de ignorarlo creyendo que si le mostraba la poca importancia que le daba lo dejaría en paz, pero no fue así, su abuso fue creciendo y un día que el castaño andaba de malas, no se aguantó y le regresó un puñetazo en la cara, claro que el más bajo no esperaba esa reacción y lo recibió por completo. Eren tembló de miedo al darse cuenta de su error, sin embargo, era demasiado tarde, Levi se fue a los insultos y golpes contra él, obvio al ser más fuerte y tener más experiencia en lucha, lo sometió contra el piso fácilmente, el castaño se sintió pequeño, se sintió humillado, el caos habría continuado si los maestros no los hubiesen detenido, pero ahí no terminó, los días continuaron y el abuso empeoró, la pobre moral de Eren siguió siendo pisoteada y su enferma relación se convirtió en algo irreparable…
Se encontraba sumergido en sus pensamientos mientras comía solo en la banca, era receso, al fin había llegado el mejor momento del día, claro así hubiera sido, si no fuera porque vislumbró a la distancia al pelinegro dirigiéndose a él, atragantándose guardó su sándwich a medio comer para emprenderse a la fuga, pero fue demasiado tarde, Levi reacciono rápido ante sus evidentes intenciones, lo jaló y tiró con fiereza contra el pasto.
-¿A dónde vas pequeña zorrita?-
-A-A n-ninguna parte.- Si él era un maldito suicida.
-Te hice una maldita pregunta.- Se agachó sobre él mientras lo jalaba de la camisa.
-E-Este…ya terminé de comer así que me voy al salón.- Los labios del pelinegro se curvearon en una siniestra sonrisa.
-Ja, ja, te equivocas pedazo de mierda, tú vendrás conmigo.- Se lo llevó a arrastras de ahí hacia un sitio apartado de los demás, un lugar que Eren conocía demasiado bien como para crisparse del miedo.
-L-Levi, a-acabo de recordar q-que tengo una t-tarea pendiente…-
-Un inadaptado como tú es imposible que deje trabajo para después.-
-Pero, el receso ya está por terminar y no quiero llegar tarde…-
-¿Y crees que eso me importa? Te estás conteniendo mucho y sabes lo que pasa cuando me contradices ¿verdad?-
-…S-Si…-
-No te escuche.-
-¡Sí!-
-No está mal, mira ya estamos aquí, tu lugar favorito~.-Soltó su camisa para tomarlo del brazo y azotarlo contra la pared, en esa zona nadie los podía ver, había suficiente vegetación para cubrir todo el panorama.
-L-Levi.- Hablo con voz tambaleante.- Yo te quería d-decir que h-hoy no vine p-preparado…-
-Quítatelo.-
-¿Eh?-
-Vamos, no tenemos todo el maldito día.- Sintiendo sus lágrimas brotar se desabrochó el pantalón, quería morir de tanta vergüenza, ser víctima de tal acto humillante lo hacía sentir peor que una escoria. Sus manos se paralizaron por completo, a pesar de no ser la primera vez no tenía el valor para continuar.- Dije que lo quitaras, ¡¿qué acaso no entiendes?!- Gritó mientras dejaba ir un puñetazo contra la superficie, sintió el viento rozar su mejilla, con miedo de que el siguiente golpe fuera contra su cara, se bajó el pantalón con mucha prisa.- Bien.- Menciono relamiéndose los labios.- Ahora date la vuelta.-
-¡No!-
-Que te resistas lo hace más complicado.-
-¿Por qué me haces esto?- Cuestionó sollozando.
-¡No preguntes zorra!-El Cataño obedeció, le dio la espalda esperando lo peor.-Ahora, baja el bóxer, yo no tocare ropa interior de tan mal gusto.- Tembloroso siguió su orden de nuevo, una vez hecho, Levi separó su trasero, dándole vista completa de su agujero, metió un dedo con suavidad.- Sigue algo flojo…- Eren trato de reprimir sus gemidos, se sentía tan sucio, dejar que un abusador sin sentimientos jugara con su cuerpo como una puta, Lo destrozaba. Levi sacó su dedo para pasar a penetrarlo con su lengua- Estás duro, te resistes tanto pero en realidad te encanta esto.- Lo lamía y besaba de tal forma que le provocaba cierta confusión.
-Ahh, es i-inevitable…-Repentinamente, el más bajo reaccionó con furia ante su declaración y jaló sus cabellos hacia atrás, causándole un grito de dolor.
-¡Así que con cualquiera te sentirías igual!- Sonrió con sarna.- ¡Maldita perra!- Liberó su miembro de la ropa, lo colocó entre los muslos del castaño, y embistió sin importarle los ruegos de Eren, este con mucho miedo miró hacia abajo contemplando presemen que se deslizaba por sus piernas, le aterró la idea de que el pelinegro quisiera experimentar con otras cosas, su cabeza le daba vueltas y quería vomitar. Levi siguió, ignorando por completo el cuerpo del contrario, su mente sólo tenía espacio para su propia satisfacción y el enojo posesivo que lo impulsaba al egoísmo, así fue hasta que se liberó culminando entre la piel abrazadora del chico.- Ah, es suficiente por hoy…-Jadeó.- Oye zorra te estoy hablando.- Nuevamente al no vislumbrar respuesta, giró con cuidado el rostro del más alto, se había desmayado, sus parpados lucían hinchados y su rostro lleno de mocos y lágrimas.- ¡Tks! Exagerado…- Ahí estaba otra vez, ese extraño sentimiento de culpa, era preso de esa extraña emoción y es que no quería aceptar todo lo que provocaba Eren en él, no quería despertar, observar toda la estupidez y los pasos en falso que daba actuando como un loco, un enfermo, pero no, su orgullo era demasiado grande como para reprochárselo.
La primera vez que lo vio en ese pasillo, al chocar hombros, esos ojos que lo hipnotizaron, los sentimientos que le brotaron, su corazón deseoso perforando su pecho, y ese aroma irremediablemente dulce llenando sus pulmones…no hubo reacción, sus neuronas no conectaban, sus ojos trataron de escapar, moviéndose de un lado a otro, huyendo de los contrarios, lo único que pudo percibir de alrededor es que todos lo observaban, ese era el momento perfecto, tenía que marcarlo, demostrar que era de su propiedad ¿por qué? No había momento para razonar, sólo había una oportunidad, las palabras fluyeron como pudieron, por primera vez se sintió inseguro, no supo que dijo, pero los demás tenían una expresión de miedo, tal vez había hecho lo correcto o tal vez no, porque la criatura más hermosa, que hasta ahora había portado confusión en su rostro, poseía un semblante perturbado ¿en qué se equivocó? No lo sabía, pero si esos verdosos ojos se volvían suyos, se daba por bien servido, le bastaba con verse reflejado en ellos, una forma tonta e infantil de dominio que había aprendido desde pequeño y es que en su hogar era así…por varios segundos asimiló que todo fue producto de su capricho, se dio la vuelta y se marchó pero, algo que su mente quiso considerar insignificante, azotó su cuerpo de forma incontrolable; toda la tarde sus pensamientos fueron ocupados por ese chico de nombre desconocido, sus ojos, las expresiones que le brindó, todo y cada uno de los detalles de su rostro, lo poseyeron como un fantasma, se sentía enfermo de…no claro que no, él era un Ackerman, nada podía estar sobre de él, nadie tenía permitido manipularlo de aquella forma, se sentía indefenso, no podía ser tan débil ante lo desconocido y es que sólo había bastado una simple mirada para sentirse caer a sus pies; eran las 7 de la tarde, se había encerrado en su habitación ese día, no estaba lo suficiente en sus cabales como para salir a la calle y juntarse con la bola de sus adeptos que lo seguían a todas partes como un mesías, él se había ganado el respeto, la admiración y la fidelidad de muchos por su gran habilidad de combate en peleas callejeras, por eso no comprendía la razón de su vulnerabilidad, no tenía miedo a nada ni a nadie, a pesar de su baja estatura y complexión medianamente delgada, le costaba poco tumbar a un hombre de dos metros; y así pasó su noche, pensando y soñando con ese bello castaño, llegó el amanecer y el seguía sin conocer la "respuesta", era imprescindible que algo tenía que hacer.
No se dejaría intimidar, se levantó de la cama, se bañó, tomó su mochila, su libreta y ciertas cosas que lo ayudarían a resolver su "problema", llegó a la escuela temprano y se quedó entre los casilleros esperando la llegada de aquella persona que perturbaba su mente, esperó por minutos mientras observaba para todos lados, hasta que lo vio, entrando por en medio de la puerta, sintió un ardor recorrer su rostro y un temblor que marcaba el ritmo de su corazón, sentía tantas cosas juntas, su mente quedó estática sin saber qué hacer, su cuerpo se movió solo hacia aquella preciosa presencia y sin pensarlo mucho, dio un golpe al casillero continuo del castaño creyendo que de esa forma podría liberar sus pensamientos, pero no fue así, lo tenía a pocos centímetros de él, esperó unos segundos rogando para que su voz no saliera jadeante, tomando valor, habló, de nuevo no supo que dijo, se quedó quieto esperando que el chico le respondiera, pero este sólo lo miró con preocupación y salió corriendo de ahí, quiso detenerlo, pero su orgullo sólo le permitió quedarse parado en el mimo sitio, la rabia lo embargó, se sentía ignorado, miro a su alrededor y todos lo observaban confundidos, la humillación lo hizo sacar la pintura en spray que guardaba en su mochila y dejó todo el casillero embarrado de verde, asustado por sus repentinas acciones, guardo rápido la lata y se fue a clases, ese color era parecido al de esos ojos…
Ya pensaría en un mejor plan, tenía que desquitarse, él no se metió con ese chico desde un principio, quien se creía para hacerlo actuar de esa manera, quién era para atascar su mente y cuerpo de sensaciones innecesarias. Y así pasó el resto del día sin encontrar qué hacer hasta que Hange, una compañera de su grupo, la única que osaba hablarle, se le acercó.
-¿Qué tienes enano?-
-Qué te importa, estúpida.-
-Desde ayer andas raro.- Dijo ignorando el insulto.-
-Ya te respondí, eso no te incumbe.-
-Mmm…desde ayer que actúas así, te quedas mirando a la nada, suspirando como si se te fuera la vida en ello…-
-¡Cállate! ¡Déjame en paz!-
-Uy que humor…¡ya sé! ¡El chico con el que chocaste ayer en el pasillo! Desde ahí actúas extraño.- Como siempre, sólo la castaña podía entenderlo, aunque su comportamiento era un poco chiflado, ella era una persona muy inteligente y perspicaz.
-Alucinas…-
-Di en el clavo ¿verdad?-
-…-
-¿Te gusta?- La mención de esa palabra fue suficiente para que Levi azotara una patada contra la mesa y tomara sus cosas para retirarse, todo el salón se quedó en silencio, Hange trató de detenerlo pero él hizo caso omiso y se fue. -Ay este chico, debería ser más sincero…-
Levi fastidiado volvió a su casa, como siempre, no había quien lo recibiera, tomó un refresco del refrigerador, subió por las escaleras y se metió a su habitación casi destrozando la puerta. La furia corría por sus venas, querías pensar que había tenido un mal día solamente, pero el castaño no podía salir de su cabeza, lo atormentaba una y otra vez, la frustración y el agobio terminaron con su paciencia; miró el reloj, ya eran las 6 de la tarde "¿cuánto tiempo pasó?" Se preguntó asombrado, chocado de estar en la cama, decidió que era momento de salir, tal vez si iba a despejarse, podría volver a la normalidad.
Caminó por las calles sin pensar en el rumbo, sólo divagaba con la esperanza de que su mente no lo traicionara, pero cada cosa, cada persona que veía durante su trayecto le recordaba a cierta personita que acosaba su ser como un imán, por más que luchara, sus ojos lo buscaban instintivamente "aquí no está, déjame en paz", se reprochaba a sí mismo.
Una vez que llegó a su destino, no tardó más que escasos segundos para iniciar una pelea; ingenuo creyó que eso bastaría para perderse, la satisfacción sólo duró unos minutos, su mente lo comenzó a atacar, haciéndolo lento para responder a los golpes.
Heridas, expresiones decepcionadas y un montón de palabras rebosantes de asombro lo inundaban, tenía mucho tiempo que no se dejaba lastimar de esa forma, cansado de sí mismo se retiró, en todo el camino de vuelta, no podía detener todos aquellos deseos que arremetían contra él.
Era una nueva mañana, otra vez, el insomnio no le permitió ni un minuto de descanso, sus ojos y todo su ser pesaba, a la única conclusión que podía llegar es que había sido presa de un embrujo, no, no…estaba pensando en tonterías solamente. Entró a la escuela y justo cuando estaba a pocos metros de llegar al salón, se encontró con él, lo tenía en frente, la secuencia se repetía, cruzaron miradas, el castaño dejó caer su rostro esperando lo peor, en cambio él, sentía su mundo destrozarse en pedazos, "mírame, mírame, sólo debes mirarme…" la desesperación lo enloquecía, con manos sudorosas se jaló lo cabellos sin saber qué hacer; el más alto seguía en la misma posición, "es mi oportunidad, pero ¿de qué?" seguía sin comprenderlo, visualizó las manos ajenas y en ellas halló su liberación; con poco tacto golpeó el libro que sostenía el castaño, el chico dio un salto impresionado.
-¡Quítate de mí vista!- El muchacho lo vio fijamente, su ceño marcado le daba otro contraste a sus maravillosos ojos…ahí estaba de nuevo, esa extraña satisfacción inundando su pecho. El chico se agachó para recoger su libro, su columna resaltaba sobre su ropa, no podía apartar la mirada del cuerpo ajeno, le producía un profundo deseo carnal, nada tenía sentido…-Dije que te fueras ¿acaso estás sordo ?- El castaño restableció su posición anterior.
-Sólo quería levantar mi libro.-
-…Hablas.- El más bajo se sintió asombrado, no sólo su rostro y cuerpo eran hermosos, su masculina pero suave voz, era de lo más cautivadora.
-¿Mhn?- Sus piernas temblaron, la expectativa de oír de nuevo ese dulce tono le carcomía las entrañas, no debía permitirlo, en su cabeza se libraba una batalla, él debía resultar ganador…
-L-Largate…- Dijo a medias.
-¿Qué?-
-¡Vete! ¡Dije que te fueras!-
-…- El castaño asustado se marchó.- Levi jadeaba, consideraba que algo sobrenatural nublaba sus sentidos, "ese tipo no es normal…".
-¡WOW!- La expresión escandalosa lo sacó de sí.- ¿Qué te pasa? Si le tratas de ese modo, nunca conseguirás que te quiera.- Opinó Hange decepcionada.
-Déjate de mierdas.-
-Ja, ja, ja, tranquilo, y bueno, ¿a qué se debe tanto "odio"?- Preguntó con evidente sarcasmo-
-Tks, su presencia, no lo tolero.- Se sintió pasmada por la sinceridad de su compañero, él no era de abrirse tan fácilmente, debía estar muy desesperado…
-¿Hizo algo que te disgustara?-
-…-
-Vamos, si es algo tonto prometo no reírme, y si es algo malo de mi boca nada saldrá.-
-…Me hechizó.-
-¿Eh?-
-Lo que escuchaste.- Hange hizo el máximo esfuerzo por no reírse, pero fue imposible, al final soltó la carcajada de su vida, Levi estaba a nada de explotar del enojo.
-¿De donde se te metió esa absurda idea? Esa magia que sientes no es más que…-
-Algo hizo, no estoy seguro qué cosa, pero lo averiguaré.-
-¿Siquiera me estás escuchando? Él te agrada y no te hizo nada.-
-Yo no confío en nadie, ese tipo tiene asuntos conmigo, los desconozco, por eso debo averiguarlo.-
-Creo que el único que quiere algo con él, eres tú, el chico te ignora, no le importas, y con el mal trato que le brindas, lo más seguro es que se mantenga más alejado de ti.- Por más extraño que fuera, el más bajo sintió un profundo desagrado al escuchar eso último, como queriendo escapar de esas palabras dio media vuelta.
-Espera, espera, no te molestes…- Ya era tarde, el chico se retiró sin mirar atrás.- ¡Oye, ¿no entrarás a clases?! Ay, que niño.-
Caminó casi corriendo, con las manos empuñadas y apretando los dientes como si eso lo fuera a liberar de su enorme frustración. Llegó a casa lanzando la mochila, se quitó la ropa y subió a su cuarto, una vez dentro se dirigió a la ventana y miró el cielo como esperando una respuesta
"¿de qué?"
Se talló la cabeza revolviendo todos sus finos cabellos, se quitó la ropa y la arrojó al cesto y se lanzó a la cama, dio tres vueltas tratándose de acomodar, una vez que tomo la posición más reconfortante cerró los ojos, estaba a punto de caer en brazos de Morfeo cuando un fuerte sonido lo sacó de su ensoñación. -Otra vez ese maldito.- Refunfuñó con ganas. Era el vecino, quien se le ocurrió prender el estéreo para iniciar su mañana con energía.
"Over and Over
I try staying sober
But I can´t seem to
Get myself straight"
"Y otra vez esa maldita canción", pensó dentro de sí, al principio le era indiferente, pero en estos últimos días, simplemente no la soportaba.
"Is this love
or obsession?"
-No es ninguna de la dos…-
Aren't two exactly the same?
Como si fuese a servir de algo, cubrió sus oídos con la almohada y pegó un grito ahogado, atormentado por los pensamientos que estaban a punto de brotar, el recuerdo de un hermoso castaño le resultaba bastante tentador a su mente reproducir, acomplejado se paró en cuatro sobre su cama y se dispuso a levantarse de la cama, debía volver a la escuela, ahí acostado no iba a arreglar nada, por el contrario, tenía miedo, había perdido el completo control de su miembro superior, no, de todo su cuerpo, le resultaba bastante problemático no tener idea de sus próximos movimientos ante esa presencia que lo mantenía constantemente atrapado.
Como un escape, volvió a la escuela saltándose la barda y esperó a que terminara la clase de esa hora para poder entrar al salón, al introducirse capturó la mirada de todos, era extraño que el volviese a un lugar después de irse, y quien dudaría más de ello, sino que su amiga Hange tampoco se lo creía.
-Pensé que te habías marchado.-
-Piensas demasiado.- Respondió secamente. No estaba de humor para platicar.
-¿Y ya pensaste en lo que harás?-
-¿Sobre?-
-…Olvídalo.- De alguna forma, Hange captó el peligro de hablar tan a la ligera, y hoy especialmente, su querido amigo lucía bastante cansado, las ojeras que adornaban regularmente sus ojos lucían más acentuadas que de costumbre.
El día continuó su ritmo hasta que llegó el receso, la hora en que todos salía corriendo como una estampida de animales rumbo a la cafetería, aunque era imprescindible para evitar las largas filas que se hacían en la cafetería, eso a Levi no le podía importar menos, por lo regular ese tiempo lo utilizaba para dormir y más razones tenía para hacerlo, llevaba días sin poder conciliar correctamente el sueño.
-¡Levi!- Lo llamó la castaña desde la puerta
-¿Mhm?- Contestó el chico desde su asiento con el rostro cubierto por sus brazos.
-¡¿Te quedarás?!-
-Deja de gritarme, joder…si me quedaré.- Hizo un vaivén con la mano para que se fuera, después de varios minutos de reposo quedó completamente dormido.
-…Hey…-
-Hey ¿me escuchas?-
-¡Hey!- Saltó en su asiento completamente sorprendido, volteó con desesperación a todos lados y se frotó los cabellos con fuerza.
-Esa voz era de…-No pudo terminar la frase, estaba seguro de que su mente jugaba con sus oídos o a menos que ese extraño chico, como una ilusión, haya aparecido delante de él solo para hacerle una broma y de la misma forma se esfumó en el aire para hacerlo creer que cayó en una tremenda locura, y es que, su presencia tan vivida, no era posible que todo fuese una mentira. "Necesito ayuda". Pensó.
El chico sumido en la confusión, esperó que terminaran las clases para ir y buscar a ese brujo, necesitaba acabar con todo de una buena vez, eso hizo.
Salió un poco antes que los demás, caminó entre los pasillos, girándose de un lado a otro, no perdía de vista ningún rincón "¿será capaz de esconderse para burlarse de mí?", concluyó de manera extraña, y es que su lógica se había esfumado por completo.
Siguió su camino atento hasta que un tipo con cierto parecido llamó su atención, era él, y no venía solo, lo acompañaba una bella chica de pelo negro, era de la misma altura que el muchacho de ojos esmeralda y por su porte se podía juzgar que era de clase alta. En ese momento miles de preguntas se posaron sobre su cabeza, ¿quién era ella? ¿por qué está tan cerca del él? ¿de qué se ríen? ¿por qué él le sonríe?...Esa mañana, el mismo supo por su cuenta el sabor de la hiel, su boca poseyó de repente una extraña amargura; enojado, escapó de ahí intimidado por sus agrios pensamientos y es que, se sentía tan roto en ese momento, que todas sus fuerzas para afrontarlo se desvanecieron en una dura y desconocida decepción.
