NOTAS DE LA AUTORA:
Los personajes de esta historia no son de mi pertenencia si no de RUMIKO TAKAHASHI esta nueva historia es la continuación de mi One Shot LA CARTA QUE TE ESCRIBI así que espero que les guste. Dejen comentarios eso me ayudaría mucho. Si no han leído el one shot están cordialmente invitados a pasar a leerlo.
La mayor parte de la historia Rin la narrara, pero habrá momentos en los que se contara en tercera persona.
Capitulo 1
De regreso contigo
Bien aquí está la continuación del one shot espero que les guste y me comenten que opinan, también quiero decirles que si, esta chiquito pero esta solo será la introducción, como un pequeño resumen de lo que pensó y sintió Rin al regresar con Sesshomaru.
Recordemos que pasaron más de diez años para que por fin estuvieran juntos de nuevo por esa razón se hace énfasis en sus pensamientos ahora también, Rin debe adaptarse nuevamente al estar con él, ya que como ahora está completamente enamorada de él, estar a su lado es más difícil que cuando era niña ya que antes no lo veía como ahora de que todo le da pena, todo le da felicidad y todo con referencia a Sesshomaru es fantástico y genial, pero eso es gracias a su largo tiempo de estar separados.
¿Porque comento esto? No me gustaría que interpretaran el comportamiento de Rin como infantil. A partir del segundo capítulo comenzara lo que es en sí, la historia ese si estará más largo como lo que es un capitulo completo.
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Me encontraba sentada bajo ese gran y hermoso árbol de cerezos, sentía nervios pero al mismo tiempo una emoción que recorría todo mi cuerpo, el viento soplaba creando un leve lluvia de esos hermosos pétalos color rosa que tanto me gustaban, di un suspiro y disfrute de la delicadeza del tacto de esos suaves pétalos, que, al caer, rosaban mi piel.
Mientras esperaba la llegada de mi señor, en aquel árbol de cerezos, recordé aquella tan bella carta que me escribió Sesshomaru así como, cuando en ese tranquilo prado, lo dicho en la carta, me lo dijo de frente, realmente nunca creí escuchar de él palabras tan bonitas hasta ese día, que a partir de entonces no volvió a expresarse de esa forma, aún así desde ese momento supe que dentro de él, había más nobleza de la que me imaginaba.
Después de analizar y pensar bien sobre el significado de tan lindas palabras supe por fin lo que era, así que no tuve más duda en mí, sabía que me había enamorado de mi señor Sesshomaru. Si, lo amaba, lo había comprendido hace unos años atrás, al igual que entender que dicha carta era una dulce declaración de sus sentimientos a mí, eso me llevo a saberme correspondida, aún no confesado el sentimiento pero me supe correspondida, él tenía razón, nuestros corazones estaban unidos.
Solamente era cuestión de esperar, el pedirme tener una respuesta de mi decisión de volver con él, me indico que el también ya estaba preparado para volver a tenerme a su lado, el sabía bien que tenía ya la suficiente edad para tener analizado mi corazón y sentimientos y con mi respuesta positiva acento indicándome el día de su llegada por mí. Ahora solo debo esperar un poco más, solo un poco, para que al fin, el lazo que nos une sea declarado formalmente.
Abrí los ojos terminado el suspiro y en seguida lo escuche llamarme.
- "Rin"
Al escuchar el sonido de su voz llamándome, mi corazón se acelero agitando mi respiración, voltee lentamente como si lo que había escuchado fuera una ilusión y tratara de comprobar mi locura, entonces ahí lo vi, de pie frente a mí, con esa estoica manera de pararse gracias a su tan peculiar personalidad que siempre me encanto, el verlo me hizo sentir escalofríos tanto en el alma como en la piel.
Voltee y lo vi, se veía tan imponente, tan hermoso, más aún, que cuando lo conocí, ese día cuando lo vi tan lastimado, en su bello kimono traía las manchas de su sangre, ese día cuando buscando comida me lo encontré recargado bajo un gran árbol, vi su rostro el cual fue, el más hermoso que había visto jamás, las marcas de su cara me parecieron peculiares pero perfectas para él, su largo y plateado cabello, su cuerpo delgado pero fornido y más aún por la armadura que traía puesta.
Sin poderlo evitar me cautivo tal presencia frente a mí, así como me cautivaba verlo nuevamente. Cuando lo conocí fue ahí cuando por fin supe que era el cariño, la protección, la familia y no de un humano como todos lo buscan, si no de quien la mayoría huye, de un Yokai, ese Yokai tan reconocido frio y perverso, que me salvo la vida en más de una ocasión, él quien me demostró su aprecio e importancia hacia mí.
Tome valor para responder tratando de ocultar mi emoción.
- Señor Sesshomaru – dije suspirando
- Vámonos – ordeno dando la media vuelta comenzando a caminar
- Claro… - mencione son una sonrisa en el rostro encaminándome detrás de él
Y así fue como comenzó mi vida nuevamente a su lado.
Nuevamente me encontraba con él, con mi señor Sesshomaru, me sentía radiante, feliz, emocionada, un mar de emociones inundaban mi alma y corazón así como mi mente el imaginarme la eternidad de felicidad que viviría a partir de ese día, finalmente lo alcance y al llegar solté un suspiro, no paraba de sonreír, no podía de hecho, me encontraba a su lado ninguno menciono palabra, era comprensible sabía bien que no era de su personalidad el hablar a menos que fuera necesario.
Mientras caminábamos me percate de que de reojo mi señor observo mi vestimenta; llevaba un kimono rosa con adorno de flores color rosa y morado, bastante hermoso, unas sandalias cafés y en mi hombro cargaba mi arco y flejas, regalo de Kagome e Inuyasha, durante mi estancia en la aldea había tomado clases con la señorita Kagome, de tiro con arco así como también un poco de defensa con espada, clase impartida por Inuyasha.
Mi señor Sesshomaru se detuvo en seco, al instante hice lo mismo, volteo hacia mí y me clavo su mirada dorada, tardo en pronunciar palabra hasta que soltó:
- ¿Rin, esto es lo que tu corazón desea?
- Claro que sí señor Sesshomaru
- ¿Sabes cómo utilizar eso?
- Claro, la señorita Kagome me enseño muy bien
- ¿Kagome?
- Así es, e Inuyasha me enseño como utilizar una espada
- Inuyasha, y él ¿que pudo enseñarte?
- Bueno… pues si aprendí mucho
- Ya veremos que te enseño, si no, yo me encargare de eso
- ¿Ah? – no comprendí en ese momento a que se refería -
- Andado
- Por supuesto
- ¿Traes puesto…?
- Si, el ultimo kimono que usted me regalo ¿lo recuerda? En su última visita, cuando me pregunto si ya había tomado mi decisión
Me miro fijamente, no vi mover sus ojos en ningún momento pero sabía que me contemplaba completa, lo cual, me sonrojo, no decía nada solo me veía con esa su tan hermosa mirada dorada pero… en ella había algo mas, algo que me hizo dudar ¿Qué pasaba por su mente al verme así?
- Luces hermosa – Pronunció entre pensamientos al mismo instante de devolver su mirada al frente comenzando a caminar – Lo recuerdo, vámonos
Me quede parada como piedra, me había mirado diferente a otras ocasiones, su mirada era tan profunda y palpitante que creí ver fuego en sus dorados ojos que tanto me fascinan, sus frías palabras a pesar de no decirme mucho me alentaron a dibujar una sonrisa y me encamine a su orden.
Entre los arboles alcance a distinguir y con gran felicidad corrí a su encuentro, era Ah-Un mi gran amigo de dos cabezas, como pude, entre la maleza me acerque a abrazarlo y el sonido que salió de él me indico la alegría que también sentía al verde después de tanto tiempo, seguí abrazándolo con cariño aunque no alcanzara a la gran ave que me llenaba de saliva, sentía mucha felicidad verlo de nuevo.
- Ya estás aquí Rin
- ¿Señor Jaken?
- Aquí estoy Rin
- Hola… perdone no lo vi, es más pequeño de lo que recordaba – comente curiosa
- ¿Qué dices niña?
- Que lo extrañe mucho – pronuncie entre risitas, ya recuerdo él porque me agradaba tanto molestar a ese pequeño sapo verde
- Rin de ahora en adelante te aras cargo de él
- ¿Qué?
- ¿Amo Sesshomaru le acaba de regalar a esta niña a su bestia de carga?
- No es una bestia señor Jaken
- ¿Amito bonito?
- ¿Rin, lo quieres?
- ¿A, Ah Un? Por supuesto que sí señor Sesshomaru
- Bien, ahora vámonos
- Pero… pero…
- Vamos señor Jaken, no se quede atrás
Encantada me subí al lomo de mi gran amigo, el señor Sesshomaru siempre tan lindo…
Comenzamos nuestro camino en medio de las profundidades del bosque, nos encontrábamos los cuatro, así como antes, como cuando era una pequeña niña, y seguía a donde fuera a mi señor, aunque a veces me dejara siempre en lugares seguros cuando se iba a resolver cosas, era triste separarme de él, pero ahora era diferente, ya no tendría que alejarme de él, porque ahora estaría lista, la niña débil ya no estaba.
Habían pasado unos cuantos días, solo caminábamos, no sabía a dónde nos dirigíamos pero eso no me importaba, era extraño pero maravilloso estar de vuelta, los descansos y momentos para buscar comida me recordaban el pasado y en cierta forma me causaban nostalgia, venía a mi mente a esa niña pequeña corriendo por doquier, su afán de buscar algo de comer ya sea en sembradíos o pescando, ahora existía la diferencia de que mi experiencia en la aldea me ayudaba absolutamente.
Las caminatas largas y sin saber el rumbo habían regresado, las quejas y regaños al señor Jaken también estaban de vuelta además de mis burlas y consejos al mismo para no ser reprendido. Todo parecía normal, igual que antes pero mejor, hasta que después de aquel día todo cambio, en mi mente tenía la idea de una felicidad infinita pero, no fue así, las cosas cambiaron, todo lo que había imaginado, no sucedió, todo en lo que soñé no resulto, pero será mejor que explique porque y como paso.
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Era temprano, pasado del medio día, mi mente se encontraba pensando en la vida que había tenido en la aldea de Inuyasha, todos siempre tan lindos, cálidos y buenos amigos conmigo, desde mi llegada siempre me trataron como a un miembro más de su familia tanto que no fue difícil en hacerme de una estrecha amistad con Shippo así como de tener una excelente relación con todos los demás en especial con Kagome e Inuyasha quienes me enseñaron todas las habilidades que se.
Me encontraba tan perdida en mis pensamientos que no me percate de cuando comenzó a llover, mire al cielo, estaba completamente negro, al parecer una tormenta se acercaba, los rayos y relámpagos que sonaban advertían un gran diluvio, voltee a ver a mi señor el cual al darse cuenta solo pronuncio un – andando – en significado de que no pararíamos, el señor Jaken asuntado pregunto si sería mejor un descanso a lo cual de pronto solo apareció detrás de mi con un golpe en su cabeza.
Nos encontrábamos en medio del diluvio, el agua caía con fuerza, helada, sin parar, el sonido de los rayos hacían pensar que el cielo caería en cualquier momento, yo estaba completamente empapada, por mi cabello escurría agua como si fuera una cascada, temblaba, si, moría de frio, iba montada en Ah Un no podía caminar en aquella tormenta ya que mi pies no reaccionaban, si plantaba para dar un paso se sentía como si miles de agujas se enterraran en ellos.
Abrazaba mis brazos para tratar de guardar un poco de calor lo cual era inútil, ni siquiera los dedos de mis manos los sentía tocándome, nuevamente Jaken pidió a Sesshomaru tener un descaso a lo que el gran Yokai no respondía, y como era de esperarse debíamos de obedecerlo a pesar de las circunstancias. De un momento a otro comencé a estornudar sin parar, temía que mi señor al escucharme se irritara e intentaba no ser escuchada aunque también el castañeo de mis dientes podría haberlo escuchado anteriormente.
Sesshomaru se detuvo en seco y giro levente el rostro.
El detener su andar me hizo percatarme de que ya sabía de mi estado. Volteo en seco y clavo su mirada en mí lo mire con mis ojos llenos de lagrimas por el esfuerzo y creo que ya hasta se encontraban rojos así que a pesar de saber que me observaba baje la mirada para ocultar el resfriado que había pescado.
Sin darme cuenta alce por inercia la mirada encontrándome frente a mi esa presencia perteneciente a ese poderoso Yokai, quien me miraba fijamente provocándome perderme en él, me encontraba perdida en su mirada, completamente hechizada por tan dorados ojos, no sabía dónde estaba, solo podía sentir el agua alrededor de todo mi cuerpo al igual que en ese momento solo existía una persona para mí y era él.
Siguió mirándome sin pronunciar palabra hasta que un calor abrumador se extendió por todo mi cuerpo al sentir sus manos acariciar mis mejillas.
- Tonta – pronuncio tan serio como siempre
- ¿Señor?
- Ven aquí
Sorprendida ante tales palabras no comprendí su significado hasta el momento en que me tomo entre sus brazos… si, me tomo entre sus fuertes brazos y comenzó a ascender, agache mi cabeza y note lo lejos que ya nos encontrábamos del piso, alce nuevamente la mirada y lo vi, tan hermoso, con esa estoica actitud, di un suspiro, era la primera vez que me cargaba. Me abrase a su pecho al sentir con más fuerza el agua y viento que golpeaba frente a nosotros.
A lo lejos pude distinguir que nos dirigíamos a una cascada cerca del bosque, al parecer detrás de ella se encontraba una estrecha cueva a donde me llevaría. Llegamos rápidamente a la pequeña pero seca cueva, Sesshomaru tomo su estola en manos y la arrojo al piso para después bajarme ligeramente colocándome encima de ella. Ambos escurríamos, de agua, aún me sentía temblar, alce la mirada para ver a quien ya mantenía su mirada fija en mí.
Se agacho a mi altura y tomo nuevamente entre sus manos mi rostro, aquel acto me ruborizo a pesar de estar casi azul por el frio, lo sentí, sentí el enrojecer de mis mejillas por sentir sus manos acariciándome, lo mire con ilusión, con mis cafés ojos, era la primera vez que lo tenía tan cerca de mí, tan cerca de mi esos diamantes dorados, y esa delineada boca, solo me miraba, sin decir nada, parecería loca pero, sabía lo que pasaba, lo veía cada vez mas y mas cerca de mí, lo sé porque podía sentir claramente su aliento chocar con el mío.
Bueno espero les gustara mucho y llenen de mucha alegría mi corazón dejando su comentario, solo ya saben nada de ofensas porque lloro. Les mando un súper abrazo y muchos besos.
