!Hola! Pensaba publicarles este fic de golpe pero salieron 30 hojas asi que ya no es un oneshot. En vez de eso se los publicaré en 3 partes poco a poco para darle suspenso pero toda la historia ya está escrita. Es un fic hetero [osea MakoxHaruFem!] con Adv de +18 en el 3er capitulo.

Es una adaptación a lo que sería de Free si Haruka fuera mujer pero el final es un tanto diferente. Quise apegarme al anime y hacer muy fieles los personajes a la historia original (pero como todo algunas cosas pasan los personajes evolucionan y cambian). Espero que lo disfruten un tantito.


Mi hermosa Haruka : Crecer es doloroso.

No debes de temer al agua, el agua es suave, acaricia tu piel, limpia tus temores, te arrastra a un mundo de paz. El agua es vida, es emoción, se amolda a tu cuerpo con sutileza y te da la tensión suficiente para que vuelvas a la superficie. El agua peina tus cabellos con delicadeza. No debes temerle, ella es dulce con quien sabe apreciarla.

La puerta suena un par de veces, la escucha pero dentro de la tina el sonido es hueco y lejano. Sus cabellos largos azabaches flotan hacia la superficie como una marañana de delicadas hebras que se elevan hacia lo alto. Las leves burbujas saliendo de sus labios, sus ojos azules mirando el techo aun cuando podría lastimarle prefiere ver a no ver, sufrir un momento a perderse del espectáculo de las ondas por encima de su rostro.

—¿Haru-kun? Se nos hará tarde para la escuela —se levanta rompiendo el agua sintiendo como sus cabellos negros le pegan en la espalda, como las gotas caen por su cuerpo, por ese traje negro que le ajusta perfectamente. No necesita de una toalla así que el suelo se pinta con las gotas que descendieron por sus piernas hasta sus pies, que caen sigilosas de sus cabellos y de sus extremidades. Abre la puerta de golpe y le ve sorprendido, después suspira y mira a otro punto. Tal vez si no hubiera crecido Makoto aun entraría al baño y la sacaría él mismo, tal vez ya no se avergonzaría cada vez que la ve mojada y en traje de baño pero no, Makoto había crecido junto con él y su correctitud le impedía meterse al baño de una joven y sacarla medio desnuda. —tomando una ducha con tu traje de baño…

—Si —se limitó a decir y pasó de largo para seguir con sus actividades antes de partir a la escuela. Antes un desayuno no estaba de más.

Se puso el mandil encima del traje de baño húmedo, este le ajustaba perfectamente a los pequeños montes que tenía como pechos, le amarraba con un bonito moño la parte baja de la espalda y descendía con dos listones blancos por sus muslos. Haruka Nanase no tenía un cuerpo de ensueño, sus medidas eran comunes, nada espectaculares, pero era muy hermosa. Su voz era suave, sus pómulos hermosos y muy delgada.

Escuchó una risa en su casa y se extrañó alzando la ceja pero no dijo más nada. Makoto entró a la cocina y la observó ahí como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

—Haru-kun, es tarde —le reprendió con gentileza, con esa forma que tenia de hablar, tan dulce.

—Solo necesito desayunar —emitió ella mientras hacia un platillo de caballa.

Tan pronto desayunó se puso el uniforme, unos zapatos y levantó sus calcetas largas que se amoldaban a sus torneadas piernas. La falda con tablones le quedaba perfecta, la camisa era la exacta para su delgada figura pero sus cabellos negros a pesar de ser lisos y muy finos le molestaban en el rostro. Makoto sonrió enternecido ya con peine y liga en mano. Desde que eran pequeños él aprendió a peinarla para poder hacerlo con Ran cuando tuviera cabello suficiente. Ahora el castaño despertaba temprano a sus hermanitos, peinaba a su hermana, les preparaba para la escuela y después iba con Haruka para apresurarla y peinar de ella porque de no hacerlo seguro iría a la escuela con los cabellos revueltos.

Pasó el cepillo sin problema por la cabellera azabache, ella cerró los ojos y le permitió el contacto. Cuando el peine no fue suficiente usó sus dedos para atrapar los rebeldes cabellos que se negaban a atarse y los atrapó dentro de una liga. Soltó la coleta que cayó por la espalda como un abanico de hilos de seda. Tomaron sus cosas y partieron a la escuela caminando uno a lado del otro.

Makoto charlaba mucho, Haruka no sabía que responder pero a él no parecía incomodarle que no dijera nada pues estaba acostumbrado a la parsimonia de la joven. El chico hablaba sobre el club de natación en el que estaba y que iban a cerrar por falta de miembros, estaba un tanto triste pero era el rumbo que debían tomar las cosas. Ese chico, Rei, iba a volver al atletismo seguramente mientras que Nagisa era un océano de lágrimas y vendería su alma con tal de mantener el grupo. Haruka fijó su vista en el mar, en sus pensamientos e ideas hasta que este se perdió de vista cuando doblaron en una calle.

Al llegar a la escuela Nagisa brincó aferrándose a Makoto insistiendo que debían hacer algo, buscar otro miembro, arrastrar gente de otra escuela, contratar delincuentes lo que fuera. Rei se acomodaba los lentes diciendo que intentó calmarlo pero nada funcionaba y el capitán del equipo a pesar de ser un positivo era realista sabía que no había mucho que hacer. El club de nado de la escuela Iwatobi cerraría.

Haruka a lo lejos escuchó una risa muy peculiar y vio a los pequeños niños partir hacia sus escuelas mientras sus compañeros empezaban a entrar dejándola atrás. Nagisa se detuvo, la observó un largo rato y sus ojos brillaron.

—Haru-kun, tengo una idea pero necesito de tu apoyo.— la chica conocía al rubio desde muy chicos, él tuvo la idea del club y exceptuando esa todas las ideas de Nagisa eran catastróficas.

—Olvídalo…—ella pasó de largo caminando sin expresar nada cuando algo le hizo detenerse.

—Habrá agua…y si quieres te daré unas latas de caballa —la chica giró su rostro, sus ojos brillantes y la expresión levemente ilusionada. Conclusión, él sabía cómo convencer a la dulce Haruka.

Y ahí estaban los tres miembros del equipo y la chica nueva del equipo con su traje de baño de una pieza. Makoto y Rei miraban sorprendidos a la joven que al fin había accedido a unirse al club pero, a pesar de que Haru se enlistó y que eso salvaba al club, faltaba un pequeño detalle.

—Las competencias interescolares empezarán pronto y necesitamos de otro chico —habló Makoto—nosotros…—un ruido lo detuvo y vio a Haruka flotando sobre el agua muy relajada. Se hundía por momentos y volvía a la superficie disfrutando del momento.

—No te preocupes por eso Mako-chan, ya he conseguido alguien más para competir. Confía en mí —el rubio se señaló con una risa de la cual definitivamente no podías confiar por las dulce que fuera, pero no había de otra, seguirían el juego del chico.

Y ahí en la orilla de la piscina viendo a la joven nadar con naturalidad los tres chicos se quedaron sonriendo. Ella había salvado al club, definitivamente Haruka solo estaba ahí por el agua pero ellos sentían que era una chica de la cual confiar.

Makoto y Nagisa la conocieron desde que eran pequeños. Makoto era muy cercano a ella, cuidaba de su bienestar desde entonces y siempre iba hombro con hombro. Nagisa por su parte estaba agradecido con la chica por salvarle de un par de vergüenzas y desde ese instante los tres eran buenos amigos aunque ella sentía que no encajaba totalmente en el particular grupo. Ellos eran amables pero eran chicos, si ella fuera chico podría hacer más cosas para ayudarlos como competir en los relevos, como ser más rápida, más fuerte, menos delicada.

Unos días después de su ingreso y como era costumbre se reunieron en su casa. Ella les preparaba algo de comer, todos se sentaban en la mesa y charlaban de cosas comunes, o al menos ella solo escuchaba. Ese día Gou se había unido, se había vuelto la manager así que debía informarles avances y cuestiones de ese tipo. Peinaba los cabellos de Haruka con una trenza mientras los chicos hablaban de lo más tranquilos. Un sonido captó la atención de Haru pero volvió a callar, Makoto lo notó pero al girar el rostro no vio nada raro.

—¿Tienes calor, Haru-kun? —la chica le miró inexpresiva cuestionándose como hacía para adivinar siempre lo que estaba pensando. Fijó sus orbes azules en los verdes como si le estuviera contestando mentalmente y el castaño se puso de pie buscando un ventilador. Lo colocó en el suelo y al prenderlo algunas hebras negras de Haruka que quedaron sueltas empezaron a ondear.

—Haru-kun es muy linda…—susurró Nagisa.

—Dejen el kun…—la chica no les miró y solo se relajó sintiendo el viento (aunque prefería mil veces el agua).

—Haruka-senpai tiene belleza natural —indicó Rei —aunque podemos hacerla relucir más. —Gou aplaudió ante la idea de un cambio de look, de algo diferente para la azabache.

—Olvídenlo, no quiero —la chica se recostó en el suelo dándoles la espalda. No estaba interesada en la belleza y esas cosas. El agua no se llevaba el maquillaje, las faldas eran incomodas, las zapatillas ni hablar. Haruka, justo como vestía ahora, con pantalón de mezclilla, camisas holgadas y unas sandalias bonitas estaba bien, ella estaba cómoda.

—Haru es linda justo como es ahora —la chica apretó levemente los puños ante el comentario de Makoto. Últimamente pasaba, desde aquel día en que su ropa interior estaba con una leve mancha de sangre, desde que empezó a perderse en el atractivo de un cuerpo masculino o cuando se sentía avergonzada hasta sonrojar por algún comentario de ese tipo. La mamá de Makoto le explicó que es la adolescencia, sus hormonas estarían descontroladas a veces y pensaría que los chicos eran lindos, querría besos y esas cosas.

Haruka se negaba totalmente, no lo aceptaba pero…imaginar un beso le producía un calor interno. Cerró los ojos y escuchó unas pisadas correr por toda la casa haciendo que abriera de golpe los mismos. Se preguntó si todo aquello también era parte de la nada deseada adolescencia.

—Oh, olvidé decirles algo importante. Mi hermano, Rin…estará en la competencia.

Solo escuchaba a Nagisa sorprendido y a Rei preguntándose quien rayos era Rin mientras que Haruka se ponía de pie y salía del lugar excusándose por que debía ir al baño. Entró al mismo, se hundió en la tina aun con el pantalón de mezclilla puesto y la camisa holgada buscando superficie, solo se había quitado las bonitas sandalias.

Decidió pensar en Rin. Cuando lo conoció creyó que era otra chica en el club de natación pero era un joven. En esa ocasión recordó haber sentido por primera vez el significado de la palabra decepción pero aun así Rin buscó ser su amigo, nadar a su lado, caminar juntos.

"Cuando seamos grandes te pediré que te cases conmigo frente a este árbol" Eso fue lo que él dijo señalando el cerezo y remató con un "¿No te parece romántico?" pero no había definición de romanticismo para una chica tan pequeña, igual ahora no entendía muy bien esas cosas. Haruka solo tenía impulsos románticos cuando se trataba de acariciar el agua. Por eso, cuando Rin se fue sin más ni menos no sufrió tanto, le dolió perder a su amigo pero no sus palabras incumplidas.

Ahora estaba de regreso.

El sonido de la puerta a lo lejos se escuchó. Después esta fue abierta y unos pasos entraron a cautela. Abrió los ojos y vio a Makoto justo en la orilla de la ducha estirando su mano hacia ella, Haruka la tomó y se sentó en la bañera. Hubo silencio en el lugar mientras la chica sacaba un poco más el cuerpo mostrando como la camisa holgada se pegaba a su piel descaradamente.

—Makoto… ¿Puedo dormir en tu casa hoy? —el ojiverde se sorprendió y luego aclaró la mirada sonriendo.

—Claro, Haru-kun…

—Deja el kun..—suspiró fingiendo fastidio.

Esa noche se tiró en la cama del chico mientras el otro dormía en otro cuarto ¿Qué tenía de divertido dormir con tu mejor amigo si este no dormía contigo? Cuando eran pequeños ambos dormían juntos. Se quejó de dolor, esos cólicos la empezaban a matar y se sentía bastante triste. Odiaba crecer, lo odiaba mucho. Miró la leve mancha de sangre en las sabanas y dejó caer la cabeza frustrada.

—Makoto…—la chica tenía un leve carmesí en las mejillas mientras se sostenía el vientre con fuerza. El ojiverde parpadeó confundido ante las reacciones de Haruka que estaba ahí parada en el umbral de su habitación.

Le contó apenada el incidente y él solamente sonrió con dulzura indicándole el baño donde podía tomar alguna toalla de las que guardaba su madre para que no se manchase más, buscó algunas ropas que pudieran quedarle para que se cambiase y se las pasó. Eran unas pantis nuevas que su mamá no había usado y un short, ella solo atinó a avergonzarse aún más pero no tanto como Makoto por tener que hacer esas cosas, debía de ser comprensivo, amable. Su mejor amiga estaba pasando por una etapa complicada para toda mujer, una etapa hermosa a su vez. Llenó una lavadora con las sabanas y puso unas nuevas en la cama. Haruka se sentía extrañamente avergonzada, sabía que no era normal que un amigo tuviera que saber esa clase de cosas sobre una chica pero Makoto era especial, él siempre se detenía ayudarla y a cuidar de ella. Los cólicos seguían matándola a mares y lo vio entrar a la habitación con una pequeña frazada.

—Recuéstate, Haru —la chica hizo caso y se recostó sobre la cama mirando el techo para después cubrirse los ojos con un brazo quejándose de aquella tortura femenina. Makoto puso la frazada en su vientre, era cálida y le relajó al instante —mi madre dijo que esto te ayudaría ¿te sientes mejor?

—…—el dolor se había disipado y se quitó el brazo sorprendida —a funcionado. Gracias Makoto —el castaño sonrió sonrojado y le acarició los cabellos.

—Descuida, mejor descansa —cuando se separó de ella la chica lo detuvo con la mano.

—Makoto… —clavó sus orbes azules en él por un buen rato. Había tanto que quería decirle, quería pedirle que no se fuera, que no la dejara sola, que pasaran los días como cuando pequeños. Haruka estaba asustada, no le gustaba crecer, odiaba que sus pechos estuvieran creciendo por que empezarían a dificultar su nado, odiaba sangrar una vez al mes por que no podía nadar en esos días y no le gusta pensar en Makoto de una forma diferente a la habitual pero eran pensamientos incontrolables. No quería dejar de ser una niña, no quería tener esos arranques de depresión repentinos. Envidiaba a los chicos que se la tenían fácil ¿Qué tenía de bueno ser mujer? Lanzó un sollozo involuntario y Makoto se alertó intentando tranquilizarla.

—Tranquila…Ha..Haru me quedaré contigo no llores…. —la sujeto de los hombros, ella se tranquilizó antes de lanzar cualquier lagrima y le miró fijo.

—Duerme aquí… —Makoto tragó saliva y asintió. Sentía la responsabilidad de cuidar de ella, estaba sola en ese lugar. Los padres de Haru vivían lejos y antes de partir le pidieron que cuidara bien de ella. La rodeo con sus brazos apegándola a su pecho, ella no se negó al contacto y recargó su cabeza en él. Un abrazo, el nerviosismo, sus corazones golpeando con fuerza. Sería difícil dormir por esa tensión pero eventualmente lo lograron. Poco a poco el sueño cayó y antes de dormir escuchó un susurro en su oído muy claro, una voz diciéndole.

"Quiero que él se lo diga …"

Pero la ignoró y siguió aferrada a Makoto dejándose llevar por Morfeo.

Un sueño extraño lleno de retazos de recuerdos aglomerados en una explosión de emociones que por el momento parecían reales, los instantes eran mera fantasía y al final solo quedaba despertar ante una voz que le decía "No quiero verlo triste...". Abrió los ojos y le miró ahí dormido, su expresión tan tranquila, tan suave. Haruka observó a Makoto un largo rato, acomodó sus propios cabellos detrás de su oreja y se perdió en el aroma que el otro tenía. El dolor se había ido y solo quedaba la incómoda sensación de la toalla femenina entre sus piernas pero nada comparado a lo agradable que era ser abrazado por él. Si, ya no eran unos niños eran unos jóvenes y la juventud tenía rutas, trenes, estaciones e intersecciones complicadas, felices y de todo tipo.

A Haruka parecía no preocuparle muchas cosas pero a veces pensaba en su futuro, en el de Makoto, en si sus padres volverían para llevarla, en que harían Nagisa y Rei, en que rayos pasaría cuando se encontrara con Rin. Seguramente olvidó su promesa, seguro era un juego de niños y ¿Si no era así? Ya pensaría que decir al instante.

Makoto abrió los ojos y sonrió a la chica dándole los buenos días, ella asintió sin más y así empezaron una mañana después de muchos años de no despertar uno a lado del otro. Entonces sus preocupaciones flotaron como dulces mariposas.

Y pasaron los días, en esos días ella solo los veía nadar y preguntarle a Nagisa sobre el competidor pero no revelaba más información. Caminaba de regreso a casa y observaba ese árbol donde vio por última vez a Rin preguntándose qué tanto había cambiado. Makoto solo bajaba su paso pero no se veía muy feliz ante ello porque entendía las preocupaciones de la chica.

Él no solía discutir pero Rin a veces era muy intenso, ese día siendo unos pequeños Rin prometió que se casaría con Haruka pero a Makoto no le gustó escucharlo. Riñeron y Nagisa tuvo que ir a detenerlos antes de que pelearan más gravemente. Rin prometió no rendirse jamás pero Makoto no dijo nada, solo guardó silencio. Y bien pudo haber tomado 'ventaja' esos años pero no era capaz de dar ningún paso ni hacia atrás ni hacia adelante.

—¿Cuándo se lo dirás, Mako-chan? —preguntaba el rubio comiendo su bento poco saludable en la azotea. El castaño se sonrojó y negó mirando a todos lados.

—¿Qué? No…no sé de qué me hablas. —haciendo mohines dramáticos renegó.

—Rin-chan-san volverá pronto y necesita defender…

—¿Defender de? ¿De qué hablan? —Haruka apareció interrumpiendo a Rei y haciendo palidecer a Makoto.

—Ha…Haru ¿Irás a apoyarnos a la competencia verdad? —la chica alzó una ceja y cuando iba a hablar Nagisa le cubrió los labios.

—Claro que irá jajaja es Haruka, nuestra pequeña doncella —ella solo le miró reprendiéndole con los ojos pero todos pasaron de la siempre extraña actitud de Nagisa.

Una risa se escuchaba al fondo, era hermosa y cada vez más clara. La chica se extrañó, empezaba a temer un poco de ese sonido y aquel miedo no fue pasado por alto por el castaño.

—¿Estás bien?

—…Lo estoy —dijo dudosa comiendo de su caballa y cruzó su mirada con la verde sintiendo como por un segundo el mundo se detenía. Y eso no era normal.

El día de la competencia había llegado, los equipos de relevos estaban reunidos cerca de la piscina y pronto se pondrían en marcha. Los nervios, el olor a cloro, la frescura en pleno verano. Los de Iwatobi estiraban los músculos, al menos los dos miembros presentes que nerviosos miraban la hora para ver llegar a Nagisa y al nadador secreto. De pronto aparecieron junto con una Gou, a su lado había alguien con un bañador de cuerpo completo, el gorro puesto y apretado, googles en la cabeza, figura delgada y blanca.

—¿Haru? —la chica miró a otro punto sin decir nada.

—Lo siento chicos, inscribí a Haru-kun como si fuera hombre —dijo disculpándose Nagisa, más valía pedir perdón que pedir permiso.

—¿Pero como lo lograron? —preguntó Rei sin pensar. La chica puso su mano sobre su pecho mirando.

—Ah, lNagisa me pidió que la preparara. He tenido que vendarla y pese a que no quiso cortar su cabello está trenzado dentro del gorro.—dijo Gou no muy feliz pero no había otra solución.

—¿AH? Pero si nos descubren nos descalificaran —gritoneó preocupado Rei y fue callado por Nagisa y Gou.

—¿Estas bien con esto, Haru? —Makoto tenía las cejas expresando preocupación y asintió.

—Solo aprieta un poco… y creo que me dolerá la cabeza …está bien —dijo inexpresiva mientras se preparaba para calentar. Por suerte ya no había un periodo que pudiera ocasionar un accidente ni nada así.

A lo lejos el temible equipo de Samezuka entraba en escena, sus miradas se encontraron, el azul y el rojo se fijaron por un segundo y al siguiente pasaron uno del otro y Haruka sintió algo en su pecho, tal vez la presión de las vendas o el nerviosismo inminente de ese reencuentro con Matsuoka Rin.


Se van a sorprender un poco con Rin en el próximo capitulo y espero no me odien. ¿Les está gustando? Si es así dejenme un review por que con eso alimentaré a mi pobre y desamparada familia. El lunes subo la 2da parte.

-Yisus