Hola de nuevo, mis queridos lectores, n_n...
Hace un buen que no me paso a actualizar en estos lugares, je, por lo que ahora les traigo buenas nuevas...
He decidido comenzar a escribir fics de otra serie anime mas, llamada Kingdom Hearts, no se cuantos de aquí lleguen a apreciar mi primer fic de este videojuego, que sin duda se ha convertido en uno de mis favoritos -_n.
Les dejo pues con esta su introducción, lo que vendría siendo una reseña de los tres videojuegos de Playstation 2, y para quienes no los conocen, con mas razón les dará ganas de jugarlos, je -_n...
Rating: M
Parejas: Rikku x Sora, Roxas x Sora
Advertencias: AU (a partir del primer capitulo), Lemon (mas adelante)
Disclaimers: Los personajes, así como su historia verdadera no me pertenecen, son propiedad de Nomura sensei, n-n, yo solo los utilizo como fan, para fans -_n.
LOST IN THE LOVE
Introducción
Dearly Beloved – Hikaru Utada
Riku, Sora y Kairi han sido grandes amigos desde la infancia. Todo el tiempo compartían alegrías y malos ratos juntos, en aquella isla que había sido su hogar durante tanto tiempo.
Su niñez, a pesar de no compartirla con una familia, como lo hacían el resto de los niños a su edad, no por eso había sido la más desafortunada de todas. Entre los tres formaban una gran y perfecta familia. Y no hay que olvidar que entre los buenos y malos momentos se encontraba aquél gran sentimiento: el amor.
Aunque siempre estaban mutuamente unidos por los lazos de la amistad, y a veces se trataban como hermanos, el amor que crecía entre ellos era muy fuerte para ser solo fraternal. Eso lo demostraba principalmente la estrecha relación que Riku y Sora tenían; la cual daba mucho que pensar.
Riku y Sora siempre estaban juntos. Jugaban juntos, se metían en problemas juntos, incluso dormían juntos (velando el mayor por los sueños del menor), hasta la llegada de Kairi a la isla; donde su rutina y planes de diversión diarios comenzaban a modificarse.
Las aventuras parecían haberse acabado para Riku, al darse cuenta que aquella niña se la pasaba mucho mas tiempo con Sora del necesario…
Kairi llegó a la vida de ambos una mañana, en que como a diario ellos salían a dar un paseo en la lanchita que habían encontrado en aquel pequeño muelle.
Esa mañana ella se encontraba sentada en el muelle, observando el océano. El primero en encontrarla y conocerla había sido Sora, que después de escuchar el llamado del mayor en esos instantes, se alejó un poco del lugar donde se situaban él y la lanchita; para ver que era lo que se hallaba ese día a las orillas del muelle mismo.
--¡Vámonos, Sora, antes de que el sol se haga mas fuerte!
--¡S-si, enseguida voy!
--¿A dónde vas?—le gritaba, mientras lo veía dirigirse a la que era la dirección equivocada para comenzar el paseo.
El menor, sin hacer caso a los gritos de atención de su amigo, se acercó poco a poco hacia el muelle; al llegar a la primera tabla de madera que lo formaba, se detuvo, y descubrió que aquello que había llamado su atención se trataba de una niña.
Cuando todo estaba en calma ella logró poner atención a los pasos del pequeño, así que volvió su cabeza para atrás, (aún en la misma posición, sentada) y ahí encontró al causante del pequeño ruido en la arena.
--¿Quién eres?—le preguntó el niño, al ver que ella ahora le prestaba atención.
--Me llamo Kairi. ¿Tu como te llamas?—luego de realizar su pregunta dibujó en su rostro una alegre sonrisa.
--Sora—al principio, después de responderle la miró con curiosidad, pero cuando vio que le sonrió, se acercó mas hacia donde estaba ella.
Finalmente sintió lo agradable que era, por lo que se sentó a su lado.
Sanctuary (Version piano) – Kingdom Hearts
Minutos pasaron y se fueron tomando más confianza, hasta que su entretenida platica de palabras y sonrisas fue interrumpida por cierto niño de largos y plateados cabellos, el cual había encontrado a su mejor amigo sonriéndole muy confiadamente a una niña totalmente desconocida.
La confianza con que lo hacía no era lo que lo tenía tan serio (mas de lo normal), si no el simple hecho de verlo así, sonriéndole a otra persona que no fuera él. Eso le empezaba a dar coraje, ¿o más bien celos?
Instantes después de encontrarlo se acercó (sin que el otro se diera cuenta) lo suficiente, para llamarle la atención mencionando su nombre sumamente molesto (su semblante simplemente se había tornado mas serio de lo normal, y había fruncido el ceño); luego que el menor volvió hacia atrás la cabeza, y le sonrió a quien lo llamaba (por que conocía muy bien su voz), se dio cuenta del semblante de este.
Se cruzaron pocas palabras, y al final Sora se alejó del muelle con un poco de tristeza.
--¡Sora, que haces aquí, vámonos!—se encontraba detrás de él, a unos cuantos centímetros, los cuales se habían acortado cuando lo tomó de una mano para llevárselo.
--¡Ah, Riku! iE-espera, me lastimas!—al ver como lo jalaba de manera brusca se soltó de su agarre y detuvo sus pasos, pidiéndole con eso, y con la mirada, explicaciones a su comportamiento.
--¿Por qué estás con esa niña? ¿No se supone que hoy sería un día solo para los dos?
--¡Si, claro! Pero, la conocí y se me hizo simpática, y linda. Además parece que no tiene amigos, ¿Por qué no la invitamos a pasear?—lo miraba inocente y con carita alegre.
--¡No!—le respondió secamente, para agarrarlo de la mano nuevamente y seguir caminando lejos del muelle.
--¡S-sueltame! ¡Quiero estár con ella!—Comenzaba a gritarle enojado al mayor. Este último reaccionó con asombro, para después volver a ponerse serio y darle la espalda al pequeño.
--¡Bien, pero no vuelvas a contar conmigo!—después se marchó, dejándolo atrás
--¡Riku, espera!—el pequeño había comenzado a entristecerse por el "extraño" comportamiento de su amigo, agachando con ello la mirada.
Segundos después sintió una mano en su hombro. Aquella niña, sonriéndole de nuevo le ofreció un poco mas su compañía.
Say anything – X Japan
A partir de ese día una bonita amistad creció entre ambos, sin olvidar que la relación entre el pequeño Sora y su mejor amigo Riku no marchaba tan bien como antes. Ahora había un gran distanciamiento entre ellos, que día a día crecía más.
Sora y Kairi comenzaban a hacerse grandes amigos. Diario se veían en el muelle, para contemplar un momento el mar, después daban un paseo por toda la isla, sin dejar de lado las risas; comían juntos también. Y al terminar el día, cuando llegaba el crepúsculo, se despedían. Kairi se quedaba en el muelle, y Sora regresaba a su hogar, donde parecía esperarle la compañía de Riku, (cuando en realidad solo estaba ahí por que vivía bajo el mismo techo que él) con cara de pocos amigos; luego que el menor llegaba este salía de la cueva para "desaparecerse" toda la noche, y regresar hasta la mañana del día siguiente.
Tres día permanecieron así, en total y completo silencio, sin decirse ni una sola palabra, solo cruzándose en veces miradas llenas de tristeza y seriedad.
Hasta que el mayor decidió romper el silencio y disculparse por su comportamiento. La mañana del 4to día.
Fue a buscar al menor (con tal de encontrarlo solo) a orillas del mar, imaginando que estaría en aquél su sitio favorito: sentado en la arena, donde se hallaba la roca de su mejor amigo (él siempre se sentaba ahí).
Y efectivamente, ahí estaba, sentado con las piernas abiertas, jugando con unas conchitas y caracoles. Parecía no importarle nada mas que lo que con ellas estaba haciendo.
Esa mañana lo único que se escuchaba con total claridad eran las aguas en constante movimiento del mar. Y justo después se escucharon unos discretos pasos en la arena.
--Parece que te estás divirtiendo—dichos pasos habían cesado cuando el responsable de ellos se había acercado lo suficiente al pequeño. El niño en cambio, al escuchar la voz de su compañero, se levantó de entre la arena, subió a aquella roca, y se acercó a este mismo para abrazarlo del cuello; descubriendo el segundo, al ver como se alejaba el menor de él, un collar de pequeñas conchas y caracoles en su pecho.
--¿Te gusta?—le sonreía tan alegre e inocente como siempre. El mayor permaneció serio. Mirando fijamente y concentrado, la mirada del pequeño—Ella dijo que tal vez si te hacía un regalo volverías a estar feliz—comenzaba a jugar con sus deditos muy tímido, agachando la cabeza para ocultar aquel tenue sonrojo (que empezaba a pintar sus mejillas), sintiendo como una mano se posaba en su cabeza, revolviéndole los cabellos.
Unos segundos de silencio, y el mayor respondió al presente de su pequeño amigo.
--Perdoname por haberte hablado y tratado así estos días, Sora—después de sus disculpas le besó la frente al menor, para después sentarse, como solía hacerlo, en la gran roca.
El pequeño, un poco agitado después de haber mirado tan fijamente las verdes orbes del mayor, se acercó tímido a la roca, sin dejar de jugar con sus deditos.
--¿Entonces-s-si te gustó?—al ver de nuevo ese tierno sonrojo su corazón comenzó a latir emocionado ante lo que parecía ser la llegada de un sentimiento mas profundo que el que diario sentía por el pequeño.
El peli-plateado bajó de la roca, para abrazar al niño, cariñosamente avergonzado.
--Si, me gustó mucho, gracias.
Friends in my heart – Hikaru Utada
Después de un largo rato de silencio observando las olas del mar, Sora, recostado en las piernas del mayor (ahora sentado en la arena, con las piernas estiradas) rompió la eternidad de la tranquilidad para tocar el tema que más había "pegado" esos días: la niña del muelle.
--¿Riku?
--Dime
--¿Cuándo iremos juntos a visitar a Kairi?—ante esa pregunta el mayor no dijo nada, hizo parecer al niño que no lo había escuchado, o que mas bien su respuesta sería un sencillo NO.
--Ella me pregunta mucho por ti.
--… [¡Y a mi que me importa si se interesa por mi! ¬¬]
--¿Riku, que pasa, por que te quedaste callado?—le miró un poco curioso (aún recostado entre sus piernas).
--Será mejor que ya nos vayamos, ya se acerca la hora de almorzar—eso hizo que el menor se aferrara molesto, y haciendo pucheros, a las ropas y cintura del segundo--¡Oe que haces!, ya es hora de irnos, mas tarde venimos si quieres—le miraba un poco burlón, tratando de quitárselo de encima.
--¡No te soltaré hasta que respondas mi pregunta! ¡Por que no me acompañas a verla!—al mayor le empezaba a colmar la paciencia que Sora insistiera tanto en "ella", hasta que se lo quitó bruscamente, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera de sentón en la arena.
--¡Sora, que no entiendes que solo quiero estar contigo y con nadie mas! ¡Yo solo te quiero a ti!—la forma en que se lo había dicho hacía entender que ese "te quiero a ti" no era solo de amistad, y Sora no se daba cuenta de ello aún así. Había más inocencia e ingenuidad en el pequeño que en él.
Un grito más, o un movimiento en "falso" y el menor rompería en llanto de lo ahora asustado que lucía.
El mayor dio la espalda y el niño se levantó del suelo, para correr hacia el segundo y abrazarlo por la cintura.
--¡Por que, Riku, por que eres así conmigo! T-T
--¡Jum, suéltame, déjame en paz!—continuaba insistiendo en quitárselo de encima, hasta que ya no solo actuaba, si no que al voltear inconscientemente a ver el rostro del menor, pudo notar que se encontraba llorando con todas sus fuerzas.
-- O-O—el mayor se sorprendió al ver actuar así al pequeño, así que dejó de forzar sus movimientos y se calmó, para después darse la vuelta y quedar frente a él y así abrazarlo, pidiéndole nuevamente perdón—Ya no llores…lo siento—estas ultimas palabras se las dijo a manera de susurro—Esta bien, iremos juntos a verla.
--¿uh?, ¿de veras?—rápidamente dejó de llorar, para mostrar la ingenua sonrisa de siempre, ahora entre pequeños sollozos.
--Si, si quieres vamos esta tarde
--¡Gracias, Riku!—el menor le respondió al abrazo también, ahora ya mas feliz.
Toda la mañana, hasta el mediodía, se la pasaron juntos paseando en su lanchita muy cerca de la línea de la orilla del océano que dividía a ambos, agua y arena. Hasta que hubieron llegado al muelle, donde como a diario encontraron a la niña.
Cuando se hubieron acercado lo suficiente, el primero en bajar de la lanchita (después de haberla estacionado y atado) fue Sora, quien muy alegre levantaba una manita para saludarla.
--¡Hola, Kairi!
--¡Hola, Sora! n_n—la niña se levantaba de la madera para acercarse al castaño y saludarlo--Buenos días, Riku—al igual que al mayor, solo que a este ultimo (mientras tenía agarradas las manitas del menor entre las suyas) le regaló una bonita sonrisa.
--Hola—Y este simplemente, con un leve deje de desinterés la saludó. El pequeño por suerte no se dio cuenta de su expresión, puesto que estaba demasiado contento con la niña.
Después del saludo los tres buscaron un sitio donde sentarse a platicar mas a gusto, y por lo visto Riku había encontrado ya su lugar en la rama mas gruesa y cercana al suelo; se subió a esta y se recargó en el tronco del árbol mismo, descansando su espalda, colocando sus manos detrás de su nuca. Mientras el pequeño castaño y la niña se sentaron a un lado de sus pies, y muy alegres, viendo como siempre la hermosa vista que frente a si tenían, comenzaron la plática de ese día.
Sanctuary End Theme – Hikaru Utada
A partir de esa mañana los tres comenzaron a pasársela y a divertirse juntos, y con el pasar de los días la relación amistosa que en un principio había crecido entre dos de ellos, había pasado a convertirse en un lazo más fuerte lleno de amor entre los tres.
El tiempo que estaban juntos parecía no tener fin, así lo veía principalmente Sora, quien no dejaba de soñar y sonreír. Sin embargo, un segundo comenzaba a ver la vida de ellos mas allá de la isla, pensando y deseando en visitar nuevos lugares; pensando en crecer mas, ya no solo en físico, si no también mentalmente y como ser humano. Ese era Riku, que al parecer había comenzado a madurar un poco más rápido que los otros dos pequeños. Su mentalidad lo hacía pensar de manera más responsable con respecto a la manera en la que vivían en ese pedazo de Tierra. No solo por que era el mayor de los tres pensaba así, (de cierta manera que si no llegaba a hacer algo la vida se les iría a los tres dentro de ese pequeño mundo de naturaleza salvaje), si no por que sentía que ya era tiempo de que uno de ellos comenzara a crecer y ver por encima de los demás el futuro que posiblemente formarían, y que terminaría por no gustarles (en pocas palabras, les aburriría).
2 años después…
(NA: aclarando que a partir de aquí Riku vendría teniendo 9 años de edad)
Hubo un día en que Riku comenzó a compartir ya no solo como a diario sus comentarios y reflexiones, si no también sus ideales y planes futuros, con sus dos amigos.
--Me gustaría poder ir más allá de esta isla, conocer más lugares, y más cosas.
--¿Te aburres de estar aquí, Riku?—Preguntaba un poco extrañado el castaño
--¿Tu no?, Mis pensamientos últimamente han ido mas allá de solo vivir toda mi vida entera aquí, en este pedazo de tierra, quiero ver que hay mas allá, en otros lados del planeta.
--B-bueno, a decir verdad—comentaba el castaño en respuesta a lo que había dicho el mayor—a mí también me ha ganado un poco la curiosidad el saber que podría haber más allá de todo este inmenso mar.
--Yo también opino lo mismo, pues no conozco mucho de otros mundos, ya que a parte de pasar la gran parte de mi tiempo en esta isla, cuando era más pequeña, antes de venir a parar aquí, vivía en una ciudad con mis padres.
--¡Oye si cierto, ya lo había olvidado, o.o, ñ_nU!, tu caíste por accidente aquí, ¿verdad, Kairi?—continuaba el castaño.
--Así es n_n
--¿Cómo se llama la ciudad de donde viniste?—preguntaba ya un poco más interesado el peli-plateado
-- Bastión Hueco (NA: ¬¬ vaya traducción que me da el internet a "Hollow Bastion")
--¿Y como era?—preguntaba curioso como siempre y atento el castaño.
--Pues no la recuerdo muy bien pero, las construcciones que daban soporte y reconocimiento (NA: es decir, que la describían o interpretaban) a este mundo estaban formadas por tubos y postes metálicos, de hierro; construcciones metálicas como fábricas. Era una ciudad en parte industrial con aires rurales por parte de la amabilidad y humildad de su gente n_n.
--¡Vaya, suena muy interesante y maravillosa!—ponía ojos soñadores el castaño.
--Eso lo dices por que no conoces nada mas a parte de a ti mismo y a esta isla—le devolvía desinteresado y un poco sarcástico el mayor.
--¡No lo digas así que tú también estás igual que yo, Riku!—inflaba las mejillas un poco molesto por el comentario de su amigo. Hasta que con verlos pelear verbalmente la chica comenzó a soltar una risita divertida.
Esa conversación los había llevado a reflexionar más profundamente sobre sus vidas y lo que harían con ellas mas adelante. Eso nos daba a entender entonces que Riku no conforme con solo pensarlo y planearlo, otro día decidió actuar, por lo que solo se adentró mas allá de la cueva en la que él y Sora habían dormido durante tanto tiempo. Ahí encontró una extraña y grande puerta, que lo llevó a querer intentar abrirla, para descubrir que era lo que había detrás de ella. Algo le decía que sus sueños estarían por cumplirse si lograba abrirla.
El día en que consiguió abrirla la vida de aquellos niños dio un giro inesperado de 180º, y la felicidad que parecía ser eterna se les comenzó a acabar, pues esa puerta llevaba a otro sitio, que al parecer no era el que todos esperaban, ese sitio se encontraba en la oscuridad.
Y mientras la oscuridad invadía todo rincón de la cueva, afuera de esta, como a diario, Sora iba a visitar a Kairi al muelle, olvidando que ese día Riku también le acompañaría, por lo que regresó de nueva cuenta a la cueva, para buscarlo, y cuando lo hizo se llevó una gran sorpresa…
--¡Riku, donde estás, vamos a ver a Kairi!—y mientras uno buscaba…
En lo profundo de la cueva…
--Sora y yo solíamos ser muy unidos, el tiempo nos permitió estar así, pero, desafortunadamente, el tiempo me lo quito, con la llegada de ella—golpeó con insistencia la pared--¿Por qué?, ¡Hicimos una promesa, Sora, y tu la rompiste!...la promesa de estar juntos… ¿ahora-que voy a hacer?—por mucho tiempo estuvieron juntos, y un amor muy grande creció entre ambos, amor que Sora nunca descubrió, y solo Riku sintió. El solo hecho de ver a Sora cerca de Kairi lo enojaba, pues sentía que ella "se lo quitaría", un amor y cariño demasiado grandes habían llenado el corazón de Riku, nunca se atrevió a decírselo a Sora, por que sabía lo inocente que era, así que quiso creer que el tiempo se lo diría, lamentablemente le puso un obstáculo a su amor secreto.
Sin saber a donde ir, sentía que las esperanzas se le habían terminado, así que no dudó en abrir esa puerta, sin importarle ya si la oscuridad se ocultara dentro de la misma.
Cuando Sora lo encontró una enorme aura de color oscuro había invadido toda la cueva, y en los ojos de Riku ya no se mostraba la misma serenidad de antes.
--¡Riku!...o-o… [¡sus ojos, son distintos!], ¿t-te encuentras bien, Riku? Te ves-raro
--¿Raro?—le sonreía maliciosamente, ocultando su mirada bajo esa oscura niebla-- Vamos, Sora, acompáñame, no te preocupes por esta oscuridad, si vienes conmigo…todo va estar bien…te lo prometo.
--¡n-no, espera, Riku, n-no estás bien!
De un momento a otro la oscuridad cubrió el cuerpo del peli plateado por completo, hasta llevárselo consigo, causando que al estirar Sora su brazo, para evitar que se fuera, este terminara quedándose solo.
--¡Rikuuuu!—un grito congelado invadió toda la cueva, e instantes después se vio a un Sora totalmente triste, con el rostro lleno de lágrimas. Cuando Kairi escuchó lo que parecía ser el grito de Sora, corrió hacia donde se encontraba la cueva, y ahí lo encontró, caminando como si pareciera un zombi, como si algo dentro de él hubiera desaparecido de pronto, al llegar logra atraparlo entre sus brazos antes de que toque tierra firme, descubriendo que ha caído inconsciente.
El día entero se hace para los dos, con Kairi cuidando de un Sora, al parecer, enfermo de amor.
Y la semana la pasaron juntos, recuperándose Sora poco a poco con las palabras de consuelo que la chica le daba, y la compañía era el mejor endulzante para su pobre corazón.
El último día de esa semana, Sora despertó en los brazos de la chica, la cual al parecer se había quedado dentro de la cueva la noche anterior, para velar por él.
--[Te quedaste conmigo o-o…justo como lo hacía él u-u]
Esa mañana, después del desayuno decidieron dar un pequeño paseo matutino por los interiores de la isla, para relajarse un poco. Sora ya se veía mas despierto, como antes; pero esa tranquilidad al parecer no le iba a durar mucho, puesto que cuando se adentraron lo suficiente a la selva de la isla, llegó a perder inconscientemente los pasos de la chica, escuchando a lo lejos los gritos de auxilio de la misma.
Cuando llegó hasta ella, la encontró atrapada dentro de un círculo de extraños seres oscuros, los cuales rápidamente se le lanzaron encima. Por suerte, y para sorpresa de ambos, una extraña y grande llave apareció en las manos del castaño; inconscientemente decidió usarla en contra de los oscuros personajes, esgrimiéndola como si fuera una espada.
Logró vencer a unos cuantos, pero solo para darse cuenta de cómo se llevaban a su amiga, separándola de su lado y llevándosela por un extraño agujero negro.
--¡Sora, ayúdame!—ambos estiraron sus manos, para evitar alejarse el uno del otro, pero había sido en vano, pues Sora se había vuelto a quedar solo.
--¡Kairi!
Instantes después de aquel suceso, el castaño cayó inconsciente, despertando minutos (u horas) después, en un lugar totalmente desconocido para él. Se trataba de una ciudad, que a diferencia de su isla, era más moderna…
Listen to your heart – Dht
Durante su transcurso por esa ciudad, para averiguar donde exactamente se encontraba, conoció a dos personas muy simpáticas, con las que comenzó a entablar una amistad, descubriendo que al parecer ellos también estaban en busca de alguien como él: su rey.
Estas personitas eran un perro y un pato, que se hacían llamar Goofy y Donald, ambos al parecer eran caballeros y asistentes del rey que con tanta insistencia buscaban; Sora se presentó sin rodeos y miramientos ante los dos, y de manera alegre y optimista aceptó la oferta de acompañarlos en su búsqueda, comentándoles su objetivo también.
El tiempo que pasó con ellos fue largo, puesto que su búsqueda era exhaustiva, ya que no sabía el paradero de sus amigos. Llegó a visitar muchos mundos, y conoció a muchas personas muy agradables que pronto formaron parte de su vida, como más amigos.
Todo parecía estar escrito para él, puesto que al llegar a un nuevo y extraño mundo, fuera de los limites de los demás, quedó totalmente atrapado, al igual que sus dos nuevos amigos y compañeros, en una niebla que al parecer tenía el objetivo de hacerles perder la memoria a los visitantes de ese castillo, mejor conocido como el castillo del olvido.
Gracias a la ayuda de una misteriosa niña, que al parecer era bruja, fue como pudo sobrevivir a la perdida total de sus memorias, siendo encerrado al igual que sus amigos, en cápsulas en forma de huevo, durante un tiempo determinado…
Al despertar de aquél profundo sueño, descubrió el tiempo que había pasado, ya que su cuerpo había crecido, y sus amigos también parecían haber madurado un poco más.
La búsqueda que tenían planeada había quedado por lo visto suspendida momentáneamente, por lo que al regresar de nuevo a la realidad recordaron lo que tenían que hacer, así pues continuaron con su viaje, encontrándose con nuevos misterios, enemigos, y sobre todo, mas acerca de lo que el futuro le tenía deparado a Sora, con la ayuda (sin saberlo él) de un chico de rubios cabellos, que mucho tenía que ver con él.
Nuestros tres amigos volvieron a visitar cada mundo, sabiendo que el peligro con el que habían terminado todavía se cernía entre cada mundo.
Una verdadera y grande batalla comenzaría al armar cada una de las piezas que conformaban a este extraño rompecabezas.
Sora encontró a sus amigos, y volvió al lado de Riku, ahora los tres estaban listos y preparados para lo que se aproximaba.
Kairi, Donald, Goofy, y el rey Mickey terminaron separándose de Sora y Riku por un momento; gracias a ello pudieron acabar de una vez por todas con la amenaza principal llamada Xemnas.
Cave in - Owl city
Terminando la batalla volvieron al principio del camino, donde todo había comenzado: La isla. Ambos yacían exhaustos, por lo que muy tranquilos se sentaron cerca del grande océano que frente a ellos tenían. Comenzaron a recordar los viejos tiempos, sin olvidar lo buenos amigos que eran.
Al parecer habían olvidado un poco aquél sentimiento que por mucho tiempo habían ocultado dentro de si mismos: el amor que se tenían el uno al otro.
Todo parecía tranquilo, y era tiempo de volver de nuevo al reino de la luz, donde Kairi y compañía los estaban esperando.
Las batallas y amenazas se habían acabado, los desacuerdos también cesaron por un buen y largo tiempo, y todo volvía a la normalidad en esa su isla…
Con el tiempo crecieron, y no dejaron de lado su amistad, fueron entendiendo lo mucho que se necesitaban, y del amor, ese asunto no se trató por mucho tiempo. Tal vez era mejor dejarlo así, pensaba cierto peli plateado, algún día quizá su castaño se daría cuenta de sus verdaderos sentimientos, no iba a molestarlo con eso, no ahora que todo había vuelto a ser como antes.
La vida que tenían en la isla se fue acabando poco a poco, y ellos se adentraron a las vidas de los típicos adolescentes de su edad, asistieron a clases en la ciudad que se situaba muy cerca de la isla misma, y los tres se hicieron la promesa de no volver a pisar ni un grano de tierra de ese hogar de fantasía, al menos hasta que llegaran las vacaciones, para retomar una nueva vida, y así solo conservar los recuerdos intactos hasta después de las clases.
Ellos eran felices juntos, como los grandes amigos que eran, incluso, muchos otros pensaban que podrían ser algo mas que eso, tal vez una familia de tres hermanos, pues siempre estaban juntos y muy unidos.
