¡PRIMERA ACTUALIZACIÓN DEL AÑO!

¡Lo sé! Tengo otros fics pendientes, pero ¿qué le hago yo si la inspiración es caprichosa? Tengo un montón de fics por acabar, y como siempre, esto iba a ser un one-shot, pero la impaciencia me puede, así que será un fic, y de los larguitos. Estoy muy ocupada en los estudios, y se me vienen los exámenes encima Y NO VOY A TENER TIEMPO NI DE RESPIRAR, pero todo está bien, todo está tranquilo... *corre a tirarse por la ventana*

Vale, no... ahora bien, espero que os guste este fic, y tranquilos, en cuanto acabe los exámanes me pondré a escribir... algo, no sé el qué...

¡Y bueno! Espero que tengáis un año nuevo muuuuy bonito y, espero que los Reyes Magos os traigan muchos regalitos 3 (tengo entendido por Wikipedia que en países de Latinoamérica también vienen los Reyes, confirmadme eso, ahora me da curiosidad :3 )

Y otra cosa, el vicio al juego de Naruto Blazing, ES MUY REAL. Tengo a Hinataaaaa :D soy feliz, he hecho mi equipo NaruHina :3 (Tener a Shisui, también es una razón por la que le he incluído en esta historia)

¡EN FIN! No os molesto más, ahora, aviso, no acabo los exámenes hasta el 6 de febrero... así que... hasta el 6 de febrero (trataré de actualizar antes... o no)

¡Disfrutad de la lecutra! :D


Naruto Namikaze era un reconocido escritor, sus historias llenas de misterio, terror y crímenes le hacían llegar al segundo puesto de ventas de libros, siempre superado por el misteriosos autor "Hamaru Ōtsuka" del que nadie conocía rostro ninguno, ni si quiera los grandes magnates de las más importantes editoriales.

Pero este dato no influía en él, para nada, continuaba con sus escrituras, era una persona cuyo talento alcanzaba límites insospechados... siempre y cuando su desquiciado editor, y mejor amigo, Sasuke Uchiha, le daba una patada en el culo para que espabilara un poco.

Y aquella ocasión no era menos.

Su libro más famoso era la serie del detective "Kyūbi" cuyo verdadero nombre tenía planeado revelar en el siguiente libro que entregara... y a Sasuke se le estaba agotando la paciencia, tanto, que veía su propia integridad en peligro.

Sabía que era un vago irremediable, y que estaría durmiendo a pierna suelta, como siempre hacía. Por lo que entró a su casa, cuidadosamente, utilizando la copia de llaves que su rubio mejor amigo le había dado por si ocurría alguna emergencia, llegó a la puerta de su habitación y...

–¡Naruto! ¡Levanta el maldito culo de una vez de la cama y ponte a escribir!– dijo Sasuke dando una patada a la puerta y asustando a Naruto en el acto.

–¡Teme! S-Sólo me estaba echando una siestecita– tartamudeó de terror al ver la cara de su mejor amigo, y el aura asesina que desprendía... Sasuke daba a veces auténtico miedo.

–¡Naruto! –dijo una voz femenina, aún más tétrica que la de su mejor amigo.

La madera del suelo, rechinaba por el peso del caminar de alguien; de repente la habitación se congeló, y el ambiente se puso helado.

Oh, no... aquí viene... –pensó.

Una figura más pequeña que la de Sasuke asomó por la puerta, era la esposa de su mejor amigo, y su mejor amiga de toda la vida, Sakura Uchiha, anteriormente conocida como Sakura Haruno.

Mirando con furia al rubio, pegó un puñetazo a la pared, haciendo que su mejor amigo se abrazara con terror a su marido, que también le miraba aterrado, aunque no lo mostrara tanto como el escritor.

–Levántate– dijo después de sacar el puño del hueco que había dejado en la pared.

–¡S-S-Sí! –Se puso en pie lo más rápido que pudo y se dirigió a encender el ordenador.

Después de media hora, el ambiente se había calmado, mientras que Naruto escribía con auténtica concentración, pues de no ser así puede que muriese a palos por sus dos mejores amigos, el matrimonio preparaba té en la cocina y revisaban las diferentes peticiones de las editoriales.

Sakura no era editora, en realidad, ella era una aspirante a neurocirujana, que ahora estaba realizando las prácticas para poder acceder a dicha especialidad, y Sasuke, por otro lado, era editor, pero últimamente su familia le había dicho que ese trabajo le iba a acabar dando una úlcera, que debía relajarse un poco.

En verdad, la familia Uchiha, quería a Naruto como un hijo más, pero sabían que iba a acabar matando a Sasuke si éste no entregaba sus trabajos a tiempo, y se ponía más las pilas.

–Cariño, ¿le vas a contar a Naruto sobre lo que has hablado con tu abuelo? –preguntó Sakura mientras se acercaba su marido con una taza de té.

–Primero quiero que acabe el maldito libro, después se lo contaré.

.

Tras cinco horas encerrado en su habitación, sin para ni un momento de escribir, había completado su trabajo, sólo faltaba que Sasuke le echara un ojo y le dijera los fallos que debía corregir.

Estaba tan cansado... se había pasado demasiado tiempo pegado a la pantalla, y necesitaba descansar los ojos.

Soltó un enorme bostezo, se estiró como un gato y se dirigió a la cocina donde estaba el matrimonio Uchiha sumidos en sus respectivos trabajos.

Mientras que Sakura estaba repasando para sus futuros exámenes de medicina, Sasuke revisaba unos papeles.

–Sasuke, Sakura-chan –el rubio llamó la atención de ambos –ya he terminado el libro.

Sasuke miró a Sakura y ésta le devolvió la mirada, Naruto no comprendió nada.

–Tenemos que hablar –dijo Sasuke muy serio.

–Claro, ¿qué pasa? –Naruto se sentó en frente del moreno, un poco preocupado, pues Sasuke se veía muy serio de repente.

–He decidido... trabajar en la empresa de mi familia, por fin me han dado el puesto que estaba pidiéndoles –decidió contárselo con cuidado a Naruto, pues no quería que pensara que le estaba dejando tirado, pero también había otro motivo... –una de las razones por las que lo he querido hacer... ha sido para tener un sueldo mayor porque... Sakura y yo estamos planeando tener un hijo.

Naruto se quedó estático, no decía ni una palabra, lo cual era raro, pues él era una persona muy expresiva.

–¿E-Estás bien? –preguntó Sakura.

La cara del rubio pasó de sorpresa a una sonrisa enorme que le ocupaba toda la cara, su mirada resplandecía y, de pasar a estar congelado, ahora no paraba de ir por toda su casa dando saltos de alegría y riendo, hasta que al final terminó en frente de Sakura, que lo miraba muy sorprendida, y le atrapó en un abrazo muy fuerte, hundiendo la cara en el cuello de la chica.

Cuando terminó de abrazarla, la cogió por los hombros, y le miró muy sonriente. Acto seguido, se abalanzó sobre su amigo, dándole otro fuerte abrazo.

–Me habéis hecho la persona más feliz del mundo –dijo– estoy muy contento por vosotros, chicos, de verdad.

Sakura sonreía con ternura, Naruto en verdad era una persona muy dulce.

–También hemos pensado... que fueras su padrino –dijo ella, deteniendo todos los actos de Naruto.

–¿D-De verdad?

Sakura asintió, alegremente.

–¡Por supuesto! ¡Seré el mejor padrino del mundo! –dijo el rubio, alzando el puño.

–Ahora sólo queda una cosa pendiente... –interrumpió Sasuke.

–¿El qué?

–Buscarte un nuevo editor.

.

Estaba claro que se alegraba por sus amigos, pero buscar un nuevo editor era muy pesado, no se veía capaz de depositar la misma confianza que depositaba en Sasuke como editor que otra persona.

Ya había entrevistado como a doce personas, a cada cual más rara que la anterior. Una de ellas era una mujer, que juraba que le estaba desnudando con la mirada, y otro hombre que le miraba de la misma manera, todos le daban mala espina o, simplemente, no les veía madera para ser sus editores, trabajo que exigía mucha paciencia.

Naruto se frotaba la cara con desesperación, hubiera sido más duro de no estar ahí Sasuke, con su primo Shisui, que le ayudaban a tomar las decisiones correctas.

Tras siete candidatos más, que no cumplían con el perfil que se les pedía, Naruto estaba ya derrotado, pero una de sus virtudes era que nunca se rendía, y que se esforzaría en encontrar un buen editor.

Entrevistó a unos quince más, y seguía sin encontrar a su candidato ideal.

–¿Cuántos quedan? –preguntó Naruto.

–Sólo quedan dos –dijo Shisui.

–Espero que uno de ellos dos sea el adecuado...

.

En la otra parte de la ciudad, una chica de pelo negro y brillante, corría apresuradamente, buscando un taxi. Había encontrado el trabajo perfecto, pero estaba al otro lado de la ciudad, y se le había hecho demasiado tarde, corría como alma que lleva el diablo, tropezando con alguien, y manchándose su impoluta blusa blanca de café, que encima estaba hirviendo; no le daba tiempo a llegar.

Podría haberse rendido, pero decidió intentarlo de todos modos. Estaba hecha un desastre, el maquillaje tan ligero que tenía, se le había estropeado de sudar por correr tanto, un tacón se le había roto, estaba despeinada y su blusa... hecha un desastre.

Preguntó a una mujer en qué oficina se estaban realizando las entrevistas, y antes de que pudiera contestarle del todo, hizo caso al dedo que señalaba el ascensor y a la voz que decía "piso número veinte".

Entró apresuradamente a la oficina en donde se encontraba uno de los mejores escritores del país, Naruto Namikaze, estaba temblando de nervios como un flan.

–¡Siento llegar tarde! –dijo ella, tropezando al entrar. Cayó al suelo, y se levantó lo más rápido posible.

–Vaya, ¡guau! ¿estás bien? –preguntó Shisui, sorprendido.

–¡S-Sí!

Naruto le dio un repaso de pies a cabeza, esa chica que acababa de entrar, era el desastre personificado, su pecho no paraba de bajar y subir, buscando aire, estaba desproporcionada en altura por el tacón roto, y la camisa que llevaba era mitad marrón y mitad blanca.

–Así que... tú eres Hinata Hyūga, ¿cierto? –se apresuró a preguntar Sasuke.

–¡E-Eso es!

–Ya... –Sasuke era un maniático de la limpieza, cosa que hiciera que Hinata perdiera puntos para sustituirle.

–Bien, Hyūga-san... por lo que veo en su currículum, en sus otras empresas han estado muy contentos con usted, las cartas de referencia que nos ha enviado, son muy satisfactorias –se notaba que Naruto era escritor, utilizaba un lenguaje bastante refinado –¿por qué quiere el puesto?

–B-Bueno, me gusta la literatura, así que al mejor trabajo que puedo aspirar es al de editora, sé que pondré empeño y esfuerzo en mi trabajo.

–Pero, ¿vas a venir a trabajar siempre así? –apuntó, mordazmente, Shisui. A Hinata se le subieron los colores a la cara.

–Y-Yo...

Shisui echó a reír.

–Era una broma, Hinata-chan –dijo mientras le guiñaba un ojo.

Rompiendo con el buen ambiente, Naruto se levantó.

–Lo siento, pero no creo que puedas acceder al puesto... –intervino Sasuke.

Pero él no sabía que Hinata no se rendiría sin pelear.

–¡Por favor! Deme una oportunidad, éste es mi trabajo de ensueño... ¡Trabajar junto a mi escritor favorito es lo que siempre he deseado! –dijo con una enorme convicción, acto seguido, se sonrojó y se tapó la boca, arrepintiéndose de lo que haba dicho.

Naruto, que seguía de pie, se acercó a Hinata. Pudo observar la determinación en su mirada.

Extendió la mano.

–Enhorabuena, Hyūga-san, a partir de ahora, serás mi nueva editora –Naruto le regaló una de sus flamantes sonrisas, mientras esperaba que ella le respondiera el gesto.

Hinata estaba que no cabía de su sorpresa... ¿¡en serio le habían aceptado!?

Respondió al gesto del escritor muy entusiasmada.

–¡Muchísimas gracias, señor Namikaze! ¡No se arrepentirá se lo prometo! –respondió mientras estrechaba, emocionada, de manera brusca la mano de su nuevo jefe.

Mientras cogía sus cosas, y salía corriendo no para de gritar "Muchas gracias" lo más emocionada que podía.

Mientras que ella salía, los tres hombres deliberaban si la decisión era correcta.

–¿Estás seguro, Naruto?

Naruto iba a responder, cuando escuchó a su nueva editora.

–¡Bien! ¡Lo he conseguido, lo he conseguido!

Eso le sacó una sonrisa, qué persona tan rara...

–Por supuesto –respondió con una sonrisa, mientras miraba a la puerta por donde había salido su nueva editora.


Continuará :D