Ya no lo soporto, Aiden

Sentada ahí no solucionaras nada —Aiden no recibió respuesta— Mira, lo siento, pero tus padres no te entenderán por más que les expliques. Yo si te entiendo, y quizás pueda ayudarte... Juro acabar con todo si me dejas aconsejarte.

No lo sé, me da miedo…

El miedo te hace humano. —Aiden se "sentó" junto a Jodie— Jodie, nadie hace nada…pasas por los pasillos con la cabeza agachada, sabiendo que los demás niños solo quieren verte llorar. Y todo por no ser como todos.

Dicen que lo que te hace único, también te hace estar solo.

¡No seas tonta! Todo lo que hagas es un motivo para agredirte, porque con eso se sacian. –Le pone una mano en el hombro- No es que seas inferior, es que el miedo te ciega. Los matones temen sentirse inferiores, por eso necesitan hacer de otros unos miserables. —Toma su muñeca y le muestra los cortes en ella— y lo lograron. ¿Sabes? Huir solo retrasa los problemas, mírate. Joder, empiezas a dar pena.


Jodie se levantó para ir al colegio como siempre; se puso su uniforme, se peinó y se puso zapatos. El autobús esperaba en la parada frente a su casa, se despidió de sus padres y se fue.

En el colegio pasó lo de siempre: En las clases era invisible, en el recreo un fantasma, en el almuerzo le quitaban el dinero, y la encerraron en la habitación del conserje. Un típico dia en la escuela…

Por fin acabaron las clases, Jodie planeaba irse rápidamente, pero una de las matonas de siempre no tenía los mismos planes.


Jodie volvió a casa con un ojo hinchado y lágrimas en sus ojos. No comprendía por que le hacían eso. Ya no lo soportaba.

Entró a la privacidad de su habitación, aventó la mochila y se acostó en su cama. "¡Haz algo!" Se repetía en su mente, pero intentaba ignorar aquella voz.

¡Jodie, por favor! ¡No seas cobarde! —La tomó de los hombros— No sirve esconderse, ¡Lucha! Tienes que ser fuerte, escúchame. —Ella lo miró — La solución es afrontar la situación, no digo que vaya a ser fácil… menos en estas circunstancias. ¿Qué harían los demás si estuvieran en tu lugar? No aguantarían ni de broma lo que tu haz aguantado.

Tal vez… —Dijo ella.

Han perturbado tu inocencia, ¿sabes lo que puede llegar a ocurrir cuando se agota la paciencia? Sé que estas cansada, creo que ya aguantaste demasiado.

¿Qué quieres que haga, Aiden?

¡Véngate! Sé que corre por tus venas, el rencor fluye en ti. ¿No era esto lo que querían?


Al día siguiente en las noticias, dieron la triste noticia de que casi 50 personas, entre niños y maestros, murieron en un incendio en su colegio bajo extrañas circunstancias.