Disclaimer: Teen Wolf ni sus personajes me pertenecen.

Summary: Stiles Stilinski sólo quería resolver un caso particular, pero sin darse cuenta, la aparición de un extraño siendo perseguido por dos desconocidos, desencadenarán un giro inesperado a su tranquila vida como oficial de policía. ¿Quién diría que el hijo del sheriff de Beacon Hills terminaría ayudando al hijo de una de las familias más peligrosas dentro de la mafia rumana?


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Capítulo 1:

«No te hagas el héroe»

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Existía algo en Beacon Hills que llamaba a Stiles Stilinski a permanecer en ella.

Podría decir que era su hogar desde que tenía memoria, que poseía los mejores recuerdos de su infancia y adolescencia en ella o que su padre trabajó en Beacon Hills desde siempre. Stiles Stilinski sólo sabía que todo lo que sucedía en Beacon Hills era tan tranquilo como se esperaba que fuesen en cualquier ciudad dentro del condado.

Ver a su padre salir desde temprano de su casa, portando su uniforme, placa y arma le sentaba hasta heroico cuando niño. Cuando fue creciendo y comprendió la labor de su padre como sheriff, sabía que quizá no fuese lo más emocionante del mundo pero seguía viéndolo como un héroe.

Por esa precisa razón, el unigénito de John Stilinski terminó portando el mismo uniforme, placa y arma que su padre tiempo atrás.

Volvió a mirar el reloj de su muñeca con cierto desánimo. Stiles siempre había sido un chico ansioso; tener veinticinco años no lo hacía distinto. Se reacomodó en el asiento de la patrulla que le correspondía mientras aguardaba a su compañero quien no parecía querer dejar tranquila a la cajera del minimarket. Sonrió cuando vio al hombre uniformado recostarse "casualmente" contra la pared mientras la conversación entre éste y la mujer se tornaba más interesante, a juzgar por la sonrisa de la joven.

Stiles se sorprendía por la facilidad que poseía su compañero a la hora de querer coquetear, por más que la edad ya no era un atractivo de como cuando era joven, para su compañero que rozaba los cuarenta y tantos, no parecía ser un impedimento.

─Idiota… ─Saltó de los labios de Stilinski con una sonrisa.

Dirigió su índice hasta la radio para pasar a una mejor estación, pues suponía que, lo que inició como una parada para comprar café, tardaría más de lo previsto. Una balada de los noventa se hizo oír en su parlante trasero que le provocó un pequeño flashback a su baile de graduación. Definitivamente, Stiles no podría dejar Beacon Hills aunque quisiera.

Levantó la vista nuevamente de la radio para centrarse en su compañero quien no parecía tener intención de marcharse aún. Echó un suspiro cansino, preguntándose por qué se le había asignado como compañero de un hombre que no parecía haber superado sus veinte años. Colocó las manos contra el volante, recostándose un poco contra éste y descansar la vista.

Durante las últimas semanas se había centrado en el papeleo sobre uno de los últimos casos que apareció en la estación de Policía y que su padre, personalmente, se lo había entregado. Una mujer desaparecida sin rastro alguno, era como si se la hubiese tragado la tierra. La habían visto por última vez saliendo del centro comercial pero de allí, nada más.

Lydia Martin. Pelirroja, veinticinco años, vivía con una amiga y trabajaba como dueña de un local de ropas en el centro comercial donde fue vista por última vez. No tenía una relación estable con nadie que su amiga, Allison Argent, recordara, como para estimar algún desenlace amoroso en la historia. No tenía rivales, al menos no que quisieran hacerle daño. Bastante extraño.

Y mientras meditaba sobre el caso que había dejado sobre su escritorio para salir a "dar una vuelta" junto con su compañero de patrulla, algo llamó la atención del Stilinski.

Al final de la calle en la que estaba aparcado, entre la penumbra generada por las luces de los alumbrados entre árboles a la lejanía, vio moviéndose con insistencia. Aguzó la vista para descartar la idea de que sólo sea su imaginación y haya confundido algún arbusto, sin embargo, la figura de una persona resaltaba. Lo extraño no era la sencilla presencia de una persona a mitad de la noche, sino que parecía estar corriendo con clara desesperación.

Mucha desesperación.

Encendió el vehículo y se movilizó en su dirección. La persona había cruzado la calle para seguir la que la interceptaba. A medida que iba acercándose a doblar a la esquina, se percató de la complexión masculina que poseía.

El oficial de turno continuó su seguimiento sin llamar mucha la atención o eso fue hasta ver cómo dos figuras más se aparecieron en su rango de visión con toda la intención de seguir al hombre que vio en primer lugar. Equivocado o no, Stiles aceleró el motor de su vehículo para no perderlos de vista y averiguar de qué se trataba todo aquello.

La zona residencial comenzó a estrecharse hasta que el primer hombre fue perdido de vista. Los otros dos no tardaron en hacer lo mismo y Stiles lanzó una maldición por ello. Aparcó el vehículo en una esquina, bajó y tomó su arma en mano para rodear el perímetro, cerciorándose de que las cosas no se pongan feas. Si había algo que heredó de su padre era la persistencia para no dejar ir las cosas con facilidad.

Se mantuvo en silencio un momento, atento a todo movimiento por los alrededores. Si se movilizaban por la zona, entonces no estaban muy lejos o eso creía. Cuando avanzó unos pasos, oyó el escandaloso ruido provocado por unos botes metálicos de basura y entonces dio con lo que buscaba. Siguió el sonido del alboroto al cruzar unas cuadras más arriba de la calle en la que venía y vio nuevamente el violento correr de los dos hombres que secundaron al primero.

─¡Alto ahí! ─Bramó el Stilinski pero ninguno dio el brazo a torcer.

El joven oficial inició la corrida tras ellos, recordando que debía haber hecho más cardio cuando finalizó la academia policial. Sus piernas se movían con frenesí, intentando seguirle el ritmo a los sospechosos de la noche, asombrándose cuán ágiles podrían llegar a ser.

Volvió a gritar a los tres hombres porque se detuvieran pero no logró nada distinto, hasta que el primero dobló a la esquina derecha, llevándolos a todos tras él aunque la sorpresa se encontraba en que había una pared de concreto que finalizaba la callejuela, mas eso no impidió que el primero se subiese a unas cajas vacías para trepar la pared hasta llegar a la cima y con una patada, echarlas impidiendo que los otros dos lo imitasen.

Stiles los vio estáticos ante el muro, por lo que no dudó en sacar su placa.

─Oficial de Beacon Hills, muestren sus identificaciones ─Ordenó el uniformado y sólo entonces se giraron a mirarlo con un rostro para nada amigable.

─Eres un policía ─Señaló uno como si acabara de percatarse de su presencia todo ese tiempo.

─Hubiese preferido que lo notaran dos calles atrás, pero gracias ─Comentó Stiles, sarcástico─. No quiero pedírselo por las malas. Identificaciones. ─Llevó su diestra hacia su cintura ante la posibilidad de tener que recurrir a su arma.

─No necesitamos que un policía meta sus narices donde no le conviene ─Respondió el otro sujeto. Ambos comenzaron a avanzar hacia él de manera amenazante, logrando que Stiles acentuase su ceño fruncido.

─¡No lo repetiré otra vez, identificaciones! ─Dijo con mayor fuerza que antes, sosteniendo con firmeza su arma.

Ninguno se inmutó, sino que sacaron sus respectivas armas sin dejar de acercarse al oficial. Entonces deseó que su compañero de patrulla no se hubiese detenido a comprar café, pues no le vendría del todo mal que le secundase con un arma más ante aquella clara desventaja en número.

─¡Hey! ─Un bramido se oyó desde lo alto del muro de concreto volcando la atención hacia éste, encontrando al primer hombre encima con dos armas en cada mano. Un disparo desde cada una y sus perseguidores cayeron adoloridos al suelo, mientras sus piernas no dejaban de sangrar.

─¿Q…Qué demonios? ─Logró pronunciar Stiles ante el veloz movimiento del hombre del muro. Cuando se dio cuenta, éste había saltado hasta estar de vuelta sobre el suelo.

─Tienes que irte ─Habló el hombre. Stiles no comprendía a qué venía todo aquello pero no se movió ni un ápice, todo lo contrario, sujetó la pistola con mayor fuerza─. Ellos no te buscan a ti. Morirás si te quedas.

─¡¿De qué demonios estás hablando?! ─Preguntó completamente confundido.

El hombre carraspeó molesto y se dirigió hacia Stiles aunque éste no dejaba de apuntarlo. El sujeto cruzó entre los dos hombres que lo perseguían y volvió a dispararles en cada pierna nuevamente, para impedir que lo siguieran.

─No te hagas el héroe. ─Stiles lo miró confundido pero entonces, cuando estuvo lo suficientemente cerca, apreció el rostro del hombre que perseguían en primer lugar. Tez blanca, barba de una semana, ojos verdes y un semblante que no daba apertura a negociación alguna─. Tienes que irte.

─¿Quién eres y por qué te estaban persiguiendo? ─Stiles era bueno no escuchando, otra característica que no desapareció con los años.

El sujeto suspiró cansado y aprovechando la confusión del oficial, lo golpeó con la fuerza suficiente como para dejarlo inconsciente en el suelo. Stiles sólo sintió el golpe del puño y luego del asfalto para apreciar a la luna brillante burlándose de él desde lo alto. El rostro del hombre que lo agredió volvió a entrar a su campo de visión antes de perder la consciencia, aunque lo último que recordaba realmente fueron sus claras palabras.

No te hagas el héroe.


En sus cinco años de servicio dentro del cuerpo policial no recordaba un momento más humillante que el haber despertado tirado en una callejuela por un vagabundo que trataba de robarle sus zapatos junto a su billetera de no ser porque a su compañero se le ocurrió reportar su patrullera "perdida" y dar con él en un completo estado de inconsciencia.

Vergonzoso era poco.

Ni siquiera se molestó en dejar que su padre le diera su discurso sobre lo que un buen oficial debía hacer cuando lo llamó a su oficina a reportar su gran hazaña de la noche.

─¿Acaso has bebido, hijo? ─Inquirió Jon con furia contenida. Stiles rodó los ojos con desgano.

─Oh, claro y me acosté a dormir en plena calle, ¿no? Muy lógico.

─¿Entonces? ¿Qué demonios sucedió contigo? ─Su padre se notaba alterado pero más que nada, preocupado.

─Ya te lo dije. Perseguí a tres sospechosos correteándose en plena noche cuando dos de ellos trataron de dispararme hasta que el tercero los disparó a ellos antes de noquearme.

─¿Y por qué no encontramos a las otras tres personas que mencionas? ─Volvió a preguntar Jon cruzándose de brazos─. ¿Te has drogado…?

─¿Qué? ¡No! ─Stiles carraspeó en la silla frente a su padre como cuando era un niño apenas y dejó salir aire de su pecho, aquello no estaba funcionando─. Escucha, déjame patrullar por las noches para encontrar a éstas personas. Sé que no estoy loco y que podrían ser sospechosos.

─No, escúchame tú a mí. Irás a la cita con el médico, te tomarás los turnos matutinos y descansarás por la noche. ─Stiles iba a protestar pero su padre no le dio tiempo para ello─. Eso implica que no harás trasnochadas fuera, al menos por el tiempo que diga el médico. Buena jornada, Stilinski.

Stiles se guardó los comentarios que tenía para su padre porque sabía que cuando a su padre se le metía algo a la cabeza, no pararía hasta cumplirlo. Él ya no tenía mucho qué hacer en la oficina del sheriff, su padre no accedería por más razones que le brinde, así que se levantó del asiento para salir de allí, diciéndose a sí mismo que él no estaba loco, no estaba ebrio y mucho menos drogado como para imaginar toda la escena de la noche anterior.

Y se lo probaría.


Notas de la autora:

Es la primera historia para éste fandom y por ende, el primer fic Sterek que publicaré por aquí. Adoro ésta pareja y me alegra tanto saber que hay tanto material de ellos :3

No tengo mucho por agregar salvo que será un AU, eso significa que no habrá hombres lobos. Espero que les guste éste primer capítulo :D

Nos estamos leyendo~