El potterverso es de J.K. Rowling
"Esta historia participa de Desafíos "Buscando la inspiración" del Foro First Generation: The story before books".
El calor no es un problema si es con Lily
El panorama es devastador a ojos y sentidos de James Potter. Pleno mes de agosto, una ola de calor acechando Londres, Lily ausente y sus amigos ocupados en cualquier actividad que no implique movimiento alguno o sudar.
Están reunidos en la casa de Sirius que se ha convertido en un improvisado cuartel de la Orden del Fénix hasta que encuentren algún sitio mejor, porque la casa es pequeña, está en un barrio muggle y, lo más importante en estos momentos, no tiene un aparato de esos que los muggles usan para combatir el calor: un velodeador. Allí están: Peter durmiendo la mona, Sirius tumbado en el suelo porque "tío, que fresquito que está", Remus leyendo un libro "Grandes Eventos Mágicos del Siglo XX" y quejándose de que más de la mitad estén relacionados con el quidditch y Frank y Alice dándose el lote en el sofá. En serio, abrazados, uno encima del otro, juntos, juntos, cuando hay más de treinta grados y se suda hasta de respirar.
James no entiende como pueden estar así. No lo entiende, es inhumano. Resopla una vez pero como es ignorado, vuelve a resoplar más alto.
—No malgaste el oxigeno con tonterías, James. No seas egoísta —le responde Sirius que acaba de dar una vuelta, como si fuera una croqueta, para aprovechar la porción de suelo frío que está justo debajo del sillón de James. Éste le da una pequeña patada en la espalda y le indica con la cabeza el lugar donde está la pareja.
—No lo entiendo —le dice a su mejor amigo.
Sirius sonríe. Sonrisa perruna que invade todo su rostro antes de soltar la estruendosa carcajada que suena como un ladrido.
—Si fueseis Lily y tú seguro que tampoco tendríais calor, bueno, sí, pero no el que tenemos ahora el resto.
Y tiene razón el chucho, porque si Lily le entrase en ese momento por la puerta y se tirase encima de él a comerle a besos, en lo último que pensaría sería en el calor que hace —meteorológicamente hablando, claro, el otro lo tendría muy presente—.
