¡Bienvenidos lectores a la secuela de 'Reecuentro'!

En un principio, planteé la posibilidad de hacer una continuación. La idea nació en mi mente como un capítulo único. Luego me di cuenta que sería imposible, porque iba cerca de la treintena de hojas de Word escritas y con algunos saltos que eran imposibles para siquiera pensar en hacer un One/Two-Shot. Será una historia breve, y para comodidad y tranquilidad del fandom (A diferencias de otros que tengo...) la verdad es que estoy a poco de terminar de escribir los últimos dos capítulos. Hay otros cinco esperando para ustedes!

Iré revelando capítulos una o dos veces por semana, para no hacer larga la espera. Todo depende de la disponibilidad de tiempo que tenga por la Universidad *risas nerviosas*

Agradecimiento especial a blue kirito por su review que me animó a escribir esta secuela. Y a a Annimo por su breve pero conciso comentario. Para ellas (asumo que son mujeres *risa* disculpen si suena machista de mi parte) les dedico esta historia! Y a quien quiera leerla y disfrutarla, también. Al final del capítulo, una pregunta existencial.

Disclaimer: MAGI: The Labyrinth of Magic no me pertenece. La fantástica obra y gracia de Shinobu Ohtaka. Ojalá el autor leyera mis plegarias e hiciera cánon el JudAla.

Cualquier error tipográfico o gramatical fue involuntario. No está beteado y lo revisé varias veces.


La batalla en el palacio Sagrado había sido ardua. Totalmente fuera de los límites humanos posibles. Agradecía infinitamente al poco rukh que le seguía amando y le había brindado fuerzas en los últimos momentos, cruciales para determinar un resultado favorable en su travesía y la de su candidato y mejor amigo. Gran parte del lugar se veía destrozado o ligeramente destruido. Se sostuvo con su bastón y caminó hasta el centro de control del rukh. No parecía una máquina muy complicada, por lo que deshizo los cambios que habían introducido en todo el mundo, así les devolvería sus voluntades y su libertad de elección propia.

Se preguntó como estarían todos. No le quedaban muchas fuerzas para poder hacer el viaje de vuelta. Con un poco de suerte, en unas horas el rukh volvería a la normalidad y le ayudarían a sanarse. Luego tendría que ver qué hacer con los cuerpos que había ahí. También le quedaba pendiente el tratar de recuperar la cordura de Ugo-kun, o buscar a un nuevo guardián del palacio. Aunque si lo pensaba, podía encargarse él de aquella misión, sin siquiera abandonar el lugar en el mundo que su padre había creado con su vida.

Unas cuantas avecillas de rukh se acercaron hasta él. Las suficientes para ayudarle a curarse. No creyó que sería tan rápido. La sensación de calidez le embriagó de inmediato, casi sintiéndola como un elixir que le sanaba rápidamente. Más veloz de lo usual, cosa que le extrañó enormemente. Agudizó su mirada, tratando de ver algo extraño en todo ese rukh que le ayudaba desinteresadamente.

- Ustedes… ¿Por qué me recuerdan a Judar-kun? – Les preguntó, aun sabiendo que no le responderían directamente. Algunas revolotearon y siguieron su camino. Soltó un poco del aire en sus pulmones.

- ¿Tan pronto me descubriste, chibi? – Escuchó la voz del magi oscuro resonar cerca de él, cosa que le sorprendió y, si no fuera por el excesivo cansancio que sentía, se hubiese puesto de pie en guardia.

- ¿Qué? ¿Cómo…? –

- También fui controlado – explicó el otro, usando una magia bastante potente para comunicarse – No tengo mucho magoi, utiliza lo que envié con el rukh, conversaremos acá. Estaré en el palacio de Kou – informó bastante rápido, dado que sentía como se le iba la vida en la comunicación que intentaba.

- Gracias, Judar – sonrió el peliceleste, sabiendo que le escucharía, mas no le iba a responder porque el canal que había abierto duró lo suficiente para transmitir el mensaje del oráculo.

Ya un poco más recuperado, se puso de pie y se acercó hasta donde dormía su amigo Alibaba. Éste sin duda estaría inconsciente al menos unos tres días para recuperar un poco la movilidad. Eso sin contar el cansancio mental, podría ser hasta una semana más. Esperaba no preocupar demás a sus conocidos. Sabiendo sus personalidades, seguro los buscarían por cielo, mar y tierra. Decidió dormir y descansar, aprovechando el rukh enviado por el magi oscuro y recuperar fuerzas.


Despertó un poco asustado, al no reconocer el lugar en que se encontraba. Se incorporó tan rápido que su cabeza dolió y emitió una queja silenciosa, llevando una mano hasta un costado de su cráneo. Tomó aire, calmando un poco el dolor con magia curativa. Se sorprendió de la capacidad regenerativa que tenía en aquel lugar. Aunque luego de echar un vistazo se dio cuenta que el palacio rebosaba de rukh, volviendo a la normalidad la luminosidad de las diversas habitaciones. Incluso había avecillas curando el cuerpo maltratado de su rubio amigo y tratando el cuerpo de Ugo que también había sido dañado en el desarrollo del encuentro.

Curvó sus labios y su mirada fue melancólica por un poco de tiempo.

- Hey, enano – nuevamente la voz de Judar llegaba a él por medio del rukh del palacio. Tendría que preguntarle, cuando volviera, el cómo lo hacía.

- Aquí, Judar-kun – respondió, dando a entender que le escuchaba.

- Tengo solo unos minutos extra esta vez – sintió el suspiro resignado del pelinegro – Los otros dos me están ayudando a canalizar el rukh, así que escúchame bien – fue bastante rudo – No tengo idea de qué mierda te detiene tanto tiempo allá, pero tienes que volver pronto – cuando dijo 'tanto tiempo' sintió un escalofrío.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado? – Preguntó con un poco de miedo.

La respuesta tardó en llegar. Al parecer, Judar debatía entre contestar o no, o los otros magis también tenían algo que decir - Seis meses. Fue lo que nos tomó reunir magoi suficiente para poder comunicarnos contigo – esas últimas palabras más parecían venir de Yunan que del muchacho de fuerte temperamento.

- Aquí apenas han pasado unas pocas horas. Necesitaré más tiempo para que nos recuperemos y podamos volver – cerró sus ojos, tratando de buscar una forma de volver más rápido – En una semana podríamos volver, pero considerando la brecha de tiempo, serán cerca de tres años allá – se llevó una mano a la barbilla, pensativo.

Nuevamente pasaron algunos segundos antes de escuchar una fuerte exclamación que retumbó por todo el palacio sagrado - ¡Te traeré de vuelta ahora mismo si es necesario, enano! –

En su interior, le parecía un lindo gesto de Judar el que se preocupara de esa forma de él. Se apretó un poco el pecho – No es tan simple. Si aun con Titus y Yunan no pueden hacer más que esto, entonces abrir un portal es imposible para ustedes – cerró con fuerza sus párpados. Incluso para él, con la sabiduría de Solomon, le costaba enormes cantidades de magia poder viajar.

- No me subestimes – Escuchó la voz frente a él, demasiado cerca. Abrió sus ojos y ahí estaba. Un portal de magia de transferencia de largo alcance. Casi inter dimensional – ¿Nos vamos, chibi? – Sonrió ladino, extendiendo su mano como si fuera a tomar la mano de una linda señorita.

- Tenemos que llevarnos a ellos – señaló algunos cuerpos que yacían tirados por el suelo, incluyendo el de Ugo – No podemos dejarlos sin cuidado –

El oráculo chasqueó la lengua, molesto – Apresúrate – se quedó de pie, cruzando sus brazos, un tanto molesto y agotado.

Aladdin prefirió no emitir comentario. Sabía del esfuerzo que el otro debía estar haciendo para poder mantener aquel portal abierto. Aunque le parecía extraño que tuviera la fuerza y el magoi suficiente para hacerlo. ¿Cuánto rukh oscuro tuvo que juntar para poder hacerlo? Mientras seguía perdido en sus pensamientos, su cuerpo comenzó a moverse, recolectando los cuerpos de todos sobre una tabla que parecía ser antiguamente una mesa. Envolvió con su borg a todos ellos, mientras que los movía con magia hasta el portal.

- Estamos listos – sonrió.

- Bien, que crucen ellos primero – indicó el pelinegro. El menor agitó suavemente su báculo e hizo pasar a los rescatados. Alzó la vista hacia Judar y tuvo el impulso de besarle suavemente en los labios. Aquellos labios que saben a durazno – No hagas eso. Llevo mucho tiempo sin probarte y no sé cuánto más me podré contener – gruñó el sol oscuro.

Aladdin soltó una risilla traviesa. Ahí fue cuando cayó en cuenta de algo muy particular. Las cejas de Judar tenían un tono ligeramente plateado. Igual que la raíz de algunos de sus cabellos - ¿Por qué tu cabello está blanco? – Preguntó curioso.

- Anda, no tenemos tiempo – lo arrastró de la cintura para saltar en el portal. Inmediatamente Judar puso su borg alrededor de ambos, concentrado en ir cerrando el camino que había abierto, mientras mantenía abierto el que los llevaba de vuelta. Decidió no interrumpirlo, aunque sí lo ayudaba con el poco magoi que había logrado acumular durante las horas de descanso que había tenido.

Al cabo de unos minutos, vio el final del portal en una luz intensa que se acercaba más y más. El peliazul nunca creyó que iba a estar tan contento de volver al mundo donde pertenecía en esa época.

Cruzaron y aterrizaron en el amplio jardín del palacio del imperio Kou. Los heridos que había enviado ya habían llegado y se habían encargado de destruir su borg para atenderlos. Se sorprendió de ver a todos los príncipes del imperio ahí presentes, incluyendo a los exiliados. También estaban los reyes y generales de Sindria, incluyendo algunos enviados desde Reim. Sin duda había mucha gente reunida. Sintió una fuerte presencia envolviendo el palacio. Ahí la vio, la cabeza de aquella Madre Dragón que había visto en los recuerdos del rey Salomón. También notó los contenedores metálicos en las manos de varios de ellos. Incluso había algunos nuevos, según pudo sentir, en manos de algunos magos de Magnostadt que ubicaba y le veían con alegría.

- ¡Aladdin! – Titus y Yunan se acercaron hacia él, topándose con el borg de Judar. El ojirubí chasqueó su lengua nuevamente y deshizo la barrera, dejando a ambos en el suelo con cuidado gracias a su magia de levitación.

El magi de Reim se lanzó a los brazos de su amigo, lloriqueando como niño pequeño. El peliazul rió nervioso, consolándole y acariciándole la cabeza. Yunan en cambio le dedicó una sonrisa y le acarició la cabeza al menor.

- Me alegra ver que estás bien, Aladdin – habló el magi de la gran falla – Nos preocupaste a todos. Cuando por fin pudimos retomar nuestras conciencias, nos dimos cuenta de lo que sucedía – explicó un poco la situación.

- Fue como despertar de un largo trance – Titus recobró un poco la compostura luego de tallar sus ojos y sacar sus mocos con un pañuelo que traía – Aunque Judar nos ayudó un poco a recobrar los sentidos – admitió.

- ¿Eh? – El menor giró su cabeza hacia el otro - ¿De verdad hiciste eso, Judar-kun? – Preguntó sin poder creerlo.

- Por algún motivo, tu rukh me protegió del cambio que hizo el idiota de Sinbad – señaló algunas avecillas de rukh que revoloteaban cerca de él – Fueron las mismas que pude enviar al palacio para ayudarte hace seis meses – suspiró molesto – Estos dos incordios me ayudaron a preparar lo necesario para traerte de vuelta hoy – se dio medio vuelta y se enfiló hacia la sombra de su árbol favorito.

Cuando se alejó lo suficiente, los otros dos magis decidieron retomar la conversación. En especial Yunan – Judar se encargó de todo, prácticamente. Estaba muy decidido – su voz suave parecía relajar a quien le escuchara – Incluso se adentró en la gran falla para buscar a la Madre Dragón - giró su cabeza hasta ver a los ojos de la mencionada.

- Es un gusto conocerte, hijo de Salomón – la voz retumbó en sus oídos. Le llamó la atención que nadie más le escuchara – Solo me estoy dirigiendo a ustedes, magis blancos – explicó – Aquel muchacho me estuvo gritando durante días. Por suerte andaba cerca cuando sucedió. Me explicó lo que sucedía y decidí ayudarle. Se notaba muy preocupado por ti –

- Muchas gracias por ayudarle, abuela – sonrió alegre y confortado – La verdad es que él es mi pareja, supongo que por eso estaba tan preocupado – explicó muy tranquilo, haciendo que Titus se sonrojara y Yunan pusiera una cara confusa.

- Me lo dijo – la dragona parpadeó elegante y suave – También tuve que enseñarle a purificar un poco de su rukh, que estaba mezclado con el tuyo. Así pudimos tener la ayuda de estos jovencitos – posó su vista en ambos rubios – Veo que trajiste a Uraltugo. Su mente está hecha un caos – observó al Djinn postrado en la tabla aun, siendo atendido por unas doncellas y médicos del imperio Kou.

- Quiero que conozca el mundo que creó, quizás así recupere un poco su cordura. Además, ya no tiene el potencial de sobrescribir la jerarquía de dioses – una mirada triste apareció en los ojos del menor, que fue disipada rápidamente.

- ¡No se te olvide el idiota de Sinbad! – Escuchó el grito de Judar desde el árbol, sorprendiendo a los otros magi que pudiera escuchar la conversación.

- ¡Pero él es un magi oscuro! ¿Por qué puede oírte? – Cuestionó Titus a la dragona.

- Cuando dije magi blancos, él también está incluido – respondió la antigua – Judar decidió purificar todo su rukh para poder ir al Palacio Sagrado –

- ¡No tenías que decirles! – Braveó el pelinegro.

Mientras ellos conversaban, el resto fue atendiendo a los heridos con mucha prisa. Kouen usaba a Phenex en cada uno, sanando heridas superficiales y tratando algunas más profundas. Hakuryuu estaba cerca de él, usando a Zagan para crear plantas medicinales de todo tipo, inclusive algunas que estaban solo en el continente oscuro. Todo gracias al tiempo que pasó estudiando y entrenando en aquel lugar. Morgiana traía cientos de artículos en cajas para tratamiento médico.

Cuando ya había pasado media hora en que habían hecho los tratamientos de emergencia, el primer príncipe imperial se acercó hasta los magi, en compañía de Hakuryuu – Ya dimos los tratamientos correspondientes, Aladdin-dono – habló muy formal el cuarto príncipe.

- Muchas gracias, Hakuryuu-san, Kouen-ojisan – Agradeció el peliazul.

- ¿Necesitas tratamiento también? – Agregó el pelirrojo.

- Le tocas un pelo y te corto las manos – Judar se acercó levitando hasta ellos, abrazando posesivamente al menor, con la mirada furiosa.

- ¡Judar-kun! – Le reprendió cariñoso – Ojisan lo dice con buenas intenciones – replicó.

- No me interesa. Vamos – Le tomó en nupcias y alzó el vuelo hacia alguna habitación del palacio. El menor sabía que era inútil resistirse.

La tarde caía y trasladaron a los heridos a diversas habitaciones. A Judar y Aladdin no pudieron encontrarlos en un buen rato. Y cuando lo hicieron, se decidió alejar a todos los que podían pasar cerca de la puerta de la habitación en la que estaban encerrados. Los ruidos dejaron de oírse pasada ya la media noche, en la que todos velaban por la salud de sus seres queridos y cercanos.


Ese Judar es un loquillo y pervertirijillo como Aladdincillo *modo Flanders*

Ahora, mi duda existencial: ¿MPREG O NO?

A mi me encanta. Y hablamos de un fandom que tiene MAGIA. Excusas hay pocas, realmente.

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