Ahsoka no era una adolescente problemática, dejando a un lado su personalidad peculiar a la cual su maestro ya estaba acostumbrado pocas cosas malas se podía decir de la joven Togruta. Anakin odiaba admitirlo pero era una aprendiz aplicada y que seguía sus indicaciones; haz tu cama, listo, asegúrate que el modulo del hipervuelo de la nave este bien instalado, listo, no te olvides de limpiar y lustrar tu sable de luz, listo.
Si bien a lo largo de las incontables batallas de la campaña de la república a través de la galaxia Ahsoka si había desobedecido a su maestro, estas excepciones estaban justificadas por un bien mayor y siempre venían de la mano con una disculpa y la ventaja de que su aprendiz había aprendido una valiosa lección. Además de que fácilmente se podían contar con los dedos de la mano… al menos por ahora.
Sus cumpleaños nunca habían sido gran cosa, cuando niña normalmente los jedi del templo que la conocían la felicitaban y sus compañeros del clan cooperaban para comprar un pequeño pastel individual de su sabor favorito. En la actualidad no había templo ni jedi pero si el campo de batalla y los clones quienes felicitaban a su comandante alegres de tener una excusa por la cual embriagarse y celebrar un rato.
Su maestro por el otro lado se había encargado de hacerla sentir especial y consentida hasta el hartazgo. Sus andrajosa falda y top habían sido reemplazadas por un jumper marrón que hacía juego con leggins negros y unas botas muy parecidas a las que ya tenía. Al verse al espejo no pudo evitar esbozar una sonrisa.
"Te ves hermosa", esa voz la había sacado del trance del que estaba solamente para avergonzarla y transmitir un obvio sonrojo por medio de su oscurecido lekku y color de piel naranja más chillante de lo normal.
"Gracias maestro" fue todo lo que pudo decir sin atreverse a voltear y que Anakin la viera en su estado avergonzado, bien sabía que jamás la dejaría en paz si supiera que sus palabras habían tenido ese efecto en ella. Una risa estruendosa la saco de pronto de su pensamiento y la hizo voltear confundida por el cambio de humor tan repentino de su maestro.
"No diré nada lo juro" fue todo lo que dijo Anakin después de haber terminado de reír y ella entendió perfectamente a lo que se refería.
"Bien ahora es tiempo de tu segundo regalo" dijo el mientras sacaba una pequeña caja de madera de uno de los cajones del escritorio que estaba justo a un lado.
"Maestro no debería de molestarse, con la ropa es suficiente, le estoy muy agradecida créame" dijo Ahsoka con un tono preocupado en su voz, pensando que había hecho gastar a su maestro todos los créditos que tenía, otro cargo de conciencia en la lista pensó ella.
Su maestro la ignoro completamente abriendo la caja y sacando un sable de luz con una cacha muy parecida a la del sable de la Togruta. Al activarlo se hizo presente un color amarillo muy fuerte pero una longitud algo corta denotando que en efecto se trataba de shoto.
"No es mi estilo pero quien soy yo para criticar tus gustos" dijo el joven maestro justo antes de entregarle el sable a Ahsoka.
Confusión, incredulidad e incertidumbre fueron algunas de las emociones que ella sintió en ese momento, no sabía que hacer más que solo tomar el sable con sus manos y apreciar cuidadosamente cada uno de los detalles. Una inscripción relucía entre todo lo demás "Para mi luz entre tanta oscuridad".
Ahsoka yacía inmóvil en su lugar y necesito recargarse un poco sobre el tocador para no caer inevitablemente al piso por el asombro que tenía. No podía dejar de mirar su sable y no se dio cuenta de cuando su maestro se había acercado tanto a ella al punto de aprisionarla entre el mueble y su pecho.
Debido al poco espacio dejo su sable en el tocador detrás de ella y puso sus manos contra el pecho de su maestro en un intento de alejarlo un poco "Maestro me está aplastando", sin embargo su intento se desvaneció cuando sintió como la mano izquierda de Anakin se encontraba acariciando su lekku.
En ese momento todo desapareció de golpe y solo su maestro y ella se encontraban en esta realidad, sus ojos se dilataron y su cuerpo comenzó a temblar mientras sentía como Anakin recorría lo largo de su lekku estrujándolo y acariciándolo con sumo cuidado para no lastimarla. Lentamente se comenzó a acercar a su padawan dejando en claro sus intenciones, Ahsoka no podía hacer nada, estaba atrapada y en cuestión de segundos sus labios hicieron contacto. El beso fue largo y ella mentiría si dijera que no lo disfruto, al paso de unos minutos sus manos habían dejado de estar en el pecho de Anakin para pasar a entrelazar el cuello de su maestro en un intento de profundizar más el beso. En cuestión de unos cuantos segundos más los dos jedi se separaron y miraron fijamente sin decir nada durante un tiempo antes de que el joven maestro terminara el romántico momento "¿Te gusto tu tercer regalo?" Ahsoka decidió no decir nada limitándose a asentir con la cabeza todavía con un claro oscurecimiento en su lekku.
"En ese caso es tiempo de irme, tengo que asegurarme de revisar si Rex ya mando los reportes al consejo" dijo Anakin sin darle más importancia el asunto mientras caminaba hacia la salida del cuarto en el que se encontraban.
"¿Por qué hiciste eso?" pregunto finalmente despertando del trance en el que había estado y honestamente algo molesta de que su maestro no le dijera algo más antes de irse.
"Ya tienes 15 años y no has besado a nadie ni tenido ningún interés amoroso" dijo Anakin algo serio "Además te escuche hablando con tus amigas por el comunicador y es una pena que fueras la última en besar a alguien considerando que eres la más hermosa de todas."
No sabía si sentirse feliz o enojada con su maestro, por un lado se había preocupado por ella al punto de no querer privarla de algo tan fantástico como el primer beso de una mujer pero por el otro había tomado ventaja de la situación. También había invadido su espacio personal y su confianza aunque a decir verdad había dicho que era la más bonita del montón… así que prefirió dejarlo todo en calma como estaba.
"Gracias maestro" dijo Ahsoka una última vez antes de que su maestro se retirara. "Espero que no se le ocurra aventajarse de mi inocencia alguna otra vez, porque no lo dejare" dijo la joven togruta con un tono juguetón y de broma.
"En ese caso no te dire que planeaba hacer para tu cumpleaños numero 18". Dijo Anakin entre risas ya fuera del cuarto de su padawan y dirijiendose al control de mando improvisado y dejando a una muchacha nerviosa y algo temerosa aunque expectante de lo que podría pasar a un futuro.
