Bueno... Esto es algo que comencé a escribir a las tres de la mañana y de lo que no me siento muy orgullosa u.u Aun así, será el primer fic que suba a esta página web. Se que escribo de pena, y que esto no es original, ni genial ni, engancha... Pero bueno, aquí esta xD

Arthur Kirkland - Inglaterra

Alfred F Jones - America

Francis Bonnefoy - Francia

Mas adelante añadiré mas países :3


El joven de cejas pobladas trato de sentir algo. Desesperanzado, busco en su corazón algún resto de amor desechado que aun sintiera por el chico francés, mientras este, devoraba su boca con fiereza. Su besos eran de todo menos dulces y suaves, eran ásperos y forzosos, y solo buscaban una sola cosa... Llevar a Arthur a la cama. Arthur, de hecho, era un chico de besos fieros y apasionados, pero en esa época, tal vez, le hubieran venido bien un par de besos cálidos y delicados sin lengua. No lo estaba pasando bien. No desde que sus padres peleaban día y noche, sin darle una pista o una simple explicación de lo que estaba ocurriendo entre ellos. Arthur se limitaba a sentarse recostado en la pared de su habitación y escuchar, mientras lágrimas cálidas y saladas resbalaban por sus mejillas. ¿Por que no lo dejan ya? Pensaba, una y otra vez, pero esa pregunta solo llevaba a otra aun mas difícil Pero ¿Que va a ser de mi si lo dejan? ¿Que iba a ser de el? ¿Viviría con su padre o con su madre? ¿Tendría que abandonar su instituto? ¿Habría grandes cambios en su vida? Suspiro, mientras Francis desabotonaba su camisa con sus frías manos y con sus grandes ojos azules llenos de lujuria.

- Francis, para –gruño Arthur, retorciéndose un poco. El joven francés no obedeció, y comenzó a deshacerse de la camisa del chico– He dicho que pares –su voz, sorprendentemente, aun seguía tranquila y calmada, sabía que con Francis había que tener paciencia. Pero al ver que su novio no atendía a sus plegarias, simplemente se aparto, entrando de nuevo en su camisa y comenzando a abotonarla.

- ¿Que mierda te pasa? –se quejo Francis, irritado por el comportamiento de su novio. Arthur se hizo un ovillo en una esquina de la cama, enterrando su cabeza entre sus rodillas.

- N-No tengo ganas de... Hacer eso –murmuro en un susurro casi inaudible.

- ¿Por que? –el rubio de ojos azules parecía incapaz de entenderlo.

- No lo estoy pasando bien, Francis... No eres tu, no es que no quiera hacer el amor contigo. Es que... Sinceramente, no tengo ganas de nada –explico el ojiverde.

- ¿Y que mejor que un poco de sexo para subir ese animo? –propuso el francés, Arthur bufo, parecía que su novio no acababa de entenderlo– Vale, como quieras, tu verás lo que haces –el joven de ojos azules recogió sus cosas, se coloco correctamente la camisa frente a el espejo, y salió de allí dando un fuerte portazo. Las lágrimas inundaron los ojos de Arthur al instante ¿Cuando se había vuelto el chico inglés tan débil y sensible? Se sentía solo e incomprendido. Solo el sabía por lo que pasaba, ni su novio (con el que llevaba saliendo un año) se molestaba en preguntar o en hablar con el. Pero a Arthur eso no le sorprendía, de hecho, sabía que Francis solo estaba con el por tener a alguien a quien besar y tocar, y porque los besos y caricias de Arthur eran, desde el punto de vista del francés, los mejores. Había otra razón por la que Francis estaba con el y de la que Arthur no era consciente, y era su físico, el chico inglés era muy atractivo, y caminar junto a un chico atractivo por los pasillos del instituto siempre es agradable. De cualquier forma, suspiro, mientras se acurrucaba bajo su edredón, cerrando los ojos y tratando de olvidar. Desgraciadamente, sin éxito.