Disclaimer: los personajes no son míos, pertenecen a J.K.Rowling, Bloomsbury, Warner Bros y a millones de personas más, pero a mi, no. No deseo ganar dinero con esto, sino pasar el rato ;-)

¡¡¡ATENCIÓN!!! La historia ocurre después de la Órden del Fénix. Este fic contiene spoilers, así que si no te has leído el V libro ¡¡¡no lo leas!!! Si lo haces, a mi no me culpes si te estropeo alguna sorpresa. Es mi primer fic, así que no seáis muy duros conmigo, ¿vale? Pero sí espero algún review, bueno o malo, así se si debo seguir publicando mi historia o no. U_U. Bien, ahora sí. Os dejo con la historia.

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CAPÍTULO 1: TATUAJE

Oscurecía. Los ruidos disminuyeron progresivamente hasta que el silencio se apoderó de la calle. Poco a poco todas las luces de la Privet Drive se apagaron hasta que solo quedaron un par en la casa número 4.

A través de una pequeña ventana con unas marcas alrededor, como si hubieran arrancado algo, un chico miraba al vacío. Se notaba hacía esfuerzos para no llorar. Una lechuza blanca y negra se le acercaba, pero él no parecía verla. Cuando ya casi la tenía delante la vio y la dejó entrar a su habitación. Le dio agua y cogió la carta que ésta llevaba. No le apetecía leerla, pero sabía que debía hacerlo. Decía lo siguiente:

Querido Harry: Soy Remus. Espero que estés bien. Deja ya de culparte por lo que pasó, sabes que el-que-no-debe-ser-nombrado ha conseguido engañar a magos con mucha más formación que tú. Te recuerdo que no debes salir de la casa bajo ningún concepto. Si los muggles te piden que dejes la casa por un momento o que hagas algo, aunque sea ir a comprar el pan avisa a Arabella. No podemos arriesgarnos. El día de tu cumpleaños te pasaremos a buscar para que puedas pasarlo con tus amigos, pero después deberás volver con tus tíos. Es por tu seguridad. Responde y avísa si te tratan mal. Atentamente,
Remus Lupin.

Hacía dos semanas que habían empezado las vacaciones y se le estaban haciendo larguísimas. Sus amigos le escribían a diario siempre diciéndole lo mismo. El ya ni siquiera les respondía. Tan solo contestaba las cartas a Remus Lupin cada tres días para que supieran que se encontraba bien.

Suponía que este estaba tan o más deprimido que él, ya que había perdido el último amigo de la infancia que le quedaba vivo. Por eso, y solo por eso, se dignaba a responder. Además se acercaba la luna llena. y no quería que el hombre sufriera aún más. Cogió una pluma y tinta negra y escribió sin demasiadas ganas.

Profesor: Soy Harry. Estoy bien. No salgo de la casa y aunque me lo pidan no lo haré. No os preocupéis. Ya me avisarás para venirme a buscar el día de mi cumpleaños. Gracias.
Harry Potter

Le dio la carta a la lechuza con la que su antiguo profesor le había mandado la carta y se dejó caer en su cama. De repente se oyó un grito.

Potter! ¡¿Qué le has hecho a mi pequeño Dudley?!

Una puerta se entreabrió dejando paso al muchacho, un poco bajo y demasiado delgado considerando sus quince años. Unas profundas ojeras le enmarcaban los ojos, verdes como esmeraldas, eran tan marcadas que ni las gafas podían disimularlas. Pero eso no parecía importarle. Bajó para ver qué se suponía que había hecho esta vez.

- Yo no le he hecho nada, tía Petunia, he estado todo el día encerrado en mi habitación, tal como prometí. -respondió el chico. Su voz parecía proceder de otro mundo.

Pues, ¿cómo me explicas esto? -Preguntó ella señalando una pequeña marca en el brazo de su hijo que se encontraba inconsciente- porque dudo que él se hiciera un tatuaje tan feo y vulgar. Y además ni siquiera parece bien hecho.

¿Pu-Puedo verlo?

Ya has oído a tu tía, muchacho. Sabemos que eso es una de tus anormalidades, así que no finjas. Te pasarás el resto de las vacaciones encerrado en tu habitación, no, mejor en la alacena.

Vernon, ya sabes lo que nos dijeron, no podemos hacer eso. Vendrían y no quiero saber qué pueden llegar a hacernos.

¿Pero puedo ver lo que se supone que he hecho o me voy a mi habitación?

Bueno, chico, puedes verlo, pero ni se te ocurra tocarle.

Lo que vio a continuación le dejó sin habla. De momento parecía tan solo una mancha borrosa, pero parecía hecho por un hechizo. Sabía que durante las próximas horas -no demasiadas- iría tomando forma. Y solo conocía a un ser que marcase a la gente de ese modo. En ver la cara que puso, su tía reaccionó.

Vernon, sube a Dudley a su habitación y dale paracetamol, una aspirina o algo por el estilo. Yo me cuidaré del muchacho.

Siéntate. Sé que sabes algo sobre el tatuaje, explícamelo.

- No puedo, tía Petunia, me daréis la culpa a mi. Aunque de hecho, la tengo. Por cierto -dijo él obedeciendo a una corazonada- Dudley no llevaba alguna nota o algo así? Quizá en el bolsillo.

Ahora lo miro. Tú no te muevas de aquí.

Su tía volvió con un pedazo de pergamino en la mano. Estaba pálida como Harry nunca la había visto. De repente, y sin saber por qué, Harry recordó un hecho al que no había prestado demasiado atención el año anterior y estaba dispuesto a preguntarle a su tía sobre el tema. No creía que fuera cierto lo que le había dicho tantos meses atrás.

Pero en aquel momento lo importante era la nota que ella llevaba en su mano. Se la tendió sin decir nada y se desmayó. Por suerte él consiguió cogerla junto a tiempo. La puso en el sofá y leyó la nota:

Hola, Potter. Pronto lograré la forma de romper tu protección y luego nadie podrá impedirme acercarme a ti, ni siquiera ese viejo loco. Tómate eso como un aviso. Empieza a elegir: mortífago o la muerte.
Lord Voldemort, P.D. Ah! Sí. empieza a despedirte de tu família ¡hahaha!

Sabía que tendría que avisar a Dumbledore, pero supuso que bien podrían interceptar la carta. Por eso eligió hacer algo que nunca antes se le habría ocurrido. Sabía que Arabella estaba en casa, pero no podía salir de la de sus tíos. Y por seguridad mejor que su "familia" tampoco, así que ¿por qué no?

Abrió la ventana y, asegurándose que la mayoría de los vecinos no pudiesen oírlo y rezando a Dios, a Buda o a quien fuese que la mujer estuviese despierta y que el cachivache que ésta tenía para saber si él la necesitaba funcionase, se puso a gritar.

-¡Señora Figg! ¡Señora Figg!

Por suerte una luz apareció un par de casas más abajo. Cuando notó que más luces aparecían por la calle se acercó a su tía.

-Lo siento, todo es mi culpa.

De hecho no del todo. De todas formas quería hablar contigo, aunque empecemos con lo importante. Sabes qué es el tatuaje, ¿no?

Ahora vendrá una mujer y no deseo explicar lo mismo dos veces, por favor, espere un momento.

No será una anormal como tú, ¿verdad?

Bueno. no exactamente.

¡Potter! Sabes que no quiero gente de este tipo dentro de mi casa. Pero ya hablaremos de esto más tarde si así lo deseas. Esta noche va a ser muy larga. Tan solo pido que tu tío no baje.

¿Qué quería decirme?

Nunca creí que te diría esto, chico, pero me tienes un poco preocupada. No comes desde que llegaste aquí, prácticamente no bebes. Si tienes algún problema puedes contármelo. Aunque no te tenga demasiado aprecio no me gusta ver así a un chico de casi dieciséis años, es antinatural. ¿Qué pasó el curso pasado que nos advirtieran de esa forma cuando fuimos a buscarte?

No puedo explicárselo.

Pues así, cuéntame lo del tatuaje, porqué supongo que sea quién sea esa mujer que dices que vendrá, estoy segura de que sabrá más que yo de qué va eso. ¿Tienes idea alguna de qué es sí o no?

Sí, pero usted también, ¿verdad?

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¡¡Hola a todos!! Bien, este es mi primer fic y ciertamente sé que tengo mucho que aprender.pero deseo ciertamente que os haya gustado y, a poder ser, que me dejéis algún review. para bueno o para malo, acepto de todo ^^u. Si tienes alguna sugerencia también házmela llegar. La acción aún no ha empezado. Pronto aparecerá un pequeño personaje. bueno, pequeño, pequeño. Ya lo veréis ;-) Besos, Khye