Ah… hola. Se que a lo mejor es muy pronto porque apenas voy subiendo la historia pero decidí corregir algunas cosas. No es mucho de todas formas así que no va a ser mucha diferencia.

Y… como la última vez olvidé poner esto pues:

Disclaimer: Five Nights at Freddy's no me pertenece a mi (algo muy obvio), la trama y los Oc's si junto a la bella escritora Estefy Tsukino.

Bien, creo que es todo. Disfruten.

Capítulo I

Dos chicas corrían apresuradas, las dos eran morenas.

—¡Corre! Se nos va el metro —dijo la más bronceada que iba adelantada.

—¡Ya voy, Belén!

Ya el par estaba llegando a la parada y cuando fueron a ver, el metro ya se había ido.

—¡¿Qué?! ¡¿Ya se nos fue?! —grito desilusionada la más clara —Bien, ¿ahora qué? —mirando a su amiga.

—¿Ahora qué? Irnos a patita pareja mi hermana —caminando devuelta por donde vinieron hace un momento —¡Eso te pasa por haber tardado tanto! —mirando hacia la chica que tenía a sus espaldas.

—¡¿Cómo?! ¡¿AHORA ES MI CULPA?! —Le gritó a Belén —¡Discúlpeme por tratar de conseguir un trabajo e intentar mantenernos! —alzando las manos para enfatizar.

—Rosario, deja de dramatizar. No grites, la gente te voltea a ver —dijo sin tomarle ni un poco de importancia a su amiga que refunfuñaba detrás de ella.

—Me importa un cevillo lo que piensen... —murmuró más para ella misma, pero igual Belén la escucho —Webona.

—Te oí ¡Ridícula! —en respuesta, Rosario le saco la lengua —¡Que madura! —Dijo riendo y después Rosario le siguió.

La dos amigas caminar o rumbo a su mini-departamento (como Rosario lo llamaba), después de sus múltiples fracasos para conseguir un trabajo.
Llevaban las dos, más o menos tres semanas sin trabajar y el dinero que habían traído de su país se les estaba acabando ya. Tenían que conseguir un medio de ingreso rápido pero no se les estaba haciendo nada fácil.

—Es que también nos paramos muy tarde, Ro... —Rosario ya estaba cansada de caminar —Aparte no desayunamos bien —Entonces el estómago de Belén empezó a reclamar comida.
—Bueno, tienes razón.

Belén levantó la vista a ver si alguno de esos locales era de comida.

—¿Tienes dinero? —Dirigiendo la vista a Rosario que buscaba en su bolso de cuero negro.

—Algo... creo que es suficiente —mostrándole los pocos billetes algo arrugados y algunas monedas.

—Bien, entonces... —levantó la vista otra vez para seguir buscando —¡Vamos a ése! —señalando un gran local violeta que estaba en la esquina, ya al final de la cuadra. Belén sonrió.

—¿Por qué allá?

—Porque tiene colores lindos ¡y tiene un gran oso en el nombre! —dijo Belén dando saltitos infantiles medio a medio de la calle como una loca —¡Vamos, rápido! —y Belén salió corriendo directo al local como enferma mental mientras Rosario volteaba lo ojos y la seguía, pero caminando normal.

Cuando llegó a las puertas del local Belén obviamente ya estaba allí mirándola feo.

—¡Aburrida! —se giró dándole la espalda lo más diva posible.

—Sí, sí, sí... —sacudiendo la mano quitándole importancia —entremos ya, me estoy muriendo y ya ni veo los colores.

Cuando Rosario estaba apunto de tocar la puerta para abrirla, Belén ya la había abierto y ya estaba adentro del lugar buscando una mesa.

Rosario se quedó resoplando un minuto afuera del local y después entró a acompañar a su amiga. Está ya estaba en una mesa algo cerca de una especie de escenario o algo así, pero tampoco tan cerca de el resto de las mesas.

—No podías escoger un lugar más maduro —murmuró sentándose frente a ella.

—Sí, para el par de maduras que somos tú y yo —dijo quitándole la vista al escenario y mirando a su amiga con diversión —Deja tu amargura, ¿me vas a negar que te encanta este lugar? -dijo levantando una ceja.

—Eres insoportable... —viendo que ella tenía razón.

Belén iba a burlarse de ella, cuando un mesero llegó a tomar sus órdenes. Era delgado, algo alto y tenía lentes que seguro estaban rotos porque en el centro de estos tenían cinta.

—¡Buenas tardes! Bienvenidas a Freddy Fazbear's Pizza, ¿puedo tomar su orden? —y les dedicó una sonrisa a las muchachas, sus dientes tenían brackets.

—A mí me traes una de tocineta, por favor —le dijo Belén sonriéndole amablemente.

—Tocineta, ¿y usted, señorita? —mirando a Rosario.

—Me das la mía de anchoas —sonriéndole —Por favor —el chico se le quedó un rato mirando a Rosario. Belén pasó su mano frente a la cara del chico a ver si reaccionaba.

—¡Ey, chamo! ¡Reacciona! —Sonando lo dedos. El muchacho después de oír a Belén salió de su trance y se dio cuenta de lo que estaba haciendo.

—¡Oh! ¡Discúlpeme! En un momento les traigo sus pizzas —salió de volada.

—No me miro a mi por ser negra ¿verdad? —dijo Belén, haciéndose la dramática.

—Idiota... —le dijo Rosario a Belén mientras negaba.

—Menopáusica... —atacó Belén.

—Ridícula... —contraatacó.

—Estúpida...

—Tonta...

—Perra...

—¡Zorra!

—¡Puta!

—MALD-... —fueron interrumpidas en su muy cariñosa charla de amigas.

—Aquí están sus pizzas —dijo el mismo chico mientras servía las pizzas en la mesa.

—¿Tan rápido? —preguntó Rosario algo sorprendida.

Belén no le tomó importancia. Tan pronto como su pizza rozó la mesa ella ya la estaba devorando como animal salvaje.

—Sí, tenemos una muy buena cocinera —respondió sonriente mientras se rascaba la cabeza.

—Oh —le dio una mordida a una rebanada de su pizza. No estaba rica, ¡estaba deliciosa! —¡Dios! Esta muy buena —dijo felizmente, mientras saciaba su hambre (de una manera más controlada que la de su amiga) —Gracias.

—De nada, señorita... —y el muchacho quedó otra vez mirando fijamente a Rosario de manera soñadora.

—¡Ey! —Belén llamando la atención del camarero de una manera tan linda y discreta —¿Podrías dejar de ver a mi amiga como si fuera el último charco de agua del desierto y traerme un refresquito? ¡Gracias! —Y siguió devorando su comida, mientras el pobre chico se sonrojaba como tomate y Rosario se daba un facepalm.

—Gracias, chico. No necesitas traer nada, estamos bien... —Belén iba a protestar pero rápidamente Rosario le tapó la boca a tiempo y solo se escuchó las protestas inentendibles de la chica —Ya te puedes ir, gracias —le dijo mientras le sonreía para tranquilizarlo.

—Esta bien, discúlpeme otra vez —se retiró lo más rápido que pudo.

Rosario no iba a soltar a Belén y le importaba muy poco sus muchas protestas y que medio restaurante las veía. La soltó porque le babeo, bien babeada la mano.

—¡BELÉN! ¡QUE ASCO! —Limpiándose la mano con todo lo que estuviera cerca.

—¡Tú no sabes precisamente deliciosa o exquisita! —también estaba limpiándose la boca con lo que sea.

Entonces, empezaron a discutir otra vez de una manera muy normal (nótese el sarcasmo :v (? ).

A su mesa llegó una muchacha joven algo menor que ellas, y se "maravilló" por tan elocuente conversación.

—¡Y por eso es que tu culo es...! —se dieron cuenta de la presencia de la muchacha.

—¡Hola! —Belén alargó la palabra y la saludo con la mano —Yo ser Belén, ella ser Rosario... —señalando a ellas mientras hablaba —Nosotras ser amigas... —su tono de voz era más retrasado mental de lo normal.

Rosario se volvió a dar un facepalm. La muchacha las veía como si tuvieran monos en la cabeza o fueran extraterrestres (esta última podría ser verdad (? ).

—Eh... -—(TRAUMA (? ) carraspeo un poco la pobre —La casa invita... —dejó una bandeja con dos refrescos y salió apresurada, posiblemente huyendo.

Belén simplemente agarró una y se la bebió muy tranquilamente, sin importarle que el local las viera como unas locas desquiciadas totales, ya estaba acostumbrada.

—Después porque nos consideran tan normales Belén... —murmuró Rosario.

—Yo lo soy... tú eres una lunática y siempre me estás avergonzando —hizo una pausa y soplo el pitillo que estaba en la botella de refresco para hacer burbujas —Por tu culpa no tengo novio.

Rosario la miró despectivamente, pero prefirió quedarse callada y seguir comiendo.

Después de unos minutos empezó a sonar una canción infantil y todos los niños del local fueron corriendo a sentarse frente al escenario.

—¿Qué pasará? —dijo Rosario al ver que todos los niños se amontonaban para tener un mejor lugar. Belén elevó los hombros con indiferencia y siguió comiendo —Me encanta tu manera de prestar atención —dijo llevándose una rebanada a la boca.

Dejaron de hacer lo que estaban haciendo pues escucharon unos pasos en el escenario, cuando vieron hacia allá habían tres animatronicos en el escenario haciendo una especie de acto donde cantaban y tocaban instrumentos. Los niños estaban eufóricos por el acto de los animatronicos con forma animal.

—¡Mira Rosario! ¡Es un oso! —Belén estaba encantada, puso sus manos a los lados de su cara de la impresión —¡Oh por Dios! Rosario... —Rosario sabía lo que venía y sin verla, tranquilamente se tapó los oídos —TIENEN UN CONEJO...

—Yo le veo más cara de perro... —le dijo Rosario sin importancia siguiendo en lo suyo, al no tener respuesta levantó la vista y Belén ni su pizza y refresco estaban allí —¿Belén? —miro a todos lados hasta que la halló sentada justo frente al escenario con su pizza sobre las piernas y su refresco a un lado.

Un niño trató de quitarle una rebanada de pizza pero le gruñó asustando. Rosario se dio otro facepalm

—¡¿Cuántas veces lo he hecho hasta ahora?! —dijo fastidiada viendo su mano algo colorada, supuso que su frente estaría igual o peor.

Ella se quedó en su asiento terminando su comida, y disimuladamente veía el espectáculo de los robots, mientras Belén hacía lo mismo pero sentada en el piso, con los niños algo alejados de ella por miedo.
Belén estaba eufórica con el show de los robots, hasta actuaba como una niña viendo y hablando con su caricatura favorita en la televisión. Todos en el restaurante se la quedaban viendo raro.

Es más, la chica podría jurar que creyó ver que hasta los robot antropomórfico se le quedaban viendo algunas veces, en especial el conejo que era el favorito de Belén.

—Nuevo récord, una cosa artificial animada se le queda viendo a Belén...

Rosario terminó su comida y lo que quedaba de refresco se lo llevó y se fue a sentar junto a su mejor amiga, ¿por qué? Porque desde donde estaba no podía escuchar bien el show. Belén la miro por el rabillo del ojo y sonrió un poco, Rosario siempre la seguía en sus locuras no importa qué. Belén le dio un codazo y Rosario se lo devolvió más fuerte y después bebió de su refresco de uva como si nada.

Cuando el show terminó Rosario fue a pagar la comida mientras Belén se sacaba una foto con el conejo morado que se enteró que se llamaba Bonnie.

Cuando Rosario iba saliendo vio a uno de los empleados dirigirse a la puerta con un cartel en la mano y colocarlo en ella. Rosario al salir leyó lo que decía.

"Se busca guardia nocturno.
No se requiere experiencia."

A la de ojos ámbar se le prendió el bombillo cuando leyó eso. Fue a entrar de nuevo, pero abrieron la puerta cuando ella estaba frente a ésta y la golpearon tirándola al suelo.

—¡Rosario! ¡Mira! —Belén salió de allí con su teléfono en mano donde se veía una foto de ella con el conejo Bonnie —¿No te parece la cosa más linda?... ¿Rosario? —miro a los lados buscándola —... ¿Ro? —oyó unos quejidos abajo y miró allí, Rosario estaba tirada en el suelo sujetándose la nariz —¿Rosario, qué haces allí tirada? —mientras negaba con la cabeza.

—Mirando el paisaje... —dijo con la voz rara por su nariz golpeada —¡ESTÚPIDA!

—Y ya vamos con tus vulgaridades... —mirándola con desaprobación —Parate, la gente nos voltea a ver.

Hay veces en las que Rosario quisiera ahorcar a Belén, y aún no entiende porque no lo ha hecho.

—¡Porque no te callas y miras por allá! —dijo enojada señalando dicha puerta. Belén confundida miro hacia allá y vio el mismo cartel.

—No entendí... —dijo alzando los hombros sin comprender.

—Claro que no entiendes... —decía mientras se levantaba —¿Cómo vas a comprender? ¡Si una mosca tiene más neuronas que tú! —ella seguía sujetándose la nariz.

—Deja tu estrés, se te van a caer y no habrá nadie que te las recoja —Rosario estaba respirando rápido mientras contaba hasta 10 y ya iba por 46 y no funcionaba.

—¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me haces esto?! —Rosario miraba al cielo mientras alzaba su otra mano —¿Fui tan mala en mi otra vida que ahora me castigas con este ser? —señaló a Belén, quien rodó los ojos por el espectáculo de su amiga —Me hubieras dejado la lepra mejor... —cuando Rosario recuperó su supuesta compostura, miró a su amiga trigueña.

—¿Qué era lo que me ibas a decir sobre este cartel? —señalandolo.

—Que tomemos el empleo de guardia nocturno, bestia... —le dio un sape —Usala Belén, usala —Belén se sobo y la miró con mala cara, y de la nada sonrío como psicópata —¿Ahora qué te pica desquiciada?

—¡Voy a ver al conejito lindo! —decía mientras daba saltitos como retrasada. Rosario se iba dar otro facepalm pero se detuvo, ya no interesaba.

—Solo muevete mente-polla.

La castaña color chocolate la empujo hasta entrar al local y allí la jaló del brazo hasta llegar a unos meseros, que casualmente una de ellos era la chica que les atendió.

—Disculpa, ¿dónde puedo pedir el empleo de guardia nocturno? —dijo Rosario amablemente a la muchacha. Ésta, al escuchar la pregunta de la morena se puso algo pálida.

—Po-Por ... Por allá —le dijo por fin la chica señalando una puerta al final de un pasillo.

—Gracias... —dijo con extrañeza por la rara actitud de la muchacha —Vamos Belén...

Rosario caminó directo a la oficina pero se detuvo a mitad de camino porque notó que le faltaba algo, o alguien.

—¿Belén? —miro a varios lados y no la vio —¿Dónde carajos se metió ahora? —golpeando el piso con su pie y regresando a buscarla.

Belén por otro lado se había separado de su amiga porque algo llamó su atención. Ese algo empezaba con "B".

El animatronico morado se encontraba entreteniendo a los niños junto a el oso cantante, a la vez que a veces se retiraba para ir a ayudar con las mesas a los empleados.
Belén iba siguiendo discretamente al conejo, mientras lo veía interactuar con los niños. A ella no le encantaban los niños como a su mejor amiga, pero tampoco tenía corazón de piedra. Algo se le despertaba dentro cuando veía esa tierna escena.

De pronto Bonnie se giró y miró detrás suyo, instantáneamente Belén le dio la espalda no muy segura de la razón de que lo hacía.

"¡Amor a Cristo! ¡Es un robot! Soy loca ¡Pero esto es ridículo!"

—¡Aquí estabas, no joda! —grito Rosario al verla, llamando la atención de algunos (incluyendo la de los dos animatronics presentes).

Belén le hacía señas de que no gritara con el dedo sobre sus labios, pero obviamente Ro la ignoro.

—¡No me shites, animal! Muévete, quiero resolver esto ya —la sujeto de la muñeca y se la llevó a la oficina.

Bonnie al presenciar todo eso dirigió su mirada al cantante inquisitivamente, el oso elevó los hombros y siguió entreteniendo a los niños. Bonnie se quedó un momento mirando por donde se habían ido las dos muchachas que parecían extranjeras y luego siguió ayudando con las mesas.

~

~

Rosario le reclamaba a su amiga mientras avanzaban hasta la oficina.

—Te lo voy a decir claramente... —Belén hacía como que no la escuchaba, la ignoraba —TÚ te vas a comportar, porque YO necesito ese trabajo para que NOSOTRAS podamos comer, ¡¿entiendes?!

Cuando estuvieron en la puerta Ro soltó a Belén de la muñeca, la de ojos ámbar se arreglaba como podía la ropa mientras... Belén hacía caras chistosas en el reflejo del vidrio.

—Voy a terminar con la frente hundida un día de estos... —dijo Ro al verla, la sujetó del cabello e hizo que se viera "decente" —Muy bien, vamos a entrar allí y pediremos el trabajo y tú te vas a comportar —la miró amenazadoramente.

—Deja tu estrés... seguro es un viejo tacaño y pervertido... —sacudía las manos restándole importancia —Tú solo menea lo que Dios te dio y tenemos esto ganado —Belén fue y le desabrocho dos botones de su camisa blanca, automáticamente Rosario se llevó las manos a ese lugar para cubrirse. Digamos que ella fue muy bien dotada de encantos femeninos.

—¡Después la vulgar soy yo! —le reclamó, tratando de abrocharse los botones de nuevo pero su amiga la detuvo.

—Si, tú eres la que dice groserías todo el día —le volvió a desabrochar el botón.

—¡Tú me quieres prostituir! —le gritó y se abrochó de nuevo.

—No, simplemente estoy jugando a la segura —lo desabrochó.

—¡Entonces porque no lo haces tú! —abrochar.

—Sabes que no tengo tus atributos... —desabrochar.

—¡Me importa un carajo! —abrochar.

—Vamos, ¿que pierdes? —desabrochar.

—¡Mi dignidad! —abrochar.

—¿La que ya perdiste? —desabrochar.

—¡Yo no soy puta, animal! —abrochar.

—¿Segura...?

Las dos amigas pelearon hasta que el botón se rompió y a Ro se le quedo viendo de más su escote.

—¡BELÉN! ¡PUTA, MIRA LO QUE HICISTE! —la otra lo que hizo fue sonreír con diversión —¡Esta te la cobro, zorra!

—Si, si... pero ahora —la sujetó del brazo —... tenemos un empleo que tomar —y la arrastró hasta dentro de aquella oficina.

Al pasar por esas puertas, Belén tenía cara de diversión y Rosario de vergüenza total mientras trataba de cubrirse con su mano, su busto.

—Buenas, vinimos por el empleo de Guardia Nocturno, señor... —decía Belén frente al escritorio, en donde creyeron que se encontraba un viejo.

La silla giró y frente a ellas un hombre de unos aparentes treinta años, castaño y de ojos verdes avellana, el cual se veía que era alto y hacía mucho ejercicio, además de sus hombros anchos.

—Papasote... —murmuró Belén mientras ella y Rosario se quedaban con la boca abierta casi babeando por el dios griego que tenían frente a ellas.

Tal fue la impresión que ha Rosario se le cayó la mano que cubría su escote pronunciado.

—¿Cómo dice señorita? —miro confundido a Belén, lo último que había dicho no lo entendió bien.

—Que buenas tardes señor... —"de mis sueños" pensó Rosario al instante.

—Fazbear, mi nombre es Mauricio Nicolás Fazbear, a sus ordenes señoritas... —Rosario extendió la mano creyendo que se darían un apretón de manos, pero lo que hizo fue sostenerla con delicadeza y posar un beso en ella.

La morena tuvo que morderse la lengua para no tirar un grito ahogado al verlo, y después Belén apresurada extendió la suya para que hiciera lo mismo. Cuando terminaron los saludos y las muchachas se pudieron según ellas "controlar", continuaron a lo que venían... si lograban despegar la vista del tipo sexy y se concentraban.

—Muy bien, señoritas... —decía sentándose y acomodando su corbata —... ¿en qué puedo servirles? —sonrió de una manera que mata a cualquiera.

"Usted, de muchas maneras... pero ninguna en público." pensaban Rosario y Belén al mirar detenidamente al guapo ejemplar masculino que tenían de frente.

—¿Señoritas? —volvió a decir al ver que no responden.

Entonces Rosario despertó de sus fantasías.

—¿Ah, qué? ¡Ah, sí...! —dándole codazos a su amiga para que también despertará —Este... como verá, venimos por el trabajo de guardia nocturno —este al instante estaba como incómodo.

—¿Ustedes vienen por el puesto de guardia? —dijo el tipo sex-Digo señor Fazbear —¿Seguras?

—Si, señor ¿Algún problema?

La morena estaba más despierta ahora, pero aun seguía mirando como los músculos de sus brazos se marcaban en ese sensual traje ejecutivo. Belén ni se diga, estaba a segundos de babearse toda.

—No, ningún problema. Sólo es raro —ahora no miraba a los ojos a ninguna de las dos (no sé cuales, si ya se les habían caído por él xD) —Es raro que dos muchachas jóvenes como ustedes pidan ese empleo... —Rosario lo miro confundida.

—¿Qué quiere decir? —Rosario estaba pellizcando a Belén en la pierna por detrás del escritorio sin que la vieran para ver si lograba despertar a su amiga, mientras miraba a su tal vez futuro jefe... y ojalá marido —¿Me lo podría explicar mejor, por favor?

—Es solo que normalmente piden el empleo hombres de a partir 22 o 24 años hacia delante, nunca antes habíamos tenido una mujer... y mucho menos tan jóvenes como ustedes —tenía el ceño fruncido, parecía como si algo le preocupara —No sé si ustedes puedan, ¡sin ofender!

—¿Qué está diciendo? ¿Que por ser mujer no podemos con un trabajo así? —eso no le gustó nada a Rosario, puede estar muy bueno el tipo, pero no la va a menospreciar

—Nosotras podemos hacer cualquier cosa que haga un hombre, y hasta mejor —dijo Belén medio despertando. Eso era algo que les molestaba bastante.

—No quise decir eso... —él pensó un momento el asunto, tal vez no era tan mala idea —¿Ustedes dos están pidiendo el trabajo? —ellas asintieron. "Bueno, entre ellas se pueden ayudar." —Esta bien, tienen el empleo —les dijo con una sonrisa y estrechando sus manos. La chicas estaban felices, sonreían de oreja a oreja —Necesito que estén aquí antes de las 12:00 am, más o menos a las 11:30 am para poder darles el recorrido y explicarles cómo funciona el lugar y cada cosa en él —ellas lo escuchaban hablar pero a su alrededor empezaron a salir corazones y brillos, y unos querubines se asomaron en su cabeza —Necesito que firmen esto... —los corazones explotaron y volvieron a concentrarse en el asunto del que venían.

—¿Cómo dice? —preguntó Belén.

—Es el contrato del trabajo —entregando la hoja de papel a la trigueña, ésta la leyó un poco y se la entregó a Rosario, ésta rodó los ojos por eso.

Ro sí lo leyó detenidamente, algunas cosas le llamaron la atención y se las mostró a su amiga. En el contrato decía que la empresa no se hacía responsable por el daño o la muerte. Rosario miro a Belén y ella alzó los hombros no tenían de otra, además es sólo por un mes.

Tenían que pedir al menos el mes para poder conseguir lo suficiente para mantenerse.

El guapo empresario esperaba que al leer esa cláusula desistieron al empleo, pero fue sorprendido cuando las dos algo indecisas firmaron.

—Muy bien... —dijo tomando los papeles —Todo está listo. Bienvenidas a Freddy's —ahora sí se dieron un apretón de manos —Las espero a la hora acordada, allí les daré sus uniformes.

—Como usted diga, jefe —le respondió Belén sonriendo embobada. Antes de que salieran volvió a hablar.

—Señorita Vargas, se le cayó un botón de su camisa —dijo como si nada mirando unos papeles. Rosario automáticamente se puso roja y Belén se mordió la lengua para no reírse.

—Oh sí, gracias... —se llevó las dos manos para taparse el lugar —Hasta luego —miró de forma asesina a Belén que ya casi no se aguantaba la risa.
Al salir de allí Rosario le dio un golpe a Belén y ella se rió más fuerte sobandose.

—¡DESGRACIADA! ¡TRAIDORA! —decía mientras salía de allí tratando de acomodar su camisa, detrás de ella iba la trigueña riéndose.

Ro fue directo a el chico que las atendió antes, este al verla se sonrojo notablemente. La morena sacó su bolsito y le pagó la comida al joven, éste recibió el dinero pero no pudo evitar quedarse viendo la piel expuesta de la muchacha.

—Te voy a aconsejar que levantes la mirada ya, si es que quieres seguir usando los ojos... —le dijo muy amenazante y seria al chico que de inmediato lo hizo. Rosario le tiró el resto del dinero y le dio la espalda saliendo de allí, con Belén detrás de ella divirtiéndose de lo lindo por la situación de su mejor amiga.

—Nos vemos en la noche —le dijo Belén a el muchacho despidiéndose con la mano para después salir del local por los gritos de su compañera.

—¡Sal de una vez! —la de ojos color chocolate se quedó fuera del establecimiento con los brazos en forma de jarra maldiciendo a todo lo que se le ocurría.

Por detrás de ella paso un grupo de chicos de alrededor de 15 o 16 años que se le quedaron viendo y diciendo cosas claramente obscenas, ella al oírlos los miro de forma asesina tirando chispas de los ojos y ellos se vieron intimidados

—¿Se podría saber, qué están viendo? —Belén salió de la puerta cuando Rosario le gritaba a todos esos adolescentes —¡LARGO! —ellos salieron apresurados al ver a actitud de la muchacha.

Belén empezó a aplaudirle llamando su atención.

—Bravo, por eso eres tan buena con los niños... —se le quedo viendo divertida.

—Cállate que por tu culpa... —la señaló acusatoriamente —... ¡a mí me pasa esto! —chilló señalando a sí misma.

—Si lloras, te ves bien —se burló de ella —La gente no te quita la vista de encima... —Rosario le gruño y se dio la vuelta como completa diva y salió de allí caminando con la poca dignidad que le quedaba, mientras Belén la seguía riéndose a sus espaldas.

~

~

—¡Apúralo!

Es increíble como en un lugar tan chiquito, como lo era su departamento, hubieran hecho todo un desastre para estar listas para su primer día de trabajo.

Ellas estaban como acróbatas, saltando los obstáculos y pasándose las cosas entre sí, como peine y maquillaje, la comida que se llevarían y todo eso.

—¡Ya voy! —grito Rosario, saliendo del baño.

Le lanzó un brillo labial a su amiga que atrapó en el aire, la cual enseguida se miró en el espejo de la pared y se lo aplicó, mientras Rosario terminaba de peinar su muy largo cabello.

—No tendrías ese problema si te cortaras el pelo —dijo la trigueña terminando con el brillo.

—¡Jamás me lo cortaré! Tú sabes lo que me costó tenerlo así.

Rosario tenía el cabello por la mitad de los glúteos y muy rizado, además que lo tenía de un color castaño oscuro casi negro que le encantaba. Diferente al de su amiga Belén que lo tenía a la mitad de la espalda y con algunas ondas, de color castaño más claro que la otra.

Belén rodó los ojos, solo era pelo aunque debía admitir que su amiga lo tenía suave y bien cuidado a pesar de lo largo y abundante.

—Bueno, apresúrate. Ya son... —miro el reloj en su muñeca alarmada —... ¡las 11:17pm! ¡RÁPIDO, RO! —la agarró de la muñeca y se la llevó jalada mientras corrían apresuradas hasta donde tomaron un taxi.

Al llegar pagaron y se quedaron paradas frente a las puertas. Belén miró a su amiga con una sonrisa de lado.

—¿Lista para lo que nos espera allá dentro? —Ella le sonríe.

—¿Qué nos podría esperar allá? Claro que lo estoy, esto será fácil —alzó la palma y ellas las chocaron mientras reían.

—Vamos, nuestro sexy jefe nos espera ¡y ese adorable conejito! —Las dos amigas entraron al lugar dando inicio a su primera jornada de trabajo.

Creyendo que no sería la gran cosa... qué equivocadas están.

Bueno, allí culmina el primer capítulo. Tratare de subir capítulo lo más pronto que pueda pero se me hace difícil hallar tiempo para escribir.

Hasta pronto, bye 3