Ok nuevo fic, espero que me digan que les parece! Que lo disfruten XD
Regina despertó como cada día, casi con una sonrisa en la cara, su vida como dueña de una modesta cafetería no era nada sencilla pero sin duda se había ganado el aprecio de todo el pueblo, se dispuso a darse un baño para ir a trabajar como lo venía haciendo desde hace más de diez años.
Luego de unas horas Regina Mills habría la pequeña cafetería situada en el centro del pueblo, como cada mañana la primera campanilla era debido a la presencia del siempre coqueto Killian Jones, mejor conocido como el sheriff del Storybrooke, Killian era un hombre por demás carismático, se desvivía en halagos para la mejor cocinera del pueblo, sin embargo sus esfuerzos no rendían frutos.
-llego temprano? –le guiño el ojo al entrar.
-como cada mañana. –le dio una ligera sonrisa Regina.
-cariño esos cafés que tú haces son lo único que me mantienen despierto a esta hora y el sheriff debe de estar alerta.
-solo una café, entonces?
-agrega una rebanada de ese pay de manzana que tú haces.
-muy bien. –Regina se dispuso a servirle el café y el pay para llevar, cuando puso los recipientes frente a él, Killian le tomo la mano ante la mirada de sorpresa de Regina – Killian…
-hasta cuando aceptaras volver conmigo Regina?
-ya hemos hablado de eso.
-no lo creo… tu solo me rechazas. –dijo cabizbajo.
-tu eres demasiado coqueto, dudo que quieras dejar tu soltería. –trato de bromear, sin embargo el rostro de Killian era serio.
-por ti lo seria amor.
-creo que se te está haciendo tarde.
-no hemos terminado –dejo uno billetes en la barra y le dio un beso en la mano para después retirarse.
En otra parte de la ciudad David Nolan se miraba al espejo mientras se acomodaba la corbata, ser el alcalde de Storybrooke le había traído muchas responsabilidades y una de ellas era lucir impecable, su vida sería más sencilla si no la viviera en soledad, desde el fallecimiento de su esposa Mary Margaret, no se le había conocido ninguna otra mujer.
Luego de unas horas el alcalde hacia su entrada a la cafetería de Regina para pedir su café para llevar como cada mañana.
-buenos días. –sonrió.
-buenos días señor alcalde, ya traigo el café. –se apresuró a decir.
-gracias pero sabes… prefiero tomarlo aquí, aún es temprano.
-muy bien. –Regina le sirvió el café.
-y donde está la gente? –cuestionaba al no ver gente en el lugar.
-usted lo ha dicho, aún es temprano, usualmente esto se llena de gente después de las nueve.
-David.
-disculpe?
-soy David, siempre me hablas de usted.
-lo siento, pero es la costumbre además usted es el alcalde.
-y? soy un ser humano Regina, así que de ahora en adelante soy David… además me haces sentir viejo.- eso hizo que ambos rieran.
-muy bien… David.
-Regina tengo algo que proponerte, tendré una cena con gente importante, gente del ayuntamiento y me gustaría saber si podrías cocinar para mí.
-ohh… por supuesto, cuando es?
-es el fin de semana, podrías pasar en la tarde a mi casa para darte más detalles?
-si claro –sonrió.
David la miro sonriendo también, Regina era una mujer muy guapa y las pláticas con ella siempre eran muy amenas, nunca había dicho o hecho nada, pero esta mujer le atraía mucho, esa mañana pensó aprovechar la cena como una oportunidad para conocerla mejor y por fin hablarle de sus intenciones.
Luego de una mañana ajetreada, Regina dio un rápido vistazo al espejo y se dirigió a la mansión del alcalde, después de unos cuantos timbres la puerta se abrió.
-hola, llegas temprano. –le animo a pasar.
-disculpe no dijimos una hora exacta, si es un mal momento puedo venir después.
-por supuesto que no y es David. –dijo bromeando.
-es verdad… la costumbre. –Regina se adentró a la mansión, ambos pasaron a la sala.
-bueno pongámonos a trabajar –Regina saco un cuaderno para anotar cada indicación. –la cena será para un máximo de diez personas, es muy importante ya que necesito de su apoyo para algunas obras que planeo para el pueblo.
-que te gustaría que cocinara.
-bueno aunque amo todo lo que cocinas… me matas con tu lasaña, así que me gustaría agasajarlos con eso.
-excelente y de guarnición?
-eso te lo dejo a ti, estoy seguro que harás un buen trabajo.
-muy bien –seguía anotando en el cuaderno –muchas gracias por la confianza.
-al contrario, gracias a ti por aceptar… te gustaría ir al patio a platicar? Te mostrare algo que atesoro con orgullo.
Ambos salieron al patio y David la guio a un árbol de manzanas.
-es muy bello –se acercó al árbol, por alguna razón le causó cierta nostalgia que no sabía de donde venía.
-me encantan las manzanas, así que soy muy cuidadoso con él.
Estuvieron platicando por un par de horas y sin darse cuenta de la noción del tiempo.
-creo que ya es hora de irme.
-porque? Alguien te espera en casa?
-no…
-lo siento no quise entrometerme.
-está bien y no, nadie me espera en casa… un poco triste, cierto? –hizo una mueca.
-dímelo a mí. –ambos rieron. –porque no te quedas a cenar.
-no lo sé, yo…
-sin compromisos, es solo que a veces extraño las conversaciones que no sean de trabajo.
-muy bien, acepto… sabes cocinar?
-no tan bien como tú, pero te aseguro que no te envenenare.
David preparo algo de pasta, cosa que impresiono a Regina ya que sabía muy bien.
-cocinas muy bien, estas seguro que quieres que yo haga la cena para tus invitados?
-estoy seguro… -el semblante de David cambio un poco y Regina lo noto.
-qué pasa?
-escucha, no me malinterpretes porque si quiero que hagas la cena para mis invitados.
-pero?
-también quiero pedirte algo.
-qué cosa?
-Regina… no sé cómo decirlo, así que iré al grano –decía nervioso –me gustaría que aceptaras ser mi pareja esa noche.
-porque?
-nos conocemos desde hace mucho tiempo y me gustas, escucha quiero que hagas la cena y me acompañes, pero desde luego respetare tu decisión.
-no sé qué decir.
-solo piénsalo.
-muy bien… lo pensare, ahora creo que si es hora de ir a casa.
-te llevare.
-no es necesario.
-lo se… pero quiero hacerlo.
El camino en el auto fue un tanto incomodo debido a la revelación de David, siempre lo había visto como un hombre respetable e inalcanzable, al menos para ella, ahora no sabía bien cómo actuar, cuando llegaron David se bajó del auto y la acompaño a la puerta.
-me agrado mucho tu compañía hoy. –se acercó a ella.
-yo también disfrute mucho la plática y la cena.
-te veo mañana en la cafetería.
-ok.
David le dio una sonrisa y se alejó de ahí dejando a Regina con miles de pensamientos en la cabeza.
A la mañana siguiente como cada día Killian entro a la cafetería.
-buenos días cariño.
-ya te traigo tu café Killian –mientras lo preparaba Killian la observaba.
-ayer quise pasar a tu casa para saludar y no estabas.
-llegue tarde.
-donde andabas?
-disculpa? No sabía que era de tu incumbencia. –se burló mientras le servía el café.
-todo lo que es sobre ti es de mi incumbencia.
-escucha Killian tuvimos nuestra oportunidad, no funciono… es mejor que sigamos siendo amigos.
-lo arruine, fue mi culpa, pero te juro que si me das otra oportunidad, será diferente.
-esto no es una venganza… es solo que te quiero, pero como mi amigo. –Killian le dio una mirada triste.
-no me rendiré.
Pasaron los días y se llegó el día de la cena, David le había llamado a Regina un día antes para saber su respuesta y ella aun confundida decidió aceptar, él no podía estar más feliz, a las seis de la tarde llegaba una Regina atareada con moldes que contenían la cena ya lista.
-ok la cena esta lista y caliente, para cuando lleguen ya solo queda calentar si es que se enfría. –le decía nerviosa.
-tranquila, todo saldrá bien, le diré a los meseros que estén al tanto.
-bueno tengo que irme si es que quieres que aun te acompañe, no lo hare en estas fachas.
-aquí estaré esperando. –Regina sonrió y se dispuso a ir a arreglarse a su casa.
Después de unas horas llegó puntual a la mansión y los ojos de David no podían abrirse más, lucia bellísima con un vestido entallado color azul marino y zapatos altos, los labios rojos.
-estas hermosa.
-gracias.
-aun no llega nadie, pasa.
No pasaron ni media hora cuando los invitados llegaban uno a uno, Regina saludaba a cada uno un tanto nerviosa, David la presentaba como su amiga, un momento sin dudas incomodo fue cuando el sheriff de la ciudad llego ataviado en un traje y vio a Regina a un lado de David, ambos trataron de disimular pero la cara de Killian era evidente, estaba molesto, aprovecho un momento para acercarse a ella.
-Regina, que está pasando?
-pasa que fui invitada como tú a esta cena. –decía nerviosa.
-si claro… no sabía que tú eras parte del ayuntamiento.
-David me pidió que lo acompañara, además yo prepare la cena.
-David?
-no es acaso su nombre?
-desde cuando se tutean?
-Killian no hagas una escena de celos por favor.
-ya hablaremos después.
La cena transcurrió entre algunas miradas incomodas de parte de Killian, todos los invitados felicitaron a Regina por la cena, después de cenar pasaron a la sala unos momentos para luego uno a uno despedirse.
-a qué hora te vas?
-porque te interesa? -Cuestiono Regina.
-para llevarte a tu casa.
-no necesito que me lleves Killian.
-pasa algo? –se acercó David al notar a Regina tensa.
-nada alcalde, le decía a Regina que si la llevaba a casa.
-ohh eso no será necesario, yo me encargare de eso, hasta mañana sheriff. –decía David sonriendo ante la mirada furiosa de Killian que salió de ahí echando humo.
-pase una noche muy agradable y la cena estuvo deliciosa –le decía David al llevarla a su casa.
-me alegro que les haya gustado a todos, yo también me divertí.
-estuviste fantástica. –se acercó más a ella, Regina solo sonrió nerviosa, David le tomo la cara con las manos y le dio un beso apenas rozándole los labios. –hace mucho que no me sentía así Regina, de verdad me gustas –esta vez la beso y profundizo más –Regina a pesar de los nervios, correspondió al beso.
-esto es muy reciente.
-lo sé, esperare –Regina sonrió al escucharlo – nos vemos mañana en la cafetería?
-ahí estaré –bromeo –David le dio un beso rápido y se marchó de ahí.
Pasaron las semanas y el romance entre David y Regina florecía, los besos abundaban y aunque no lo dijeran públicamente ya eran una pareja.
-gracias por la película David. –le dio un beso en los labios.
-estuvo divertida verdad? –la tomo por la cintura –pero ya es hora de que duermas. –le dio un vistazo a su casa.
-David… quieres pasar? –dijo picara.
-acaso me estas proponiendo…
-cierra la boca y entra –mientras lo jalaba entre besos.
Regina lo guio hasta su cuarto, era una casa modesta pero sin duda acogedora, David la besaba por el cuello provocando pequeños suspiros de ella, hacía mucho para ambos desde que habían dormido con alguien, para Regina había sido Killian y para David su difunta esposa, este era un terreno nuevo el que exploraban, hicieron el amor con mucha pasión, ahora descasaban en los brazos del otro.
-eso fue fantástico. –le dijo David besándole la frente.
-lo fue.
-esto ha sido una montaña rusa, no es cierto?
-te arrepientes?
-no, por supuesto que no… es solo que no creí que en tan poco tiempo, pudiéramos estar así, me estoy enamorando de ti Regina.
-y yo de ti David. –ambos compartieron un beso.
Al día siguiente Regina con una sonrisa de oreja a oreja atendía la cafetería, cuando la campanilla interrumpió sus pensamientos.
-buenos días…
-Killian… ahora te traigo tu café –mientras estaba de espaldas preparando el café sintió unos brazos que la tomaban por la cintura –que rayos crees que haces? –se giró enfrentándolo.
-estas con él, te he visto.
-y? –aun la sujetaba con fuerza y arrinconaba a un estante.
-porque me haces esto?
-yo no te estoy haciendo nada, tu y yo no somos nada Killian.
-lo éramos.
-si hasta que tuviste aquel accidente y fui como una imbécil a verte al hospital y resulta que el señor se había volcado ebrio con aquella rubia, no solo nuestra relación termino, también la vida de esa pobre mujer.
-te pedí perdón.
-y te perdone, ahora solo quiero que me dejes en paz.
-te amo Regina.
-eso se acabó Killian. –sin darle oportunidad de nada Killian la empezó a besar por la fuerza. –suéltame! –grito, cosa que el sheriff ignoro completamente, le estaba haciendo daño hasta que sintió como le era quitado el peso de Killian de encima.
-suéltala! –decía un joven totalmente furioso.
Killian estaba sorprendido, no creyó que sus celos lo llevarían tan lejos- lo siento Regina –y salió de ahí a toda prisa.
-estas bien?
-si… gracias por ayudarme.
-no tienes nada que agradecerme.
-soy Regina Mills, no te he visto por aquí. –le tendió la mano.
-soy Henry… Henry Daniel Mills.
-vaya… mi padre se llamaba así, que coincidencia.
-de verdad? Pues si…es mucha coincidencia, quien era ese tipo?
-es el sheriff del pueblo, no es una mala persona, solo está confundido, hey quieres desayunar? La casa invita.
-me encantaría Regina.
Regina estuvo hablando con el extraño que tenía el mismo nombre que su padre, le conto acerca de los lugares del pueblo, al parecer era muy curioso sobre algunas personas.
Lo que no sabía Regina era que un Henry de 25 años acompañado de una niña, buscaba romper la maldición en la que se encontraban y solo lo podía hacer matando a la bruja que los había maldecido, la niña ya la había visto así que era cuestión de tiempo, mataría a la bruja sin ninguna contemplación, Henry tenía una sed de venganza, la bruja había matado a Emma, Mary Margaret y Belle, se había asegurado que no hubiera un beso de amor verdadero que pudiera romper su maldición, a él lo había mandado a otra ciudad y todos los demás habitantes tenían un trabajo e identidad diferente.
Henry se dirigió a la bóveda de Regina y saco el arma que acabaría con la bruja antes de que hiciera más daño.
Eran mediodía cuando de pronto un halo de luz inundo la ciudad y de pronto cada uno de los habitantes del pueblo recordó, Regina estaba en shock, salió de la cafetería y vio a un Henry mayor acompañado de una niña.
-mama… recuerdas?
-Henry? Eres tú?
-soy yo mama, he matado a la bruja. –Regina le dio un fuerte abrazo- quien es eres tu cariño? –se dirigió a la niña.
-es mi hija… bueno la hija del Henry del deseo pedido por Emma.
-Emma… ohh dios, lo siento tanto Henry.
-lo se… llegue muy tarde mama.
-no es tu culpa cariño.
-mama ahora que la bruja ha sido derrotada tenemos que encontrar una manera de que Lucy regrese a casa con mi otro yo.
-vamos a mi bóveda. –así lo hicieron y después de unos cuantos hechizos Lucy pudo volver al bosque encantado del deseo de Emma, el peligro ya había pasado, había salvado su reino y Storybrooke.
Regina suspiro ahora tenía que hacer frente a la realidad, se verían las caras cada uno de los habitantes y eso incluía a David Nolan.
Ok que les pareció? Quieren continuación? Ya me lo harán saber con sus respuestas y sobre la historia lo de darles identidades distintas y que Emma, Mary Margaret y Belle estuvieran muertas, me inspire en lo que se avecina con la temporada siete,solo q deje vivo a charming XDD no quise abundar mucho en la niña y la maldición, ya que quiero centrarme en el EvilCharmig! Hahaha espero que les haya gustado, saludos!
