Wooolaaaa a todoooss y todaaasss ! Aqui les traigo mi primer fict de secuela

Espero le den un oportunidad, el principio es algo lento pero despúes se va poniendo mas interesante.

ADVERTENCIAS: Lenguaje obseno, Posible Lemmon

PAREJAS PRINCIPALES: GrimmNell - IchiRuki - Ulquihime

NOTA IMPORTANTE: Uno de los personajes principales es de mi autoria, osea creado por mí, la imagen de portada la describe tal cual como me la imagino, pero el fanart NO es mio, acá les dejo el link de la imagen por derechos de autor: art/Commission-Adrika-307228611 También quiero aclarar que la imagen la retoqué un poco solo para acercarse mas a mi personaje.

LOS DEMÁS PERSONAJES SON DE TITE KUBO

Bueno acá les dejo el primer episodio, pronto estaré subiendo el siguiente para ponerle mas emoción... :3

Capitulo 1

ORIGEN

Nunca, jamás en toda su vida ella se imaginó que el hombre al que tanto quería, con el que había tenido su primera ilusión, la traicionara de esa forma tan cruel y despiadada, se arrepentía tanto de no haber escuchado los consejos del único hombre que en verdad la quiso, que siempre la aconsejaba, que nunca permitiría que le hicieran daño, que se preocupaba por ella, al cual veía alejarse de su lado por la fuerza, se le oprimió el pecho de dolor al pensar que no lo volvería a ver jamás y que esa era la última mirada que se dedicarían el uno al otro, no entendía la razón por la cual le estaba sucediendo esto, el llanto y la desesperación se hicieron presentes, su respiración era entre cortada y su corazón latía rápidamente, creía que en ese mismo instante se volvería loca, eran tantos los sentimientos encontrados en ese momento, no pensaba con claridad, es más, ni siquiera pensaba, pero de algo estaba segura, estaba segura de que no volvería a ser la misma de antes, el odio y el rencor se apoderaron de ella, jamás volvería a ser la misma persona que era hace algunos años atrás...

10 años antes

Una niña de cabello negro, lacio y recogido en una coleta con un par de mechones que le tapaban parte de la frente y mejillas (uno de los mechones estaba de lado), ojos azules oscuros grandes y de una piel blanca pero no tan pálida, daba brincos de un lado a otro por los pasillos de la casa donde vivía, estaba algo aburrida porque andaba sola desde hace unas cuantas horas y quería calmar su hiperactividad saltando por todas partes, su abuelita aun no llegaba y para ser sincera ya se estaba preocupando un poco. De pronto escuchó el ruido de la puerta al mover la perilla y abrirse, al fin estaba de vuelta su abuela pero no había llegado sola, estaba con un niño, que al parecer era casi de su misma edad, pero lo desconocía pues no lo había visto antes, nunca en realidad...

Se puso algo nerviosa y a la vez celosa, ¿qué hacia ella con un desconocido? Y aparte de todo lo había traído a la casa como si nada, eso sí fue muy desconcertante para ella.

Se sintió algo intimidada cuando ese niño la miro de frente, pues aunque tenía unos lindos ojos color turquesa, su mirada era algo fría y cortante, parecía ser de pocos amigos.

- Hola mi niña - Le saludo su abuela.

- Hola abue -

La señora notó como había tensión en el aire, veía que ella se sentía algo incomoda con la presencia de ese niño desconocido, así que decidió romper el silencio que se había hecho presente hace un momento.

- Mira, ella es la niña de la que te hablaba, estoy segura de que se llevaran muy bien.

Anda, ve a saludarla y dile tu nombre.

El niño, algo molesto por la intervención de esa señora, cedió ante su petición, le daba algo de pena hablar con una niña pues no acostumbraba a tratarlas muy a menudo...

- Hola, mi nombre es Grimmjow. - Habló con un tono seco en su voz, ni siquiera le había extendido la mano en señal de cortesía.

- Hola, yo me llamo Danna, mucho gusto Grimmjow. - Le dijo la niña extendiéndole la mano, queriéndole dar a entender que quería ser su amiga.

Él la miro de reojo, algo cortante, desde siempre se había comportado de esa forma con todos, era muy orgulloso y no le gustaba mostrar su lado amable.

- Oye Grimmjow, ¿La vas a dejar con la mano extendida? - Le reprimió la anciana.

- Tsk. - Fue el único sonido que pronunció y le extendió la mano con esfuerzo.

- Así me gusta. Danna, él se va a quedar unos días con nosotras, al parecer está perdido y no recuerda cómo llegar a su casa. Lo cuidaremos mientras aparecen sus padres o alguien que lo esté buscando.

La niña asintió, aunque no le caía bien ese niño pensaba que lo mejor era llevar la fiesta en paz y no provocarle ningún disgusto a su abuela, además le agradaba la idea de tener alguien con quien jugar, pues en esa casita pobre, ubicada en un barrio pobre a las afueras de la ciudad de Tokio, no es que conociera muchos niños con quienes salir a jugar, de todas formas su abuela no le dejaba ir porque decía que le daba miedo que algo malo le fuera a pasar, ella siempre fue muy sobreprotectora, desde que tenía memoria la conocía de ese modo.

- ¿Quieres jugar? - Le preguntó al niño divertida.

- No - Le contesto fríamente. - No me gusta jugar con niñas.

- Oye Grimmjow, ella solo quiere que sean amigos, anda vayan y jueguen un rato que voy a ir a vender estas últimas bolitas de arroz que me sobraron y ya se está haciendo tarde, los dejo, no se vayan a salir. Vuelvo pronto.

La mujer salió de la casa, y tan pronto como ella se fue, Grimmjow fue a esculcar la cocina por algo de comida, después se las ingeniaría para salir de ese lugar.

- ¿Qué estás haciendo? - Preguntó la niña algo incrédula ante la situación.

- Nada, no molestes -

Ella veía como sacaba lo poco que había en la nevera, como algunas tajadas de queso, jamón, unos panes que cogió del mesón y los guardó en sus bolsillos.

- ¡Oye! No puedes hacer eso acaso estás loco - Le dijo la niña angustiada ante lo que estaba observando.

El niño, por su parte, se había sorprendido por la actitud tan cambiante de ella, primero se mostraba como un angelito inocente, incapaz de lastimar a una mosca; luego se enfrentaba sin miedo y de forma agresiva contra él.

- ¿Qué te pasa niña? ¿Crees que me puedes dar órdenes, a mí?

- No puedes tomar lo que no es tuyo.

- ¿Aaaaa si?, pues ven y quítamelo si eres tan capaz.

La niña no retrocedió ante el reto, al contrario se abalanzó contra él para quitarle a la fuerza lo que se había robado, lo tiró al piso, y empezó a jalarle el cabello, tanto ella como él hacían lo mismo, estaban a punto de lanzarse puños pero los sorprendió una voz que les era familiar...

- Hay pero que tonta soy, ya con la vejez se me está olvidando todo y deje el dinero de cambio...

¿Aaa? ¿Qué está pasando aquí? ¿Porque están agarrados del pelo y tirados en el piso? - Dijo la anciana asombrada por la escena que estaba presenciando.

- Abuelita él se quiere robar nuestra comida, mírale los bolsillos. -

Efectivamente la mujer se acercó, reviso uno de los bolsillos del pantalón del niño y encontró unos cuantos panes que estaban destinados para el desayuno del día siguiente para ellas dos.

La anciana se enojó mucho con Grimmjow, si es que así se llamaba, porque se dio cuenta de que solo le había dicho puras mentiras para entrarse a la casa y robarse lo que pudiera.

Lo cogió fuertemente de un brazo para alzarlo del piso y luego lo tomo de una oreja, mientras lo llevaba a la sala y lo sentaba en una silla, por su parte el niño solo se quejaba del dolor por el jalón de orejas.

- Ahora si me vas a contar la verdad jovencito y me vas a explicar lo que acabas de hacer. - Le reprimió con un fuerte tono de voz.

- Mire anciana, lo único que quiero es un poco de comida y largarme de aquí.

- Vea pues, saliste muy grosero jovencito, te tendré que lavar la lengua con algo de jabón y estropajo para que dejes de contestar de ese modo.

- No quiero nada de usted ni de nadie, yo no necesito de nadie y nadie necesita de mí, así que ¡déjeme ir!

Al pronunciar esto último, él le alzo la mirada, tenía los ojos aguados llenos de tristeza, furia y dolor. La mujer se percató de ello y enseguida se le acercó para darle un abrazo, él empezó a derramar lágrimas.

- Sé que estas dolido, lo reflejan tus ojos, no sé qué fue lo que te sucedió, pero cuando alguien se encuentra en una situación así lo mejor es brindarle un cálido abrazo.

- Usted... Usted no sabe nada señora- Decía el niño entre sollozos.

- Entonces cuéntame criatura, ¿qué fue lo que te pasó?- le dijo mientras se separaba de él y le limpiaba algunas lágrimas que aun corrían por sus mejillas.

- Yo... La verdad... Escape de mi casa. En ese lugar nadie me quiere, y siempre soy un estorbo así que decidí hacerles un favor y salirme de ahí...

- ¿Por qué dices que nadie te quiere?

- Porque es la verdad, mis papas no me quieren, mi mamá se fue un día de la casa y jamás volvió y mi papá se la pasa tomando cada vez que gana dinero, me dice que no le sirvo para nada, que solo soy un estorbo en su vida. Un día me sacó a golpes, y decidí no volver nunca mas a ese lugar.

La anciana y la niña se miraron al tiempo, preocupadas por el relato del jovencito, entonces la anciana se animó a preguntarle:

- ¿Y de dónde vienes?

- De un pueblo algo lejos de aquí, mas allá de las afueras de Tokio.

- ¿Y cómo llegaste hasta aquí?

- Me escondí en el tren que llega hasta la ciudad y me baje en la primera parada que hizo.

Ahora si se había complicado la situación, pues pensaba que si era cerca podría convencerlo de volver a su hogar, pero al parecer eso iba a ser algo imposible.

- Te propongo algo Grimmjow, claro si es que en verdad te llamas así. Puedes quedarte en nuestra casa el tiempo que quieras, tú decides cuando te quieras ir y no te detendremos, pero debes prometer que no vas a robar nada. Si quieres algo simplemente pídelo y con mucho gusto te lo daremos.

Al muchacho no le molestó para nada la propuesta que le estaban haciendo, no quería mostrarse blando ante la situación, así que nuevamente cambio su semblante a esa armadura con la que siempre se escondía para no mostrar debilidad ante los demás, esa armadura aprendió a usarla desde hace mucho, y a decir verdad, le era muy efectiva, se expresaba frio y cortante ante cualquier situación, siempre con la cabeza en alto y un aire de orgullo.

- Bueno, si no me queda de otra, tendré que aceptar su propuesta - Dijo fingiendo no estar feliz por ello.

- Danna, ve y enséñale la habitación que van a compartir, yo tengo que salir a terminar de vender las bolitas de arroz. Pórtense bien.

Al terminar de decir esto, la mujer tomó la canasta donde llevaba las ya mencionadas bolitas de arroz y salió de la casa.

Los dos niños se quedaron solos y en silencio, Danna no compartía de muy a gusto la idea de que ese extraño se les incluyera a la familia, pero de cualquier forma no le quedaba de otra.

- Tienes suerte de que mi abue Kaoru sea tan buena persona o sino ya te hubiera echado a patadas de la casa. Ven te mostraré la habitación.

Grimmjow sólo la miro de reojo, lanzo un suspiro al aire y la siguió a donde se dirigía.

- Por cierto, ¿cuantos años es que tienes? - Le preguntó la peli negra con curiosidad.

- Tengo nueve y medio, ¿acaso mi edad importa?.

- Agh. - La niña solo soltó un suspiro, en señal de que no respondería a esa pregunta tan fuera de lugar, no tenía caso que se pusieran a discutir por ese tipo de cosas.

Él por su parte, siempre contestaba a la defensiva, era algo que acostumbraba a hacer, le parecía normal, lo hacía casi por inercia y no siempre era con la intención de ofender a la otra persona.

Los años pasaron, sin tener que dar aviso Grimmjow se volvió parte de esa familia, era acogedor el lugar, nunca le habían dado el cariño que ellas dos le dieron, claro que siempre tenían uno que otro pleito pero al rato lo arreglaban, la anciana se volvió como una madre para él, siempre se preocupaba por su bienestar y que siempre tuviera todo lo que necesitaba para sobrevivir, aunque no lo demostraba la quería mucho y a veces se ponía a meditar qué hubiera sido de él si no se hubiera topado con esa anciana a la que ya consideraba como una madre.

Por otro lado Danna, su compañera de cuarto, se había vuelto como una hermana menor, a veces discutían, a veces reían, pero acordaron llevarse bien desde esa vez, hasta que se les fue haciendo costumbre. Ellos ya no eran niños, él acababa de cumplir los 19, y ella ya tenía los 18 y medio, la muchacha se había puesto muy atractiva, era alta y delgada, sus ojos grandes y azules resaltaban más su belleza, sinceramente parecía una de esa modelos que aparecían en las revistas y eso no pasaba por alto ante los jóvenes del barrio que andaban detrás de ella, hasta al mismo Grimmjow admitía que su amiga se había puesto muy bonita, aunque sus gustos eran de mujeres más voluptuosas, ella no se les quedaba atrás, Grimmjow también había madurado mucho para la edad que tenía, poseía unos músculos bien desarrollados gracias al ejercicio que hacía. De pequeños iban de vez en cuando a estudiar a unas clases gratuitas que daban organizaciones en función de ayudar a la gente pobre, pero ahora tenían que buscar trabajo puesto que la abuela Kaoru no estaba en condiciones de traer dinero a la casa y últimamente andaba enferma, era el turno de ellos para cuidarla.

Aunque todavia eran menores de edad (puesto que la mayoria de edad en Japón se cumple a los 20 años) Grimmjow trabajaba de constructor, lo habian aceptado porque solo le faltaba un año para cumplir con los requisitos, además su condición física les era de mucha utilidad. Danna no encontraba un empleo aún, y se sentía algo inútil.


- Yo creo que si de verdad quieres conseguir un buen trabajo, podrías ir a alguno de los prostíbulos que se encuentran por acá cerca, de seguro te admiten y te pagarían de maravilla.

- Ja ja, muy gracioso Grimmjow - Le contestó con un tono sarcástico - Y tu deberías irte a un bar gay, a lo mejor te cuadras al hijo de un millonario y con eso viviríamos como reyes. - Dijo con un tono burlón.

- Bueno jovencitos, se comportan en la mesa. - Les reprimió la anciana.

- Si señora... - Contestaron al unísono.

- Abuela esta tarde voy a salir para buscar trabajo, así sea de empleada del aseo de una casa. - Le dijo Danna muy confiada, segura de que esta vez sí le darían la labor que necesitaba.

- Bueno mi vida, pero debes llegar temprano a casa no quiero que te vaya a pasar nada malo en la calle.

- Si abuelita, no te preocupes por eso - Dijo con una sonrisa en sus labios.

- Bueno. - Dijo Grimmjow levantándose de la mesa habiendo ya terminado de comer. - Gracias por la comida, me tengo que devolver al trabajo.

- Yo también me voy, iré a buscar el empleo.

Ambos se despidieron de su abuela y salieron de la casa.

Iban caminando en la misma dirección hasta que llegaron a un punto donde sus caminos se separaban.

- Suerte Grimmy.

- Tsk, ya te he dicho que no me llames así.

- Si si como digas. - le dijo la mujer alejándose de él.

- Ten mucho cuidado. - Le respondió el joven en un tono bajo que solo fue audible para él, pues no quería que se diera cuenta que se preocupaba por ella y así siguieron sus caminos.


- Hey Grimmjow, pensé que nunca te aparecerías por acá. - Le habló un chico desde lo alto de una viga de construcción.

-¡Ja!, tu no digas nada Yammy, esta es la tercera vez que te veo durante dos semanas de trabajo, deberían descontarlo de tu sueldo por vago.

- Ya cierra la boca y sube que tenemos trabajo pendiente.

Mientras tanto en otro lado de la ciudad...

- Le aseguro señor que no se arrepentirá de contratarme, yo puedo dejar muy bien aseada su casa y aunque vengo de una familia humilde, no soy de las que roba.

- Lo siento señorita de verdad pero en estos momentos no necesitamos empleados, que tenga una buena tarde - Dijo mientras le cerraba la puerta en la cara.

- Agh estúpida gente de la alta, creen que por ser humilde me voy a entrar a robarles sus porquerías...- Dijo mientras se recostaba de espalda contra una pared. - Creo que debería considerar la opción de seducir con mis atributos femeninos un poco... - En esas se dio cuenta mientras miraba hacia el otro lado de la calle algo que le llamó la atención...


- ¡Hola preciosa!

- Lindura, ¿vienes muy a menudo?

- Ven linda, pasaremos un buen rato juntos!

Se escuchaban los piropos y chiflidos de los constructores al ver pasar por la calle a una linda chica de grandes atributos, pero ella ni siquiera los volteo a ver.

Yammy y Grimmjow estaban cerca del lugar pues hace un rato que salieron a buscar más materiales para la construcción y andaban de regreso, la muchacha a la que molestaban los demás trabajadores venía de frente a ellos.

Los dos quedaron algo impactados ante la belleza de la muchacha, si bien era corpulenta y de buena estatura, también tenía un lindo rostro, era la combinación perfecta entre una mujer madura y una niña inocente, incapaz de hacerle daño a una mosca. Al pasar por en medio de los dos se le quedaron viendo, como escurriendo la baba mientras caminaba, la muchacha ni los determinó.

- Esta es mía. - Le dijo Grimmjow a Yammy mientras una sonrisa de malicia se le dibujaba en el rostro, y dejando lo que cargaba en el suelo se dirigió hacia la mujer.

- ¡Oye espera! - La mujer se detuvo y miro hacia atrás para ver quien la llamaba. – Disculpa, se te calló esto. - Le dijo el peli azul mientras le mostraba en la mano una hebilla de mariposa.

- Eso no es mío. - Dijo la mujer seria.

- Pues yo lo vi tirado en el suelo luego que pasaste por ahí. - Dijo el joven, algo nervioso por la imponente presencia de la mujer, además porque sabía que esa hebilla no era de ella sino de su "hermana".

- Pues se equivoca señor, eso no es mío.- Se dio media vuelta para continuar con su camino.

- Bueno si quiere déjeme compensarle mi indiscreción invitándola a tomar un café, aquí en la tienda de la esquina.

- No gracias, tengo prisa. - Al decir esto continuó con su camino dejándole la propuesta a Grimmjow y su orgullo por el suelo, nunca le había fallado esa estrategia, ninguna mujer se le había negado antes por lo apuesto e imponente que era, pero ella si lo había hecho.

Yammy estaba recogiendo ya las cosas que había dejado Grimmjow en el suelo, pues sabia como era el asunto con él en esas situaciones, regresaba como a las 3 horas pero se sorprendió cuando lo vio volviendo con cara de decepción.

- ¡No lo puedo creer!, el mujeriego Grimmjow Jaegerjaquez fue rechazado por primera vez.

- Cállate Yammy, ese solo fue el primer intento, la lograré convencer...

- Si como digas don Juan, a trabajar.


- Hola, disculpe la molestia, mucho gusto, mi nombre es Danna, estoy buscando empleo, soy muy útil para limpiar pisos y arreglar muebles...

- No molestes niña, no requerimos de tus servicios, por favor retírese.

- Pero señor yo...

- Le he dicho que se retire.

- ¿Hay algún problema? - Dijo un joven con una gran sonrisa saliendo de la limusina que estaba estacionada frente a ellos.

- No ninguno señor, sólo le pedía el favor a esta señorita que se retirara...

- Tranquilo Tousen no es para tanto. - Dijo dirigiéndose hacia el mayordomo, luego se dirigió hacia la muchacha. - ¿Que necesitas jovencita?

- Emmmm, disculpe la molestia señor, le decía que andaba buscando un empleo, puedo limpiar pisos, platos, muebles...

- Mira. - Le dijo mientras le entregaba una tarjeta. - Aquí está mi dirección, si gustas puedes presentarte mañana para darte el empleo.

- ¡Si!, muchas gracias señor de verdad que necesito el empleo, no le fallaré.

Por cierto mi nombre es Danna, mucho gusto.- Dijo extendiéndole la mano.

- Mucho gusto señorita, mi nombre es ...


Eran ya pasadas las seis y media de la tarde, Grimmjow ya había llegado a casa y él y su abuela estaban preocupados de que Danna no llegaba aún.

- Saldré a buscarla. - dijo finalmente el joven peli azul poniéndose de pie.

Justo cuando iba a tocar la perilla de la puerta para abrirla esta se abrió sola.

- Hola Grimmy - Saludo muy contenta la mujer detrás de la puerta.

- Oye tonta ¿por qué te tardaste tanto?, ya tenías a tu abuela preocupada...

Ella se le abalanzo y le dio un beso en la mejilla en señal de saludo.

- ¿Y tú no estabas preocupado por mí? - Pregunto divertida.

- Claro que no, lo que hagas me importa poco, solo te iba a buscar por petición de la anciana.

- Si claro, hola abue ¿cómo estás?- Dijo mientras le plasmaba un beso en la mejilla y sin dejar que ella le contestara a su pregunta continuó. - Mira que ya conseguí empleo, y ésta es la dirección. - Le entregó la tarjeta que le habían dado a ella y se sorprendió al ver la dirección.

Por la cara que había puesto la anciana, Grimmjow dedujo que algo no andaba bien así que cogió la tarjeta y también vio la dirección del lugar.

- Acaso estás loca niña. - Le reprimió Grimmjow. - Esta dirección es de uno de los barrios de la más alta sociedad de Tokio, dijiste que irías a buscar un empleo discreto, no con esos riquillos busca problemas.

- No es para tanto, el mismo señor me ofreció el empleo y me pidió que fuera mañana temprano para comenzar.

- ¡ Já !, tienes por lo menos la más remota idea de dónde queda esta dirección. Eso es casi en el centro de la ciudad.

- Bueno pues yo creí que era cerca, me los encontré por estos lados, pero ya... lo importante es que conseguí trabajo y voy a poder ayudan con los gastos de la casa.

Grimmjow quedó pensativo por un momento, ¿qué estarían haciendo tipos de esos lados por acá?, ¿qué andarían buscando?


"Una mujer corría de manera desesperada por las calles de la ciudad junto a un hombre, que al parecer era su esposo, sus rostros no se podían ver bien ya que tenían puestas unas capotas por la lluvia que caía, cruzaban calles y esquinas apresuradamente hasta que llegaron a un barrio que parecía familiar.

La mujer toco la puerta con fuerza, y de allí salió una señora de avanzada edad.

- Por favor, cuídela. - Le dijo mientras le entregaba algo que tenía entre sus brazos..."

- Danna, oye despierta.

- ¿Aaaa? ¿Qué pasó Grimmjow?- contesto la aludida frotándose los ojos.

- Levántate la abuela se puso mal.

- ¿Qué? ¿Qué le pasó?

- No lo sé, empezó a toser fuerte, fui a verla y le di su medicamento, pero creo que es mejor que la llevemos a un hospital.

Salieron deprisa con la mujer en brazos y se dirigieron al hospital más cercano.

- Doctor, ¿qué es lo que tiene?

- Miren jóvenes, les tengo que decir la verdad, a la señora no le queda mucho tiempo de vida, sus pulmones están muy dañados por la enfermedad que tiene, la medicina ya no le hacía efecto y la enfermedad avanzo rápidamente.

- ¿Podemos ir a verla?

- Si por supuesto, síganme.

Al entrar en la habitación, vieron a la mujer recostada, estaba más pálida de lo normal, y respiraba gracias a un aparato.

- Mis niños, acérquense, quiero decirles algo. - Dijo la anciana al verlos entrar.

- ¿Que sucede abuela? - Dijo la muchacha acercándose a la camilla.

- Tienen que prometerme que siempre estarán juntos, y se ayudaran el uno al otro, se protegerán, se cuidarán...

- Ya vieja, no te esfuerces, te hará más daño. - Le dijo Grimmjow sujetándole una mano al ponerse al otro lado de la camilla.

- Antes de morir tengo que contarles una verdad, una verdad sobre tus padres Danna...


Bueno acá termina mi primer episodio

Para animarlos a leer el siguiente les adelanto que aparecerá Nel :O creo que ya dije demasiado... :D

Espero sus reviews! eso me anima a continuar con la historia, y no sean crueles con los comentarios si no les gustó.

Hasta la próximaaa