Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son obra y gracia de Suzanne Collins.
Este fic participa en el Minireto de marzo para el Torneo entre Distritos en la Arena, del foro "Hasta el Final de la Pradera".
Distrito 4.
Pesca.
El mar está con nosotros.
El agua bañaba sus pies con tanta sutileza, dándole una belleza imposible a esa escena casi sacada de un cuento. El viento mecía sus cabellos llenos de rizos en las puntas y dejando el negro de este brillar al suave sol primaveral de aquel día.
Pero daba igual la belleza de todo, no había nadie que encontrara la hermosura de aquel momento. Muchas otras mujeres miraban desde la cálida arena, pero no encontraban nada diferente en aquel lugar, sólo un día de rutina más.
Sus manos ásperas de tanto amarrar cuerdas de redes, con cortes sutiles en cada dedo luego de abrir cada pez atrapado, las piernas cansadas de llevar cestas y cestas de comida a los camiones que venían de la capital, las ojeras que se arrimaban bajo cada ojo contando cada día que había que madrugar.
Los corazones cansados de esperar días completos solas y mirando el infinito mar deseando que sus esposos e hijos no murieran o desaparecieran en él como muchos otros.
Hoy no era un día diferente, otro día esperando que se pusiera el sol para poder llegar a sus casas a descansar, otro día pensando en si podrán cumplir las expectativas dadas por los más grandes y así poder también comer.
Pero la agonía seguía, pero el miedo seguía bajo los parpados y no acababa ahí. El tiempo avanzaba y el día de la cosecha se acercaba.
— Mags… — escuchó su nombre y volteó, sacando sus pies de la fría y salada agua, miró a las mujeres que esperaban cerca de ella.
— ¡No se ven! — se quejó una.
— ¡Va a comenzar a anochecer! — gritó otra.
— Ya llegarán — espero ella, espero y espero.
Y con el corazón en la mano esperaba que su reciente esposo volviera a casa, que pudiera besar sus labios una vez más, que trajera pescado fresco para la cena de ese fin de semana y que supliera todos sus miedos y cansancios.
— ¿Qué pasa si no vuelven? — preguntó una chica aun demasiado joven para entender todo. — ¿Dónde está mi papá? —
— Van a volver, son pescadores, gente de mar… no se rinden tan fácil — respondió la joven mujer de cabellos negros.
Era cierto, aun tenían mucho tiempo por delante. Y el mar estaba junto a ellos, lo sabía.
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Aquí vengo a dejar mi participación para el minireto de marzo. Pensé que no lo podría entregar a tiempo por culpa de cosas externas a mi (un incendio y cortes de energía por este). Pero acá está.
Le he querido dar un poco más de drama al asunto e irme por las emociones de un problema que era muy común antiguamente en estos casos. Espero os guste
¡Nos leemos!
