La Princesa del Sur
Desde ya hace algunos años, la heredera había oído historias de la hermosa princesa del sur que vivía ajena al mundo en el que se encontraba, entregada a los placeres banales de su posición social, refugiada en el imponente palacio de hielo de la Ciudad Tribu Agua del Sur. Pero ella no había hecho nada hasta el momento, nada hasta que esa mañana leyó en los titulares del periódico aquella noticia que la hizo querer tomar cartas en el asunto.
No sabía por qué nunca se había puesto a pensar en tomar el trabajo que le habían encomendado, hasta ahora - Nunca es tarde - pensó mientras continuaba bebiendo su taza de café y daba una vuelta a la página del periódico en donde tenía una fotografía panorámica que sólo enfocaba a Korra Svarti en una sus tantas salidas nocturnas.
No era que no la encontrara hermosa, sólo que no le llamaba la atención. Debería ser ese aire mimado que expelía: una niña consentida, acostumbrada a que no le faltase nada, que nunca ha necesitado de nadie. Hermosa, inteligente y encantadora. - Una princesa sin duda -, masculló Asami mientras seguía bebiendo su café y ahora observaba con total atención el cuerpo de Korra - Sin duda una hermosa princesa... -. Pero ya estaba decidida.
Esa decisión era en parte a la insistencia telefónica que había recibido por parte del Señor Tonraq, el padre de Korra, quien le decía que "ya era hora de que su niña madure".
No es que Korra fuera una niña derrochadora y malcriada, pero, a pesar de ser una de las más jóvenes y brillantes estrategas de la época, ya se encontraba en la etapa de que las hormonas y las malas juntas la estaban convirtiendo en una joven despreocupada que poco a poco asistía a eventos cada vez más banales, a los que su padre se oponía. "Mi hija puede hacer todo lo que quiera, pero debe preocuparse de las consecuencias de sus actos. Ha llegado el tiempo de que aprenda lo que es ser humilde y empezar desde abajo, debe apreciar todo lo que ella tiene" Le había dicho esa misma mañana el Sr. Tonraq, minutos antes de que se sentara a tomar su desayuno.
- Razón debe tener su padre, ya que este escándalo debe ser un duro golpe a la imagen de su gobierno debido a su despreocupada hija – dijo en voz alta Asami.
Ya hecho todos los preparativos, Asami, la heredera de la exitosa Industrias Futuro se dispuso de salir de su casa en el centro de Ciudad República para tomar uno de sus barcos personales para viajar hacia el polo sur en busca "de su clienta". Siempre que decidía hacer estos trabajos prefería ocupar uno de sus barcos personales, sin el logo de su empresa, ya que tal tarea no era de carácter comercial, además de que debía mantener un perfil bajo.
El viaje fue rápido, cómo no, si ella misma había diseñado esos potentes y veloces motores. Antes de salir, se colocó su grueso abrigo negro con capucha, unos lentes de nieve y sus pocas "herramientas" necesarias para tal oficio, las cuales cabían en el bolsillo de su jean negro, se miró al espejo y sonrió colocándose la capucha – Si, mantener bajo el perfil -.
Con toda la seguridad que ella transmitía y de la que estaba orgullosa de poseer, cruzó las elegantes puertas del lobby del edificio para ir directamente al ascensor que sólo ocupaba el personal autorizado. Atenta estaba mirando como los números de la pantalla descendían a su encuentro cuando sintió un pequeño toque en su hombro, al voltear vio como un mozo la observaba con un carismático aire servicial en su rostro.
- Disculpe señorita, dígame ¿la puedo ayudar en algo?
- Oh no se preocupe, sólo vengo por algo puntual - y diciendo esto el ascensor llegó al piso 1, abriendo sus puertas, en las que Asami ingresó sin vacilar.
- Si, con respecto a eso. Este ascensor sólo está reservado para personal autorizado, ya que va directamente a las oficinas de la familia Svarti
- Estoy al tanto de ello – respondió regalándole una sonrisa al joven.
- No quiero entrometerme, pero es mi trabajo saber de las personas que visitan a nuestros mandatarios, dígame por favor ¿usted tiene una cita con ellos?
- ¿Yo? Eh bueno, no es una "cita" propiamente tal – respondió mirando divertida hacia arriba mientras con el índice frotaba una de sus mejillas -, sólo vengo por un asunto que tengo pendiente con Tonraq, quizás él haya dicho algo por aquí... Mi nombre es Asami.
- ¡Señorita Sato! Discúlpeme por favor, no sabía que vendría hoy. El Sr. Svarti me dijo que estuviera atento por si usted aparecía, pero la verdad eso fue hace 6 meses atrás, y no la había reconocido. Se ve usted muy distinta con ropa casual... ¡Pero no me malinterprete! Sigue siendo usted una hermosa mujer.
- Eres muy amable Tsung – correspondió, emitiendo una pequeña risa.
Y es que Asami había visto el nombre en el prendedor que llevaba este a la altura del pecho, algo que siempre hacía, ya que le gustaba llamar a la gente por su nombre, pero este inocente detalle hizo que el joven Tsung se sintiera muy feliz por ser reconocido. Asami, aprovechándose de esa euforia que estaba sintiendo el chico, presionó el último botón del ascensor que indicaba el piso más alto del edificio.
- Te agradezco toda tu preocupación Tsung, pero no quiero seguir atrasando por más tiempo este asunto que tengo con Tonraq. Ha sido un gusto interactuar contigo, y te agradezco el que quieras haberme ayudado, pero no te preocupes, yo me encargo desde aquí. Muchas gracias, y que tengas un buen día.
Y mientras las puertas del ascensor se cerraban Asami le dedicó un inocente guiño al mozo, lo que terminó finalmente de llevarlo al cielo de tanta felicidad.
Una vez cerradas las puertas del ascensor, Asami cambió su expresión a una más seria. Ahora es cuando debía adoptar todo su aire "dominante", algo que le gustaba por cierto, ya que eso le había permitido forjar un fuerte carácter, lo que la hacía sumamente hábil tanto en los negocios como para todo el servicio hacia la comunidad real o altos estratos que quisieran obtener sus solicitados servicios.
Ya había llegado al último piso cuando las puertas se abrieron, dejando ver un sofisticado lobby de colores fríos donde obviamente predominaba el azul y en su centro se encontraba un mesón en donde había una hermosa jovencita de piel morena, melena café y ojos verdes que se encontraba absorta trabajando en la pantalla de su computadora. Asami se dirigió a aquella íntima recepción, y cuando estuvo frente a ella sólo el sonido de su voz pudo sacarla de su trabajo, estableciendo contacto visual con aquellos ojos verdes, hasta que finalmente le habló.
- Disculpa ¿puedes indicarme donde está la oficina de Korra Svarti?
Aquella pregunta asustó a la recepcionista. Quizás fue la sorpresiva y melodiosa voz que la sacó de su trabajo lo que la había hecho perder momentáneamente dominio sobre sí misma, o quizás esos hermosos ojos esmeralda que la habían cautivado cuando levantó su mirada, pero finalmente un pensamiento más profesional la hizo por fin comprender el fondo de la pregunta.
- ¿T-tiene alguna cita con la señorita Korra?
Y bastó sólo ese titubeo en la voz de la recepcionista para que Asami comprendiera el efecto que había tenido en ella, por lo que le fue inevitable imaginársela vestida con los trajes que ocupaba en sus clientes, dándole todo tipo de indicaciones y castigos y...
- ¿Y la tiene? - reiteró la chica, trayendo a Asami devuelta a la realidad, justo a tiempo, antes de que su imaginación siguiera volando y se fundiera con el presente, sin haber tenido control sobre sus propios actos. - Concéntrate Sato, es otra mujer por la que vienes hoy - se dijo a sí misma, y rápidamente, con todos los años que llevaba trabajando con inversionistas y diplomáticos, formuló su respuesta.
- Disculpe mi ensimismamiento señorita, es que usted en sinceramente encantadora, recordándome además a una persona muy querida. Con respecto a esa "cita", no, no creo tenerla, pero si usted llama al señor Svarti le aseguro que él se encargará de darle todos los detalles de mi visita, así que si usted me podría indicar dónde puedo encontrar a la señorita Korra le estaría muy agradecida.
- E-ella no se encuentra en su oficina, sino que está en su habitación. No creo que ella pueda recibi-
- ¡Mejor aún! Eso significa que este día no lo tenía presupuestado para la atención de público y reuniones ¿cierto?
- Eso es correcto, pero...
- Entonces está todo bien, ahora dígame ¿dónde está su habitación?
- Yo...
Y ante la insistencia que mostraba la recepcionista en querer privarla de su encuentro con Korra, Asami optó por tomar otras medidas más atrevidas. Así que aprovechándose de que la chica estaba con la cabeza agachada, seguramente pensando en un modo de decirle que no era posible indicarle donde quedaba la habitación de Korra, leyó su nombre escrito en su placa y descaradamente se acercó hasta su oído derecho, poniendo su mano izquierda en su mejilla, mientras sus rojos labios se acercaron peligrosamente a su oído.
- Por cierto Opal, no te he dicho quién soy. Mi nombre es Asami - habló, depositando un beso en su mejilla. - Quizás hace aproximadamente 6 meses el Sr. Svarti te mencionó que llegaría un día en que yo me presentaría preguntando por su hija ¿es eso correcto?
Opal estaba petrificada, totalmente enrojecida por el repentino acercamiento que había tenido aquella mujer con ella, pero no era una mujer cualquiera ¡Era Asami Sato! Al fin este día había llegado, desde hace mucho tiempo que ella había querido conocer a la atractiva y enigmática mujer que dominaba prácticamente toda la capital de la República, pero tenía que confirmarlo una vez más. Y haciendo acopio de toda su voluntad, sobreponiéndose a la vergüenza y al magnetismo que le causaba esa mujer, se separó de su rostro, quedando a pocos centímetros de ella y la observó.
- ¿Usted es la señorita Sato, de Ciudad República cierto?
Aquella sincera confirmación no logró otra cosa que hacer reír a Asami, lo que sorprendió aún más a Opal. - Definitivamente ella sería una estupenda clienta -, pensó mientras reía.
- Entonces has escuchado de mí, digo, por parte de Tonraq y de lo que vengo a hacer ahora.
- Oh, por supuesto. Discúlpeme. La habitación de la señorita Svarti se encuentra subiendo por aquel ascensor de atrás – y diciendo esto hizo el ademan de levantarse de su asiento para acompañar a Asami, pero ésta la detuvo.
- No tienes que acompañarme. Si me das las indicaciones de seguro daré con ella – le dijo con una amigable voz.
- O-ok… Deje buscar la tarjeta que le permitirá entrar al ascensor – respondió, abriendo uno de los cajones de los cuales extrajo una tarjeta blanca -. Una vez adentro sólo tiene que presionar el único botón que la llevará a la residencia de los Svarti. Cuando encuentre el pasillo, la puerta de color celeste corresponde a su habitación.
- ¿No tendré problemas si ingreso sin avisar?
- No se preocupe, a estas horas sólo la señorita Korra se encuentra en la residencia, en su habitación... probablemente durmiendo.
- Maravilloso – saboreó tempranamente Asami –. Te agradezco mucho por toda tu ayuda Opal, ahora, si me permites, necesito concretar esa entrevista que lleva esperando mucho tiempo. Ha sido un placer conocerte – Le dijo finalmente, besando una de sus manos y adentrándose por ese pasillo que la llevaría hasta el ascensor.
Las indicaciones que Opal le había dado fueron exactas. Ya en la residencia de los Svarti, sólo le bastó cruzar el amplio living para visualizar un gran pasillo. Sin dudar se encaminó hacia él para dar al final con una gran puerta celeste, alejada de todas las demás – Aislada… Mucho mejor –, pensaba Asami mientras relamía su labio inferior.
Ya frente a la puerta la abrió con cuidado, intentando no hacer mucho ruido.
Cuando ingresó todo estaba a oscuras, iluminado apenas por la débil llama que emitía una casi extinta chimenea a los pies de la cama. La habitación era grande, entre la puerta donde estaba Asami y la cama tamaño King había un pequeño living que solo consistía en 2 sillones frente a una mesita de centro. Y las paredes al otro lado de la cama estaban cubiertas con amplias cortinas, que de seguro escondían un hermoso ventanal.
Acercándose con cuidado, se sacó su gran abrigo dejándolo en uno de los respaldos de los sillones, quedando solo con una delgada y traslúcida blusa blanca que, abierta en los 3 primeros botones, dejaba ver el inicio de su blanco escote. A continuación se sacó sus negras botas que le llegaban hasta la rodilla, y se acercó descalza hasta la chimenea, echándole unos leños que había cerca, iluminando y calentando la estancia. Luego volteó a observar a su clienta, sonriendo divertida, imaginando.
Y es que le encantaba ver la cara de sorpresa que ellos daban, más aun si es que estaban durmiendo, ya que la mayoría tardaba en aclarar su mente.
Y allí estaba la famosa Korra, durmiendo sin siquiera saber lo que se le avecinaba. Asami por experiencia, con solo ver a su cliente, podía determinar el tipo de sueño que tenía, en este caso, su profunda respiración le dijo que ella tenía un sueño pesado, lo que le daba más libertad de acción.
Con cuidado, se acercó hasta la cabecera, observando el pelo corto desordenado de Korra. Lo observó con detenimiento: ondulado, café oscuro, rebelde. Se acercó un poco más para olerlo. – Hmm… - ronroneó divertida.A continuación se sentó en la cama y se tomó un momento para ver como su pecho subía y bajaba siguiendo su calmada respiración. Su rostro parecía tan infantil, tan puro, esbozando una sonrisa de niña buena, sin ningún maquillaje o rastros de él, totalmente al natural, permitiéndole ver su tostada piel y sus largas y onduladas pestañas. Sus labios no eran tan carnosos como los de ella, pero por extrañas razones le parecieron apetecibles. Nunca antes se había maravillado tanto con un cliente a simple vista, de hecho ella nunca había tenido preferidos, pero desde ya su mente se llenó de cientos de planes que tenía para ella, no queriendo compartirla con nadie dentro de los dominios.
Sin perder más tiempo, su mirada se posó en su pecho, y mordiéndose los labios Asami se apresuró con sumo cuidado a desabrochar los botones de la camisa de dormir, abriéndosela por completo.
El contacto de su caliente piel con la baja temperatura que había en la habitación no fue suficiente para hacer despertar a Korra, quien solo se estremeció bajo el frío que sintió. Asami quedó embelesada, no esperaba un abdomen tan prolijo como aquel, y aquellos redondos pechos, por Raava, sin poder contenerse puso las yemas de sus blancos dedos sobre el ombligo de Korra, viendo como su piel contrastaba con la de la morena. Luego subió por aquel canal que marcaba sus abdomen hasta llegar a la altura de sus pechos y, conteniendo la respiración, subió lentamente por la mitad de aquel tostado seno, lentamente, sintiendo como a su paso su piel se erizaba, sintiendo placenteramente el cambio de textura de su pezón, el cual se endureció bajo la fría piel de Asami.
Ésta ahogó un gemido. Estaba totalmente hipnotizada. En condiciones normales ella solo la abría despertado con un beso y se hubiera puesto a darle órdenes, pero ya había determinado que Korra sería especial. No podía esperar a llegar a sus dominios, tenía que hacerlo ahí, ahora, en esa misma cama. – Menos mal siempre vengo preparada –, pensó excitada, extrayendo de uno de sus bolsillos una pequeña navaja, que lentamente descendió por el torso de Korra hasta llegar a sus pantalones, ante los cuales no se detuvo, rompiéndolos con cuidado hasta la altura de la rodilla. Luego, con cuidado la desprendió de aquella ropa estropeada, dándole completo acceso a su parte íntima.
Relamiendo sus rojos labios se levantó de la cama y se fue a posicionar a los pies de ésta, tapando la poca luz que le llegaba desde la fogata a su espalda. Desde ahí observó a Korra parcialmente desnuda, y decidida tomó el cobertor y las sábanas, separándolas del colchón, sin destapar ni despertar a su dormida princesa, pero permitiéndole la entrada por debajo. Lentamente avanzó cubierta por las sábanas hasta meterse entre sus piernas, oliendo y palpando débilmente la piel que se extendía alrededor de ella. Ni siquiera había empezado y ya sentía una placentera molestia creciendo en su interior, pero después se encargaría de atenderla.
Con cuidado tomó ambas piernas de Korra y las separó un poco más. Su objetivo estaba frente a ella, podía sentir cómo el calor se desprendía, y ya casi temblando por la espera determinó que tenía que hacer todo en un solo movimiento, antes de que Korra despertara, porque de seguro lo haría.
Con rapidez puso ambas manos rodeando sus muslos, acercó su cara hacia el sexo de Korra y a continuación, en un solo movimiento levantó la pelvis de ésta y hundió su rostro en los calientes pliegues de Korra, que sin esperar se puso a saborear y a explorar con su lengua.
Aquel acto despertó a Korra con un débil grito, quien desorientada se levantó casi de un brinco, siendo impulsada nuevamente por la fuerte mano de Asami en su abdomen, obligándola a recostarse.
- ¿Qu-qué…? – exclamó con dificultad Korra
Ante la pregunta, Asami inmediatamente comenzó a torturar su clítoris con su lengua, provocando que Korra arqueara involuntariamente su espalda, robándole un dulce gemido de sus labios. Le encantó, se extasió de su voz, de sus iniciales gemidos, por lo que rápidamente trabajó para hacerla gemir más.
Su lengua trazaba círculos desde su clítoris hasta la entrada de su sexo, mientras que succionaba con sus labios los de Korra, lubricando todo a su paso, pero con estas acciones la propia Korra se encargó de hacerlo, sin proponérselo, ya que Asami dudaba que supiera lo que estaba sucediendo. – Sólo se está dejando llevar. Será una perfecta clienta. Oh cielos, ya te quiero tener bajo de mi gritando que me detenga –.
Korra respiraba con dificultad y soltaba erráticos gemidos de vez en cuando. Asami levantó su vista para encontrarse con que estaba con sus ojos cerrados y su boca abierta: una expresión que rápidamente la hizo querer besarla. Por eso, en un abrupto movimiento, soltó su torturado clítoris de entre sus dientes y se impulsó con sus manos hasta llegar a su cabeza, en donde una rápida mirada de sorpresa por parte de Korra la hizo sonreír, y acto seguido capturó aquellos labios con los suyos, propinándole un apasionado beso que sorprendió a su princesa aún más.
Sus labios quedaron maravillados ante la exquisita ternura de los de la morena, saboreándolos, lamiéndolos y finalmente mordiéndolos. Tiró lentamente del labio inferior de Korra con sus dientes para por fin separarse de su beso, otorgándole unos segundos para preguntarle algo.
- ¡E-eres una mujer! – exclamó Korra, sorprendida y ruborizada.
- ¿Eso es una pregunta? – respondió divertida.
- ¿Por qué estás haciendo esto?
- Pregunta equivocada – cortó Asami antes de volver a capturar aquellos labios entre los suyos, y esta vez introdujo su lengua en ella, tocando y enredándose con la de Korra, iniciando una sensual danza que las hizo gemir a ambas. Aprovechando aquella excitación, lentamente su mano descendió por aquel torso hasta encontrar la resbalosa apertura hacia el interior de Korra, pero apenas pudo tocarla cuando una mano se aferró a ella.
- E-espera – la detuvo Korra con dificultad, separándose agitada de sus labios –. Soy una mujer ¿qué no lo ves?
- Eso es lo que me encanta – le susurró Asami al oído, haciéndola soltar un leve gemido.
- ¿Pero qué-?
- ¿Es tu primera vez con una mujer? – interrumpió Asami con una ronca y sensual voz.
- ¡Po-por supuesto! – exclamó, totalmente avergonzada, apartándola un poco de ella.
- ¿Y sueles mojarte tanto como con un hombre? ¿Preferirías que fuese uno? – preguntó distraídamente mientras le mostraba un dedo empapado con sus propios fluidos.
- Yo…
- ¿No soy lo suficientemente atractiva para ti, princesa?
- Yo no quise…
Y aprovechando la debilidad de Korra, Asami rápidamente ingresó un dedo dentro de ella, lo que la hizo saltar y gritar fuerte de placer.
- Eso pensé – respondió satisfecha Asami, entregándose por completo a la tarea.
El dedo que había introducido comenzó a explorar los distintos puntos sensibles de Korra, quien apenas lograba retener los gemidos y pequeños gritos que se le escapaban. Estaba avergonzada, tanto de gemir como de entregarse al placer que aquella atractiva mujer, sin aviso ni explicación alguna, le estaba entregando. Pero su mera presencia era hipnotizante, no pudiendo recopilar fuerzas para hacerle frente – No es tampoco que me resista mucho –, lograba pensar vagamente. Seamos sinceras, lo estaba disfrutando. Nunca antes había siquiera pensado el hacerlo con una mujer, y la experiencia le era completamente embriagante.
Asami ya tenía una idea de donde tocar, así que es cuando decidió meter su segundo dedo. Como respuesta Korra se arqueó, gritando, afirmando sus manos en ambos hombros de Asami, con fuerza, como queriendo desgarrar su camisa. Le encantaba, sus ojos recibían toda la excitación de la escena. El cuerpo caliente de aquella princesa retorciéndose bajo de ella debido a sus caricias, a sus toques, a sus besos y mordiscos. Ah, quería que perdurara por siempre esa sensación en su cuerpo. Pero quería más cosas, otras cosas, y solo en sus dominios podía realizar sus fantasías. Por ende, aunque no quisiera, tenía que terminar pronto con esto – con esta exquisita tortura –; su tortura, no la de Korra – Ella pronto la recibirá - .
Sus penetraciones comenzaron a ir más deprisa, arqueando sus dedos, siempre presionando aquél punto interno escondido, y con su pulgar frotaba a cada entrada su nódulo, dándole grandes descargas de placer que enloquecían a Korra.
Por su parte ella no tenía dominio sobre sí misma. Sus caderas como si tuvieran vida propia iban al encuentro de aquellos expertos dedos que parecían conocerla de toda la vida. Esos dientes que se clavaban contra su clavícula le permitían absorber toda la fragancia de aquella enigmática mujer – De haber sabido antes que el sexo con una mujer era tan fascinante, no hubiera perdido mi tiempo –.
Le dolía pensar, le dolían sus caderas, sus senos que eran amasados por aquellas rudas manos, su cuello que comenzaba a evidenciar moretones, sus entrañas… era un dolor exquisito. No quería detenerse, pero su cuerpo le estaba pasando la cuenta, no estaba preparado para tan repentina y temprana actividad. Inconscientemente sus dedos comenzaron a clavarse en los brazos de Asami. Esta supo interpretar esa presión: Korra estaba pronta de llegar al límite, tanto de su cuerpo como del placer – Pobre cosita, si apenas he comenzado. Ya entrenaremos tu débil cuerpo en mi habitación –. Rompiendo el contacto entre sus cuerpos, Asami descendió hasta posicionarse nuevamente entre sus piernas, sin interrumpir las penetraciones que estaba dando. Lentamente extrajo sus dedos del interior del sexo de Korra, y mientras la miraba se los introdujo lentamente a su boca, saboreando cada milímetro que contenía su propia esencia.
Korra gimió, nunca antes había estado tan excitada y tan cerca del límite. Tenía curiosidad por esta mujer, quería conocer quién era y que quería. Ella, quien ya a su corta edad creía que ya tenía el mundo a sus pies. Fue tan ingenua... Debajo de aquella mujer se sentía tan indefensa y perdida, pero extrañamente le encantaba. Observó atentamente como Asami relamía sus labios, sin perderse un segundo de la escena, vio como esta se dirigía hacia sus piernas,
Lo que sintió a continuación fue la lengua de Asami lamiendo su interior, para luego pasar a mordisquear levemente su centro de placer, no contenta con esto, al mismo tiempo metió dos dedos dentro, arqueándolos lo más que pudo. Korra no aguantó ni diez segundos esto, llegando al clímax con un sonoro grito de placer. Asami alcanzó a lamer un poco de Korra antes de que esta empapará totalmente las sabanas de su propia cama.
El cuerpo de Korra cayó exhausto entre las sábanas, y Asami se permitió observar su obra por unos segundos. Pasado este tiempo ella se incorporó, secando su mentón con la manga de su blusa. Con sigilo, dio unos pasos hasta acercarse al sillón donde había dejado sus cosas y antes de tomar asiento volteó a verla, sonriendo con malicia, anticipando todos sus futuros juegos. Deteniendo su imaginación, extendió su mano hasta alcanzar una de sus botas, colocándosela lentamente, subiendo el cierre por su pantorrila. El sonido alertó a Korra, quien se incorporó asustada, sentándose en la cama, cerrando unos botones de su camisa para abrigarse y taparse un poco.
- ¿Do-dónde vas? - preguntó confundida.
- Volveré a mis dominios.
- ¿Y eso dónde es?
Asami se levantó, acomodando su blusa.
- En la Nación del Fuego.
- Oh... eso es muy lejos - comentó débilmente.
Aquello hizo sonreír a Asami, quien se acercó hasta sentarse a un lado de Korra.
- Hmm ¿Me extrañarás, princesa?
- No puedo responder muy bien eso - respondió, encogiéndose de hombros -. Aun no logro comprender esto... Ni siquiera sé quién eres.
- Oh, pero yo sé quién eres tú, Korra. Te conozco muy bien – dijo seductoramente, haciendo ruborizar a Korra.
- Me… ¿me dirás tu nombre?
- Eso no importará mucho - dijo con un poco de rudeza.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque tú nunca me has de llamar por mi nombre.
- No entiendo ¿cómo habré de llamarte?
- Eso es simple – respondió, mientras se acercaba a su rostro -. Pocas veces me llamarás, y pocas veces acudiré a ti, pero esto, princesa mía, esto debes grabártelo en la cabeza: Cuando yo te llame, tú deberás venir rauda y veloz hacia mí –, sentenció, sosteniendo la mandíbula de Korra a centímetros de su rostro, plantándole un rápido beso en los labios antes de levantarse y encaminarse hacia la chimenea, dándole la espalda.
- Eso no es justo ¿Por qué habría de hacer eso? - protestó Korra, recuperándose rápidamente de su desconcierto.
- Porque de lo contrario te castigaré.
- ¿Castigarme? – Korra parecía estar cada vez más confundida. Poco a poco estaba convenciéndose que aquella chica le estaba gastando una broma -. ¿Acaso no sabes quién soy? - dijo altanera, acercándose hacia los pies de la cama, acercándose a aquella mujer.
- Por cómo me estas tratando sólo sé que tú no sabes muy bien quién soy yo y quién serás tú dentro de poco - comentó riendo, dándole una rápida mirada.
- ¡Por supuesto que no sé quién eres tú! ¡No quieres decirme! No entiendo nada – comenzaba a frustrarse.
- Cariño, no tienes mucho que entender - dijo Asami, voleándose para quedar de frente a Korra -, sólo esto: desde este momento tú dejas todos tus títulos de poder, y pasas a ser totalmente de mi propiedad, estando obligada a satisfacer cada uno de mis caprichos si no quieres que te castigue.
Korra tragó saliva. Al parecer esta mujer estaba hablando en serio, pero seguía sin entender - ¿De su propiedad? Qué se cree ¿qué soy mercancía? ¡No soy cualquier persona! ¡Soy Korra, Korra Svarti! ¡La Princesa del Polo Sur!
- Te noto confundida, así que, a pesar de que no está dentro de mis protocolos te permitiré hablar conmigo. Será breve, así que piensa bien tus preguntas.
- ¿Quién eres? - se apresuró a aclarar Korra.
- Soy Asami Sato, CEO de Industrias Futuro - respondió con orgullo.
- ¿Por qué has venido aquí? – ese título de poder no la amedrentó. Ella quería saber más.
- Tu padre me contrató hace algún tiempo atrás, y he decidido venir hoy a llevarte conmigo.
- ¿Irme contigo? ¿Él lo sabe?
- Como dije, él me contrató.
- ¿Qué haces específicamente? Digo, más que dirigir una exitosa industria y hacer autos y todo eso.
- Formo líderes, Korra - dijo sonriendo.
- ¿Formas líderes? – su frustración no disminuía. Con cada repuesta que obtenía, más que aclarar, se seguía confundiendo.
- Para ser un líder, debes entender todo desde abajo. Ustedes, los nacidos en cuna de oro pocas veces entienden eso y llegada la adolescencia comienzan a meterse en escándalos, corrompiéndose, tomando malas decisiones, adoptando un carácter deplorable que no entra dentro de los cánones necesarios para convertirse en un buen líder.
- ¿Y cómo los formas?
- Rompo su voluntad y los vuelvo a formar – sonrió divertida Asami.
- ¿Co-cómo?
- Eso tú misma lo sabrás, querida mía.
Tanta información la tenía abrumada. Era demasiado qué procesar pero aun así no sacaba nada con hacerlo - ¡No lo entiendo! –, gritaba en su cabeza. Confundida, lo único seguro que sabía era que sentía un extraño magnetismo por aquella Asami, quien parecía tomar siempre lo que quería, lo que la asustaba, ya que ella era su objetivo.
- ¿Esto es real? ¿Mi padre sabe de todo esto?
- Tu padre también pasó por esto cuando él tuvo la edad suficiente. Fue a mi propia madre a quien le prestó vasallaje.
- ¿Vasallaje? - ¡¿Qué?! ¡¿Mi padre?!... ¡¿Y no me dijo nada?!
- Así se llama este proceso. Pero eso nunca lo escuchaste. Nadie habla de ello fuera de los dominios, es como una especie de Ley.
- ¿Pero ahora no estás rompiendo tú la ley, Asami? – indicó Korra atrevida.
Asami ensanchó sus ojos un momento, nunca antes ninguno de sus clientes se habían dirigido a ella por su nombre, menos de forma tan atrevida como lo había hecho Korra, eso sólo podía significar una sola cosa: - Debo castigarla – determinó,mientras relamía sus labios.
- ¿Asami? – preguntó Korra, llamando su atención
Si, definitivamente debo hacerlo.
- Lo siento, estaba pensando.
- ¿Pensando en qué? – Hmm, no sólo atrevida, sino curiosa…
- En el castigo que tengo que darte.
Korra se puso pálida, esta mujer la atemorizaba lo suficiente. Lo poco que había estado con ella dejaba ver el fuerte y posesivo carácter que tenía. Esperaba que fuese una broma, aunque la expresión de Asami no era precisamente de ello, sino de perversión.
- ¿Por qué? No he hecho nada malo – intentó justificarse.
- Acabas de cometer tu tercer delito.
- ¿Cuál?
- El de recién fue negar tu mentira, y los dos anteriores fueron por atrevimiento y curiosidad.
- Pero… pensé que estábamos conversando – dijo tímidamente.
- Como tu dueña te concedí el permiso de hablarme, pero desde el principio te dije que nunca te ibas a dirigir a mí por mi nombre.
- ¿Y cómo lo haré entonces?
- No lo harás. Y cuando te lo pida deberás decirme "ama"
- ¿Ama? - ¡Esta loca!
- ¿Es que sigues sin entenderlo querida mía? A partir de ahora soy tu ama, así te dirigirás a mí, y por ese motivo me obedecerás. Ahora desvístete, rápido… y sin vacilar – agregó, sentándose el sillón que quedaba de espaldas a la chimenea.
Korra no supo que hacer, pero de verdad temía el desobedecer la primera orden de su "ama". Se levantó de la cama, y vaciló un poco cuando abrió por completo su camisa.
Asami pudo ver esta duda en su rostro, por lo que se cruzó de piernas y le dirigió una severa mirada.
- Mientras más demores, más duro será tu castigo. Pero ten en cuenta que jamás usaré la fuerza bruta, tengo otros métodos. Por ejemplo, tengo un guante eléctrico, que te paralizaría por unos minutos, pero entenderás que en ese tiempo yo puedo hacer grandes cosas contigo, cosas que no te gustarían.
Eso era lo que necesitaba Korra, miedo. Por lo que fuera de toda duda y resignada se desvistió quedando completamente desnuda frente a Asami.
- Ven – le ordenó ésta.
Korra se aproximó hacia donde estaba sentada su ama, evadiendo con vergüenza su mirada.
- Quiero que te recuestes en mi regazo.
Korra se sentó sobre las piernas de Asami, haciendo que ésta riera coquetamente por su acción.
- Querida mía, no quiero que te sientes, sino que te recuestes. Quiero sentir tu pecho en mis piernas, y que tus piernas pendan sin esfuerzo de las mías, no logrando tocar el suelo. De esta forma siempre te castigaré, es mi forma favorita de hacerlo. Además, pareces tener un encantador trasero que merece ser azotado – sentenció seductoramente.
Korra controlando sus lágrimas hizo lo que Asami le ordenó. Se sentía pequeña, humillada, aún no procesaba todo con detenimiento, pero iba a obedecer a su ama a partir de ahora, todo para no volver a sufrir tal humillación.
Ya recostada Asami comenzó a recorrer con su mano derecha sus redondas nalgas, sintiendo su textura, su dureza, lo bien trabajada que estaban – Perfecto –. Con cada movimiento que hacía, separaba cada vez un poco más sus trasero, dejando entrever como sus labios íntimos aparecían un poco más abajo. Korra lloraba en silencio, se sentía demasiado expuesta. Entonces Asami rápidamente levantó su mano para darle el primer azote, escuchando como Korra había comenzado a llorar.
Ni siquiera había usado su fuerza, lo había hecho para comprobar la respuesta, dejando una débil marca roja sobre la piel, y eso le gustó, por lo que volvió a zurrarle, sintiendo como Korra se retorció debajo de ella, notando el calor y la humedad de su sexo contra su pierna, lo que la alentó a seguir propinándole cada vez más azotes, subiendo cada vez más el volumen del llanto de Korra.
- Creo que lloras más por la humillación que por el dolor – la regañó suavemente.
Asami al sentir el calor de sus nalgas enrojecidas, volvió a alzar la mano soltando otra serie de sonoros palmetazos, fuertes, sonriendo mientras sentía como Korra se resistía. Podría haberla azotado con mucha más fuerza, sólo por propio placer y sin hacerle demasiado daño, pero lo pensó mejor. Tenía tanto tiempo por delante para aquellos deleites, es por eso que la levantó para dejarla nuevamente delante de ella.
- Esto debe haber sido difícil para ti. Deben haberte mimado mucho toda tu vida, pero me alegra el saber que tienes la intención de obedecerme. En el futuro llegará el momento en que no verás nada aparte de mí, como si yo fuera el sol y la luna, un día en el que yo lo seré todo para ti: comida, bebida y hasta el aire que respiras. Entonces serás mía de verdad… y estos primeros castigos… y placeres – dijo mientras pasaba unos dedos por el humedecido sexo de Korra, lo que la avergonzó aún más, haciendo sonreír a Asami –, no parecerán nada.
Asami se inclinó hacia Korra, quien permanecía sumamente quieta, con la mirada enrojecida y vidriosa fija en el suelo.
- Ahora princesa mía, bésame.
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~o~
Hey~
Hace algún tiempo dije que tenía planeada una historia así. Es una adaptación en realidad. Pero no lo puse como tal ya que interferiría con una de las políticas de fanfiction que prohíbe escribir cosas de ciertos autores. Pero lo hice igual ya que me encanta este tipo de cosas.
Sólo he escrito este capítulo. Dependiendo de como me vaya veré si seguiré escribiendo. Netamente la historia trataría de las "cosas" que le haría Asami. Esto será netamente erótico, ese será el fuerte. Muy poco de Drama y blás~
Aún recuerdo la primera vez que me topé por casualidad con estos libros, y no me es ajena la sensación de la primera vez que los leí: al principio lo leía casi con asco, que se convirtió en morbo, luego pasión, y miren... casi un hobbie. El libro (del cual me baso) es bastante morboso y explícito... no me desagrada para nada, pero no lo adaptaré fielmente, eso sería demasiado para algunos.
Pero de que habrá latigazos y otras miles clases de "torturas" (You know what I mean) no faltará.
Así que eso. Ahí sabré si quieren que siga escribiendo y comenzaré a hacer volar mi imaginación~
