Hola! llevo un tiempo queriendo escribir una historia Achele-Heya, siempre he pensado que estas dos parejas tenían algo más que amistad, solo hay que ver las fotos y vídeos y ver como son entre ellas, sus miradas sus caricias... Finalmente me decidí a escribir como imagino la historia que hay detrás de todas esas fotos y vídeos.

La historia empieza cuando Heather y Dianna vuelven a Glee para grabar el capítulo 100. He dejado volar mi imaginación y guiándome por ella he escrito la situación de las chicas tal como me imagino. Han estado juntas en el pasado pero por diversos motivos tuvieron que separarse y ahora ellas vuelven a trabajar con Lea y Naya. La historia será lineal desde el momento que empieza contando la situación de las chicas a partir de ahora pero habrá flashbacks recordando momentos de su pasado siendo más que amigas.

Soy nueva por aquí y todavía no entiendo mucho la página, espero acostumbrarme pronto. Y creo que no me queda mucho más por decir, si necesitáis que os aclare algo me lo decís y nada más, espero que os guste la historia.

CAPÍTULO 1

El último lunes antes de las vacaciones de Navidad, Lea y Chris estaban grabando algunas de las escenas de la segunda mitad de la temporada cinco de Glee que se estrenaría a partir de febrero. El ambiente en el plató estaba animado por lo que el trabajo de los actores era muy bueno y las escenas salían muy bien sin necesidad de dedicarle demasiado tiempo.

-¡Corten! - dijo Ryan dando por finalizada la escena que los chicos estaban interpretando – Esta perfecto chicos, tenéis media hora de descanso-

Se retiraban a descansar cuando Ryan llamo a la morena – Lea, ven un momento por favor –

-Tú dirás... - dijo con el tono alegre que la caracterizaba dirigiéndose a su director.

-Creo que ya estás informada pero quería recordarte que hoy vienen los demás a firmar los contratos –

-¿Y? - preguntó dudosa sin entender a lo que se refería Ryan.

-Ya sabes a lo que me refiero y no quiero ningún numerito en mi plató, suficientes hemos tenido ya. Sois todas mujeres adultas y a partir de ahora compañeras así que comportaros como tal, al menos mientras estáis aquí -

La morena resopló al escuchar lo que su director le acababa de decir. Le molestaba que dudara de su comportamiento, ella siempre había tenido un comportamiento ejemplar tanto dentro como fuera del trabajo, aunque pensándolo bien si que había habido alguna pequeña excepción... - No te preocupes, sabemos como tenemos que comportarnos con nuestras compañeras – le aclaró ella haciendo énfasis en "compañeras"– Pero... ¿Naya ya sabe que vienen? -

-Supongo que habrá oído algo pero no creo que sepa que vienen hoy así que por favor intenta decírselo tú- dijo Ryan.

Lea asintió dando por terminada la conversación para salir de allí e ir al trailer de Naya a comunicarle la noticia. Antes de entrar tomó un poco de aire, preparándose para lo que se le venía encima, pues sabía que la latina no se tomaría bien la noticia. Finalmente se armó de valor y entró tratando de poner la mejor de sus caras.

-No, aún no lo he encontrado – dijo la latina a la persona que estaba al otro lado del teléfono – Sí, ya lo se, ya buscaré ¿vale?, ni que me fuera a casar mañana – seguía diciendo hasta que se dio cuenta de que Lea estaba en la puerta y le hizo un gesto con la mano indicándole que pasara.

-Tenemos que hablar – susurró Lea adentrándose en el trailer.

-Oye Madison, tengo que colgar, esta aquí Lea y tiene que decirme algo, luego te llamo, un beso – dijo Naya antes de colgar el teléfono y dejarse caer en el sofá.

-¿Pasa algo? - preguntó Lea al ver la cara de agobio de su amiga.

La latina resopló y se pasó las manos por el pelo - ¿Por qué tengo la sensación de que estoy viviendo una mentira? - preguntó un poco exasperada.

-A lo mejor porque por fin te has dado cuenta de que estás viviendo una mentira – respondió Lea.

-Así no me ayudas nada – se quejó Naya.

-Solo quiero que abras los ojos de una vez – empezó a explicarse Lea – Soy tu amiga y te voy a apoyar hagas lo que hagas pero no quiero que cometas el error de tu vida casándote con un hombre que no quieres porque aún sigues enamorada de He... -

-¡No! - gritó Naya cortando a su amiga – No vuelvas a nombrarla, no quiero que vuelvas a repetirme siempre lo mismo por favor. El hecho de que tu cometieras un error con Dianna no significa que tengas que defenderla porque ella también me fallara. No es lo mismo Lea, no es lo mismo lo que ella me hizo... - dijo alterada. -Joder, lo siento, siento haberte hablado así, tú no tienes la culpa – se disculpó rápidamente.

-No pasa nada, Nay – dijo Lea dándole un abrazo para que se tranquilizara – Entiendo como estás pero intenta tranquilizarte ¿vale? -

-Es que nunca se pasa Lee, estoy cansada de sufrir, cansada de que me duela, estoy cansada de seguir queriéndola y odiándola a la vez – dijo la latina entre lágrimas.

-Shhh, ya está, todo va a estar bien – intentaba tranquilizarla su amiga.

-Gracias por todo Lea, de verdad, no sé que haría sin ti – dijo antes de soltarse del abrazo para mirar a la morena - ¿Qué era lo que tenías que decirme? -

-Yo... mmm... haber como te lo explico... - dijo Lea dudando de si era el mejor momento para darle la noticia.

Justo entonces se escucharon unos toquecitos en la puerta y una voz que venía desde fuera del trailer – Chicas, grabáis en cinco minutos -

-Ya vamos – contestaron las dos al unísono.

-Luego me cuentas que no quiero llegar tarde otra vez – dijo Naya.

-¡Vamos! - respondió Lea aliviada dedicándole una sonrisa

Hacía bastante tiempo que los personajes de las chicas se había trasladado a Nueva York en la serie por lo que Lea y Naya compartían más tramas y eso había echo que consolidaran su amistad, no sólo por pasar más tiempo juntas sino por apoyarse mutuamente en los malos momentos que habían vivido ese año. Cada una podía tener distintas opiniones sobre la situación de su amiga pero siempre se apoyaban incondicionalmente. Cuando Lea estaba mal, ahí estaba Naya para consolarla y viceversa.

Al final de la mañana les dieron descanso para comer y las chicas se fueron al comedor juntas. Lea pensaba hablar con Naya durante la comida pero no hizo falta, justo antes de llegar al comedor, como si del destino se tratase vieron como dos rubias conocidas se acercaban en su dirección.

Tristeza, alegría, rencor, pena, odio, decepción, deseo, duda, pasión, locura, desamor y sobre todo amor es lo que se podía interpretar en sus caras. Una mezcla de sentimientos encontrados por todo lo que habían vivido.

-¿Esto era lo que tenías que decirme no? - le susurró Naya a Lea.

-Sí... lo siento te lo iba a decir pero no sabía como y... -

-Tranquila – respondió la latina dedicándole una sonrisa – Antes o después teníamos que vernos, ¿tu estás bien?- preguntó.

-No lo sé -

Poco a poco se fueron acercando, sabiendo que tenían que ser adultas y mantener una relación de compañeras, hasta que las tuvieron frente a ellas. El silencio y la tensión eran casi palpables en el ambiente. Dianna frente a Lea trataba de evitar que conectaran con la mirada y su lado la rubia de ojos azules que no podía creerse que después de tanto tiempo estuviera frente a Naya de nuevo. Ninguna de las cuatro se atrevían a dar el primer paso, ninguna se atrevía a saludar a las que probablemente fueron el amor de su vida.

-Di- dijo al fin Lea lanzándose a abrazar a Dianna que dudosamente aceptó sus brazos.

"Indiferencia Dianna. Solo tienes que mostrarte como si no pasara nada, como si ya no te importara nada de ella aunque tengas en tus brazos a la persona que más te importa en el mundo." - se repetía la rubia en su cabeza - "Mmm... aún recuerdo tu delicioso olor a vainilla, el mismo que antes podía probar directamente de tu cuerpo" - pensaba distraída en sus recuerdos - "¡Centrate Dianna!" - se reprochó a si misma para volver a la realidad y deshacerse del abrazo de la morena – Hola – dijo secamente.

Justo al lado la latina vio las claras intenciones que Heather tenía de abrazarla y extendió su mano para evitarlo – Ni lo intentes – dijo con voz autoritaria. Pudo notar como le empezaban a temblar las piernas, sabía que no aguantaría frente a ella mucho más y no tardó ni dos segundos en darse la vuelta y comenzar a alejarse de allí con pasos agigantados y al borde de las lágrimas dejando a una Heather totalmente descolocada.

La rubia de ojos azules no esperaba que Naya la recibiera con los brazos abiertos pero tenía la esperanza de poder saludarla al menos - Pero... Nay... - susurró y echó a andar para alcanzar a la latina y hablar con ella.

-¡No me sigas y no me llames así!- gritó Naya al escuchar el susurro de Heather.

Desde que se habían separado de su abrazo, Lea y Dianna habían observado el reencuentro de sus amigas sin decir una sola palabra. Tenían que dejarlas resolver sus problemas o al menos que los dejaran a un lado mientras estuvieran trabajando pero no podían dejar que armaran el numerito allí y que todo el mundo las escuchara por lo que al final Dianna tuvo que intervenir.

-Heath... mejor voy yo – dijo sujetando a la rubia del brazo impidiendo que siguiera a Naya.

-Pero yo tengo que hablar con ella... - respondió Heather preocupada mirando como su latina se alejaba.

Dianna le dirigió una sonrisa tranquilizadora – Hay tiempo – dijo antes de salir corriendo para alcanzar a Naya.

Finalmente la rubia desistió de ir tras Naya y se dio cuenta de que aún no había saludado a Lea, que seguía al lado de ella. Cuando dirigió la mirada hacia ella no le sorprendió ver a su amiga ensimismada con una sonrisa nostálgica a la vez que enamorada mientras observaba a Dianna alejarse en en busca de la latina.

-¿Aún la sigues queriendo verdad? - preguntó la rubia sacando a Lea de sus pensamientos.

-Como el primer día – respondió apenada.

-Al menos a ti te ha dejado que la saludes – dijo Heather dolida por el duro recibimiento de Naya.

-Dale tiempo, todo se solucionará ¿vale? - dijo la morena tratando de animar a su amiga – Y ahora dame a mi ese abrazo que todavía estoy esperando tu saludo -

Sin dudarlo Heather se lanzo a los brazos de Lea. Hacía bastante que no se veían pero su amistad era tan buena como siempre. Desde que la rubia dejó la serie por su embarazo las ocasiones en las que se vieron se podían contar con los dedos de una mano pero habían mantenido el contacto por teléfono. Sin ir más lejos, el día anterior Heather la había llamado para informarla de su vuelta.

Después de darle la bienvenida, Lea invitó a la rubia a comer para intentar subirle el ánimo aunque ese no era su único objetivo, también y sobre todo pretendía que Heather le hablara sobre su Lady Di.

Por otro lado, Dianna sabía que Naya se iría a su trailer, volver a ver a Heather era un duro golpe para la latina y no dudo en ir a consolarla.

-¡Déjame en paz! - dijo Naya cuando escuchó que tocaban a la puerta pensando que era Heather.

Dianna supuso que esa respuesta era para la otra rubia y decidió entrar.

-Hola, ¿qué tal?, yo también te he echado de menos... - bromeó para relajar el ambiente.

-Ah Di, eres tú, lo siento, pensé que eras... ella – se disculpó la latina – Y sí, yo también te he echado mucho de menos por aquí, rubia – dijo sonriendo.

-Pues entonces ven a recibirme como me merezco – dijo Dianna extendiendo los brazos para que Naya la abrazara. La morena no lo dudó y aceptó los brazos de su amiga.

Había aguantado todo el camino hasta el trailer sin llorar, intentando hacerse la fuerte pero mientras abrazaba a la rubia no pudo aguantarlo y rompió a llorar.

-¡Hey! ¿qué pasa? - preguntó Dianna para que su amiga se desahogase. Sabía perfectamente el motivo del llanto de Naya pero sabía que si lo hablaba se sentiría mejor.

-He estado pensando en que sentiría cuando la viera desde que me entere que ibais a volver – comenzó a decir la latina todavía abrazada a la rubia – me había autoconvencido pensando que era fuerte para superar ese momento, pensaba que había pasado el tiempo suficiente para superarlo y no sentir nada pero estaba equivocada ¿sabes por qué?– se deshizo del abrazo para poder mirarla a la cara – porque todo lo que he sentido a sido odio, odio porque me siguen temblando las piernas cada vez que se acerca a mi, odio porque mi corazón late demasiado fuerte cada vez que la veo, odio por todo lo que me hizo, la odio Di, la odio por seguir queriéndola como siempre y por saber que nunca podré dejar de quererla – finalizó con las lágrimas corriendo por sus mejillas.

Después de escuchar las dolorosas palabras de Naya lo único que pudo hacer fue volver a abrazarla con fuerza para que su amiga entendiera que volvía a estar ahí para apoyarla – Todo saldrá bien – susurró en su oído.