Todo esto pertenece a JK Rowling, no busco obtener un beneficio economico con esto.

Tiempo

En sus mejores tiempos, Sirius había sido la persona más elegante y pulcra del mundo mágico. Bueno, en sí la comparación era un poco errada, pero sí era muy cuidadoso con su persona y limpio.

Siempre vestía de color negro, algunos tonos más pero siempre predominando el oscuro. Su cabello perfectamente arreglado y limpio, sin enredarse ni despeinarse. Cuando se encontraba con alguna ventisca, siempre tenía un hechizo a la mano para volver a acomodar su cabello a su lugar en cuestión de microsegundos o incluso que no se moviera de su lugar. Algo de viento para moverlo un poco y verse aún más sexy, sí eso era permitido.

Jamás olía a otra cosa que no fuera colonia. Francesas, caras, difíciles de adquirir por alguien que no era él. Su piel era perfecta, al natural; no es que se la pasara cuidando cada milímetro con cremas y pociones, pero sí trataba de mantenerla en su estado impecable. Se cambiaba de ropa al menos tres veces al día para prevenir que perdiera el brillo de su limpieza y frescura. Jamás se le veía utilizar el mismo atuendo dos veces al mes; mínimo.

Cuando algo con su atuendo era arruinado por el destino y la vida pública, se desaparecía de donde estuviera para aparecer de nuevo en su habitación, arrojaba la ropa al suelo y no se volvía a ver nunca.

Después sucedió aquello. La muerte de su mejor amigo y la esposa de él, la traición de Peter, su aprensión. Nunca podría explicar lo que pasó por su cabeza en ese momento. Tristeza, ira, desesperación. Todas las emociones que había sentido a lo largo de su vida lo invadieron; perdió la conciencia y no supo lo que siguió a eso.

Hay quienes dicen que comenzó a reír sin motivo aparente. Lo declararon culpable y sentenciaron a Azkaban; después los años pasaron tan lento, pero a la vez, fue como si sólo hubiera pasado un día.

Ahora estaba de nuevo "libre". Había regresado a Grimmauld Place pero ya no era el mismo. Ya no le importaba sí se duchaba a diario o una vez por semana, no le importaba oler a Firewiskey o a colonia. Su cabello estaba disparejo, opaco y con marcas de edad.

Su ropa siempre era la misma; la que había encontrado ahí en casa y que tenía más de diez años sin utilizar. Cierto día en el que ya estaba muy tomado, Remus le dijo que debería comenzar a arreglarse como antes.

— ¿Sabes qué, Remus? Me agrada estar así, es más cómodo y además, ha sido tanto tiempo, que es más que una costumbre.

No le daban ganas de hacer nada más, comenzaba a tomar para ocupar su cerebro en algo y cuando ya no podía caminar y necesitaba más puntos de equilibrio, se convertía en perro y se tiraba sobre la alfombra; estaba seguro que se ensuciaría más y no le importaba.

Sirius Black, antes de morir no era adicto al alcohol ni a su soledad. Pero ese Sirius era lo único que quedaba tras haber perdido su única adicción cuando su mejor amigo murió.

Presentado en el torneo de criticos de LMF.