Hola chicos (as)
Hace poco me leí una historia de KnB con pareja principal de Aomine y Kiyoshi, la verdad es que me encanto y agradezco a TheLineCero por haberme enamorado de dicha pareja. Tuve unas intensas ganas de escribir algo sobre ellos y no pudo evitarlo, aquí el resultado, francamente no se qué tantos capítulos pueda tener el fic, pero hace tanto que no escribo y quiero ponerle un verdadero empeño a la historia, así que espero sus comentarios por favor.
Los personajes no me corresponden son del gran Tadatoshi Fujimaki.
Perdonaran mis faltas de ortografía que en realidad son HORROGRAFÍA, pero nunca he sido buena con esto de la gramática y cosas así.
En fn, sin más aquí el primer capítulo, disfrútenlo.
AMIGOS
Tenía apoyada una mano bajo su mentón y con la izquierda sostenía un vaso semi lleno con un líquido traslucido color dorado, su mirada estaba perdida en las burbujas efervescentes que ascendían hasta el tope de su bebida y por enésima vez esa noche, volvía a suspirar con desgane. La música de fondo de aquel sitio, no le ayudaba en nada a sentirse un poco mejor, eran aquellas melodías que parecían conocer a fondo tus actuales sentimientos y que llegaban a tus oídos para recordarte una y otra vez, lo miserable que eras.
Yo quiero ser quien acaricie por las noches tus cabellos
yo quiero ser el dueño eterno de tus noches y tus sueños
El era un poco dramático, su vida no era miserable, en si tenía un buen trabajo, una casa propia, una linda y hermosa novia, una familia que le quería y extrañaban desde que había decidido independizarse, entonces… ¿Que era lo que le afectaba tanto? ¿Por qué teniendo lo más indispensable y necesario, se sentía tan vacío y sin motivaciones? Y la respuesta a aquellas preguntas que solía hacerse todos los días era siempre la misma: Porque le amaba a él.
Yo quiero ser confesionario donde digas tus pecados
yo quiero ser la fé perdida que otro amor te haya robado
Se tomo de golpe lo restante de su bebida y dejo caer el vaso sobre la barra haciendo un sonido hueco, ya para ese entonces no media del todo sus acciones, el alcohol comenzaba a tomar control de sus movimientos.
-Sírveme otra más- Pidió al barman, mientras estiraba su brazo y le tendía el vaso. El barman acato su pedido, mientras él comenzaba a tararear la canción que aun seguía de fondo.
Yo quiero ser, amanecer en tus insomnios de tristeza
yo quiero ser el crucifijo del rosario donde rezas
yo quiero ser quien te acompañe para siempre
en tu destino.
-Déjalo ya… te pondrás ebrio y no cargare contigo en ese estado Aominecchi-
-Shhh…- Aomine estiro su brazo y presiono los labios del rubio con su dedo índice, haciéndolo callar. –Solo te pedí que me acompañaras a beber un poco… no que cuidaras de mi idiota, no lo necesito-
Kise suspiro, la manera de hablar de su amigo ya era pastosa.
-¿Que pasa contigo? De un par de días para acá, has estado más distante y te notas…- Se callo de golpe, no sabía si continuar o no, o más bien temía a la reacción del contrario- hasta triste –se decidió a concluir su frase.
El de piel oscura giro el rostro y trato de enfocar su intensa y profunda mirada azulina a aquellos ojos dorados que le observaban en busca de respuestas.
-Ja… -lanzo una sonrisa despectiva, pero no respondió, lo que significaba que el rubio tenía toda la razón.
-Has peleado con Mom…-
-Cállate, no la involucres en esto- Le interrumpió.
Kise se sintió frustrado, ¿¡entonces qué coño pasaba con Aomine!?
-Aominecchi, eres mi amigo y lo sabes… nos conocemos desde secundaria, podrías confiar un poco en mi ¿sabes?-
Aomine pego su frente en la fría barra y gruño, apretó los parpados con fuerza y trato de soportar las intensas ganas de llorar que de la nada le habían atacado.
-Aominecchi…- El modelo se descoloco aun más por aquella reacción del agente. Nunca le había visto tan mal, en verdad… NUNCA. Aomine era un hombre firme, de gran entereza y que no externaba sus problemas. Verle en ese estado era entre aterrador y altamente preocupante. Estiro una mano con un poco de duda, pero termino por apoyar la palma de su mano suavemente sobre sus cabellos, en ese instante el peliazul comenzó a desahogarse sin poder evitarlo un segundo más.
A la mañana siguiente, abrió los ojos con dificultad, estos le escocían un poco y la cabeza le daba vueltas, en cuanto pudo enfocar un poco la vista, se dio cuenta que no estaba en su casa, reconoció el sitio, no era la primera vez que se ponía una borrachera de ese nivel y siempre era Kise quien terminaba por cuidar de él y traerlo a su casa. Se puso de pie, noto que solo llevaba los calzoncillos, le costaba un poco de trabajo aun sostenerse debidamente, pero logro internarse en el baño. Apestaba a sudor, humo y alcohol, así que no dudo para abrir la llave del grifo y darse una ducha larga. No recordaba nada de la noche anterior, salvo que había comenzado a beber… por un lado le preocupaba ver a Kise de frente, ¿Se le habrá soltado la lengua y haber dicho algo indebido? Esperaba que no, aun no se sentía preparado para enfrentar sus propios demonios.
Salió del cuarto de baño con una toalla enredada a la cintura y el cabello húmedo goteando y mojando sus hombros desnudos. Tomo un par de ropas del closet del modelo, su rubio amigo le daba esa libertad, así que tomo un par de prendas que iban con su forma de ser: un pantalón vaquero, una camisa azul celeste, dejando abiertos casi todos los botones dejando al descubierto gran parte de su pecho y unos tenis negros. Salió de la habitación buscando a su amigo, pero lo único que encontró fue una nota sobre el desayunador.
"Te dejo una ensalada con pollo en el refrigerador por si te da hambre, un jugo de naranja y un par de aspirinas para la resaca, me llamaron de la agencia y tuve que salir, ve con cuidado a casa".
No decía nada más, el rubio actuaba normal, esa era buena señal. Miro de reojo el refrigerador y negó de inmediato, no iba a comer nada esa mañana ni por equivocación, sentía la saliva espesa y amarga… un bocado y acabaría vomitándolo al instante. Lo que si tomo fue el jugo de naranja y las aspirinas. Después cogió sus ropas sucias echándolas en una bolsa negra y salió de la casa del rubio dejando todo cerrado, era su día de descanso, pero lo único que le apetecía en ese momento era en llegar a casa, encerrarse en esta, echarse sobre el sofá y mirar la tv hasta que anocheciera.
Había abordado un taxi que le llevaría a su destino, y recordó que tenía su móvil en el bolsillo de su pantalón de la noche anterior, abrió la bolsa y rebusco en este, cuando sujeto el aparato miro la pantalla oscura, le había apagado para no recibir llamada o mensaje alguno. Permaneció un par de segundos más viendo con intensidad el celular y finalmente tras suspirar de manera larga lo prendió, su corazón comenzó a latir con fuerza y pronto el móvil vibro sobre su palma, cuando un par de mensajes de Whatsapp y avisos de Facebook se acumularon debido a que no los había visto la noche anterior. Cerró los ojos derrotado.
-¡¿Por qué? ¿Por qué?!-
El chofer del taxi le miro por el espejo retrovisor, pero no dijo nada.
Con el pulso acelerado, abrió la aplicación del Whatsapp y ahí estaba… en primerísimo lugar los mensajes de él buscándole, mencionándole que le había echado de menos. Quiso ignorarlos, ya no quería sufrir más, deseaba de una buena vez por todas cortar todo tipo de relación con esa persona y enfocarse en su novia, en su trabajo y demás actividades, pero no… siempre terminaba respondiéndole, dejándose llevar… torturándose.
-A la mierda…- Dijo entre dientes y abrió el mensaje.
Ago 8 20:02 hrs: Hola Aomine, solo pasó a saludarte y desearte una buena noche
Ago 8 20:35 hrs: Creo que no estás…
-Eso es obvio, genio… -Respondió Aomine y no pudo evitar mostrar una tenue sonrisa al leer ese mensaje y siguió leyendo los siguientes.
Ago 8 21:35 hrs: ¿Adivina que estoy cenando? ¡Hamburguesas! ¿A qué justo ahora quisieras venirte para acá?
Ago 8 22:46 hrs: ¿Donde estas?
Ago 8 23:58 hrs: Te extraño…
Ese mensaje ocasiono que su corazón palpitara con más fuerza, Kiyoshi era muy sincero y directo, que lastima que ese "te extraño" no tenía el significado que él deseaba. Aun con el pulso un poco acelerado comenzó a teclear.
Ago 9 12:39 hrs: Idiota, deja de saturar mi Whats
Volvió a guardar su móvil y a los cinco minutos vibro.
Ago 9 12:43 hrs: ¡Aomine! Ya estaba yo apunto de llamar a servicios a la comunidad para informar sobre una desaparición
Ago 9 12: 45 hrs: No exageres, solo salí a beber con Kise y se me paso el tiempo
Ago 9 12:50 hrs: Eso está bien, desestresarse de vez en cuando le sienta a uno de maravilla
Ago 9 12:53 hrs: Voy rumbo a casa, ¿quieres comer algo?
Ago 9 12:56 hrs: Claro, ¿por qué no? Llego entre dos y tres de la tarde, ¿quieres que lleve algo?
Ago 9 13:00 hrs: Nah, me hago cargo
Ago 9 13:05 hrs: Ok, entonces nos vemos al rato, cuídate
Ago 9 13:10 hrs: Hasta al rato
Permaneció mirando el móvil un par de segundos. Y volvía a lo mismo…. Estaba tan jodidamente metido ya en todo eso, que por más que quería marcar un límite simplemente no podía. Estaba enamorado de Kiyoshi Teppei, su mejor amigo. Y aunque Teppei a veces parecía corresponderle, no era así, el castaño era noble, cálido y gustaba de expresar su cariño y admiración hacia los demás sin problemas, pero el hecho de que buscara tanto a Aomine y que le dijera que le extrañara mucho o que le quería en algunas ocasiones, no significaba que le correspondía. Kiyoshi había tenido un novio del cual se enamoro profundamente, pero le había roto el corazón, aun así… el castaño aun no superaba eso. Aomine era su paño de lágrimas, su consejero… pero nada más.
Teppei no permitía que el moreno traspasara esa barrera de amigos a algo más. Con insinuaciones Aomine ya lo había intentado una que otra vez, pero el castaño… quien parecía un poco bobo a veces, lograba evadirlo perfectamente y al final, siempre dejaba bien en claro que él lo consideraba SU GRAN AMIGO. Es por eso que el peliazul se sentía frustrado, dolido… y no se atrevía a confesarse limpia y claramente. No soportaría un rechazo por parte del castaño, además y lo que más le preocupaba era perderlo, porque aunque Teppei no le correspondía, lo tenía ahí siempre… para charlar sobre sus cosas cotidianas, para jugar un poco de videojuegos, para salir a tomar o al cine acompañado. Y no quería perder eso, prefería mil veces seguir en la puta friend zone que no volver a escuchar esa cálida voz que le alentaba cuando lo notaba decaído, esos expresivos ojos que le miraban preocupados cuando solía asistir a misiones de clasificación peligrosa, o esos fuertes y reconfortantes abrazos que el más alto le obsequiaba de manera espontanea. No, no quería perder eso…
Así que muy a su pesar el trataba de aparentar una vida que no quería, de seguir los estándares y los estereotipos que la sociedad así impone. Porque tampoco es tan fácil aceptar que siendo hombre, amaba a otro y que durante los 30 años que llevaba de vida, una parte de ella era una gran y bien planeada mentira.
CONTINUARA…
